«La solidaridad es la ternura de los pueblos», escribió la escritora nicaragüense Gioconda Belli . En Asturies sabemos mucho de eso: la solidaridad internacional forma parte de nuestro adn, de nuestra identidad histórica. La recibimos a mansalva en los procesos históricos en los que la necesitamos desesperadamente (la Revolución del 34, la guerra civil contra el fascismo, la Fuelgona del 62…) y la damos a mansalva a los pueblos que lo necesitan desesperadamente, con ese sentimiento internacionalista que nos arranca tiernas lágrimas de dolor ante las víctimas, nuestras hermanas y hermanos, y los más atroces cagamentos frente a los victimarios, genocidas como Benjamin Netanyahu y su cohorte de ministros, generales y demás escoria.
La fotoperiodista gijonesa Mercedes Menéndez atrapó estas imágenes en el paso del pelotón de la Vuelta Ciclista a España por Xixón, esta tarde por el Muro. Son imágenes llenas de belleza y de rebeldía; no podía ser de otra forma, la belleza y la rebeldía son amantes.
En el pelotón de la Vuelta Ciclista a España hay un equipo llamado Israel-Premier Tech. Lo financia el estado de Israel, que trata de blanquear su imagen con una marca deportiva mientras extermina sistemáticamente, mañana, tarde y noche, día tras día, siete días a la semana, en todos los rincones de Gaza, a la población palestina en todas sus formas de vida y de existencia. La escuadra con la que compiten en la Vuelta estos cabrones está formada por nueve ciclistas, pero solo uno de ellos es israelí (qué cojones sabrán en Israel sobre ciclismo, solo se trata de meter pasta para embellecer un genocidio). La forman mercenarios de Estados Unidos, Canadá, Italia, Nueva Zelanda y Bélgica. Alguno agachó la cabeza sobre el manillar al pasar por delante de ese mar de banderas, situadas a pocos metros del mar Cantábrico, y no fue precisamente por agotamiento. La dignidad siempre triunfa frente a la ignominia y la cobardía.
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