lunes, 25 de mayo de 2015

De la huida al éxodo: cuatro historias de la Nakba palestina

1948. Un año después de la resolución 181 de la ONU sobre la Partición de Palestina en dos Estados, los planes sionistas de colonización de Palestina avanzaban a pasos agigantados, a pesar de la presencia de tropas árabes. El 14 de mayo de ese año se declaraba en Tel Aviv la creación del Estado de Israel.
El 15 de mayo, los palestinos comenzaban la huida en masa de sus hogares ante la llegada de grupos de sionistas armados. Ese día comenzaba la Nakba, la catástrofe del pueblo palestino que 67 años después sigue disperso en el exilio, esperando el derecho al retorno reconocido por la ONU en la resolución 194.
"Este mes, 15 mayo a 15 junio, podemos traer 10.000 inmigrantes como queramos. Nos han dado dos opciones. Para el día 25 del mes, 2.180 inmigrantes llegarán desde Europa (770 legales), "Kedma" (el buque Zim Line) traerá otros 400. Anteayer otro barco salió de Italia con 500 inmigrantes. Todos juntos son 13.000. La gente de "Inmigración Ilegal" quiere 150.000 libras palestinas por las dos naves."
11 de mayo de 1948. Diario de David Ben-Gurion
Presidente de la Organización Sionista Mundial 1946-1956

Huir con lo puesto

Mdalale al-Buheisi tenía 21 años cuando sucedió la Nakba. Vivía en Asawafeer, la actual Shapira. En mayo de 1948, junto a su marido, sus dos hijas de 2 y 4 años y su hijo recién nacido huyeron de casa ante la inminente llegada de las milicias judías. Las familias se refugiaron a las afueras del pueblo, en huertos, debajo de los árboles.
"Vimos una fila de vehículos que se dirigía al pueblo, disparaban hacia todos lados. Nuestra casa estaba al lado de la carretera que lleva de Assawafeer a al-Maydal y Gaza. De madrugada, oímos un cañón y entonces nos escapamos de casa hacia tierra abierta. Corrimos. Era todo muy caótico. Yo me caí con mi hijo en brazos. Hacía solo tres días que había dado a luz y estaba todavía muy débil", cuenta Mdalale.
Cuando el hambre y la sed comenzaron a apretar, los adultos y jóvenes emprendieron la peligrosa aventura de volver a sus casas en busca de alimentos almacenados, harina y agua para salir de nuevo corriendo bajo el fuego israelí. Tras recoger los granos de la cosecha, la mayoría de la gente decidió partir hacia al-Faluja donde se encontraban las tropas egipcias. Los bombardeos israelíes eran cada vez más intensos y cercanos.
"Oímos los gritos de la gente cuando bombardearon el huerto del 'Alami. Así que decidimos partir hacia la Franja de Gaza, a Deir al-Balah –explica Mdalale–. Allí hicimos unas chozas. Éramos 15 personas. Tres o cuatro meses después aparecieron las Naciones Unidas y nos trajeron tiendas blancas, una tienda para cada cinco personas. Si eran menos personas, la tienda se dividía. En ese mismo campo de refugiados sigo viviendo ahora".

"Teníamos miles de dónums y dos casas de piedra"

A Zaki al-'Atawna la Nakba le sorprendió con 14 años. Este beduino conocía al dedillo las rutas para infiltrarse desde Gaza a territorio ocupado por Israel, de ahí que trabajara durante años con Mustafa Hafez, oficial del Servicio de Inteligencia egipcio en la época de Gamal Abdel Nasser.
"Bajo el Mandato Británico, si te encontraban una sola bala te encarcelaban seis meses, si te encontraban un rifle te destruían la casa", relata Zaki. "Algunos compraban rifles de los egipcios, aunque los rifles eran de mala calidad. Los judíos tenían armas modernas, aviones, ...".
El día que los armados judíos entraron en su pueblo, al-Jammama, cerca de Sderot, todos salieron corriendo, sin coger enseres ni dinero, dejando atrás hectáreas de tierras fértiles que no volverían a trabajar.
"Nosotros teníamos miles de dónums y dos casas de piedra", asiente Zaki con la cabeza en un gesto de incomprensible injusticia. "Vivíamos de la agricultura y la ganadería. No necesitábamos nada de fuera, solo el café y algunas pocas cosas más. Incluso las telas las fabricábamos nosotros".
Zaki recuerda que, un año después de llegar a Gaza, la ONU comenzó a distribuir ayuda alimentaria cada 15 días. Más tarde levantaron tiendas, pero con la llegada del frío y la lluvia algunos refugiados tuvieron que meterse en mezquitas.
"Finalmente, la ONU construyó habitáculos de 4 metros cuadrados para dos personas y de 9 para cinco personas, cubiertos con tejas –detalla Zaki.– Los baños estaban en la calle, no había duchas. Había lugares para hacer las necesidades en la calle".
Zaki y su familia esperaron 17 años hasta que la ONU construyó la casa donde viven actualmente en el campo de refugiados de Jabalia.

"Nos estábamos muriendo de hambre"

Ibrahim Abu 'Abde nunca olvidará el hambre que pasaban y cómo recogían plantas y hierbas para sobrevivir. En aquella época tenía 18 años.
"Arriesgábamos la vida para ir a por madera seca por la noche. Vi cadáveres y cómo los pájaros carroñeros comían sus cuerpos", cuenta Ibrahim. "Nos estábamos muriendo de hambre. Aquí en Gaza no había nada, solo palmeras y unas pocas zanahorias. Había un puesto militar egipcio y nos daban poca comida, arroz, harina, pero no era suficiente. La ONU tardó en darnos ayudas. Lo único que hacía la ONU entonces era abrir el paso con sus jeeps blancos y sus banderas blancas entre nosotros y los judíos, y contar cuánta gente asesinaron los judíos".
 Ibrahim Abu 'Abde no confía en un retorno cercano a la que fue su casa, ahora bajo dominio israelí./ Isabel Pérez.
Ibrahim Abu 'Abde no confía en un retorno cercano a la que fue su casa, ahora bajo dominio israelí./ Isabel Pérez.
Ibrahim había visto cómo, meses antes, barcos de judíos atracaban en los puertos de Palestina. Él intuía que algo iba a suceder. En cuestión de días se convirtieron en apátridas, expulsados de su tierra y pasaron a depender totalmente de las ayudas de la ONU.
El caso de Khadra Abula'yim, que con 7 años se vio huyendo sola sin su familia, no es el único. Las milicias sionistas irrumpieron de repente en el Hawakeer y, en cuestión de minutos, todo el mundo huyó.
"Era temprano por la mañana. Llegaron alrededor de diez vehículos blindados disparando. Todos comenzaron a correr. Los blindados iban hacia el asentamiento de Kfar Darom que estaba sitiado por los egipcios y unos beduinos. Yo los veía a lo lejos. Cuando me di cuenta de que estaba sin mi familia seguí a la gente. Llegué al mar de Gaza y vi a una vecina con su camello. Ahí esperamos un rato y luego me llevó a buscar a mi familia", relata Khadra.
Ibrahim Asayyed tenía la misma edad que Khadra. Trabajó como taxista durante los años 70 y 80 y pasaba a menudo cerca de donde se encontraba su casa y sus tierras en Masmiyya, ahora convertidas en base militar cerca del aeropuerto de Ben-Gurion.
Con lágrimas en los ojos Ibrahim cuenta lo que sucedió ese trágico día. "Oímos un fuerte estruendo. Mis hermanos estaban con los combatientes palestinos y llegaron y nos dijeron que los judíos estaban sitiando el pueblo con tanques. Elmokhtar (el patriarca del pueblo) nos dijo: o salimos o nos rendimos. La gente tenía miedo de que ocurriera otra matanza como la de Deir Yassin".
Huyeron hacia al-Faluja mientras los aviones israelíes seguían bombardeando. Todos pensaban que era cuestión de una semana y luego volverían a sus casas, pero pronto se encontraron de nuevo escapando. La familia de Ibrahim entró a Gaza por el barrio de Shija'yyah donde se instalaron primeramente. Luego marcharon a al-Bureij, un campo militar egipcio en el centro de la Franja de Gaza, después se reinstalaron en una tienda de la ONU.
Khadra Abula'yim vivió la Nakba con 7 años y tuvo que huir sola. / Isabel Pérez.
Khadra Abula'yim vivió la Nakba con 7 años y tuvo que huir sola. / Isabel Pérez.
"Íbamos a la escuela pública que habían dividido en dos turnos. El invierno era muy frío y la ONU distribuyó ramas de palmeras para que hiciéramos chozas con adobe. Otros ocuparon habitáculos del campo militar cubiertos por placas metálicas", explica Ibrahim.
Baños colectivos y poco jabón. Escasa comida repartida por la ONU. La vida en Gaza era una pesadilla para todos los refugiados palestinos.

67 años después

Para Ben-Gurion, el plan era garantizar que los palestinos nunca regresaran a sus hogares. "Los viejos morirán y los jóvenes olvidarán", dijo en su día. Sin embargo, 67 años después de la Nakba, el dolor del desarraigo sigue vivo entre los refugiados palestinos, incluso entre la cuarta generación.
"El año pasado, cuando fui a rezar a Jerusalén, pasamos por mi antigua casa", relata Mdalale. "Le dije al conductor que marchara despacio. Ahí estaba la puerta de mi casa. Me vinieron a la cabeza muchas memorias y también mucho dolor".
Khadra, en cambio, nunca ha vuelto a ver su antigua casa. "Yo quiero volver, aunque sea solo por un día o unas horas. Si yo no lo consigo espero que al menos mis hijos o los hijos de mis hijos lo consigan un día", afirma.
La mayoría de los ancianos refugiados saben que el derecho al retorno no sucederá pronto. "Yo no me engaño a mí mismo –confiesa Ibrahim Assayed–. Sí , creo en el derecho al retorno, pero necesita fuerza y conciencia, no mentiras".
Para Zaki, "no hay una solución política solo resistencia. La solución política sería que nosotros volviéramos a nuestra tierra. Yo estoy dispuesto a compartir mi tierra y vivir en paz con los judíos".

Las Fuerzas de seguridad israelíes han ordenado el cierre de la oficina de HWC en Shuafat (Jerusalén Este)

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Compartimos la carta de denuncia que hemos recibido de nuestra asociación hermana en Palestina Health Work Committeesse (HWC).
Desde ASPA queremos manifestar nuestro apoyo y solidaridad a las/os compañeras/os de HWC y denunciar el cierre de su oficina en Shuafat por parte del estado ocupante de Israel. Este es un  ejemplo más de la vulneración de los derechos básicos, en este caso la salud,  que a diario sufre el Pueblo Palestino por parte del sionismo.
“Acompañados por la Policía israelí, miembros de los servicios de inteligencia del estado ocupante asaltaron la oficina de Health Work Committees en Shuafat, Jerusalén Este, y  entregaron una orden de cierre del centro durante un año.
La decisión establece que: “En virtud de la Ley de Prevención del Terrorismo de 1948 y después de la convicción de que este lugar es utilizado para actividades terroristas, decidimos cerrarla durante un año a partir de la fecha.”Vale la pena mencionar que dicha oficina es utilizada por el Programa de Salud Escolar, que lleva a cabo HWC, y proporciona servicios de salud y vacunación a estudiantes en más de 62 escuelas en Jerusalén y beneficiando a decenas de miles de estudiantes, profesores y padres.
Los policías que irrumpieron en la oficina, confiscaron todos los equipos y entregaron a la directora del Programa de Salud Escolar y a la asistente administrativa una orden para presentarse en uno de los centros de la inteligencia israelí.
El programa de salud escolar comenzó su trabajo en Jerusalén en 1990. El programa ofrece servicios de salud y actividades educativas, incluyendo revisiones médicas para la detección preventiva de enfermedades, aulas de medio ambiente para la salud y promoción de la salud a través de la educación, además de la puesta en marcha del Programa Nacional de Vacunación palestino, debido a que tanto la Autoridad Nacional Palestina como el Ministerio de Salud palestino no pueden acceder a Jerusalén Este para implementarlo en las escuelas debido a la ocupación israelí. HWC ha tomado la responsabilidad de ejercer este papel de manera patriótica y humanitaria, y continúan comprometidos con él.
Health Work Committees hace un llamamiento a todas las organizaciones nacionales e internacionales, humanitarias, legales, y de salud para que tomen una decisión y se posicionen de manera seria y rápida para que las fuerzas de la ocupación israelí de revoquen esta decisión arbitraria e injusta que afecta a la salud de los estudiantes de Jerusalén Este y augura consecuencias desastrosas en el ámbito de la salud, especialmente bajo los ataques sistemáticos a los ciudadanos en la ciudad ocupada de Jerusalén por parte de las fuerzas de ocupación israelí.
Health Work Committees, asimismo, también insta a la Autoridad Nacional Palestina y al Ministerio de Salud palestino de acudir con urgencia a las instituciones internacionales pertinentes para exponer las prácticas israelíes contra las organizaciones de salud y sobre el derecho al acceso a la atención sanitaria de los ciudadanos especialmente de los estudiantes jerosolimitanos, y para lograr la reapertura de su oficina tan pronto como sea posible.
HWC afirma que las políticas llevadas a cabo por las fuerzas de la ocupación intentan impedir la prestación de servicios a la población palestina, pero la organización continuará trabajando con toda su energía para asegurarse de que estos servicios continúen llegando a sus beneficiarios en línea con los valores y principios de la organización.
HWC hace un llamamiento a sus socios internacionales ante la necesidad de tomar un papel activo de presión sobre el estado ocupante así como lanzar una respuesta rápida que permita la reapertura de su oficina para poder continuar prestando los servicios de salud”.
Para más información sobre Health Work Committees (HWC)

Volver al principio: Palestina



Hoy en día, cualquier informativo está lleno de noticias sobre estados fallidos como Iraq, Siria, Libia; de satrapías, como Arabia Saudí, Qatar; de frustraciones de primaveras árabes como las de Egipto, Argelia, Marruecos…y esto cuando no aparecen nombres de organizaciones como Estado Islámico, Al Qaeda y otras más, algunas propiciadas, protegidas y armadas por príncipes de la guerra de los estados antes mencionados, y el sempiterno problema israelo - palestino que nunca se acaba, pero cuya importancia está diluida por todos los asuntos anteriores y forma parte ‘natural’ de lo conflictivo de la zona. Casi se olvida el papel que las potencias occidentales han desempeñado y desempeñan en todos estos dramas, y parecería que somos socorristas y asistentes sociales obligados a invadir, bombardear, torturar y destruir vidas y esperanzas, aunque seamos los ‘buenos’, pacíficos, prósperos y listos de este mundo.
Hasta hace poco, era común la idea de que el ‘conflicto’ (nunca han querido decir los formadores de opinión ‘ocupación’) israelo-palestino era el causante de los problemas de inestabilidad de toda esa zona y que los problemas de otros estados o interestatales se podrían explicar (y resolver) si se afrontaba seriamente (?) la resolución de ese conflicto. Aunque no decían cómo se podría resolver si ya se ocultaba que el conflicto era ocupación y que habría que obligar al ocupante a que dejara de ejercer su dominio. Parecía que ‘hablando’ se convencería a… los palestinos de que dejasen de tener el problema de su aniquilación como pueblo. Vamos, como los pieles rojas americanos, los indios que eran los 'malos' en las películas de Hollywood, que en realidad fueron las víctimas de los 'americanos', 'los buenos', aunque llevaron a cabo uno de los genocidios más notorios de la historia.
Pero ya se está pasando de esa idea común a un ecosistema en el que se puede convivir con el caos y en el que una cosa no es más importante que otra cosa. No hay principio ni fin. El espectador, abrumado por sus propios problemas y con cientos o miles de horas tragándose noticias inconexas, sucesos de violencia sin par y con una gran dosis de películas cortadas por el mismo patrón a sus espaldas, baja la guardia y concluye que ese mundo de Oriente Medio o Próximo, según donde occidentalmente esté, relativamente, es imposible de entender o en el mejor de los casos, es imposible de solucionar y, aburrido, pasará a otra cosa y denostará que su país se involucre en esos avisperos, obviando que su país ha estado siempre participando en la construcción del drama.
Esa es la primera victoria del imperialismo y de la ideología dominante. Normalizar el caos, acostumbrarse y deshumanizar, o crear indiferencia hacia tus enemigos u otras personas a las que hay que quitarles la semejanza humana con tus próximos, tu tribu.
Pero muchas de las cosas narradas al comienzo, no lo olvidemos, tienen causas explicables. No son fruto de cataclismos o de un meteorito. Son producto de políticas forjadas durante decenios o siglos y, para mayor ahondamiento, de políticas coloniales, seguidas de un imperialismo occidental que ha estrechado ese dominio con élites locales contra el conjunto de los pueblos de esas zonas.
Ahora parece que ante la barbarie de los sectarios del Estado Islámico que matan a personas próximas por tener otro credo o destruyen vestigios culturales ancestrales, se hace prioritario otra vez intervenir explícitamente contra ellos. Estamos en contra de que se degüellen personas. Degollar personas, exhibir esos asesinatos grabados por internet revela la barbarie e inhumanidad de esos fanáticos que quieren implantar lo que sea a costa del resto de las personas que viven allí o que incluso publicitan que quieren conquistar el resto del mundo.
Antes, la prioridad era el arsenal iraquí. Antes, la prioridad fue la destrucción de las armas de destrucción masiva, nunca encontradas. Antes de antes, proteger al shah de Persia, aliado de Occidente. Antes de antes, garantizar a su Majestad Imperial de Persia (actual Irán) su estabilidad política, a pesar de las violaciones de derechos humanos en el país bajo su dictadura. 
Y antes de antes y antes, siempre, mantener esos gobiernos y satrapías, repúblicas o monarquías, con palo y zanahoria, que sostengan las directrices de sometimiento con respecto a los recursos petrolíferos, mercados cautivos y -esto todavía no está asumido por la mayoría de la población occidental- un plan ideológico, racista, de implantar una población-Estado dentro de ese espacio que ayude a la consolidación de esos parámetros de dominación.
Sí, el sionismo se forjó dentro de una parte de la comunidad judía en una doble dimensión, retroalimentándose de odio-amor, como reflejo de envidias, odios y miedos de una población mayoritaria que estaba forjando estados-nación en diferentes partes de Europa, que no quería judíos dentro de sí, y el interés de las élites de esos mismos estados, especialmente Inglaterra, pero también Francia,…de tener una población cercana a ellos que estuviera en la zona colonizada y que sirviera de grupo humano, Estado, aliado en esa tarea de dominio. Esa es la explicación de aliento a la emigración y colonización sionista, como un quiste, contra los habitantes originarios, en Palestina, que muy bien explica Kayyali en su libro ‘Una historia moderna de Palestina’, recientemente traducido al español por la Editorial Bósforo, y que revisa, entre otros, los archivos británicos y sionistas.
Las traiciones de ingleses y franceses, su continuidad por parte del gigante estadounidense o ya la Unión Europea, el flirteo ideológico de soviéticos o rusos por intereses propios a lo largo de décadas, fijando fronteras de conveniencia, monarcas y dictadores; el doble discurso de las élites gobernantes árabes mostrando un panarabismo estéril mientras ejercían su alianza estratégica con las metrópolis y sus compañías internacionales en sus mercados cautivos, reprimiendo, golpeando y ejerciendo su labor liberticida en todas las ocasiones en que el pueblo se ha amotinado, han creado una frustración estructural de los pueblos árabes. Si los movimientos de liberación fueron pervirtiéndose, fosilizándose en estructuras de poder, desclasados de sus orígenes y corrompiéndose, si se ha pasado de reivindicar el poder del Tercer Mundo o de los no alineados y se ha caído en brazos de los mismos que han conducido a este desastre; si el nacionalismo regenerador laico se ha transformado en posiciones tribales y sectarias, todo ello con la inestimable ayuda de la maquinaria occidental de dividir a tu posible enemigo o al que podría reivindicar una autonomía de tus designios, ¿quién fomentó el proceso? ¿Quién creó Al Qaeida? ¿Cómo, en plena ocupación israelí, se desarrollaron las asociaciones de Hamás contrarias a la OLP? ¿Quién aceptó en la Internacional Socialista a los Ben Alí, a los laboristas ocupantes israelíes como Peres o a Mubarak? ¿Quién se escandaliza de las necesidades de Irán respecto a la energía nuclear y ayudó a Israel a construir sus armas nucleares y bendice a los Saud?
Esa miseria, corrupción moral, desigualdad, frustración e impotencia, creo que son los mimbres de esta descomposición interesada del mundo árabe.
Volvamos al principio. Las imágenes que nos asaltan con guerras civiles y estados fallidos (porque los han hecho fallidos, porque interesa que sean fallidos y que no representen ninguna posibilidad de autonomía ni de velar por el desarrollo de sus poblaciones) y bandas que se nutren de gentes sin nada que perder y a las que les dicen que tienen todo por ganar, alimentadas por dineros y contrabandos ideológicos, pero también mercantiles, son los efectos de esa miseria, corrupción y ocupación iniciales, aliadas a unas élites locales que sirven a sus propios intereses. Pero son los efectos de tantos años malgastados y de los que Occidente es causante y cómplice.
Por eso, hay que volver al comienzo: Palestina.
Sí, es la explicación de los problemas que perturban la paz. Y no se podrá solucionar nada, y seguirán creciendo los seguidores de cualquier barbarie, porque tendrán presentes las barbaries y la complicidad cometidas contra ellos. El Holocausto existió, como la expulsión de 700.000 palestinos de sus hogares, las matanzas de Deir Yassin y el robo de las bibliotecas palestinas. Si hay tantos hitos del martirologio palestino es porque no se ha acabado. Degollar es un crimen. Los bombardeos que han matado a 2.205 palestinos este verano en Gaza, también. Pero no sólo ha sido Gaza, la represión israelí en toda Palestina registró una cifra de 2.314 muertos y 17.125 heridos sólo en el año 2.014, según las Naciones Unidas, que, por cierto, participan en el cuarteto que ‘patrocina’ unas negociaciones de paz inexistentes y que forma parte de la complicidad de la ocupación.
No decimos que si se resolviera la ocupación de Palestina se resolverían los problemas estructurales de esos estados fallidos y dejarían de existir esas gentes bárbaras, pero sí quitaríamos basamentos de su capacidad de captación y fuerza ideológica, posibilitando que las poblaciones busquen caminos más acordes a su propio desarrollo.
Si quisiéramos una paz justa y una mayor cohesión de las poblaciones mundiales, tendríamos que ir a las causas. Si sólo nos preocupan los efectos y sólo los combatimos militarmente y con propaganda, realmente lo que haremos será mantener y fortalecer la complicidad con la ocupación y alimentar las causas de más sufrimiento y barbarie, ya sea con degollamientos o con bombardeos de aviones no tripulados.
Sí, la ocupación de Palestina es el nudo gordiano de los problemas de convivencia y cohesión de estos tiempos. 


Santiago González Vallejo, Comité de Solidaridad con la Causa Árabe 

lunes, 18 de mayo de 2015

La violencia de colonos contra palestinos queda impune, denuncia ONG israelí

La inmensa mayoría de las denuncias por violencia de los colonos judíos en Cisjordania y Jerusalén Este contra palestinos se cierran sin imputaciones y sin ser suficientemente investigadas, denuncia hoy un informe de la ONG israelí Yesh Din

Según el estudio, titulado "Aplicación (de la ley) Simulado", el 85,3 por ciento de las investigaciones de este tipo se cierran "debido a fallos de los investigadores policiales para encontrar a los sospechosos o para encontrar evidencias que permitan la imputación".
"Es muy difícil para un palestino conseguir justicia. Las probabilidades son muy, muy escasas, fundamentalmente por los fracasos en las investigaciones de la Policía (israelí)", aseguró a Efe Ziv Stahl, directora del Departamento de Investigación de Yesh Din y una de las autoras del informe.
Según el estudio, tan solo 7,4 por ciento de las investigaciones se cierran con acusaciones contra sospechosos y, de los casos que son juzgados, solo un tercio (32,7 por ciento) acaba con una condena parcial o total contra los acusados.
"La posibilidad de que una denuncia de un palestino en la Policía israelí concluya con una investigación efectiva, la localización del sospechoso, un juicio y una condena es tan solo de 1,9 por ciento", según Yesh Din.
Para Stahl, las carencias de la actuación policial indican que "se trata de una política del Gobierno israelí para tolerar la violencia de los colonos contra los palestinos. Las autoridades no mandan un mensaje claro a la Policía de que se debe terminar con estos ataques".
"Sin aplicación (de la ley) no puede haber disuasión. El Estado, por tanto, está enviando el mensaje a los delincuentes de que no toma medidas serias contra sus acciones y, quizás, que ni si quiera está interesado en ponerles fin", añade.
En los pocos casos en los que se llega a juicio, en muchas ocasiones los acusados no se personan ante la corte, lo que en no pocos casos es motivo de suspensión de los procedimientos legales.
Ante la falta de investigaciones exitosas, las agencias del orden (israelíes) recurren a veces a la prohibición a individuos "problemáticos" para que entren en Cisjordania o la restricción de sus movimientos en territorio palestino ocupado.
Contactada por Efe, la Policía no pudo por el momento ofrecer una reacción al informe.
Fuente: Agencia EFE

miércoles, 13 de mayo de 2015

Israel cierra la oficina de ONG de salud palestina con financiación española

Las autoridades israelíes han cerrado por supuestas actividades terroristas la oficina de Health Work Committees (HWC), que presta servicios sanitarios a 62 escuelas en Jerusalén Este y que cuenta con cerca de medio millón de euros de financiación española, señalaron a Efe fuentes de la ONG palestina.

"La Policía cerró nuestra oficina en Shuafat el pasado martes y nos comunicó que estará cerrada por un año", explicó a Efe La directora de la ONG, Shadah Abú Fanouneh, que negó tajantemente la acusación de que la sede se utilice para actividades terroristas.
Los agentes entregaron un documento en el que se asegura que "en virtud de la Ley de Prevención del Terrorismo de 1948 y después de la convicción de que este lugar es utilizado para actividades terroristas, decidimos cerrarla durante un año a partir de la fecha", según un comunicado HWC.
En el centro, explicó la directora, trabajan "catorce médicos y enfermeras, una administrativa y una coordinadora, que gestionan entre otros el programa de salud escolar que financia la ONG Paz con Dignidad, con financiación del País Vasco y que llega a unos 200.000 niños palestinos".
La ayuda española financia campañas escolares de vacunación, chequeos médicos generales, oftalmológicos y odontológicos a los menores, charlas de salud sexual y reproductiva, apoyo psico-social y talleres para aumentar la conciencia sobre aspectos de salud en los más pequeños.
HWC cubre el vacío de atención sanitaria que tienen en Jerusalén Este las escuelas dependientes del Ministerio de Educación palestino.
Esta organización también cuenta con financiación de la ONG vasca Mundobat, que apoya "programas de juventud, trabajo comunitario y campañas para aumentar el conocimiento sobre los derechos sociales de los palestinos en Jerusalén", explica Fanouneh.
"No entiendo que quieren decir con que se llevan a cabo aquí actividades terroristas. Rechazamos totalmente esta acusación", dice la directora, que denuncia que las fuerzas de seguridad israelíes se han llevado ordenadores y equipos de trabajo.
Fanouneh exigió la reapertura inmediata del centro y aseguró que el caso está en manos de sus abogados.
Consultado por Efe, un portavoz de la Policía israelí, Miki Rosenfeld, aseguró no tener información sobre el cierre de esta oficina.
Fuente: Agencia EFE

sábado, 9 de mayo de 2015

Presentación de 'Una trilogía palestina', de Gasán Kanafani


El boicot contra Israel obliga a retirarse de los territorios ocupados a una multinacional


La campaña BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) ha logrado un éxito sin precedentes este mes de abril cuando la multinacional francesa Veolia ha confirmado que se desprende de casi todas sus inversiones en los territorios ocupados palestinos.

JERUSALÉN – El triunfo más sonado hasta ahora en la ya larga campaña de boicot contra la ocupación militar israelí de Cisjordania y Gaza acaba de producirse, suscitando un importante aliciente para quienes apoyan el final de la ocupación, entre los que se cuentan innumerables ciudadanos occidentales pero no sus respectivos gobiernos.

La gigantesca corporación francesa Veolia ha confirmado a principios de abril la venta de todas sus inversiones en Israel y en los territorios ocupados a un consorcio de California, Oaktree Capital Management, al no poder resistir lasenormes pérdidas que le ha causado la pertinaz campaña de boicot que se lanzó en Bilbao en noviembre de 2008.

Veolia se ha desprendido de sus multimillonarias inversiones en áreas relacionadas con el tratamiento de agua, el transporte, los vertederos que utiliza Israel en Cisjordania, y la energía, y por ahora se ha quedado tan solo con su inversión en el tranvía que une varios asentamientos judíos con el sector occidental de Jerusalén, aunque los activistas palestinos y occidentales han anunciado que el boicot contra Veolia continuará mientras siga funcionando el tranvía.

“El movimiento BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) ha mostrado que debe pagarse un precio por la participación israelí en la colonización de los territorios palestinos”, ha declarado Mahmud Nawayaa, coordinador nacional del Comité Nacional Palestino del BDS. “Una de las mayores compañías de Europa se ha visto obligada a vender los negocios que tenía en Israel y que vulneraban la ley internacional”

"Se estima que la campaña BDS ha causado a la multinacional francesa la pérdida de miles de millones de dólares"

Se estima que la campaña BDS ha causado a la multinacional francesa la pérdida de miles de millones de dólares, principalmente en Europa, pero también en Estados Unidos y en el mundo árabe, ya que no ha podido concretar contratos multimillonarios en las múltiples áreas que la ocupan.

Diez ayuntamientos de Irlanda y del Reino Unido han rechazado contratos con Veolia y otras 25 corporaciones locales europeas –incluidas las de Londres, Estocolmo y Boston- no le han renovado contratos por el mero hecho de tener negocios en los territorios ocupados. Estos reveses, que han sido posibles gracias al apoyo de líderes locales, sindicatos y partidos políticos, han forzado a Veolia a reconsiderar sus actividades en Cisjordania e incluso dentro de Israel.

Pero los efectos del BDS han llegado más lejos puesto que varias compañías de inversiones europeas y americanas han retirado sus inversiones de Veolia. Estas son algunas de las consecuencias que ha sufrido la multinacional, al menos las que han trascendido, puesto que muy posiblemente el precio pagado ha sido todavía más alto

BDS espera que la decisión de Veolia sirva de acicate a otras multinacionales que invierten en los territorios ocupados y contribuyen de esa manera a expandir la ocupación israelí y mantener el sistema de apartheid, lo que a menudo se traduce en pingües beneficios.

BDS espera que la decisión de Veolia sirva de acicate a otras multinacionales que invierten en los territorios ocupados

La decisión adoptada en París divorcia a Veolia de las líneas de autobuses separadas que ha creado en Cisjordania para uso exclusivo de los colonos judíos, y también la divorcia de los vertederos que había abierto en el Valle del Jordán y en otros lugares, especialmente el vertedero de Tovlan, donde se vierten basuras e inmundicias que se generan en el interior de Israel y en los asentamientos judíos.

“Los movimientos de base del BDS y su activismo en todo el mundo han hecho muy difícil para Veolia que ganara contratos públicos en algunas partes de Europa, Estados Unidos y Oriente Medio, lo que ha forzado a la compañía a reducir significativamente su implicación en los proyectos ilegales que tenía en Israel”, según Mahmud Nawayaa.

“No es fácil en estos días encontrar a activistas israelíes que apoyan el boicot contra la ocupación que estén dispuestos a realizar declaraciones en público, especialmente después de que la semana pasada el Tribunal Supremo aprobara un dictamen que autoriza a cualquier israelí a denunciar ante los tribunales a aquellos que se pronuncien a favor del boicot, y donde se prevén importantes sanciones económicas”, comenta Rona Moran, de la ONG Who Profits? (¿Quién se beneficia?).

¿Quién se beneficia? se limita a facilitar información sobre empresas extranjeras que operan en los territorios ocupados y sobre empresas israelíes que exportan desde los territorios ocupados, pero evita cuidadosamente hacer valoraciones al respecto para no incurrir en acciones susceptibles de ser sancionadas por los tribunales.

Se da la circunstancia de que el Tribunal Supremo declara competentes a los tribunales israelíes para pronunciarse sobre las denuncias contra el boicot de la ocupación no solo dentro de Israel sino también “en los territorios que están bajo el control de Israel”, es decir en los territorios palestinos. Uno de los magistrados del Supremo, Hanan Melcer, ha llegado a escribir que el boicot contra la ocupación es “terrorismo político”.

En el próximo mes de julio la campaña BDS cumplirá diez años. Hace una década la pusieron en marcha 171 organizaciones no gubernamentales palestinas para combatir la ocupación y el apartheid que aplica Israel en los territorios ocupados, y en el momento de su fundación se manifestó que debía durar hasta que Israel ponga fin a la ocupación.

Israel aplicó en Gaza una política de "fuego indiscriminado"

“Identificaron a dos figuras caminando en un huerto de árboles frutales, a unos 800 o 900 metros de la zona del perímetro de nuestras fuerzas. Eran dos mujeres. El comandante pidió que le confirmaran si estaban “implicadas” (término para referirse a la participación de alguien en tareas relacionadas con las milicias)”, explica un militar israelí de infantería que no quiere revelar su rango y que combatió el verano pasado en Gaza, en la operación Margen Protector que Israel lanzó sobre la franja.
El testimonio de este militar ha sido recogido, junto a otros más de 60, por la oenegé Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio). “Era de día, sobre las 11 de la mañana o el mediodía. Los puestos de observación no veían bien, así que el mando envió un drone (avión no tripulado) que las incriminó porque llevaban teléfonos móviles y hablaban. Dirigieron su ira hacia allí, hacia esas chicas y las mataron. Las implicaron, pero me dio la sensación de que era mentira”, relató el militar a Breaking the Silence.
Los hechos ocurrieron en el sur de la franja de Gaza. “(Para matarlas alegaron) que estaban explorando (para pasar información a milicias). (Las chicas palestinas) podían ver seguramente los tanques (...). Después (de dispararles), el mando dijo al jefe de tanques que fueran a observar el lugar. Fueron tres tanques. Registraron los cuerpos, eran dos mujeres de unos 30 años. Iban desarmadas. Las anotaron como terroristas. Estaban enfurecidos con ellas, así que, por supuesto, tenían que ser terroristas...”, afirmó el soldado.

OFENSIVA DE 50 DÍAS

Breaking the Silence ha difundido este lunes un dosier en el que, basándose en los testimonios de los militares entrevistados, denuncia que el Ejército israelí siguió “una política de fuego indiscriminado” en Gaza en la ofensiva de 50 días del verano pasado que “resultó directamente en la muerte de centenares de civiles palestinos inocentes”.
“Los testimonios recogidos demuestran que se ha producido un cambio drástico en las normas de combate de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF, Ejército israelí)”, ha asegurado Breaking the Silence. “Los valores que guiaban a las IDF como el principio de “pureza de armas” --que ordena a los soldados hacer el uso mínimo de la fuerza necesaria y mantener su humanidad incluso en combate-- se han devaluado e incluso han sido descartados por las IDF”, ha afirmado la oenegé, que asegura que las normas de combate transmitidas a los soldados fueron “más permisivas” que nunca.

ORDEN DE DISPARAR A MATAR

Muchos soldados afirmaron que recibieron órdenes de disparar a matar a cualquier persona localizada en su área y explicaron que les dieron información errónea respecto a que todas las actividades militares se iban a efectuar en zonas donde no había civiles. En realidad, las fuerzas israelís entraron en áreas donde quedabanciviles inocentes, en muchos casos familias enteras.
Los entrevistados --la mayoría hombres, pero también algunas mujeres, de rangos variados, desde soldados rasos hasta comandantes y que ocuparon posiciones diversas durante la guerra, tanto sobre el terreno como dirigiendo los bombardeos desde la sede del Ministerio de Defensa en Tel-Aviv-- contaron que en Margen Protector se dispararon miles de proyectiles de artillería --el sistema menos preciso para bombardear-- en zonas residenciales.

DESTRUCCIÓN MASIVA

Entre los militares que han prestado sus testimonios, algunos han servido en operaciones anteriores como la guerra del Líbano, en el 2006, la operación Plomo Fundido en Gaza (2008-2009) y la ofensiva Pilar Defensivo, en el 2012, también en Gaza. Muchos han señalado que el número de proyectiles y de bombas lanzados el verano pasado fue “mucho mayor” que en cualquier otra operación.
Estos bombardeos llevaron “a la destrucción masiva deinfraestructuras civiles y casas. En muchos casos, esta destrucción se produjo sin ninguna justificación operacional clara y una vez las fuerzas terrestres ya habían “limpiado” y abandonado la zona”, subraya Breaking the Silence. Muchas casas fueron bombardeadas desde tierra o por aire “como acto de castigo”.

VIOLACIÓN METÓDICA

“Los testimonios muestran una dura imagen de una violación metódica de algunos de los principios de las leyes de la guerra”, ha afirmado Michael Sfard, consejero legal de Breaking the Silence. “El principio fundamental que requiere la distinción entre civiles y combatientes se vuelve impreciso por reglas de combate amplias y laxas. Esta conducta, cuyo resultado es un daño masivo a los civiles y a los edificios civiles, se basa en una distorsión del deber que mandan las leyes de la guerra”, ha destacado el abogado.
A los soldados en combate se les aseguró que los civiles habían sido advertidos y todo el mundo había abandonado sus casas y que cualquier persona que “quedara en las zonas conquistadas por las IDF no era un civil. Basándose en este principio, según los testigos, las reglas de combate derivaron en que se permitió disparar contra todo aquel que no fuera de las IDF”, ha denunciado Sfar.

SUFRIMIENTO DE LA POBLACIÓN CIVIL

“Esta política contradice el principio más fundamental de las leyes de la guerra, el principio de la distinción (entre civiles y combatientes) (...) cuya razón de ser es minimizar al máximo el sufrimiento de la población civil”, ha dicho el abogado.
Según Sfard, el Ejército israelí también violó el principio deproporcionalidad, que prohíbe atacar un objetivo militar si el daño para los civiles o para los edificios civiles alrededor va a ser excesivo comparado con las ventajas militares. Estas directrices se aplicaron a las fuerzas de infantería, las brigadas blindadas, los tanques, la artillería y los bombardeos aéreos, que destruyeron objetivos a demanda de las fuerzas terrestres sin apenas restricciones.

ADVERTENCIAS INSUFICIENTES

“Las IDF alegan --y muy orgullosas de ello-- que hicieron grandes esfuerzos para advertir a la población de las zonas que iban a atacar. Esto se hizo mediante panfletos lanzados desde el aire, mensajes de texto y llamadas telefónicas (...) y el sistema de “llamada en el tejado” (lanzamiento de un proyectil pequeño de advertencia)”. En las zonas donde se había advertido se consideró que estaban vacías de civiles. Esto es una severa distorsión de las leyes de la guerra”, ha asegurado Sfar.
“Un edificio civil no pierde su estatus de civil simplemente porque sus ocupantes hayan sido advertidos. Y los civiles alertados pueden haberse quedado en sus casas por varias razones: porque están enfermos o son demasiado viejos para huir, porque no quieren dejar a familiares enfermos solos, porque combatientes enemigos no les dejan salir o porque tienen miedo de salir en medio de la batalla. El hecho de que se queden no los convierte en objetivo legítimo para ser atacado”, ha insistido el consejero legal.

MILITARES EN 'SHOCK'

En los casos de ataques a “casas de activistas”, se produjeron muchos bombardeos en los que los activistas no estaban dentro, pero se atacaron para provocar “intimidación y guerra psicológica”, según Breaking the Silence. “Los militares que nos contactaron para testificar volvían de Gaza en estado de 'shock' por lo que hicieron y por el hecho de que nadie en la sociedad israelí tiene ni idea de cómo lucharon los soldados”, ha relatado Avichai Stollar, director de investigaciones de Breaking the Silence.
“Sentían que había muchos aspectos en la manera en que combatieron en Gaza que la opinión pública israelí tenía que conocer y que tenía que debatirse públicamente”, ha dicho Stollar. “Tenemos que saber que las líneas rojas éticas y morales se están poniendo cada vez más lejos, ahora hay una permisividad mucho mayor que hace doce años (en la Segunda Intifada). Una sociedad que envía a su Ejército a la guerra una vez cada dos o tres años tiene que saber esto”, ha advertido.

RESPUESTA DEL EJÉRCITO

El Ejército israelí ha asegurado que está “comprometido con la investigación de todas las alegaciones difundidas por medios, oenegés y quejas oficiales respecto a la conducta de las FDI durante la operación Margen Protector.
El Ejército ha dicho que había “solicitado a Breaking the Silence” que le facilitara pruebas o testimonios relacionados con las IDF antes de publicarlos para investigarlos, pero (la oenegé) se ha negado”, hecho que Breaking the Silence ha negado.

La deriva de España en el Egipto de Al Sisi

Partidarios del presidente egipcio Abdelfatah al Sisi.


Resulta perturbador escuchar estos días el mismo relato maniqueo y tramposo de lo que sucede en Egipto en boca de funcionarios españoles y egipcios. Es aún más escalofriante pensar que unos dicen representar a una democracia y otros el feliz regreso a la autocracia. Cuatro años después de que los egipcios reivindicaran su dignidad en la plaza Tahrir de El Cairo, el Gobierno español es uno de los apoyos más entusiastas del mariscal de campo que ha aplastado a la disidencia y luce el dudoso mérito de haber segado más de 3.000 vidas y enviado a la cárcel a más de 40.000 personas.
Los jóvenes que una vez habitaron aquel laberinto de tiendas plantado en un cruce de caminos y que se jugaron la vida frente a los gendarmes de Mubarak no merecen el espectáculo que las autoridades españolas escenifican este jueves en Madrid, donde el ex jefe de las fuerzas armadas Abdelfatah al Sisi -vencedor de unas elecciones sin rival con el 96.91 por ciento de los votos- es agasajado con honores, mientras los iconos de aquella revolución truncada -Alaa Abdelfatah, Ahmed Maher, Ahmed Duma o Mohamed Adel- languidecen en la cárcel por salir a la calle y mantener viva la lucha por "el pan, la libertad y la justicia social".
La visita de Al Sisi es una prueba más del caos que reina en la Unión Europea. Los países del sur -Francia, Italia, Grecia y España- han sacrificado cualquier denuncia de las violaciones de derechos humanos y cualquier reivindicación de democratización en nombre de la supuesta seguridad. En una región dominada por el yihadismo, la diplomacia de la orilla norte del mediterráneo quiere creer que Al Sisi es una garantía de seguridad. Un remedio, un mal menor. "Tengo una difícil ecuación: o mantener la seguridad de 90 millones de egipcios o el caos", señala Al Sisi en la entrevista exclusiva publicada este miércoles por EL MUNDO.
Su oferta de mano dura y vulneración de todas las libertades públicas, sin embargo, lleva el mismo ADN de la que durante décadas ofreció Hosni Mubarak. Y ya conocemos el resultado: extirpar el espacio político empuja a la población hacia los márgenes y, lejos de asegurar la estabilidad,alimenta estallidos sociales como el que a principios de 2011 gritó el fin de la impunidad policial y de los privilegios de una élite corrupta cansado de aceptar lo inaceptable. No hay que ser muy perspicaz para saber que aplicar ahora la misma ecuación solo servirá para alienar a unos jóvenes que han probado la libertad y se hallan hoy desolados por el curso de los acontecimientos.
Conviene recordar a las autoridades españoles -que presumen de su complicidad con Al Sisi- que el régimen egipcio ha protagonizado desde el golpe de Estado de 2013 la campaña de represión más brutal en décadas.Y no solo contra los Hermanos Musulmanes sino también contraliberales, izquierdistas y activistas, contra todo aquel que discuta el retorno a un estado policial de comisarías convertidas en centros de tortura; denuncie una "justicia selectiva" que absuelve a Mubarak y las fuerzas de seguridad mientras despacha cientos de penas capitales y cadenas perpetuas; y se burle de unos medios de comunicación dedicados a rendir pleitesía a Al Sisi y propagar un patriotismo exacerbado.
En los despachos españoles algunos se han creído incluso los rumores que se propagaron sobre la Hermandad durante la fugaz presidencia de Mursi -que sí querían regalar el Sinaí a Hamas; que sí enviaban petróleo a Gaza; que sí querían destruir el patrimonio egipcio...- y la supuesta islamización del país que dirigieron durante apenas doce meses. La realidad es que la Hermandad -que cometió innumerables errores- solo trató de colocar a sus peones en la impermeable administración egipcia y que no avanzó en ningún plan de convertir Egipto en una teocracia, como algunos afirman con total ligereza. La realidad es también que la Hermandad no ha sido catalogada como "organización terrorista" por la UE ni EEUU porque el régimen no ha sido capaz de presentar pruebas de su vinculación con los ataques que sufren las fuerzas del orden. Precisamente lgunos de los disparates que se escucharon durante 2013 fueron voceados por los salafistas que firmaron la asonada.
No resulta menos osado aplaudir la "revolución" del islam que dice propugnar Al Sisi. Un reforma que, tras casi un año en la presidencia, vive instalada en la absoluta vaguedad. Parece muy improbable que llegue a cumplirse cuando se constata que la ruinosa economía local -devastada por los subsidios y la bomba demográfica- vive apuntalada por las mismas monarquías del golfo Pérsico que como Arabia Saudí amueblaron ideológicamente a los militantes de Al Qaeda y el Estado Islámico; albergan decapitaciones "legales" y condenan a su población femenina a una infancia eterna.
En lugar de exigir gestos aperturistas que confronten el extremismo y promuevan el juego político, España ha comprado el discurso de Al Sisi con la ilusión de ganarse su favor y mejorar sus inversiones en el país más poblado del mundo árabe. En marzo, durante la cumbre económica celebrada en el sur del Sinaí, el ministro español de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, hizo un encendido, brevísimo y deslavazadodiscurso en el que omitió cualquier referencia a los derechos humanos y dio su total apoyo a la lucha contra el terrorismo.
Es complicado hallar algún mérito en haber puesto en pie a un auditorio lleno de saudíes o emiratíes, donde -ya se sabe- ni la dignidad humana ni la libertad son asuntos de relevancia. Quizás algunos consideren que la exhibición podría merecer la pena si, a cambio de renunciar a los principios de la ilustración, se consigue alguna contrapartida. Pero lo cierto es que ni siquiera eso: España volvió de Sharm el Sheij con el corazón henchido de proclamas patrióticas y con las manos completamente vacías. Sin haber logrado desatar el grave nudo que asfixia a las dos mayores inversiones de empresas de nuestro país en la tierra de los faraones, que han tenido que trasladar sus litigios al arbitraje internacional.

¿Apoya Europa la contrarrevolución árabe? Eso parece

Luz Gomez
El déficit democrático europeo se manifiesta también en el respaldo a las dictaduras árabes.
El terrorismo yihadista es, entre otras cosas, la consecuencia de la falta de democracia en el mundo árabe, de las injusticias que sufre su población, de la arbitrariedad de sus gobernantes y, también, de los sofismas de la política internacional. Si no se atajan estas causas, no hay seguridad posible ni en Europa ni en el Mediterráneo, por más tratados de cooperación antiterrorista que firmen nuestros gobernantes con los dictadores de turno. Las demandas de pan, libertad y justicia social que llevaron a millones de egipcios, tunecinos, yemeníes, sirios, libios o bahreiníes a la revolución en 2011 son hoy todavía más acuciantes que entonces. El insoportable número de muertos en el Mediterráneo habla asimismo de ello. Hacer oídos sordos a estas realidades es una vieja estrategia europea, muy cara en términos de vidas humanas y de futuro. Las lecciones de la historia calan poco o nada en los líderes de esta Europa, cada cual embarcado en políticas a corto plazo.
La semana pasada, el mariscal Abedelfatá Al Sisi, elegido presidente de Egipto con casi el 97% de los votos tras el golpe de Estado de 2013, prosiguió con sus visitas triunfales por Europa. Chipre y España fueron sus destinos. En Chipre, se reunió con el presidente Nikos Anastasiades y con el primer ministro griego, Alexis Tsipras: a buen seguro, la foto de los tres líderes molestó en Turquía tanto como gustó en Atenas. Turquía es en la actualidad el enemigo número uno de Egipto por el apoyo del Gobierno de Erdogan a los Hermanos Musulmanes y a Mohamed Morsi, el presidente depuesto. Tsipras, perdido en la renegociación de la deuda griega, no le hizo ascos a un poco de nacionalismo rancio al precio de “foto con dictador”: una pequeña demostración de que la “nueva política” se parece demasiado a la vieja.
En España, la visita de Sisi ha vuelto a demostrar que los negocios del IBEX 35 (en forma de armas, hidrocarburos y alta velocidad) están por encima de la demagogia que se nos sirve a diario sobre la democracia y los derechos humanos, que por barata ni siquiera estuvo presente en los discursos. A Sisi se le recibió con cierto alborozo, y se aceptaron sus condiciones: ni rueda de prensa conjunta ni encuentro con los periodistas. Algún reportero podría haberle preguntado por Walid Abdel Raouf Shalaby, periodista perteneciente a los Hermanos Musulmanes condenado a muerte a mediados de abril, o por sus 13 colegas condenados a cadena perpetua. En el Palacio Real de Madrid Sisi brindó tras escuchar del Rey que los egipcios «pueden contar con nosotros». Horas antes, la delegación egipcia había firmado contratos sonrojantes (como un AVE El Cairo-Luxor para turistas inexistentes, cuando el 44% de los egipcios vive con menos de 2 dólares al día) y, según el ministro García-Margallo, Sisi se comprometió a garantizar la reanudación del suministro de gas a la planta que Unión Fenosa tiene en Damietta, paralizado desde hace 3 años. El gas procederá de Israel, parte interesada como la que más en la perpetuación del viejo orden árabe.
Sisi prometió tras el golpe de Estado una hoja de ruta a la democracia. Fue la excusa retórica para que Occidente aceptara su interrupción del proceso democrático. Por lo pronto el expresidente Morsi ya ha recibido una condena a veinte años de cárcel, y tiene pendientes varios procesos que le auguran condenas a muerte, mientras que Hosni Mubarak está en libertad y más de una vez ha pedido públicamente el apoyo a Sisi: «Todos los egipcios deben respaldarle para que Egipto supere esta difícil etapa», declaró la semana pasada telefónicamente a un programa de televisión. En el nuevo Egipto no queda medio de comunicación que no sea vocero del régimen. La censura, que ha alcanzado límites desconocidos en la era Mubarak, es, junto con la judicatura, la mejor aliada interna de la contrarrevolución. Sin embargo, Felipe VI le dijo a Sisi que «en estos momentos de guerras y turbulencias en vuestra región, Egipto destaca por ser clave para la estabilidad y el equilibrio de Oriente Próximo». Y cinco días después, Pedro Morenés, ministro de Defensa, recaló por unas horas en El Cairo para sellar el primer acuerdo de cooperación militar entre España y Egipto, cuya negociación llevaba paralizada más de diez años. 
Junto a la contrarrevolución que representan Sisi, Al-Asad o el rey de Bahréin, Hamad bin Isa Al-Jalifa, hay que analizar también como contrarrevolucionario el papel de los yihadistas del ISIS, de Al-Qaeda o de cualquiera de sus sucursales. Si bien repiten el esquema ya ensayado por el yihadismo en Afganistán e Irak en la “guerra contra el terror”, ahora incorporan variaciones acordes con el mundo 2.0 del que se nutren (más horizontalidad virtual, más espectacularidad, más extraterritorialidad). Los yihadistas ofician el caos que justifica la invocación europea a la estabilidad y la seguridad a cualquier precio, incluido el que se está empezando a barajar en Bruselas: la negociación con Bachar Al Asad. Pero sin la financiación de las petromonarquías, ni yihadismo ni contrarrevolución proseguirían hoy su marcha triunfal. Y en ello la Europa oficial no sólo hace de comparsa sino que está directamente involucrada.  
Con descarado pragmatismo, Gran Bretaña vuelve la vista a sus sueños imperiales, al viejo East of Suez que la desasía de Europa. Su Gobierno ya ha ofrecido apoyo logístico en la operación militar en curso contra Yemen, liderada por Arabia Saudí. Y el pasado diciembre David Cameron anunció el proyecto de una base naval en Bahréin, con el beneplácito del rey Hamad. El activista Dominic Kavakeb, del Movimiento por la Justicia y el Desarrollo de Bahréin, ha calificado la iniciativa de «bofetada a todos aquellos que en Bahréin luchan por la democracia y los derechos humanos». Bahréin es el patio de atrás desconocido de Arabia Saudí, no como Yemen, que siempre lo ha sido a la vista de todos. Bahréin es el escenario de una sutil guerra subsidiaria en la que está en juego el futuro de esa forma de gobierno sui generis llamada “petromonarquía”: siendo la única monarquía árabe que tuvo que hacer frente a un levantamiento popular masivo en 2011, también es el único país en que la sublevación pacífica sigue plenamente activa, a pesar de la represión sistemática.
Y en medio de este sálvese quien pueda que es la política exterior europea, el presidente francés, François Hollande, ha viajado esta semana primero a Doha, para firmar el mejor contrato de venta de armamento francés en muchos años, y luego a Riad, para asistir a la Cumbre Consultiva del Consejo de Cooperación del Golfo. Francia es el tercer exportador mundial de armas, y los países del Golfo son los mejores clientes de los Rafale, los aviones de combate franceses que Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos han financiado al Gobierno egipcio. Hollande se ha convertido, según Le Figaro (4.5.15), en “el ojito derecho del Golfo”. Un juego peligroso para los pueblos árabes, que volverán a salir trasquilados en esta nueva fase colonial que tiene al yihadismo como excusa más reciente. Y para una Unión Europea que no deja de ahondar en su déficit democrático.

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