lunes, 28 de octubre de 2024

Comunicado unitario : Por un Sahara Occidental libre Stop arming Marruecos


 Comunicado unitario 

Por un Sahara Occidental libre 
Stop arming Marruecos 

El presidente francés E. Macron realizará una visita oficial a Marruecos del 28 al 30 de octubre de 2024. Sus objetivos son claros: reactivar las relaciones bilaterales entre Francia y Marruecos y reafirmar su apoyo a la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental. 

Denunciamos firmemente este apoyo a la ocupación y a la colonización de este territorio, que figura en la lista de territorios a descolonizar de la ONU, y reafirmamos el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, con la rápida organización del referéndum que se reclama desde 1975. 

Junto con otros países vendedores de armas como Estados Unidos, España, Alemania, China e Israel, Francia es uno de los mayores proveedores de armas a Marruecos... 
➢ Condenamos estas ventas de armas y equipos militares utilizados contra el pueblo saharaui, incluidos los civiles. 
➢ También denunciamos el desvío de equipos de vigilancia, como drones, suministrados por la agencia europea Frontex a Marruecos, para fines militares en los territorios ocupados del Sahara Occidental. La anulación de los acuerdos europeos sobre pesca y agricultura, que reivindica el Frente Polisario y la UGTSARIO, debe ser el principio del pleno reconocimiento del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.
➢ Exigimos el cese inmediato de la venta de armas y del apoyo a la política colonial de Marruecos en el Sahara Occidental. 
➢ Seguiremos apoyando al pueblo saharaui, al igual que seguiremos apoyando al pueblo palestino y a todos los pueblos oprimidos. 

El derecho de los pueblos a la autodeterminación es incondicional y debe aplicarse el derecho internacional. 
Dejar de armar a Marruecos Dejemos de armar a Israel

FIRMAS 
Organizaciones sindicales 
CGT (Confederación General del Trabajo (CGT, Estado español), CNT (Confédération nationale du travail, Francia), CNTB (Confédération nationale des Travailleurs du Burkina, Burkina Faso), Confederación Intersindical (Estado español), Confederacion Intersindical Galega (Galicia), COSCAPS (Coordinadora Sindical Canarias Estatal de Apoyo al Pueblo Saharaui, Canarias), ELA (Euskal Langileen Alkartasuna, Euskal Herria), Fédération SUD Santé Sociaux (Francia), IAC (Intersindical Alternativa de Catalunya, Catalunya), Intersindical Catalana (Catalunya), Intersindical Solidaria (País Valencià), Intersindical Valenciana (País Valencià), Movimiento de Trabajadoras y Trabajadores de Canarias (Canarias), STEILAS sindikatua (Euskal Herria), Sud Santé Sociaux 92 (Francia), UGT (Unión General de Trabajadores, Estado español), UGTSARIO (Union General de Trabajadores de Saguia el Hamra y Río de Oro, Sahara occidental), Union Syndicale Solidaires (Francia), USTN (Union des Syndicats des Travailleurs du Niger, Niger) 
Otras organizaciones 
ACARASD (Asociación Chilena de Amistad con la República Árabe Saharaui Democrática, Chile), AEAPS (Asociación Ecuatoriana de Amistad con el Pueblo Saharaui, Équateur), AIJUWS (Asociación Internacional de Juristas por el Sáhara Occidental, Ecuador), AMARAS (Asociación Mexicana de Amistad con la República Árabe Saharaui Democrática A.C., México), Amigos por un Sáhara Libre (México), APASOCASA (Asociación Panameña Solidaria con la Causa SAHARAUI, Panamá), ASLA (Asociación Sáhara Libre Argentina, Argentina), Asociación de Amistad Venezuela - Argelia (Venezuela), Attac France (France), CSMM (Centro de Documentación en Derechos Humanos "Segundo Montes Mozo SJ", Ecuador), CCHDH (Comisión Chilena de Derechos Humanos, Chile), Fundación Sáhara Libre-Venezuela (Venezuela), Comer de Amistad con el Pueblos Saharaui (Argentina), Comité Dominicano de amigos del pueblo Saharaui (República Dominicana), Comité de Solidaridad con la Causa Árabe (Estado español), Mujeres con Cuba (Argentina), Nigerian Movement for the Liberation of Western Sahara (Nigeria), Nueva Canarias BC (Canarias), Periferies del Mon - Valencia (Estado español), Pueblo Sarahui en las palmas de gran-Canaria (Canarias), Red Argentina de Comunicadores por la Descolonización del Sáhara Occidental (Argentina), Red Ciudadana Bolivia con el Sáhara (Bolivia), Solidarité de Travailleurs et Travailleuses Basques (Euskal Herria)

domingo, 27 de octubre de 2024

Movimientos Feministas y las activistas palestinas son duramente reprimidas por Israel


 









La necesidad de limitar el greenwashing, empezando por las Naciones Unidas y los Estados . Santiago González Vallejo, Comité de Solidaridad con la Causa Árabe


 La necesidad de limitar el greenwashing, empezando por las Naciones Unidas y los Estados

 

Santiago González Vallejo, Comité de Solidaridad con la Causa Árabe


infolibre.es, 27 de octubre de 2024


 

Las Naciones Unidas y sus diferentes organismos especializados desarrollan una ingente actividad y trabajan para lograr consensos en diferentes terrenos, desde tratados internacionales a la definición de objetivos económicos y sociales relevantes, así como y el propiciar el logro de buenas prácticas en empresas, gobiernos e individuos.

 

Pero, también, sus contradicciones pueden favorecer lo contrario o, por lo menos, alcanzar por una parte un buen resultado en un objetivo, mientras se descuida o malogra la consecución de otros.

 

Así, por ejemplo, tenemos el caso de varios organismos de la familia de las Naciones Unidas, y de acuerdos como el Pacto Mundial, que fomenta el cumplimiento de los Principios Rectores de las empresas y de los derechos humanos (proteger, respetar los derechos humanos por parte empresarial y, en su caso, reparar los daños), o como la ONU Turismo, que premian o permiten dar impulso a determinadas empresas, aunque algunas de ellas estén señaladas por flagrantes vulneraciones de derechos humanos y de Derecho internacional por otro organismo de las propias Naciones Unidas como es el Consejo de Derechos Humanos, OHCHR.

 

Este último, merced a la resolución A/HRC/22/63 se encargó de realizar una Base de Datos detallando la relación de empresas que facilitan y se lucran con la ocupación de Palestina, es decir, de los territorios conquistados por Israel en 1967, excluyendo los Altos del Golán sirios o las Granjas de Shebaa libanesas.

 

Tras sortear numerosos obstáculos, entre ellos la oposición de los aliados de Israel, amén de los países de la UE generosos con Israel en muchos ámbitos y remisos a facilitar esa tarea con aportaciones económicas, en febrero de 2020, en tiempos de Michelle Bachelet, se hizo pública la primera relación de 112 empresas. A pesar de ser advertidas de la vulneración de los Principios Rectores de las Naciones Unidas, de las normas del Derecho internacional como las Convenciones de Ginebra, la resolución 2334 (2016) del Consejo de Seguridad o la Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia con respecto al Muro, consideraron que la impunidad con la que hacían sus negocios podía persistir y no iba a dañar su imagen y actividades futuras.

 

Posteriormente, el 30 de junio de 2023, con los mismos obstáculos antes señalados de los países que albergan sedes de numerosas multinacionales, se actualizó esa Base de Datos, manteniéndose en la misma a la empresa española de agencia de viajes online, Edreams, y a sus filiales Opodo y Odigeo, que facilitan el hospedaje en las colonias israelíes en los Territorios Ocupados. Se eliminaron algunas de las empresas de la Base de Datos de 2020 y se justificó la no incorporación de alguna empresa en la falta de fondos para llevar a cabo las investigaciones y revisiones de las peticiones de diversas organizaciones de derechos humanos y solidaridad. Este sería el caso de la empresa española CAF, que proporciona vehículos y gestiona y construye líneas de tren ligero entre Jerusalén y los asentamientos próximos en e Territorio Ocupado palestino.

 

Finalmente, el 2 de agosto de 2024, el Consejo de Derechos Humanos publicó un informe sobre las peticiones de incorporación de nuevas empresas a esa Base de Datos, entre las que se encuentran varias empresas españolas del sector ferroviario, CAF, GMV, TYPSA, y de construcción, como OSSA.

 

Con esta relación de empresas investigadas por el Consejo de Derechos Humanos se podría, por ejemplo, hacerlas inelegibles en concursos públicos de acuerdo con la actual Ley de Contratación Pública. Hay juristas que defienden que hay artículos en la propia norma que así lo permiten.

 

Pero, mientras tanto, hay que evitar el greenwashing que facilita la propia familia de las Naciones Unidas. Así, el Pacto Mundial ensalza a las siguientes empresas que están en la Base de Datos del Consejo de Derechos Humanos: Mizrahi Tefahot Bank Ltd., Bank Hapoalim, Bank Leumi, Israel Discount Bank Ltd, de Israel; Egis y Alstom, de Francia; General Mills, de los Estados Unidos; o Indorama Ventures, de Tailandia, algunas con filiales en España. Y les permite que, con su política de colonización de Territorio Ocupado palestino utilicen su sello, justificándolo, en correo dirigido a nuestra organización con ocasión de nuestra queja, debido a que “la iniciativa no está diseñada, ni tiene el mandato o los recursos, para supervisar, medir o juzgar el desempeño de los participantes en materia de sostenibilidad”. Sólo ha excluido a empresas armamentistas y de tabaco, pero no a las entidades delincuentes que se lucran con la colonización de Palestina.

 

Pero el problema se repite por parte de ONU Turismo de las Naciones Unidas (antes denominada Organización Mundial de Turismo), con sede en España y que tiene como socios a las empresas Airbnb, Booking, Expedia o Tripadvisor, que están en la relación del Consejo de Derechos Humanos por sus comisiones en el alquiler de alojamientos en las colonias sionistas en los Territorios Ocupados, actividad coincidente con la compañía española antes mencionada, Edreams. y sus filiales.

 

Todas estas empresas, las que están en la Base de Datos y las nuevas denunciadas dicen tener Informes de diligencia debida, así como departamentos de Responsabilidad Social Corporativa, Códigos Éticos y demás, son auditadas sin salvedades por las grandes consultoras del sector, como Deloitte y EY. Algunas cotizan en diferentes bolsas con departamentos de control, otras tienen varios sellos de 'Sostenibilidad' y todas siguen disfrutando de impunidad y aumentando su cuenta de resultados coloniales.

 

La Corte Internacional de Justicia consideró en julio de este año en su documento Consecuencias jurídicas derivadas de las políticas y prácticas de Israel en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén Oriental, concretamente en el párrafo 278 y otros, la obligación de los Estados y de las empresas de poner fin a la colonización. Estamos esperando que algunos Estados y empresas pasen de las palabras a los hechos y acaten, libre o coactivamente, esta instrucción.

 

Y también que el Pacto Mundial, o Global Compact, y la Oficina de Turismo de las Naciones Unidas sean coherentes y dejen de practicar el lavado de cara de empresas coloniales y criminales.

 

 

 


Los trabajadores de CAF protestaron para exigir el fin de la masacre en Gaza A. Vierbücher, hitza, 21 de octubre de 2024


 Los trabajadores de CAF protestaron para exigir el fin de la masacre en Gaza

hitza, 21 de octubre de 2024

En las tres fábricas que CAF tiene en el País Vasco se han mantenido reuniones y tertulias. Por la tarde habrá concentraciones en nueve plazas del Goierri.
Los trabajadores de CAF protestaron para exigir el fin de la masacre en Gaza
En la fábrica de CAF pidieron el cese de la masacre en Gaza, denominada Iniciativa Popular Gernika-Palestina, bajo el lema Stop Genocidio . El Comité Empresarial de la fábrica CAF convocó a sumarse a la protesta y en la protesta han participado decenas de trabajadores. Las tres plantas productivas de CAF en el País Vasco han llevado a cabo el woofing y la movilización. Se han concentrado en dos lugares de Beasain.
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Por la tarde, la iniciativa popular Gernika-Palestina convocó a la movilización ante los ayuntamientos. 
Los encuentros se celebrarán en Goierri, Ataun, Beasain, Zaldibia, Lazkao, Ordizia, Urretxu-Zumarraga, Zegama, Segura y Zerain, a las 19.00 horas.

También en Irún pidieron detener el genocidio palestino en la Plaza San Juan y en la fábrica CAF
Ciudadanos y trabajadores de CAF se sumaron a la iniciativa popular con Irún Palestina. Además, la Asociación de Vecinos de Larreaundi ha organizado una jornada para el día 25 del mes.
Alaine Aranburu EtxegoienHitza, 22 de octubre de 2024

Irún también se ha sumado a la ola de solidaridad con Palestina que se ha extendido por todo el País Vasco y los ciudadanos se congregaron ayer en la plaza de San Juan. Allí también se leyó el texto de la traductora de Guernica Leire Vargas y se guardó un minuto de silencio. Además de la concentración en la plaza por la tarde, ayer se celebró en la sede de CAF un acto de campaña denominado Iniciativa Popular Gernika-Palestina, bajo el lema Alto al Genocidio . 
Por otra parte, la Asociación de Vecinos de Larreaundi, en colaboración con la iniciativa comunitaria Irun Palestina, ha organizado una jornada en la asociación de vecinos para el día 25 del mes y la conferencia irá a cargo de Susana Mangana, catedrática de estudios árabes e islámicos. , ponente y analista internacional. La reunión ha sido fijada para las 19:00 horas y se ha anunciado que la conferencia será en español. Además, se pondrán a la venta pañuelos para expresar el apoyo a Palestina por 5 euros.




Ciudadanos y trabajadores de CAF se sumaron a la iniciativa popular con Irún Palestina. Además, la Asociación de Vecinos de Larreaundi ha organizado una jornada para el día 25 del mes.


jueves, 24 de octubre de 2024

Empresas y crímenes internacionales en Palestina, ¿error invencible?.Juan Hernández Zubizarreta y Pedro Ramiro, Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) - Paz con Dignidad

 

Empresas y crímenes internacionales en Palestina, ¿error invencible?
¿Hasta dónde llega la responsabilidad legal de las empresas españolas que colaboran con la ocupación israelí de Palestina?
Juan Hernández Zubizarreta y  Pedro RamiroObservatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) - Paz con Dignidad
elsaltodiario.com, 23 de octubre de 2024

El error invencible, sobre un hecho constitutivo de infracción penal, excluye la responsabilidad criminal. Así lo dice el Código Penal, haciendo referencia a los supuestos en los que un delito se habría cometido de igual manera incluso si se hubieran aplicado las normas de la diligencia exigible. Tiene lugar cuando el sujeto no tenía forma de saber que estaba incurriendo en un ilícito penal y, por consiguiente, no se le puede castigar su comisión. El error vencible, en cambio, se da cuando se comete un delito que sí se podría haber evitado aplicando las más elementales normas del cuidado; en este caso, se condena al autor por imprudencia y se ve atenuada la pena a imponer.

Hay compañías españolas haciendo negocio con la construcción de infraestructuras en los territorios ocupados de Palestina. Hay plataformas empresariales que se lucran con el turismo en los asentamientos ilegales en Cisjordania. Hay grandes bancos que están financiando el suministro de armas al Estado de Israel para que continúe con el genocidio en Gaza. Cuando se ha demostrado que todas estas operaciones suponen una flagrante violación del derecho internacional, ¿qué responsabilidad puede exigirse a las empresas implicadas? ¿Será que estas compañías pueden alegar desconocimiento del contexto en el que desarrollan sus actividades? ¿Son suficientes sus procesos internos de prevención de riesgos? Asumiendo la tesis del error invencible, ¿pueden desentenderse de su responsabilidad y endosársela al Estado en el que se encuentra su sede central? O, más bien, ¿son estas empresas corresponsables de crímenes internacionales?

Estas preguntas no son meras especulaciones teóricas o hipótesis de trabajo de juristas y especialistas en derecho penal. La responsabilidad de las compañías y de sus directivos en la comisión de crímenes internacionales, de hecho, no es una cuestión especialmente novedosa. Ya en los juicios de Nuremberg, así como en los tribunales penales internacionales para la antigua Yugoslavia y Ruanda, se estableció la responsabilidad penal tanto de las empresas transnacionales como de sus principales ejecutivos. En Alemania, se les condenó por colaborar activamente con el nazismo: el estatuto del tribunal de Nuremberg recogía que grupos y organizaciones podían ser declaradas criminales y que formar parte de ellas daría lugar a una conducta delictiva. Y es que diferentes corporaciones alemanas, desde Volkswagen hasta Siemens pasando por BMW y Krupp, se beneficiaron de la ocupación nazi a través de la acumulación de propiedades y la explotación de prisioneros de guerra.


Respecto a lo que está sucediendo en Palestina, el fiscal de la Corte Penal Internacional ha pedido que se dicten órdenes de detención contra el jefe del Gobierno de Israel, Benjamín Netanyahu, y su ministro de Defensa, Yoav Galant, por crímenes de guerra y de lesa humanidad relacionados con la ocupación de Gaza. Cuando se ha cumplido un año del redoble de la ofensiva militar sobre la mayor cárcel a cielo abierto del mundo, treinta relatores de Naciones Unidas han denunciado que Israel “está perpetrando un genocidio”, con “limpieza étnica y castigo colectivo”. El informe de la relatora de la ONU para Palestina, presentado en marzo y titulado Anatomía de un genocidio, desgrana todo tipo de evidencias y subraya el bloqueo de la ayuda y el contexto provocado de hambre y enfermedades como prueba de una intención.

El Instituto Lemkin para la Prevención del Genocidio, que lleva el nombre del abogado judío que precisamente creó este concepto jurídico, ha advertido que estamos ante el desarrollo de un genocidio en Gaza. “Aunque la ocupación ha sido declarada ilegal incluso por la Corte Internacional de Justicia, Israel sigue actuando con brutalidad y los Estados siguen transfiriendo armas y siguen comerciando con Israel. Esto va en contra de las obligaciones derivadas del derecho internacional”, ha remarcado la relatora Francesca Albanese. En este marco, ¿puede establecerse alguna relación entre las actividades de las empresas españolas y la ocupación de Palestina? ¿Qué tienen que ver sus negocios con el genocidio?

Hasta doce entidades financieras españolas, según ha documentado el Centre Delàs, han financiado a las compañías que suministran armamento y municiones al Estado de Israel. Santander, BBVA y Caixabank encabezan la lista de los bancos españoles que más créditos han impulsado y más fondos han invertido en las empresas que fabrican las armas que está utilizando el ejército israelí. “Los bancos dicen que las fábricas, las inversiones y las producciones no vulneran la ley”, señala Tica Font, pero el caso es que sí se les puede exigir responsabilidades a nivel jurídico: las actividades financieras legales dejan de serlo cuando se establece un vínculo causal con la violación de los derechos humanos. Tal y como sostiene la Comisión Internacional de Juristas, “la responsabilidad penal de un financiero dependerá de lo que sepa acerca de cómo se utilizarán sus servicios y préstamos, y del grado en el cual estos servicios incidieran en la práctica en la comisión de un delito”.

El Banco Santander y el BBVA, que entre los dos han invertido más de 4.000 millones de euros en el negocio de la banca armada, no pueden alegar que se han limitado a cumplir con las normas del país. El cumplimiento del derecho nacional no supone ninguna garantía de protección frente a la acusación de cometer crímenes reconocidos en el derecho internacional. Citando a la Comisión Internacional de Juristas, “tanto en el derecho nacional como en el internacional, cuando una empresa o sus directivos ayudan a cometer un crimen se arriesgan a ser considerados penalmente responsables a pesar de que los autores principales puedan eludir el castigo”. Así que los bancos que financian a las empresas que proporcionan armas al ejército israelí para cometer crímenes de guerra, al margen de lo que pueda ocurrir con los procesos abiertos contra el Estado de Israel y sus mandatarios, no pueden quedar exentos de toda responsabilidad. 

Algo similar ocurre con CAF, “una empresa absolutamente estratégica para Euskadi”, en palabras del consejero de Industria del Gobierno vasco, que “no sólo ejerce una labor tractora importante sobre otras empresas de su entorno, sino que genera empleo y riqueza en todo el territorio y a nivel internacional”. Efectivamente, no hay duda de la relevancia de esta compañía en el actual modelo económico; tampoco de que su participación en la construcción de líneas ferroviarias en la Palestina ocupada supone una violación manifiesta del derecho internacional. Lo ha llegado a reconocer el propio Gobierno español, que sin embargo se ha escudado en la ausencia de mecanismos de control vinculantes a nivel internacional para justificar su inacción al respecto.

Hace cinco años, el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe presentó una demanda contra CAF ante el Punto Nacional de Contacto, un organismo dependiente de la OCDE que, en el caso español, se encuentra adscrito a la Secretaría de Estado de Comercio.  En 2022, esta institución —encargada de responder a las denuncias sociales por los impactos de las grandes corporaciones— emitió un dictamen en el que reconocía que las operaciones de la compañía en Palestina violan el derecho internacional. El ministerio de Asuntos Exteriores, al mismo tiempo, constató que el derecho internacional humanitario es de obligada aplicación en los territorios ocupados. Pero ambas instituciones coinciden en que, en base a la regulación actualmente existente, no parece haber ninguna posibilidad de exigir responsabilidades a la empresa por sus líneas de tranvía para conectar Jerusalén con los asentamientos de colonos en la Palestina ocupada.

Eso es justamente lo que está en discusión: la responsabilidad de las corporaciones transnacionales al hacer negocios en contextos donde se violan sistemáticamente los derechos humanos, más allá de la normativa del país donde tienen su casa matriz. Porque una y otra vez, desde hace cincuenta años, se vuelve a constatar que no hay mecanismos vinculantes ni instancias de control efectivas para obligar a las empresas transnacionales a cumplir el derecho internacional de los derechos humanos. Los organismos de soft law apenas sirven para formular una serie de recomendaciones: en el caso de CAF, el Punto Nacional de Contacto llamó al fomento de la transparencia, el seguimiento de procedimientos unilaterales y la realización de una auditoría privada. Naturalmente, según el informe que la empresa encargó acto seguido a un “experto independiente” para examinar el impacto social del proyecto en los territorios ocupados, “las actividades de CAF en Jerusalén presentan un nivel elevado de cumplimiento de los principales estándares internacionales en materia de responsabilidad social corporativa y sostenibilidad”.


El número de informes es abrumador como para desconocer que todas estas compañías han incurrido, directa o indirectamente, en la participación de crímenes de lesa humanidad, genocidio y apartheid. Los bancos, las empresas y sus directivos están contribuyendo a violaciones específicas, manifiestas y graves de los derechos humanos, con independencia de cuál sea la forma de autoría, inducción, complicidad o encubrimiento. La financiación de la industria militar y la consolidación de la ocupación mediante la conexión de los asentamientos sirve para facilitar, preparar y agravar los crímenes contra la población palestina de manera consciente y voluntaria. Aunque no lo quieran, las compañías tienen la obligación de conocer estos hechos, dada la abundante cantidad de información proveniente de múltiples fuentes como Naciones Unidas (sentencias, resoluciones, autos, informes), medios de comunicación, organizaciones palestinas, ONG internacionales y defensoras de derechos humanos. El volumen de información es tan aplastante que es imposible alegar desconocimiento.


En 2013, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU presentó el informe de una misión internacional independiente para investigar las repercusiones de los asentamientos de colonos israelíes en los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales del pueblo palestino. Tres años después, a partir de las conclusiones establecidas por aquella misión, Naciones Unidas aprobó la resolución 31/36, por la cual tiene que actualizarse anualmente la base de datos de las compañías que operan en los territorios ocupados de Palestina. El primer listado de estas empresas fue publicado en 2020en 2023 se hizo una actualización y luego, este año, se han retocado los criterios para su revisión. Entre las 112 compañías que se lucran con la ocupación están AirBnB, Booking, TripAdvisor y la española Edreams. A pesar de las reiteradas advertencias de diferentes organizaciones y de que su socia israelí Saphir sí que aparece, resulta que CAF no figura en esa base de datos. Estas resoluciones de la ONU evidencian la fragilidad del derecho internacional: mientras se solicita el cese de la puesta en funcionamiento del tranvía que une los asentamientos de colonos con Jerusalén Este, en tanto representa una clara violación del derecho internacional, se “exhorta a las empresas a que adopten todas las medidas necesarias para cumplir los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos y demás leyes y normas internacionales pertinentes con respecto a sus actividades en los asentamientos israelíes en el territorio palestino ocupado, a fin de evitar las consecuencias adversas de esas actividades para los derechos humanos”. Pero no hay instrumentos, órganos o instancias capaces de hacer efectiva dicha voluntad.


Todas estas empresas mantienen una relación directa con la ocupación ilegal y los crímenes internacionales contra el pueblo palestino. Y tienen, por tanto, una responsabilidad por participar en la comisión de tales delitos. Ya sea proporcionando financiación, infraestructuras o ayuda logística, se han visto sujetas a acusaciones de complicidad en violaciones manifiestas de los derechos humanos porque presuntamente han proporcionado al autor principal los medios para llevar a cabo los crímenes. Además, disponían de todo el conocimiento de que su conducta podía definirse como colaboración criminal, pero no tomaron medidas suficientes para minimizar ese riesgo. Es más, han seguido ampliando sus negocios y no han hecho como otras empresas que han abandonado los territorios ocupados. Ni los grandes bancos españoles ni CAF han actuado con la diligencia debida, con lo que no cabe hablar de error vencible. Y, siguiendo a la Comisión Internacional de Juristas, “la responsabilidad legal puede surgir no sólo por una conducta que causa activamente daños, sino también por no hacer nada, es decir, por omisiones o por permanecer en silencio”. 


Como bien ha escrito Jordi Calvo, hay que poner cara y ojos a las empresas que se lucran con el genocidio. El siguiente paso es exigir su responsabilidad criminal. Les toca responder por su participación en la violación de derechos humanos. Y para eso hay que buscar los resquicios en la lex mercatoria, que blinda los derechos corporativos por encima de la comisión de crímenes internacionales. Toda esta arquitectura jurídica de la impunidad se sigue perfeccionando, como lo demuestran la reciente aprobación de la directiva europea que se construye sobre la unilateralidad empresarial y la suspensión arbitraria del proceso para establecer un tratado sobre transnacionales y derechos humanos en la ONU. Pero la denuncia de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia abrió nuevas grietas en el entramado genocida de Israel. La relatora de Naciones Unidas para Palestina, por su parte, ha anunciado que su próximo informe se centrará en investigar la participación de las entidades privadas en la comisión de crímenes internacionales en el territorio palestino ocupado.


La impunidad de las grandes empresas en relación con todos estos crímenes contrasta con el silencio de las instituciones comunitarias y del Estado español. A escala estatal, además de comunicar a los operadores económicos la obligación de cumplir con la normativa española y europea sobre el etiquetado de los productos provenientes de los territorios ocupados, hay que excluir a las compañías implicadas en la vulneración de derechos humanos de la posibilidad de recibir subvenciones y participar en procesos de licitación y compra pública. Las administraciones españolas tienen la responsabilidad de hacer cumplir las obligaciones emanadas del derecho internacional que exigen garantizar que las empresas privadas respeten los derechos humanos. También han de asumirse las consecuencias jurídicas que se derivan de todo ello en las relaciones comerciales, con la suspensión del acuerdo UE-Israel y el embargo de armamento.


En cuanto a la responsabilidad civil, volviendo a la argumentación de la Comisión Internacional de Juristas, “lo más probable es que el derecho no considere que una sociedad mercantil que suministra o provee productos o servicios genéricos debiera haber previsto que debido al uso indebido de estos productos habría terceros que serían víctimas de violaciones manifiestas de los derechos humanos”. Pero no parece que la venta de armas y la construcción de infraestructuras puedan tener otros usos que aquellos para los que se han diseñado: “Puede ser diferente si hubo circunstancias especiales o cuando la sociedad mercantil conocía de hecho el riesgo de causar ese daño, o lo podía haber conocido. Los hechos serán determinantes a este respecto, en especial con respecto a cuál era la relación de la empresa con la víctima o con el autor principal, y también será relevante el contexto en el que tuvo lugar el suministro o la prestación de los bienes y servicios”.


Respecto a la vía penal, hay que exigir responsabilidades a los directivos de estas compañías ante la jurisdicción universal por crímenes internacionales que el Gobierno debería interponer de oficio. Mientras no exista ningún foro internacional que tenga facultades para juzgar a una empresa como persona jurídica, se acepta en general que los directivos de las empresas pueden ser juzgados por delitos establecidos en el derecho internacional. Recordemos de nuevo que, tras la segunda guerra mundial, los directivos de las empresas que contribuyeron a delitos reconocidos por el derecho internacional fueron considerados penalmente responsables.


No hay error invencible que valga. La corresponsabilidad de las grandes corporaciones en la comisión de crímenes internacionales ha quedado acreditada. La de los aparatos estatales que las apoyan, vía diplomacia económica y presupuestos públicos, también. Mirar para otro lado y escudarse en el comportamiento de otros actores no exime a empresas y Estados de su propia responsabilidad. Tarde o temprano, tendrán que responder por ello.



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