domingo, 18 de julio de 2021

Carta del presidente de UNRWA España Jesús A. Núñez


 

Carta del presidente de UNRWA España Jesús A. Núñez 

Queridos amigos de UNRWA:

El año 2020 marcó el final y el principio de casi todo. La devastadora propagación de la

 pandemia de la COVID-19 ha dejado tras de sí una cantidad incalculable de muertes,

 sufrimiento y dificultades económicas en todo el mundo.

También fue el año de la desigualdad. Y entre la constatación de la vulnerabilidad humana 

más doliente destaca la situación de las personas refugiadas de Palestina. Para los 5,7

 millones de personas refugiadas de Palestina con las que trabajamos en UNRWA, esta 

pandemia ha añadido otra dimensión trágica a lo que ya son más de siete décadas de

 desplazamiento, desposesión y violencia.

La población refugiada de Palestina se enfrenta a la pandemia mientras que el territorio 

Palestino ocupado sigue sufriendo la ocupación. En Cisjordania, incluido Jerusalén Este, las

 incursiones armadas en los campamentos, los desplazamientos y las demoliciones son 

amenazas constantes por parte de Israel. La economía está destrozada. El desempleo a

finales de 2020 estaba en uno de los niveles más altos de los últimos 20 años y la pobreza

 aumentó considerablemente.

La franja de Gaza, por su parte, se encuentra en una situación crítica. Bajo el peso aplastante 

de un bloqueo israelí que ya va por su decimocuarto año, su economía se ha desmoronado.

 En la mayor cárcel a cielo abierto del mundo ocho de cada diez personas viven en la pobreza,

 mientras que la mitad de su fuerza de trabajo está desempleada.

La inseguridad alimentaria es universal y tres ofensivas militares, combinadas con una 

reacción desproporcionada a dos años de la Gran Marcha del Retorno, han llevado al sistema

 sanitario al borde del colapso, incapaz de hacer frente a una pandemia que, lejos de 

detenerse a las puertas de los campamentos de refugiados, arrasa.

El devastador conflicto de Siria no ha terminado. Para un pueblo que lleva mucho tiempo 

sufriendo, la pesadilla está lejos de finalizar. El 90% de la población refugiada de Palestina en 

el país vive en la pobreza. Sus mecanismos de supervivencia están prácticamente agotados.

La pandemia de la COVID-19 ha agravado su miseria económica, ha amenazado su salud y 

ha puesto en peligro su educación. La situación empeoró aún más cuando estalló la crisis

 financiera en 2020, duplicando la tasa de pobreza y dejando los alimentos fuera del alcance 

de muchos.

Líbano está sumergida en su peor crisis en décadas. La devastadora explosión en el puerto

 de Beirut destrozó la seguridad humana de miles de personas, entre ellas unos 200.000

 refugiados y refugiadas de Palestina. El país se enfrenta a inmensos desafíos financieros, 

económicos, sanitarios y políticos. Y Jordania, entretanto, se sume en una aguda crisis

 económica. La población refugiada de Palestina vive en todos estos lugares y sufre muy 

directamente el impacto de esas crisis y esas carencias.

A pesar de la creciente vulnerabilidad de las personas a las que debe proteger, UNRWA

mantiene intacto su compromiso de continuar trabajando. En todo caso, el déficit de 

financiación básica ha crecido cada año y en 2020 llevó a UNRWA al borde definitivo del 

precipicio.

Son tiempos críticos y por ello, más aún si cabe, en UNRWA expresamos nuestro más

 profundo agradecimiento a quienes siguen apoyándonos, porque gracias a ello hemos

 podido luchar contra la pandemia desde nuestros 144 centros de salud, habilitar escuelas

 como centros de detección COVID, poner en marcha servicios de telemedicina, mantener la

 distribución de alimentos en Gaza cuando era aún más necesaria, e incluso realizarla casa 

por casa para evitar contagios, y llevar medicamentos esenciales a los hogares de las

 personas más vulnerables. También, gracias a este apoyo, hemos podido seguir 

proporcionando educación online y semipresencial a medio millón de niños y niñas refugiadas 

de Palestina.

Es elemental entender que hasta que no haya una solución política a este conflicto, sólo

 una UNRWA fuerte puede aportar una sensación de mínima normalidad a la vida de los 

refugiados y las refugiadas de Palestina.

Por ellos tenemos que seguir mostrando nuestra solidaridad. Tenemos que recordar que las

 personas refugiadas no eligieron serlo y que todavía no se ha logrado una solución justa y

 definitiva para su situación tras 73 años.

 

Jesús A. Núñez Villaverde,

Presidente de UNRWA España.

Memoria UNRWA España 2020






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