miércoles, 16 de diciembre de 2015

fotógrafa

Samar Abu Elouf, de 32 años, cubre los enfrentamientos en Gaza con la única protección de un útil de cocina y una bolsa de plástico a modo de chaleco 

Samar Abu Elouf con una cacerola como casco y una bolsa de plástico como chaleco, en Gaza. CORTESÍA DE SAMAR ABU ELOUF
Samar corre de un lado a otro cargando en la espalda su mochila negra e intentando captar con su cámara fotográfica la mejor instantánea entre gases lacrimógenos y balas. Es la única mujer entre los fotógrafos, todos ellos palestinos, que en estos días cubren los violentos choques en la Línea Verde entre soldados israelíes y jóvenes palestinos de Gaza.
Samar Abu Elouf es fotógrafa freelance en Gaza. Primero estudia el terreno y, cuando percibe una posible imagen, corre hacia ella con mucha precaución o se coloca detrás de un montículo de arena y espera, como Robert Capa, a grabar una imagen icónica en movimiento que contenga la atmósfera, el color e incluso el sonido y el olor de lo que está sucediendo. Son ya dos meses y medio de escalada de violencia y en Gaza, especialmente los viernes, hay mucho que retratar.
Samar no destaca entre los demás sólo por ser la única mujer, sino porque ha decidido plantar en su cabeza una cacerola pintada de azul cobalto y un chaleco hecho con una bolsa de plástico, también azul, con la palabra press (prensa, en inglés). "Desgraciadamente no tengo casco ni chaleco antibalas, tampoco una máscara para protegerme del gas como el resto de mis compañeros -se lamenta Samar-. Intento tomar fotos a distancia para no arriesgarme a recibir un balazo de los israelíes o ahogarme con el gas pimienta". Con sus pobres útiles de trabajo, Samar ha conseguido identificarse como periodista en el lugar del enfrentamiento en el que los soldados israelíes también emplean munición real.
'No tengo dinero para protección'
"Me daba mucha rabia no poder trabajar sobre los actuales choques. No tengo dinero para comprar el equipamiento de protección. Es muy caro", dice Samar. Sin embargo, aunque Samar tuviera dinero suficiente, no lograría encontrar dicho equipamiento, tan necesario en esta zona.
En Gaza, la única tienda que vendía máscaras de gas (a unos 100 dólares la unidad) se ha quedado sin esta mercancía de fabricación española e importada por una franquicia israelí, ya que el Gobierno de Israel prohibió su entrada a la Franja de Gaza el pasado mes de octubre, justo cuando se intensificaron los enfrentamientos en la Línea Verde. La única manera de introducir nuevos cascos y chalecos antibalas para la prensa es a través de periodistas que entran por el paso fronterizo Erez-Beit Hanún.
Cada día, decenas de palestinos, manifestantes y trabajadores de la información, así como equipo médico, son evacuados con síntomas de asfixia. Esto mismo le ocurrió a Samar. "Estaba en la Línea Verde, al este del campo de refugiados de Yabalia, cuando comencé a sentir que me ahogaba. Estaba lejos de las ambulancias y no pude escapar del gas, pero un joven intentó ayudarme poniéndome una cebolla partida en la nariz", relata la fotógrafa gazatí.
Refugiada, madre y con cuatro hijos
Samar es refugiada palestina y reside en la ciudad de Gaza. Tiene 32 años, está casada y tiene cuatro hijos. A diferencia de lo que muchos en Occidente puedan pensar, su marido no le impide salir a trabajar como fotógrafa freelance.
"Toda mi familia me anima. A todos les gusta lo que hago -reconoce orgullosa Samar, una palestina religiosa, musulmana, que viste siempre con la túnica negra hasta los pies y su hiyab-. Aunque me ha tocado trabajar también estando embarazada. Siempre me mantenía lo más lejos posible del peligro".
No obstante, el comienzo de su carrera como fotógrafa en Gaza, hace ya 5 años, no fue fácil. "Al principio, mis compañeros de profesión no me recibieron bien. Como hombres no lo aceptaban -relata-. Pero impuse mi presencia entre ellos y dejé mi huella gracias a los éxitos conseguidos. Así es como empezaron a apoyarme y ayudarme en todo momento".
Una de las fotos de la fotógrafa palestina de los enfrentamientos. 
Esta mujer consiguió acallar las críticas de una sociedad cada vez más conservadora a golpe de premios y de una reputación, incluso a nivel internacional. Durante la última operación militar israelí sobre la franja de Gaza en julio y agosto de 2014, Margen Protector, New York Magazine publicó una de sus fotos más impactantes: la de un feto, vivo, rescatado del interior de su madre, muerta en un bombardeo.
Fuente: Isabel Pérez, El Mundo - España

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