sábado, 7 de mayo de 2022

Palestina también. JUAN MANUEL SANTOS, ELPAÍS, PLANETA FUTURO, 06 MAY 2022


 

Un hombre vestido con la camiseta de 'Palestina libre' sostiene a su hija durante un mitin conmemorativo frente a la embajada de Estados Unidos en Kuala Lumpur, Malasia, 29 de abril de 2022. FAZRY ISMAIL (EFE)


Palestina también


Existen pruebas considerables de que el Gobierno israelí está incumpliendo el derecho internacional abiertamente con su dominio sobre las tierras ocupadas y sus prácticas opresivas sobre el pueblo palestino. La impunidad allí es igual de intolerable que en Ucrania o en cualquier otra parte


El mundo se ha horrorizado ante la invasión de Ucrania por parte de Putin y esa reacción es acertada. Los líderes políticos están recurriendo a un orden internacional basado en reglas para contrarrestar este acto de agresión injustificado. No obstante, no debemos olvidar que el descuido de estas reglas y normas globales en todo el mundo ha socavado la paz y la seguridad hace ya mucho tiempo y ha posibilitado la impunidad, por ejemplo, en el conflicto palestino-israelí. Para revertir esta tendencia peligrosa, los líderes deben defender estas reglas en todo lugar y en todo momento. El doble estándar podría debilitar los fundamentos para emprender una acción justificada.

Durante décadas, el conflicto palestino-israelí se ha agravado debido a que la comunidad internacional no ha denunciado el incumplimiento sistemático del derecho internacional. Actualmente, existen pruebas considerables de que el Gobierno israelí está incumpliéndolo abiertamente con su dominio sobre las tierras palestinas ocupadas y sus prácticas opresivas sobre el pueblo palestino. Como amigo de Israel, me siento obligado a alzar la voz.

Durante mi mandato como presidente de Colombia, dirigí el proceso de paz que puso fin a un conflicto armado de más de medio siglo. Al ayudar a mi país a finalizar este conflicto brutal, entendí que una paz duradera solo podía ser posible por medio de un acuerdo basado en igualdad de derechos, justicia e inclusión. Estos mismos principios motivaron mi decisión como presidente de reconocer al Estado de Palestina en 2018, por lo cual fui objeto de muchas críticas en ciertos círculos de Israel y en mi propio país.

Como amigos de Israel, nos preocupa cada vez más que los últimos gobiernos israelíes no hayan mostrado intenciones de aplicar los valores de igualdad y libertad consagrados en su declaración de la independencia en el territorio que han ocupado desde 1967. Continúan negando el principio básico de igualdad de derechos e impiden la creación de un Estado palestino.

Apoyo por completo el derecho de Israel a existir y a defenderse. El país ha sido atacado en múltiples ocasiones y esos ataques deben detenerse. No obstante, esos ataques no justifican el sistema de discriminación y opresión gubernamental, ni tampoco justifican las violaciones generalizadas de derechos humanos a las que están sujetos todos los días los palestinos que residen en los territorios ocupados. La anexión de facto de Cisjordania y el este de Jerusalén, a través de la expansión sin control de asentamientos judíos ilegales, constituye un indicio claro de la intención de Israel de dominar de forma permanente a un pueblo palestino sin Estado.

Las pruebas hacen difícil que cualquier observador imparcial no concluya que millones de palestinos están sujetos a un sistema cruel e intolerable de ocupación militar, además de que se les niegan sus derechos humanos básicos.

Durante años, varias importantes figuras políticas, jurídicas y militares de Israel han advertido que, de continuar las políticas de ocupación y asentamiento ilegales, se produciría un apartheid. Incluso, muchas de ellas, entre las que se incluyen un ex procurador general y exdirector del Shin Bet, afirman que ya está ocurriendo. Otros líderes internacionales, como el exsecretario general de la ONU, Ban Ki-moon (mi colega en el grupo de The Elders), están arribando a conclusiones similares.

El término “apartheid” conlleva un peso emocional e histórico enorme para personas de todo el mundo. Debería utilizarse como un término legal y no como una acusación política. Son las pruebas las que determinan si un gobierno como el israelí está cometiendo el crimen de apartheid: no puede depender de lealtades políticas o ideológicas.

El hecho de que israelíes patriotas y figuras internacionales respetadas estén usando el término “apartheid” refuerza la necesidad de que se genere un debate objetivo sobre las pruebas, fundamentado en el marco legal internacional que define este crimen. A mí y a los demás miembros de The Elders nos encantaría que se genere tal debate, ya que demostraría un avance hacia un mejor entendimiento entre todas las partes.

Desafortunadamente, lo que estamos presenciando es un esfuerzo orquestado por el Gobierno israelí y sus aliados para callar todas las críticas y persuadir a la sociedad israelí y a sus aliados extranjeros de que tal debate no tiene fundamentos, sin examinar las pruebas. Los que exhiben pruebas se enfrentan a ser denigrados, acusados de antisemitismo e, incluso, criminalizados.

Además, se rechazan las investigaciones de entidades internacionales respecto de violaciones de derechos humanos o de crímenes atroces cometidos por todas las partes del conflicto, incluso Hamás.

No obstante, es posible que la marea esté cambiando. El respaldo mundial sin precedentes a la investigación del Tribunal Penal Internacional sobre la invasión de Ucrania por parte de Rusia desafía la inercia mostrada por la comunidad internacional en lo relacionado con crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad cometidos en otra parte. La impunidad en Israel y Palestina es igual de intolerable que en Ucrania o en cualquier otra parte.

Al pedir que se respete el derecho internacional, no cuestionamos la legitimidad de Israel ni el derecho de su pueblo a vivir con paz y seguridad. Todo lo contrario: está en juego no solo la igualdad de derechos de todos los palestinos e israelíes, sino también la integridad de los ideales fundacionales de Israel, que incluyen dignidad, justicia, libertad y voluntad de respetar el estado de derecho sobre la base de las pruebas. Los amigos de Israel deberían clamar por este noble propósito.

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