lunes, 21 de marzo de 2022

¡Cuando el mediador de paz es un acaparador de guerras! Por: Mahmoud Elalwan, embajador del Estado de Palestina en Bolivia/



El primer ministro israelí, Neftalí Bennett, independientemente de que se brinde como un mediador que ofrece soluciones o como un mensajero que transmite posiciones de una parte a otra en el conflicto de Ucrania, sorprende y resulta deplorable cómo un fundamentalista desempeña ese papel interviniendo para poner fin a esta guerra mientras que es incapaz de acabar con sus sucias guerras contra sus vecinos. Resulta una gran farsa de la historia: cuando un ambicioso de guerras es un mediador de paz, entonces el mundo no conocerá la paz.

El presidente ucraniano Zelensky confirmó el sábado 12 de marzo que había ofrecido al primer ministro israelí, Neftalí Bennett, organizar una cumbre a nivel de líderes entre Moscú y Kiev en la ciudad de Jerusalén, sugiriendo que Israel podría desempeñar un papel importante en la solución del conflicto y señaló: “Creo que hoy no es correcto celebrar reuniones en Ucrania, Rusia o Bielorrusia, porque no son ninguno de los lugares donde podemos llegar a entendimientos y detener la guerra”.

El señor Bennett se ha disfrazado de mediador en el conflicto de Ucrania pero fue el más radical durante la guerra en Gaza, acusando a Netanyahu de debilidad y falta de voluntad por no continuar con los bombardeos contra la población civil en Gaza y declaró en una entrevista de prensa: “En la guerra contra los palestinos fui más estricto que el ejército, es mejor que los militares sean más extremistas que los políticos”. Asimismo, en respuesta a una pregunta sobre su posición sobre el asesinato de niños que lanzan piedras y globos desde Gaza, dijo: “Debemos tratarlos como si estuvieran lanzando proyectiles de artillería”. Del mismo modo se jactó de que en la guerra contra el Líbano en 2006, participó como oficial del ejército en el asesinato de varios libaneses y recientemente también ha lanzado amenazas sangrientas contra Gaza.

El señor Bennett asaltó el estadio de las grandes potencias; lo hizo sin declarar sus objetivos y ocultándolos, pero ¿por qué Estados Unidos, Europa, Ucrania y Rusia acordaron dejarle entrar en su terreno? Quizás por la creencia e ilusión de que los judíos tienen una influencia inusual en la política de los países. Bennett no pone condiciones y no tiene capacidad para activar presiones, el fracaso de su misión no tiene precio y su frustración tampoco. Nadie en el mundo cree o imagina que Bennett pueda tener habilidades sobrehumanas que lo cualificarían para desempeñar un papel en la arena internacional.

¿Qué quiere Bennett? En la última reunión de su gabinete, Bennett apareció con orgullo y dijo con cautela: “He viajado a la zona para ayudar en la comunicación entre las partes…, continuaremos ayudando si se nos pide, incluso si las esperanzas no son altas”. Vinculó su visita a la preocupación por las condiciones y necesidades de los judíos en Rusia y Ucrania y para facilitar la llegada de 100 mil de ellos para instalarlos en nuevos asentamientos en Cisjordania. Hasta el momento han llegado a Tel-Aviv más de seis mil quinientos judíos refugiados de ambos países.

A Bennett le ha gustado su nuevo rol porque le otorga un prestigio internacional y doméstico que no soñaba. Lo que más le importa es estar a la altura de Netanyahu, quien siempre busca empequeñecerlo, despreciar sus capacidades y su rendimiento. Además, este movimiento internacional ha elevado su popularidad, ha revivido a su partido moribundo y ha aumentado las posibilidades de construir la fuerza central de extremistas que él busca crear bajo su liderazgo.

La escalada se está produciendo con la aprobación del estamento político y militar israelí, en una política sistemática cuyo objetivo es hacer estallar la situación e implementar planes coloniales más expansionistas en la Cisjordania ocupada, incluido Jerusalén Este.

El gobierno israelí es el único responsable de las violaciones perpetradas por las fuerzas de ocupación y por las milicias de colonos, así como de sus repercusiones en el conflicto del Oriente Medio. Este gobierno israelí, encabezado por el extremista Neftalí Bennett, está destruyendo las posibilidades de lograr una paz justa sobre la base del principio de la solución de dos estados según el derecho internacional. Está construyendo por la fuerza de la ocupación su régimen colonial racista de apartheid en la Palestina ocupada. La comunidad internacional debe tomar medidas inmediatas para detener esta escalada de violaciones sistemáticas que está cometiendo Israel y condenarlas porque se está aprovechando de la actual crisis internacional para incrementarlas en todo el territorio palestino ocupado.

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