ARTÍCULO: NO A LA GUERRA NUCLEAR
El peligro de una guerra nuclear.
Estas últimas semanas voces muy autorizadas y de diverso signo están llamando la
atención sobre la posibilidad de que la prolongación de la guerra en Ucrania pueda derivar
en una guerra nuclear.
El Papa Francisco en declaraciones a los periodistas ha señalado la necesidad de que el
conflicto de Ucrania debe de tener una salida negociada, si se quiere evitar el desastre
mundial, y que ambas partes tienen por igual la responsabilidad de negociar; incluso hizo
uso de términos populares para expresar que no es adecuado considerar las dos partes
en términos de “Caperucita y el lobo”.
Noam Chomsky, uno de los científicos de mayor preocupación por los problemas mas
graves de la humanidad actual, viene insistiendo en que si no se toma conciencia de la
situación real será difícil evitar que estalle la guerra atómica. Hace pocos días, en una
entrevista televisiva, Chomsky insiste en la gravedad de la situación por la falta de
conciencia de los ciudadanos sobre ella. Para él “el verdadero problema del mundo es
como impedir que salte por los aires”, y señala que “la población en general no sabe lo
que está ocurriendo y ni siquiera sabe que no lo sabe” .
Y pasando a declaraciones de políticos europeos, llama la atención la opinión de Ángela
Merkel, cuyo nivel político resulta incontestable, insistiendo en que los intereses de
Europa, y específicamente de Alemania, no deben supeditarse a los Estados Unidos en la
prolongación indefinida de la guerra en Ucrania, si no en restablecer mediante la
negociación los acuerdos sobre el gas entre Alemania y Rusia.
Estamos en una situación en la que mas que discutir sobre los motivos para la guerra que
expresan cualesquiera de los gobiernos, o bloques en disputa por la hegemonía, lo
urgente, lo mas importante es la toma de conciencia del peligro de una guerra nuclear.
Hace ya sesenta y siete años, “en julio de 1955, Bertrand Russell y Albert Einstein
(quizás las dos mentes de mayor capacidad de nuestra época) hicieron público un
extraordinario llamamiento a los habitantes del mundo, en que les pedían que “dejaran de
lado” el furor que le inspiraban muchos temas y se considerasen “meros miembros de una
especie biológica que ha tenido una historia extraordinaria y cuya desaparición ninguno
podemos desear” La alternativa que se le planteaba al mundo era “descarnada,
espantosa e ineludible: ¿Pondremos fin a la raza humana, o renunciará la humanidad a la
guerra”?
Este vaticinio continua siendo absolutamente real en la actual situación de prolongación
hacia lo nuclear de la guerra en Ucrania.
¿Como es posible que los gobiernos de la Unión Europea y los “poderes ocultos”(como un
amigo, catedrático europeo de economía, llama a los grandes poderes económicos y
mediáticos) prefieran la guerra, incluso la nuclear, antes sentarse de nuevo a negociar
con Rusia, China y los grandes países como la India, Sudáfrica y mas de medio mundo
que dicen no a la Guerra y sí a la negociación?. Me llama la atención de que en la guerra
en Ucrania actual no sepamos los muertos y mutilados que se están dando: ni los
ucranianos ni los rusos saben cuantos son su muertos o desaparecidos. Mientras tanto se
pide, se exige a sus ciudadanos su disposición incondicional de defender a una patria
que realmente no les pertenece.
Valga la reflexión que se hace el historiador Gabriel Jackson, en su libro “Civilización y
barbarie en la Europa del SXX”:
“Soy personalmente incapaz de creer que factores “objetivos”- como depresiones
económicas o sufrimientos en tiempo de guerras- basten para explicar las
monstruosidades cometidas en nuestro siglo...Es la absoluta desvalorización de la
naturaleza humana, la instrumentación y el pragmatismo absolutos en el trato de los seres
humanos, lo que caracteriza fenómenos tales como el nazismo, el stalinismo, o
actualmente el fascismo ultra. El problema fundamental es ,pues, encontrar ciertas
nuevas bases para preservar el concepto de que la vida humana es sagrada”...”por
razones elementales de supervivencia tenemos que encontrar vias de motivar a tanta
gente como sea posible, para provocar efectos pacíficos; y tenemos que impedir a los
otros el acceso a armas letales” (G. Jackson 1997).
Los ciudadanos europeos estamos obligados, por puro interés vital,a demandar a Europa
y Estados Unidos que abran negociaciones con Rusia y China, y en las Naciones Unidas ,
para parar esta guerra y tomar medidas de desarme nuclear a nivel mundial. Soy de una
generación, nacida en 1936, quizás la única en la historia de España que hemos tenido la
inmensa suerte de no vivir bajo una guerra. Ya no es por nosotros , los mayores, sino por
la gente joven, por nuestras hijas y nietos, por lo que nos atrevemos a decir: no a la
guerra nuclear
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