Sobre Palestina, hacer que se hace
Santiago González Vallejo, Comité de Solidaridad con la Causa Árabe
Infolibre.es, 14 de marzo de 2024
Llevamos meses viendo matanzas y destrucción todos los días en Gaza. También en Cisjordania. Sabemos que la ocupación y colonización no empezaron el 7 de octubre, pero parece que los gobiernos huyen de las causas, la propia ocupación, la imposición de la fuerza contra el derecho de los refugiados al retorno y el ninguneo del derecho internacional.
Por parte del gobierno español y de su
ministro socialista de Exteriores se repiten clichés, ya dichos en décadas
anteriores, sin afectar a hechos concretos. Incluso, en el asunto del comercio
de armas, tras un lenguaje interesadamente equívoco, en donde parecía que no
había ninguna operación de venta de armamento, ahora sabemos que España ha
permitido la exportación de municiones después del 7 de octubre a un Estado
ocupante y colonizador como es Israel. Todo ello fuera de la lógica de no
promocionar la violencia, la Posición Común Europea y nuestras leyes internas.
Todo se limita a palabras en el teatro
gestual de la política. Y, siempre con omisión de las causas y de enfrentarse a
ellas. Se pospone a un futuro una conferencia de paz y un reconocimiento de un
Estado Palestino, se supone que sobre los restos no fagocitados desde 1948 por la maquinaria
israelí de ocupación y expulsión de sus habitantes originarios. Mientras, las
autoridades europeas facilitan que Israel participe en programas
europeos, incluso militares, expande asentamientos y mata a palestinos en Gaza
y Cisjordania, impunemente.
Tenemos el precedente de la Sudáfrica racista. En esa época, tampoco
los gobiernos querían actuar e iban a remolque de las organizaciones de
derechos humanos y de la opinión pública. Todo eran excusas para no
sancionar, embargar armamento o restringir el comercio. Mientras, el régimen
supremacista, democrático para los blancos, era aliado de
nuestros Estados europeos y Occidentales. Incluso habría dirigentes a lo Von
der Leyen (UE), Cormann (OCDE), Biden (Estados Unidos) que proclamarían que
comparten con este Estado de Israel los mismos valores ¿de supremacismo,
ocupación, colonización?
Pasados varios meses del comienzo álgido
de las matanzas e indicios de genocidio, hambruna y desabastecimientos, no
entendemos que no se pase de las musas al teatro: hechos concretos. Las autoridades
españolas y europeas (y la comunidad internacional) quieren engañar y
engañarnos. Se pretende mantener la ficción de separar a este Israel, como
un Estado normal, del Israel que siempre ha sido, ocupante
y colonizador.
La anormalidad es que, sabiendo que los
asentamientos son ilegales, se les premia facilitando su comercio. España tiene
competencia normativa para prohibir unilateralmente el comercio con los
asentamientos; penalizar a todos los colonos que invaden y violentan
Cisjordania, no sólo a los violentos conocidos. Si hay
federaciones deportivas que premian los asentamientos como la FIFA, habrá que corregir
esos malos comportamientos, contribuir a la expulsión de
Israel de los Juegos Olímpicos, FIFA y demás. Y en Eurovisión, hay un doble rasero
difícil de explicar. ¿No se han puesto sanciones a Rusia?
Y, ¿por qué no suspender el Acuerdo de Asociación de
la UE con Israel? ¿Israel respeta los derechos humanos y el derecho
internacional tal y como obliga ese Acuerdo? Ya hubo un precedente de petición
de suspensión en el Parlamento Europeo en el año 2002, a causa de otras razzias del
ejército israelí y el asedio de Ramala al entonces presidente Arafat. El no hacerlo,
finalmente, por decisión del Consejo, no cambió el comportamiento israelí.
Israel ha seguido con la colonización, con ayuda de empresas cómplices que,
como las españolas COMSA y CAF, siguen participando en concursos
públicos sin ninguna restricción, tanto en España como en los países de la UE.
Las autoridades europeas, desde hace años,
siguen sin hacer nada más que, quizá, redactar teatralmente cientos de
comunicados de protesta por los nuevos y crecientes asentamientos. El
contribuir con nuestros impuestos al funcionamiento de los tribunales
internacionales o a la Agencia de las Naciones Unidas para los
refugiados es loable, pero es insuficiente. España no ha reclamado nunca a
Israel, ni tampoco la UE, por los daños, destrucción o embargo de bienes que
estaban destinados al desarrollo palestino, desde el aeropuerto de Gaza a
escuelas, por no hablar de los bienes aportados por las diferentes asociaciones
de la sociedad civil.
En resumen, frente a declaraciones y
seguir la estela de la inacción o la complicidad de tantos años, el
continuar sin hacer nada más que jugar a la carta de una conferencia y a una
estatalidad incierta e inviable, sin sancionar las causas y no ponerles
remedio, es dar el triunfo a la impunidad. Y todos, con la experiencia de todas
estas décadas, lo sabemos y no debemos engañar ni engañarnos por no aportar
hechos.
Todo se limita a palabras en el teatro gestual de la política. Y, siempre con omisión de las causas y de enfrentarse a ellas. Se pospone a un futuro una conferencia de paz y un reconocimiento de un Estado Palestino, se supone que sobre los restos no fagocitados desde 1948 por la maquinaria israelí de ocupación y expulsión de sus habitantes originarios. Mientras, las autoridades europeas facilitan que Israel participe en programas europeos, incluso militares, expande asentamientos y mata a palestinos en Gaza y Cisjordania, impunemente.
Tenemos el precedente de la Sudáfrica racista. En esa época, tampoco
los gobiernos querían actuar e iban a remolque de las organizaciones de
derechos humanos y de la opinión pública. Todo eran excusas para no
sancionar, embargar armamento o restringir el comercio. Mientras, el régimen
supremacista, democrático para los blancos, era aliado de
nuestros Estados europeos y Occidentales. Incluso habría dirigentes a lo Von
der Leyen (UE), Cormann (OCDE), Biden (Estados Unidos) que proclamarían que
comparten con este Estado de Israel los mismos valores ¿de supremacismo,
ocupación, colonización?
Pasados varios meses del comienzo álgido
de las matanzas e indicios de genocidio, hambruna y desabastecimientos, no
entendemos que no se pase de las musas al teatro: hechos concretos. Las autoridades
españolas y europeas (y la comunidad internacional) quieren engañar y
engañarnos. Se pretende mantener la ficción de separar a este Israel, como
un Estado normal, del Israel que siempre ha sido, ocupante
y colonizador.
La anormalidad es que, sabiendo que los asentamientos son ilegales, se les premia facilitando su comercio. España tiene competencia normativa para prohibir unilateralmente el comercio con los asentamientos; penalizar a todos los colonos que invaden y violentan Cisjordania, no sólo a los violentos conocidos. Si hay federaciones deportivas que premian los asentamientos como la FIFA, habrá que corregir esos malos comportamientos, contribuir a la expulsión de Israel de los Juegos Olímpicos, FIFA y demás. Y en Eurovisión, hay un doble rasero difícil de explicar. ¿No se han puesto sanciones a Rusia?
Y, ¿por qué no suspender el Acuerdo de Asociación de
la UE con Israel? ¿Israel respeta los derechos humanos y el derecho
internacional tal y como obliga ese Acuerdo? Ya hubo un precedente de petición
de suspensión en el Parlamento Europeo en el año 2002, a causa de otras razzias del
ejército israelí y el asedio de Ramala al entonces presidente Arafat. El no hacerlo,
finalmente, por decisión del Consejo, no cambió el comportamiento israelí.
Israel ha seguido con la colonización, con ayuda de empresas cómplices que,
como las españolas COMSA y CAF, siguen participando en concursos
públicos sin ninguna restricción, tanto en España como en los países de la UE.
Las autoridades europeas, desde hace años,
siguen sin hacer nada más que, quizá, redactar teatralmente cientos de
comunicados de protesta por los nuevos y crecientes asentamientos. El
contribuir con nuestros impuestos al funcionamiento de los tribunales
internacionales o a la Agencia de las Naciones Unidas para los
refugiados es loable, pero es insuficiente. España no ha reclamado nunca a
Israel, ni tampoco la UE, por los daños, destrucción o embargo de bienes que
estaban destinados al desarrollo palestino, desde el aeropuerto de Gaza a
escuelas, por no hablar de los bienes aportados por las diferentes asociaciones
de la sociedad civil.
En resumen, frente a declaraciones y
seguir la estela de la inacción o la complicidad de tantos años, el
continuar sin hacer nada más que jugar a la carta de una conferencia y a una
estatalidad incierta e inviable, sin sancionar las causas y no ponerles
remedio, es dar el triunfo a la impunidad. Y todos, con la experiencia de todas
estas décadas, lo sabemos y no debemos engañar ni engañarnos por no aportar
hechos.
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Santiago González
Vallejo es cofundador del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe.
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