sábado, 16 de marzo de 2024

Sobre Palestina, hacer que se hace Santiago González Vallejo, Comité de Solidaridad con la Causa Árabe


 

Sobre Palestina, hacer que se hace

Santiago González Vallejo, Comité de Solidaridad con la Causa Árabe

Infolibre.es, 14 de marzo de 2024 

 Llevamos meses viendo matanzas y destrucción todos los días en Gaza. También en Cisjordania. Sabemos que la ocupación y colonización no empezaron el 7 de octubre, pero parece que los gobiernos huyen de las causas, la propia ocupación, la imposición de la fuerza contra el derecho de los refugiados al retorno y el ninguneo del derecho internacional.

Por parte del gobierno español y de su ministro socialista de Exteriores se repiten clichés, ya dichos en décadas anteriores, sin afectar a hechos concretos. Incluso, en el asunto del comercio de armas, tras un lenguaje interesadamente equívoco, en donde parecía que no había ninguna operación de venta de armamento, ahora sabemos que España ha permitido la exportación de municiones después del 7 de octubre a un Estado ocupante y colonizador como es Israel. Todo ello fuera de la lógica de no promocionar la violencia, la Posición Común Europea y nuestras leyes internas.

Todo se limita a palabras en el teatro gestual de la política. Y, siempre con omisión de las causas y de enfrentarse a ellas. Se pospone a un futuro una conferencia de paz y un reconocimiento de un Estado Palestino, se supone que sobre los restos no fagocitados desde 1948 por la maquinaria israelí de ocupación y expulsión de sus habitantes originarios. Mientras, las autoridades europeas facilitan que Israel participe en programas europeos, incluso militares, expande asentamientos y mata a palestinos en Gaza y Cisjordania, impunemente.

Tenemos el precedente de la Sudáfrica racista. En esa época, tampoco los gobiernos querían actuar e iban a remolque de las organizaciones de derechos humanos y de la opinión pública. Todo eran excusas para no sancionar, embargar armamento o restringir el comercio. Mientras, el régimen supremacista, democrático para los blancos, era aliado de nuestros Estados europeos y Occidentales. Incluso habría dirigentes a lo Von der Leyen (UE), Cormann (OCDE), Biden (Estados Unidos) que proclamarían que comparten con este Estado de Israel los mismos valores ¿de supremacismo, ocupación, colonización?

Pasados varios meses del comienzo álgido de las matanzas e indicios de genocidio, hambruna y desabastecimientos, no entendemos que no se pase de las musas al teatro: hechos concretos. Las autoridades españolas y europeas (y la comunidad internacional) quieren engañar y engañarnos. Se pretende mantener la ficción de separar a este Israel, como un Estado normal, del Israel que siempre ha sido, ocupante y colonizador.

La anormalidad es que, sabiendo que los asentamientos son ilegales, se les premia facilitando su comercio. España tiene competencia normativa para prohibir unilateralmente el comercio con los asentamientos; penalizar a todos los colonos que invaden y violentan Cisjordania, no sólo a los violentos conocidos. Si hay federaciones deportivas que premian los asentamientos como la FIFA, habrá que corregir esos malos comportamientos, contribuir a la expulsión de Israel de los Juegos Olímpicos, FIFA y demás. Y en Eurovisión, hay un doble rasero difícil de explicar. ¿No se han puesto sanciones a Rusia?

Y, ¿por qué no suspender el Acuerdo de Asociación de la UE con Israel? ¿Israel respeta los derechos humanos y el derecho internacional tal y como obliga ese Acuerdo? Ya hubo un precedente de petición de suspensión en el Parlamento Europeo en el año 2002, a causa de otras razzias del ejército israelí y el asedio de Ramala al entonces presidente Arafat. El no hacerlo, finalmente, por decisión del Consejo, no cambió el comportamiento israelí. Israel ha seguido con la colonización, con ayuda de empresas cómplices que, como las españolas COMSA y CAF, siguen participando en concursos públicos sin ninguna restricción, tanto en España como en los países de la UE.

Las autoridades europeas, desde hace años, siguen sin hacer nada más que, quizá, redactar teatralmente cientos de comunicados de protesta por los nuevos y crecientes asentamientos. El contribuir con nuestros impuestos al funcionamiento de los tribunales internacionales o a la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados es loable, pero es insuficiente. España no ha reclamado nunca a Israel, ni tampoco la UE, por los daños, destrucción o embargo de bienes que estaban destinados al desarrollo palestino, desde el aeropuerto de Gaza a escuelas, por no hablar de los bienes aportados por las diferentes asociaciones de la sociedad civil.

En resumen, frente a declaraciones y seguir la estela de la inacción o la complicidad de tantos años, el continuar sin hacer nada más que jugar a la carta de una conferencia y a una estatalidad incierta e inviable, sin sancionar las causas y no ponerles remedio, es dar el triunfo a la impunidad. Y todos, con la experiencia de todas estas décadas, lo sabemos y no debemos engañar ni engañarnos por no aportar hechos.

  Todo se limita a palabras en el teatro gestual de la política. Y, siempre con omisión de las causas y de enfrentarse a ellas. Se pospone a un futuro una conferencia de paz y un reconocimiento de un Estado Palestino, se supone que sobre los restos no fagocitados desde 1948 por la maquinaria israelí de ocupación y expulsión de sus habitantes originarios. Mientras, las autoridades europeas facilitan que Israel participe en programas europeos, incluso militares, expande asentamientos y mata a palestinos en Gaza y Cisjordania, impunemente.

Tenemos el precedente de la Sudáfrica racista. En esa época, tampoco los gobiernos querían actuar e iban a remolque de las organizaciones de derechos humanos y de la opinión pública. Todo eran excusas para no sancionar, embargar armamento o restringir el comercio. Mientras, el régimen supremacista, democrático para los blancos, era aliado de nuestros Estados europeos y Occidentales. Incluso habría dirigentes a lo Von der Leyen (UE), Cormann (OCDE), Biden (Estados Unidos) que proclamarían que comparten con este Estado de Israel los mismos valores ¿de supremacismo, ocupación, colonización?

Pasados varios meses del comienzo álgido de las matanzas e indicios de genocidio, hambruna y desabastecimientos, no entendemos que no se pase de las musas al teatro: hechos concretos. Las autoridades españolas y europeas (y la comunidad internacional) quieren engañar y engañarnos. Se pretende mantener la ficción de separar a este Israel, como un Estado normal, del Israel que siempre ha sido, ocupante y colonizador.

 La anormalidad es que, sabiendo que los asentamientos son ilegales, se les premia facilitando su comercio. España tiene competencia normativa para prohibir unilateralmente el comercio con los asentamientos; penalizar a todos los colonos que invaden y violentan Cisjordania, no sólo a los violentos conocidos. Si hay federaciones deportivas que premian los asentamientos como la FIFA, habrá que corregir esos malos comportamientos, contribuir a la expulsión de Israel de los Juegos Olímpicos, FIFA y demás. Y en Eurovisión, hay un doble rasero difícil de explicar. ¿No se han puesto sanciones a Rusia?

Y, ¿por qué no suspender el Acuerdo de Asociación de la UE con Israel? ¿Israel respeta los derechos humanos y el derecho internacional tal y como obliga ese Acuerdo? Ya hubo un precedente de petición de suspensión en el Parlamento Europeo en el año 2002, a causa de otras razzias del ejército israelí y el asedio de Ramala al entonces presidente Arafat. El no hacerlo, finalmente, por decisión del Consejo, no cambió el comportamiento israelí. Israel ha seguido con la colonización, con ayuda de empresas cómplices que, como las españolas COMSA y CAF, siguen participando en concursos públicos sin ninguna restricción, tanto en España como en los países de la UE.

Las autoridades europeas, desde hace años, siguen sin hacer nada más que, quizá, redactar teatralmente cientos de comunicados de protesta por los nuevos y crecientes asentamientos. El contribuir con nuestros impuestos al funcionamiento de los tribunales internacionales o a la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados es loable, pero es insuficiente. España no ha reclamado nunca a Israel, ni tampoco la UE, por los daños, destrucción o embargo de bienes que estaban destinados al desarrollo palestino, desde el aeropuerto de Gaza a escuelas, por no hablar de los bienes aportados por las diferentes asociaciones de la sociedad civil.

En resumen, frente a declaraciones y seguir la estela de la inacción o la complicidad de tantos años, el continuar sin hacer nada más que jugar a la carta de una conferencia y a una estatalidad incierta e inviable, sin sancionar las causas y no ponerles remedio, es dar el triunfo a la impunidad. Y todos, con la experiencia de todas estas décadas, lo sabemos y no debemos engañar ni engañarnos por no aportar hechos.

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Santiago González Vallejo es cofundador del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe.

 

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COMUNICADO RUMBO A GAZA