martes, 6 de octubre de 2015

'Ha estallado la Tercera Intifada'

Fervientemente convencido de ser elegido para "defender la mezquita Al Aqsa sea como sea", Mohannad Halabi (19) recorrió las estrechas callejuelas de la Ciudad Vieja de Jerusalén con el objetivo de morir matando israelíes.
Pero este estudiante palestino de Derecho de la Universidad Al Quds y vinculado a la Yihad Islámica quizá no pase a la Historia sólo por asesinar con arma blanca y de fuego al rabino Nehemia Lavi (41), Aaron Benet (21) y herir a la esposa de éste y su bebé de dos años antes de ser abatido por la policia. 
Un día antes de cometer el atentado y que otro joven palestino hiriera de gravedad a un adolescente judío en esa zona, Halabi dejó un anuncio para la posteridad. No lo hizo en un video portando la bandera de su milicia como antaño sino en Facebook: "La Tercera Intifada ha estallado".
"Tercera Intifada", se leía también ayer en la portada del diario 'Yediot Ajaronot' para resumir 48 violentas horas en los que los dos israelíes muertos de Jerusalén se sumaron al matrimonio Eitam y Naama Henkin, acribillados desde un coche palestino ante sus cuatro hijos en una carretera cerca de una colonia en Cisjordania
Fuentes palestinas informaron que Huzeifa Saliman (18) murió esta madrugada en los enfrentamientos de Tulkarén (norte de Cisjordania). El ejercito israelí indicó, por su parte, que abrió fuego "contra 3 de los 200 seguidores de Hamas que lanzaron piedras y coctels molotov contra las tropas. Uno de ellos fue alcanzado". La redada en el campo de refugiados de Yenín en busca de Qays al-Shaadi -miembro del brazo armado de Hamas- desembocó en disturbios que dejaron más de 70 heridos palestinos. Criticado por la derecha ("blando ante el terror") y por la izquierda ("no garantiza la seguridad ni la paz"), el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, prometió una lucha sin cuartel ante la ola de ataques de lobos solitarios o grupos armados. 
"Estos atentados no se quedarán sin respuesta. Si los palestinos quieren una nueva Intifada, recibirán un Escudo Defensivo II en Judea y Samaria", amenazan en el entorno de Netanyahu, en referencia a la masiva ofensiva militar ordenada por Ariel Sharon en 2002 tras letales atentados suicidas en las ciudades israelíes durante la Segunda Intifada.
A nivel diplomático, Netanyahu lanzó su munición contra el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Abu Mazen, al que acusa de "incitar la violencia con mentiras sobre el Monte del Templo (Explanada de las Mezquitas) que acaban en asesinatos que luego no condena". El silencio de Abu Mazen sobre los últimos ataques ha indignado a la derecha y golpeado a la izquierda en Israel que le ven como interlocutor de paz.
La ANP condena la muerte de los atacantes palestinos pidiendo la intervención de la comunidad internacional para que "Israel detenga sus violaciones en el territorio palestino, la última la muerte de dos jóvenes en la Jerusalén ocupada (...) y una serie de incursiones en ciudades y aldeas en Cisjordania y ataques de colonos".
También critica la decisión israelí de vetar el acceso de palestinos de Cisjordania ayer y hoy a la Ciudad Vieja. "Se permitirá la entrada a los ciudadanos israelíes, a los residentes y comerciantes, a turistas y a los alumnos de colegios allí", anuncia la Policía. "Es un castigo colectivo", decía a este diario un comerciante palestino en el zoco medio vacío y cerca del epicentro dorado de la tensión: La Explanada de las Mezquitas (Islam) o Monte del Templo (judaísmo). Mientras, extremistas israelíes exigen modificar el 'statu quo' que reina desde la guerra del 67 y que prohíbe el rezo judío, extremistas palestinos han lanzado desde allí piedras y bengalas contra policías, turistas y visitantes judíos.
Tras elogiar los "heroicos" ataques, el portavoz de Hamas, Hussam Badran, advierte: "Nuestro pueblo no se rinde ni acepta las medidas de Israel contra la mezquita Al Aqsa. Bendecimos todas las operaciones de la resistencia que golpean a soldados y colonos. El pueblo palestino está dispuesto a morir, ser arrestado y detenido por defender Al Aqsa".
En este contexto, Yihad Islámica saca pecho y amenaza con el arma que falta para regresar a la anterior Intifada: atentados suicidas
De las 3.712 palabras que componían su discurso el jueves en la ONU, Netanyahu apenas dedicó 800 a los palestinos. El resto fue denunciar el "silencio sonoro" internacional ante las amenazas iraníes de destuir Israel, criticar el acuerdo sobre el plan nuclear iraní y elogiar la democracia y logros tecnológicos de su país.
Pero la realidad en el terreno -acompañada por funerales y manifestaciones de ira ante su residencia oficial- doblega discursos y cambia prioridades. Por eso, nada más aterrizar de Nueva York, se reunió con los altos mandos de seguridad para desactivar la "bomba de relojería" palestina.
"Las medidas incluirán acelerar el proceso de destrucción de las casas de terroristas, alejar incitadores de la violencia de la Ciudad Vieja y el Monte del Templo, ampliar detenciones administrativas de alborotadores y enviar más fuerzas a Jerusalén y Judea y Samaria (Cisjordania)", anunció este domingo.
¿Qué posibilidades tiene la Tercera Intifada de consumarse? A diferencia de Yasir Arafat, que alternaba el ramo de olivo y la pistola, Abu Mazen siempre se ha negado a la lucha armada para poner fin a la ocupación. No condena los atentados pero ordena a sus agentes que eviten una escalada.
En una encuesta en Cisjordania y Gaza hace dos semanas, el 42% de los palestinos apoya la lucha armada (aumento del 6% en sólo tres meses) y el 51% se opone a la solución de dos Estados.
Como colofón a una tensa jornada, milicias de Gaza dispararon anoche un proyectil contra el sur de Israel sin provocar heridos. En respuesta, la Fuerza Aérea israelí atacó una base de Hamas en el norte de la Franja.

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