miércoles, 7 de octubre de 2015

Según el Banco Mundial, el boicot palestino ha afectado gravemente a las exportaciones israelíes

La campaña palestina de boicot a los productos israelíes ha supuesto un fuerte coste a las exportaciones de Israel a las ocupadas Cisjordania y Gaza. 

Palestinos llaman al boicot de los productos israelíes en la ciudad cisjordana de Naplusa, en junio de 2012. Foto: Nedal Shtieh / APA
En un informe del Banco Mundial publicado esta semana se reconocía discretamente esta victoria. El informe afirma que las importaciones palestinas desde Israel descendieron un 24 % durante el primer trimestre de 2015. El Banco Mundial explica que este descenso “es el resultado de una menor actividad económica, pero también de una tendencia cada vez mayor entre los consumidores palestinos a sustituir los productos importados de Israel por productos importados de otros países a consecuencia de lo cual las importaciones de productos no israelíes aumentaron un 22 %”.
Un mercado cautivo bajo la ocupación
Israel controla el movimiento de personas y de productos a y desde Cisjordania y Gaza. Estos territorios son un mercado cautivo para sus productos y uno de los destinos principales de sus exportaciones.
El valor de los productos israelíes vendidos a Cisjordania y Gaza ascendía a 3.400 millones de dólares en 2013, según estadísticas del gobierno israelí . En 2014 descendió a 2.900 millones, un descenso de casi una quinta parte. El Banco Mundial indicaba que el descenso aún mayor que ha experimentado en 2015 sugiere que solo el boicot de los palestinos puede costar a Israel cientos de millones de dólares al año.
A pesar del descenso de este año, los productos israelíes siguen representando un 58 % de las importaciones totales a Cisjordania y Gaza.
El Banco Mundial añade que el déficit comercial palestino se redujo un 6 % durante el primer trimestre de este año en comparación con el mismo periodo de 2014. Pero el déficit comercial supone el 38 % del PIB, lo que es “extraordinariamente alto”. El déficit comercia es la situación en la que las importaciones de un país exceden sus importaciones.
Por su parte, las ventas de productos palestinos de Cisjordania y Gaza al resto del mundo “se mantuvieron muy bajas y suponen aproximadamente un 15 % [del PIB] en los últimos años debido a la baja capacidad productiva de la agricultura y la industria, frenada por las restricciones israelíes”, explica el Banco Mundial. Las exportaciones de Gaza suponen actualmente un 6 % de las que había antes de la imposición del bloqueo por parte de Israel en 2007.
Estancamiento en Gaza
La producción en Gaza se ha estancado tras años de bloqueo. Los bombardeos de Israel del verano pasado dejaron 247 fábricas y 300 establecimientos comerciales total o parcialmente destruidos . Esto vienen a sumarse a la destrucción de otros cientos de instalaciones producida durante anteriores ataques israelíes.
Según el Banco Mundial, los negociantes en Gaza afirman que “dudan en invertir en capacidad de expansión para llegar a mercados de exportación debido a las extremadamente inciertas perspectivas políticas y la posibilidad relacionada con ello de otra guerra o de que se impongan restricciones”. Dicho de forma más sencilla, pocas personas en Gaza quieren gastar su escaso capital en crear un negocio solo para que lo destruya Israel o para que sus productos se queden bloqueados en la frontera.
La paralización económica de Gaza ha provocado una increíble tasa de paro del 42 %, una de las más altas del mundo. La tasa de paro juvenil se dispara al 60 %.
El Banco Mundial afirma que tanto en Cisjordania como en Gaza “por tercer año consecutivo la media de los palestinos se está empobreciendo”. Por otra parte, la “competitividad de la economía palestina se ha ido erosionando progresivamente desde la firma de los Acuerdos de Oslo” por parte de Israel y la Organización para la Liberación de Palestina a mediados de la década de 1990.
Israel debe pagar
El Banco Mundial advierte de que “el status quo no es sostenible y hay un alto riesgo de nuevos conflictos y de malestar social”. El organismo internacional pide que se aumente la ayuda a la Autoridad Palestina para compensarlo. También recomienda que Israel levante sus restricciones a los movimientos de los palestinos y de sus productos, pero no pide medida alguna para presionar a Israel a hacerlo. El Banco Mundial afirma que “el conceder a los palestinos acceso a los insumos de producción y a los mercados externos, y el permitir el movimiento sin trabas de bienes, mano de obra y capital […] mejoraría drásticamente las perspectivas de crecimiento de la economía palestina”. En otras palabras, el fin de la ocupación militar israelí permitiría la prosperidad palestina. Sin embargo, el Banco Mundial evita estudiadamente utilizar la palabra “ocupación” en su informe y en vez de ello se refiere a las medidas “de seguridad” israelíes. Esto da la falsa impresión de que el pernicioso impacto de estas medidas es fortuito y no algo diseñado por el sistema de control de Israel sobre los palestinos.
No hay razón para creer que Israel vaya a cambiar su comportamiento a menos que tenga que pagar un precio si no lo hace. Y, como ha reconocido el Banco Mundial, el movimiento de boicot, desinversión y sanciones está empezando a suponer ese precio.
Fuente: Maureen Clare Murphy The Electronic Intifada / Rebelión (Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.)

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