Una petición de la Fiscalía del Estado intenta obligar a la organización Rompiendo el Silencio a revelar nombres de soldados que dieron su testimonio sobre la última ofensiva en Gaza bajo condición de anonimato. El grupo acusa a las autoridades de pretender cerrarlo en el marco de una campaña agresiva contra las asociaciones que critican la ocupación israelí de los territorios palestinos 

Un soldado israelí venda los ojos de un detenido palestino cerca de Nablus, en Cisjordania.
Una de las principales oenegés de Israel se enfrenta a un proceso judicial que amenaza con cerrarla y que evidencia la difícil situación por la que pasan las organizaciones israelís que denuncian la ocupación de Palestina.
El domingo que viene tendrá lugar en un tribunal de la localidad israelí de Petah Tikva una audiencia sobre la petición de la Fiscalía general del Estado de Israel para que la oenegé israelí Shovrim Shtika (Breaking the Silence-Rompiendo el Silencio, BTS) -que recoge testimonios de militares que han servido en los territorios palestinos ocupados- revele la identidad de soldados que testificaron sobre la actuación del Ejército israelí en Gaza en la operación Margen Protector del 2014.
Entre los más de 60 testimonios de esa ofensiva publicados por la oenegé, hay varios que narraron hechos que podrían ser crímenes de guerra y en los que estarían implicados altos mandos.
La fiscalía israelí alega que el Estado “cree que es de interés público del más alto nivel investigar las sospechas”. BTS dice estar totalmente a favor de que se investiguen los posibles crímenes cometidos en Gaza, pero advierte que, precisamente, los ocho testimonios recogidos por BTS que investiga la policía militar israelí son de soldados rasos y de casos que no implican muertos ni heridos.
Caso sin precedentes
Si el juez acepta la petición de la fiscalía, será la primera vez que las autoridades fuercen a una oenegé a identificar a soldados que hablaron bajo condición de anonimato, hecho que evitará que otros se arriesguen a hacerlo el futuro y que pone en peligro la existencia de BTS, ya que basa su trabajo en garantizar el anonimato a sus testigos.
“Es obvio que quieren cerrar nuestra organización”, asegura Yehuda Shaul, uno de los fundadores de BTS. “En los últimos meses, hemos sido objeto de un ataque significativo y serio. Es un ataque a cualquiera que hable contra la ocupación y ha afectado a otros grupos como B'Tselem, Taayush y otras oenegés proderechos humanos o activistas, pero nosotros hemos recibido el golpe más duro”, explica.
Los ataques contra BTS no son nuevos. La hostilidad de las autoridades hacia ella empezó cuando antiguos soldados de una unidad de combatientes la fundaron en el 2004 y la dieron a conocer en una exposición en Tel Aviv en la que documentaban sus experiencias en los territorios ocupados. Una buena parte de la sociedad israelí considera “traidores” a sus miembros y los de otras oenegés de izquierdas.
Ofensiva contra oenegés 
La ofensiva de las autoridades contra grupos antiocupación ha ido tomando un cariz cada vez más agresivo. “Hay una nueva realidad estratégica. En los últimos dos años, los de orientación política derechista han establecido una infraestructura de organizaciones de la sociedad civil bien financiadas. Las esferas políticas más altas, sobre todo el ministro de Educación, Naftali Bennet, y el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, están totalmente implicados en esto y existe una seria coordinación entre ellos y las organizaciones”, afirma Shaul. “La ocupación no es un tema en la vida política pública” de Israel, lamenta.
El pasado febrero, la Knesset (Parlamento israelí) aprobó en primera lectura la Ley de Transparencia por la que se exigirá a las oenegés que especifiquen si reciben fondos de gobiernos extranjeros. La ley afecta a grupos israelís que trabajan en favor de los palestinos y reciben apoyo de agencias de cooperación extranjeras.
Ataques y amenazas
El apogeo de los ataques contra BTS llegó el pasado diciembre cuando el ministro de Defensa israelí, Moshe Yaalon, dijo que se le prohibirían las actividades en bases militares, donde apenas trabaja.
La organización de extrema derecha Im Tirtzu difundió un vídeo en el que señalaba a personas de grupos pro-derechos humanos y las tachaba de “espías” extranjeros, entre ellas un responsable de BTS. Además, se produjeron ataques verbales contra el grupo de diversos políticos, incluido Netanyahu.
Bennett emitió una orden para que los colegios no pudieran invitar a BTS a dar charlas a los alumnos, 58 diputados firmaron una petición de boicot contra la organización y hasta hubo una propuesta del partido Kulanu para ilegalizarla.
Espías infiltrados
Se prohibieron eventos de BTS, personas que intentaron acoger actos de la oenegé en sus locales recibieron amenazas e incluso fueron agredidas físicamente. La oficina del grupo en Tel Aviv fue atacada y ahora está custodiada por un guardia de seguridad, y sus miembros reciben constantes ataques cibernéticos y amenazas telefónicas de madrugada.
BTS y otras oenegés han sido víctimas de espionaje por parte de infiltrados de organizaciones de extrema derecha. En el caso de BTS, al menos cuatro personas dieron falsos testimonios como combatientes para intentar demostrar que la oenegé difunde historias falsas. El grupo detectó a todos los topos. El primero descubierto fue Oren Hazan, ahora diputado del Likud, el partido liderado por Netanyahu.
Fuente: Ana Alba, El Periódico de Catalunya