lunes, 30 de diciembre de 2013

Salvar a Siria

TERESA ARANGUREN                   
Publicado en INFOLIBRE el 28-12-2013




 Imágenes de barrios de Damasco en 2013.


 
Me ha costado decidirme a escribir algo sobre Siria. No es fácil construir un argumento cuando lo primero que viene a la mente son oraciones (en el sentido gramatical por favor) adversativas, cuando a cada afirmación le acompaña un pero o un sin embargo, cuando hay más dudas que certezas, cuando lo que era o lo que pensábamos que era lo que estaba ocurriendo se ha trasformando en algo distinto, cuando el levantamiento contra la dictadura, que eso fue– y aquí no hay adversativa que limite el sentido de la afirmación– lo que ocurrió, deviene en una atroz carnicería en la que Siria, la vieja y civilizada Siria, se destruye o está siendo destruida desde dentro que es la forma más eficaz y cruel de destrucción.
Porque a estas alturas del drama, esfumado ya el espejismo de que el régimen caería pronto arrollado por la marea de las entonces triunfantes revoluciones árabes, lo que queda es la desoladora realidad del país devastado y en riesgo de caer en la espiral de la violencia sectaria.

Y cómo se ha llegado a esto? Hay quien tiene respuestas clarísimas: Todo ha sido un complot imperialista para desestabilizar Siria que, bueno, (introduzcan aquí un tonillo condescendiente tipo “qué se le va a hacer, nadie es perfecto”) es una dictadura pero es socialista, laica y sobre todo antiimperialista. En ciertos sectores de la izquierda suelen tener éxito estos análisis en los que todo cuadra en el esquema Imperialismo- antiimperialismo, todo excepto la realidad que tiene la mala costumbre de no cuadrar con los esquemas y salirse por los márgenes. No cuadra esta idea del régimen sirio como bastión del antiimperialismo, con el papel que ha desempeñado en la región desde hace varias décadas. No cuadra con su apoyo a los cristiano-maronitas en la guerra civil libanesa , o a las milicias de Amal contra los refugiados palestinos en los 80, o su integración junto a Arabia Saudí y otros regímenes árabes que digamos no destacan por su antiimperialismo, en la coalición liderada por EEUU que atacó a Irak en el 91, o, no hablemos de ayer sino de ahora mismo, con el cerco al campamento de refugiados palestinos de Yarmuk en las afueras de Damasco que desde hace semanas mantiene su ejército. Si hay un eje directriz de la política exterior del régimen de los Asad, padre e hijo, este ha sido en el ámbito regional ( libanés-palestino básicamente) el mantenimiento de su papel de árbitro entre los distintos grupos confesionales y políticos , no permitiendo que ninguno de ellos consiga una posición hegemónica; en un ámbito más global el hilo conductor sigue siendo su capacidad para establecer alianzas, cambiantes y a veces muy extrañas , que le permitan mantenerse en el poder. Entre otras cosas porque siempre se ha sabido vulnerable.

A diferencia de las dictaduras de Mubarak en Egipto y Ben Ali en Túnez, cuya base social se podría describir como más o menos nacional, la dictadura de los Asad en Siria se asienta en la lealtad de un grupo confesional, los alauitas. El ejército sirio es básicamente, o al menos en sus puestos clave, el ejército de los alauitas. Lealtad y vulnerabilidad. Quien se siente vulnerable es especialmente leal a quien le protege. O dice que le protege. Esa ha sido la gran baza del régimen ante las minorías, alauita y cristiana. Se podría decir que una cierta tensión confesional siempre ha reforzado a la dictadura. Frente a ello los movimientos progresistas y marxistas que hasta mediados de los 80 tuvieron un fuerte protagonismo en la escena política sirio-libanesa, promovían la idea de ciudadanía por encima o al margen de la pertenencia confesional. Fracasaron o fueron derrotados. Y el régimen sirio tuvo un papel decisivo en esa derrota. Pero, en fin, eso ocurrió hace mucho. ¿Y ahora?

Creo que ahora, como entonces, la política de la dictadura siria nada tiene que ver con el antiimperialismo y mucho con la supervivencia. Supervivencia en el poder, claro. Tampoco creo que su derrocamiento haya sido un objetivo prioritario de la política exterior estadounidense, quizás sí de la Saudí. Lo que explica lo fácil que le resultó a la diplomacia rusa, hacerle desistir a Obama de su anunciada intervención. Bastó con ofrecerle la ocasión de salvar la cara. Hay que reconocer el valor de esa diplomacia hábil, discreta y eficaz que es tradición en Rusia desde mucho antes de que el Sr Putin llegase al poder. Gracias a Rusia la intervención militar estadounidense quedó descartada. Pero la guerra, la terrible y cruel guerra de Siria, continúa implacable.

Para su desgracia Siria que es un país pequeño y no tiene petróleo, tiene mucho valor estratégico. De modo que lo que empezó como levantamiento ciudadano contra una dictadura especialmente brutal , se convirtió en seguida en escenario en el que grandes , medianas y hasta pequeñas potencias, globales y regionales, dirimen sus diferencias: Arabia Saudita, Catar y Turquía frente a Irán y de rebote contra su aliado sirio y de rebote también a favor de los rebeldes ; Estados Unidos, Francia, Inglaterra también frente a Irán y de rebote contra Siria y Rusia , aunque ya no tan frontalmente , al fin y al cabo en Teherán hay ahora un gobierno reformista que quiere dialogo con Occidente y en Siria hay demasiados grupos islamistas actuando y mejor no mover demasiado el terreno porque el terreno está minado.
Es cierto, el terreno en Siria está minado. Si las milicias libanesas de Hizbullah entraron abiertamente en combate en apoyo del régimen , miles de combatientes de espíritu yihadista, procedentes de países vecinos y también lejanos, lo han hecho en las filas de la rebelión. Y desde hace tiempo su papel no es de apoyo sino de mando. El Frente Al Nushra, El ISIS (Estado Islámico de Irak y Siria) y otros grupos más o menos vinculados a al Qaida, se han hecho con las riendas de la lucha armada contra el régimen. Y contra quienes, también en las filas rebeldes, se oponen a ellos.

Un amigo libanés, nada sospechoso de apoyar la dictadura sino todo lo contrario, me dijo hace poco: si tengo que elegir entre el Frente Al Nushra o Bachar Al Asad , elijo a Al Asad. Era el reconocimiento de un fracaso. Y de una nueva realidad. Las líneas de separación en Siria ya no son sólo, el régimen y los rebeldes o si se quiere la revolución frente a la dictadura. Hay otros frentes: islamistas contra el régimen, islamistas contra la oposición laica al régimen, yihadistas contra infieles y el peor de todos, el frente de la violencia sectaria, hasta ahora quizás más una amenaza que una realidad. Pero quien dice que la amenaza no se cumplirá. Las cosas, contrariamente a lo que afirma el dicho, siempre pueden ir a peor.

No sé, porque no hay medio de saberlo, cuantos sirios que, como mi amigo, simpatizaron con la revuelta han cambiado de actitud, tampoco hay medio de saber cuántos por el contrario están dispuestos a continuar la lucha hasta el final. Pero sé, aunque no tenga medio de comprobarlo, que la mayoría de la población siria, los que aún se sienten a salvo en Damasco y los que sobreviven bajo las bombas en Alepo, los que apoyan al régimen y los que luchan contra él, los que han huido y los que esperan regresar, la mayoría de la población de Siria quiere por encima de todo que pare la matanza, que pare la guerra. Y ¿ Acaso no hay nadie capaz de responder a esa demanda? El recurso a La Comunidad Internacional tiene sentido si, en vez de usarse como dispensador de avales que justifiquen las intervenciones militares de EEUU y sus aliados, sirve para forzar la paz. Para eso se creó Naciones Unidas, para forzar la paz. Y hay mecanismos para ello, desde el embargo de armas total, es decir a todos los bandos, a la iniciativa política. Hay mecanismos para parar la guerra, esa es la tarea, la única urgente y necesaria para salvar a Siria.

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Teresa Aranguren es periodista y escritora, especializada en Próximo Oriente

Luz Gómez: Egipto, represión y Constitución.


La nueva Carta Magna refuerza el papel de la religión y las Fuerzas Armadas. Y su publicación coincide con una ley que restringe el derecho de reunión. El país es hoy más militar y más islamista que hace tres años

El País. 28 DIC 2013

 

"Egipto es un don del Nilo a los egipcios, y un don de los egipcios a la humanidad”. Con esta frase se abre la nueva Constitución egipcia, que será sometida a referéndum en las próximas semanas. No es broma, los medios de comunicación y las élites egipcias se han tomado el asunto muy en serio: ponerse de acuerdo en qué es Egipto se había convertido en un escollo para la comisión de 50 expertos que, sin que apenas hayan trascendido sus debates, ha elaborado el borrador constitucional.
Si el preámbulo de la Constitución se entrega sin rubor a la retórica nacionalista, lo preocupante es que el articulado no ataja las disfunciones del Estado egipcio. Al contrario: perpetúa el viejo desequilibrio de poderes. Si la Constitución de 2012, “la islamista”, que la llamaban sus detractores y que Al Sisi suspendió el 3 de julio, en nada respondía a las demandas de la Revolución de Tahrir, esta nueva versión aún lo hace menos. Entonces se habló de “traición a los ideales de la revolución”. Hoy Mubarak, excarcelado, ha declarado al diario egipcio Al Youm al Sabee (7/12/2013) que “en conjunto, la Constitución es magnífica”, y que él acudiría a votarla si su salud se lo permitiera.
El papel de la religión y de las Fuerzas Armadas fue lo que suscitó mayor polémica en la Constitución de 2012. Ambas instancias han salido reforzadas en el nuevo texto. En esto puede decirse que está en consonancia con lo que sucede en la calle: Egipto es hoy más militar y más islamista que hace tres años, cuando se alzó y echó a Mubarak. La polarización social y política ha sido la baza que han jugado las fuerzas contrarrevolucionarias, que aglutinan al Ejército, la policía, los grandes empresarios, la judicatura, los medios de comunicación y la mayor parte de la intelectualidad. En su visión en blanco y negro, llegan a dibujar dos pueblos: “Nosotros somos un pueblo y vosotros otro”, corean últimamente los manifestantes pro Al Sisi cuando se enfrentan a los defensores de Morsi.
Al declarar terroristas a los Hermanos Musulmanes, el Gobierno sentencia a muerte la democracia
La ecuación constitucional se ha resuelto a base de retruécanos sobre la religión y más poder para los militares. A propósito de la religión, el artículo 2 permanece inalterado: establece que el islam es la religión del Estado y que “los principios de la sharía islámica son la fuente principal de la legislación”. La sharía, como se sabe, no es un corpus homogéneo, es una utopía doctrinal que se relee y construye en el tiempo. Los islamistas introdujeron en la Constitución de 2012 un artículo que especificaba cómo debían establecerse los principios de la sharía (artículo 219), y le otorgaron a Al Azhar un papel consultivo (artículo 4). Que en la actual versión hayan desaparecido estas menciones se presenta como un triunfo antiislamista y democrático, sin tener en consideración que la historia de los últimos 40 años cuenta con demasiados casos de cómo la indefinición legal de la sharía abre la vía a un sistema jurídico paralelo, en el que todo cabe so pretexto de ser sharía. Tampoco es alentador, en términos de creación de una sociedad auténticamente civil, el mantenimiento de la libertad de la práctica religiosa solo para “los seguidores de las religiones reveladas” (artículo 64), esto es, para musulmanes, cristianos y judíos, y que el código religioso sea el que rija sus respectivos estatutos personales (artículo 3). Por poner un ejemplo, los no creyentes, o las parejas mixtas, seguirán sin poder contraer matrimonio civil.
 
Pero es en el cruce entre política y religión donde se halla la principal novedad constitucional, pues se prohíben los partidos políticos de base religiosa o “que tengan una naturaleza militar o cuasi militar” (artículo 74). El objetivo es evidente: impedir la organización política de los Hermanos Musulmanes. Esta disposición no solo deja fuera de la legalidad a la mayor fuerza política del país, sino que condiciona el futuro de los salafistas, que se han convertido en los islamistas del sistema. El principal partido salafista, Al Nour, apoyó el golpe de Estado y ha participado en los debates constitucionales. Su portavoz, Nader Bakkar, ha elogiado la “moderación” de la nueva Constitución y ha anunciado que su partido la apoyará en el referéndum. Sin duda en los meses próximos asistiremos a otra reformulación del camaleónico salafismo, que ya supo convivir con el régimen de Mubarak.
En cuanto a las Fuerzas Armadas, era de esperar que sus intereses salieran fortalecidos. El presupuesto del Ejército, que se desconoce, seguirá gozando de la opacidad que le garantiza depender en exclusiva del Consejo Nacional de la Defensa (artículo 203); se garantiza con ello la continuidad del Estado profundo administrado por los militares, que se calcula asciende al 35% del PIB. Además, el artículo 234 establece que durante un periodo equivalente a dos mandatos presidenciales completos, es decir, ocho años, el nombramiento del ministro de Defensa precisará de la aprobación del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas (CSFA). Siendo los dos puntos anteriores preocupantes, más grave es el mantenimiento de los aberrantes juicios militares a civiles, cuya gama de delitos se ha ampliado (artículo 204). Al ritmo actual de represión no serán precisos ocho años ni más disposiciones transitorias para acallar toda disidencia y que el CSFA sojuzgue el país a placer.
Los intelectuales no han tenido empacho  en sumarse a la peligrosa ‘sisimanía’
La publicación del texto constitucional, tan esperada y ruidosa, ha coincidido con la promulgación de una nueva ley de manifestaciones que prohíbe toda reunión de más de 10 personas sin permiso del Ministerio del Interior. Esto incluye los mítines electorales, las asambleas de trabajadores “que entorpezcan la producción” y las reuniones no rituales en los lugares de culto. Como han destacado las asociaciones de derechos humanos, con una ley así la Revolución de Tahrir nunca habría tenido lugar. Y eso es justo lo que se persigue: acabar con la revolución. Desde primeros de diciembre la policía entra legalmente en las universidades, feudo de los Hermanos Musulmanes y escenario de continuas manifestaciones. Mohamed Reza, estudiante de Ingeniería de la Universidad de El Cairo, ha sido la primera víctima mortal de esta ley; el número de detenidos se desconoce. Pero lo más llamativo es la represión de las filas revolucionarias no islamistas. La detención de Alaa Abdel Fatah, quizá el rostro más conocido de la Revolución de Tahrir, y de Ahmed Maher, cofundador del Movimiento 6 de abril, ha dejado claro que el régimen está dispuesto a todo. En los muros de la prisión de alta seguridad de Tora, donde está confinado Maher, ha vuelto a leerse la pintada que los adornó antes de la presidencia de Morsi: “¡Abajo el régimen militar!”.
 
Por si fuera poco, la represión va acompañada de una peligrosa sisimanía. Los intelectuales no han tenido empacho en sumarse a ella. Una leyenda de la literatura egipcia como Sonallah Ibrahim, que en su día pagó con la cárcel su independencia, ha sucumbido. También autores actuales han cerrado filas con el nuevo caudillo. Así respondía el novelista Alaa al Aswani a la pregunta sobre una hipotética candidatura de Al Sisi a la presidencia, cosa que se comenta desde el golpe: “Al Sisi es un héroe nacional que ha salvado a Egipto de la barbarie de los hermanos” (Al Watan, 30/11/2013). El héroe nacional, recordémoslo, es el hombre de los test de virginidad a las manifestantes detenidas; de los 1.500 muertos de la plaza de Rabaa Al-Adawiya, la peor matanza de civiles de la historia moderna de Egipto; y de la persecución de los 300.000 refugiados sirios, un asunto del que se habla muy poco.
 
La nueva Constitución, tan semejante a sus predecesoras, no podrá hacer frente al cambio social que ha vivido Egipto. Ha nacido apoyándose en la represión y no augura su fin. La declaración, por parte del Gobierno golpista, de los Hermanos Musulmanes como organización terrorista es una sentencia a muerte para la democracia. Lo lógico sería que Egipto se siga considerando revolucionario y le aplique a Al Sisi el correctivo que le aplicó a Morsi por menos.
 
Luz Gómez García es profesora de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid.

ENTREVISTA A SANTIAGO ALBA RICO

 
 
Es filósofo, arabista y escritor
 
"La izquierda debe trabajar por la hegemonía cultural, pero desde el islam e incluso desde el islamismo"
 
Entrevista al filósofo y escritor Santiago Alba Rico, tres años después de que comenzaran los movimientos de la "primavera árabe", la situación en Siria y Libia sigue siendo dramática. Colaborador entre otros medios de DIAGONAL, analiza en esta entrevista el estado de estos procesos.
 
¿En qué situación se encuentra Libia? Resulta difícil encontrar información sobre lo que está ocurriendo en el país tras el derrocamiento de Gadafi.
Sí, Libia está un poco olvidada. Incluso está olvidada por los propios Estados Unidos y por los propios países europeos que intervinieron militarmente para ayudar a derrocar a Gadafi. Libia se encuentra en una situación de caos donde es muy difícil construir un estado o una sociedad civil como consecuencia precisamente de la dictadura de Gadafi. En 44 años no fue capaz de generar una sociedad civil formada política y culturalmente ni de proporcionar servicios sanitarios o académicos. Gadafi dedicó sus 44 años de dictadura a negociar su supervivencia con los jefes tribales, cuando se había presentado tras derrocar al rey Idris como una figura progresista que iba a convertir Libia en un estado independiente y soberano. Hoy el Estado solo existe formalmente, y no controla la mayor parte del territorio. Se calcula que pueden estar armadas unas 250.000 personas, que es una barbaridad si se tiene en cuenta que la población de Libia es de tres millones y medio de habitantes. Es decir, que aproximadamente el diez por ciento de la población está armada. Son estas milicias las que controlan el territorio. En contra de lo que se piensa, y aunque en todo el mundo árabe el yihadismo o el islamismo radical próximo a al-Qaeda está recuperando terreno, en Libia la mayor parte de estas milicias no están alineadas ideológica o religiosamente. Son milicias locales que intentan negociar su participación en el poder con un gobierno central muy débil. Ahora mismo en Bengasi hay una situación de enfrentamiento muy fuerte entre la institución militar que representa al estado central en Bengasi y Ansar al Sharía, un grupo islamista radical próximo a al-Qaeda.
Hasta hace pocos días Libia no contaba con policía ni ejército. En Trípoli la milicia de Misrata, una de las más potentes, respondió a una manifestación con disparos; incluso con disparos de baterías antiaéreas, matando casi a 50 personas. Después de eso el gobierno llegó a un acuerdo para que esta milicia se replegara y permitiera entrar a un ejército que no sabe muy bien a quién representa ni de dónde ha salido. Hay que recordar que, al contrario de lo que ocurrió en Egipto o en Túnez, en Libia las elecciones no las ganaron la rama local de los Hermanos Musulmanes. Quienes llegaron al gobierno fueron los liberales --el grupo de Yibril--, y son ellos quienes están teniendo dificultades para controlar la situación. En cualquier caso, frente a lecturas muy reduccionistas, hay que decir que no son Estados Unidos o las potencias europeas quienes gobiernan Libia. Y que si bien hay un crecimiento importante del islamismo yihadista, no es cierto que domine el país.
En esta situación, la producción de petróleo se ha reducido al diez por ciento respecto a la época de Gadafi porque estas milicias lo primero que hacen es ocupar las refinerías, incluso minorías como la amazigh.
¿Y qué papel han jugado esas minorías en el derrocamiento de Gadafi?
Han jugado un papel fundamental. De hecho la batalla de Trípoli no la decidió exactamente la OTAN, sino que la decidieron los amazigh procedentes de Nafusa, quienes ya llevaban muchos meses combatiendo contra los partidarios de Gadafi con medios muy precarios. Estas milicias en cuanto liberaron zonas del régimen, crearon escuelas, editaron periódicos... Gadafi decía del pueblo amazigh lo mismo que decía Golda Meir sobre el palestino, que "no existía". Era lógico entonces que los amazigh apoyaran desde el principio el derrocamiento del régimen.
 
¿En qué situación se encuentra Libia? Resulta difícil encontrar información sobre lo que está ocurriendo en el país tras el derrocamiento de Gadafi.
Sí, Libia está un poco olvidada. Incluso está olvidada por los propios Estados Unidos y por los propios países europeos que intervinieron militarmente para ayudar a derrocar a Gadafi. Libia se encuentra en una situación de caos donde es muy difícil construir un estado o una sociedad civil como consecuencia precisamente de la dictadura de Gadafi. En 44 años no fue capaz de generar una sociedad civil formada política y culturalmente ni de proporcionar servicios sanitarios o académicos. Gadafi dedicó sus 44 años de dictadura a negociar su supervivencia con los jefes tribales, cuando se había presentado tras derrocar al rey Idris como una figura progresista que iba a convertir Libia en un estado independiente y soberano. Hoy el Estado solo existe formalmente, y no controla la mayor parte del territorio. Se calcula que pueden estar armadas unas 250.000 personas, que es una barbaridad si se tiene en cuenta que la población de Libia es de tres millones y medio de habitantes. Es decir, que aproximadamente el diez por ciento de la población está armada. Son estas milicias las que controlan el territorio. En contra de lo que se piensa, y aunque en todo el mundo árabe el yihadismo o el islamismo radical próximo a al-Qaeda está recuperando terreno, en Libia la mayor parte de estas milicias no están alineadas ideológica o religiosamente. Son milicias locales que intentan negociar su participación en el poder con un gobierno central muy débil. Ahora mismo en Bengasi hay una situación de enfrentamiento muy fuerte entre la institución militar que representa al estado central en Bengasi y Ansar al Sharía, un grupo islamista radical próximo a al-Qaeda.
Hasta hace pocos días Libia no contaba con policía ni ejército. En Trípoli la milicia de Misrata, una de las más potentes, respondió a una manifestación con disparos; incluso con disparos de baterías antiaéreas, matando casi a 50 personas. Después de eso el gobierno llegó a un acuerdo para que esta milicia se replegara y permitiera entrar a un ejército que no sabe muy bien a quién representa ni de dónde ha salido. Hay que recordar que, al contrario de lo que ocurrió en Egipto o en Túnez, en Libia las elecciones no las ganaron la rama local de los Hermanos Musulmanes. Quienes llegaron al gobierno fueron los liberales --el grupo de Yibril--, y son ellos quienes están teniendo dificultades para controlar la situación. En cualquier caso, frente a lecturas muy reduccionistas, hay que decir que no son Estados Unidos o las potencias europeas quienes gobiernan Libia. Y que si bien hay un crecimiento importante del islamismo yihadista, no es cierto que domine el país.
En esta situación, la producción de petróleo se ha reducido al diez por ciento respecto a la época de Gadafi porque estas milicias lo primero que hacen es ocupar las refinerías, incluso minorías como la amazigh.
¿Y qué papel han jugado esas minorías en el derrocamiento de Gadafi?
Han jugado un papel fundamental. De hecho la batalla de Trípoli no la decidió exactamente la OTAN, sino que la decidieron los amazigh procedentes de Nafusa, quienes ya llevaban muchos meses combatiendo contra los partidarios de Gadafi con medios muy precarios. Estas milicias en cuanto liberaron zonas del régimen, crearon escuelas, editaron periódicos... Gadafi decía del pueblo amazigh lo mismo que decía Golda Meir sobre el palestino, que "no existía". Era lógico entonces que los amazigh apoyaran desde el principio el derrocamiento del régimen.
 

Mandela, las empresas como actores de desarrollo y el Apartheid.


De cómo las empresas pueden acabar con el Apartheid de Israel sobre Palestina, o pueden reforzarlo.
 
Santiago González Vallejo, economista Unión Sindical Obrera-SOTERMUN
 
La muerte de Nelson Mandela, un gran ser humano, ha despertado toda una suerte de reconocimiento y revisión de su vida. La lucha contra el apartheid ha sido su obra. La reconciliación y una nueva etapa en la vida de la República Sudafricana, en la que formalmente el origen étnico no determina el futuro de las personas, su legado. Es justo este homenaje a este hombre y a su legado, a su capacidad de convicción y sacrificio vital que le ha dado una autoridad moral incuestionable. En cambio, creo que se ha seňalado insuficientemente las características, o algunas de ellas, del régimen del aparthed, la segregación racial imperante en Sudáfrica hasta la década de los 90.
Inglés: http://www.ituc-csi.org/mandela-companies-as-actors-of Francés: http://www.ituc-csi.org/mandela-les-entreprises-en-tant-qu?lang=fr
El régimen del apartheid lo impone con violencia, un grupo humano, mayoritariamente de raza blanca, con diferentes grados de oposición (divide y vencerás) de otros grupos étnicos, incluyendo a los diferentes clanes, reinos y tribus de pueblos autóctonos africanos, de etnias negras. Ese grupo blanco era ciudadano de esa República Sudafricana, pero el resto de las personas que vivían y habían nacido allí no tenían ciudadanía y eran considerados extranjeros, porque eran naturales de países de ficción, independientes, llamados bantustanes, que había creado dicho régimen del apartheid. Los blancos tenían un "sistema democrático”, con partidos y cámara legislativa. Con ese sistema jurídico, las empresas de los blancos podían tener una legislación laboral y de extracción de beneficios más que beneficiosa para sus propietarios e incluso tener un « estado de bienestar » específico para los blancos y a quienes ellos dieran acceso.
 
Pero este régimen del apartheid tenía otros cómplices, las multinacionales que operaban en Sudáfrica o que comerciaban con ella. Y aquí, es cuando introducimos otras variables más actuales, la Responsabilidad Social Corporativa, la empresa como actor de cooperación o de desarrollo y la Declaración de Busan, donde se incorpora a la empresa con ánimo de lucro en la arquitectura de las políticas oficiales al desarrollo. ¿Una empresa sudafricana en tiempos del apartheid o una empresa que comercializase con la Sudáfrica del apartheid en qué situación estaría con los nuevos instrumentos de consideración empresarial y políticas de desarrollo? -Sin ningún problema podría tener elaborado todo un plan de RSC para los niňos diabéticos blancos y reciclar todo el papel para evitar talar árboles. Conclusión, una RSC no normativa, universal y obligatoria, que se traduzca en ley, no tiene mucho valor.
 
-Por otro lado, esa empresa podría trabajar en la antigua Rhodesia o en la actual Zimbawe en proyectos de desarrollo porque dicho país es pobre. Incluso en la Rhodesia de antes, cumplir la legislación laboral sudafricana o la Rhodesiana –cooperación Sur-Sur, al fin y al cabo-, e incluso, si me apuran, puede hacer en un país –cumplir las normas de la OIT- lo que no hace en el suyo, o viceversa. Las multinacionales de hecho tienen diferentes normas laborales según se apliquen en la matriz o en las filiales, como ahora. -La Sudáfrica blanca, antes de que estuviese en el ojo del huracán y se formasen coaliciones populares de boicot –que no los Estados occidentales- podría haber firmado la Declaración de Busan porque, para sus ciudadanos blancos –los otros hemos dicho que eran extranjeros e inmigrantes-, cumplirían las condiciones de trabajo decente, y habría una ‘promoción’ de derechos humanos, democracia y buena gobernanza.
 
El régimen del apartheid cayó, entre otras cosas por la presión exterior y el deterioro de imagen de las empresas que producían o comerciaban con Sudáfrica. Mientras tanto, Julio Iglesias, cantante, o los deportistas Ángel Nieto, Ballesteros y Orantes, todos espaňoles, obviaban la situación de los oprimidos y no sabían quién era Mandela y disfrutaban remuneradamente de esa Sudáfrica. Luego, resumiendo, las empresas eran cómplices de esa situación del apartheid. ¿Citamos a las multinacionales implicadas…? Están todas ellas en el Nasdaq, Londres y otras plazas y tienen sus fundaciones filantrópicas y de lavado de imagen. Por ultimo, ¿el régimen del apartheid puede ocurrir ahora, se consentiría?
 
 Los gobernantes que han ido al entierro de Mandela dirían que no. Pero,... Sí. Está ocurriendo y con igual complicidad, en mi opinión. Las empresas y un sistema económico ‘nacional-estatal’ puede funcionar, si le dejan, con formulas similares al apartheid, de segregación, que beneficien a un grupo humano sobre otro. Ese régimen es el de la ocupación militar de un territorio por un grupo humano que esquilme los recursos económicos del otro y que tenga la economía del sometido en total dependencia. Véase lo que está ocurriendo en la Palestina histórica, la situación del grupo humano palestino, sus no derechos como ciudadanos y la discriminación de derecho y de facto que sufren. Su economía colonizada y revirtiendo la ayuda internacional que reciben, como pobres, a la economía israelí. Ya la Confederación Europea de Sindicatos ha alertado del peligro que supone el comercio de las colonias israelíes que refuerzan la ocupación, ya hizo lo propio la Confederación Sindical Internacional. Pero es toda la economía israelí, y su población, la beneficiaria de este estado lamentable de discriminación y ocupación. Y ya es hora de que deje de ocurrir y combatir el apartheid, la ocupación y a sus cómplices, ocurra donde ocurra.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Los iraquíes claman por sus derechos

Sabah Walleed denuncia que "Occidente ha obtenido lo que quería de Iraq y ha dejado a su pueblo abandonado"

 

http://www.lne.es/aviles/2013/12/13/iraquies-claman-derechos/1514120.html

13.12.2013 | 02:11 LNE

"Occidente ya ha obtenido lo que quería de Irak y ha dejado a su pueblo abandonado. Cada país tenía sus objetivos: unos el cambio de régimen, otros las riquezas del país y otros asegurarse su destrucción para evitar que se convirtiera en una potencia regional". Así de contundentes fueron las palabras de Sabah Walled, presidenta de AWCI (Asociación a favor de las mujeres y niños de Irak), que analizó ayer en el club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés la realidad social y política de la que fue la antigua Mesopotamia, el país del ejecutado Saddan Husein que ocupó Estados Unidos y que lejos de progresar en igualdad sufre un retroceso de los derechos.

"En los dos días que llevo en Asturias he comprobado que aquí no tienen ni idea de lo que ocurre en Irak. La realidad ha cambiado en mi país desde 2013 (cuando Estados Unidos culminó la salida de Irak), pero no como quiere el pueblo. Sufrimos un retroceso en las libertades", aseveró la presidenta de Awci, que recibió el Premio Internacional Derechos Humanos del Ayuntamiento de Siero.

Premio DDHH del Ayto. de Siero a la Asociación "A favor de las Mujeres y los Niños" de IRAQ.


 
 El Ayto. de Siero hizo entrega del Premio a los Derechos Humanos, en su décimo tercera edición, a la activista iraquí   Sabah Waleed, en representación de AWCI,  
 Asociación en favor de las mujeres y niños de Iraq.
 
 
En el décimo aniversario de la invasión de Iraq por las tropas de EEUU, el balance es trágico para la sociedad iraquí: un millón de viudas, varios millones de huérfanos, retrocesos en todos los servicios básicos, retroceso en el nivel educativo y, notablemente, en la situación de la mujer.
El clima de violencia sectaria, propiciado por las fuerzas de ocupación y por los sectores más retrógrados de la sociedad iraquí, permanece y hace muy difícil y casi heroico el trabajo en favor de los DDHH, los derechos de las mujeres y el avance de un planteamiento cívico y laico, sin divisiones étnicas ni confesionales.
 
Por ello la concesión de este Premio es un estímulo muy importante para asociaciones que desde la base trabajan por estos principios.
El acto de entrega y la presencia de Sabah Waled ha sido ampliamente recogida por los distintos MMCC demostrando el acierto del premio y el interés que suscita en nuestro entorno todo lo relacionado con Iraq, un país devastado después de tres guerras y un embargo de 12 años.
 
 
 

La representante de la asociación en favor de mujeres y niños de Irak recibe el galardón de Siero a los Derechos Humanos

 
 
 


sábado, 7 de diciembre de 2013

"Palestina vive"

Un nuevo libro contra la normalización.


Luz Gomez García
La Ocupación israelí de Palestina tiene un aliado estratégico en las políticas de normalización cuidadosamente diseñadas por el Gobierno de Israel. La normalización pretende borrar la historia, el derecho internacional y la noción misma de justicia para consumar a nivel internacional el estado de cosas interno: Israel es la sola realidad, y los palestinos, si acaso, un apéndice molesto, y con fecha de caducidad. La voracidad de los colonos y la creciente agresividad del apartheid se encargarán de ello. De legislar para que así sea ya se ocupa el Gobierno, el actual, el anterior y el que venga. Tal es la lógica israelí: cuestión de tiempo y Palestina será una palabra proscrita.

Ya alertaba de ello Mahmud Darwish, que no sin sorna corregía al que le llamaba “poeta palestino”, y se reclamaba “poeta de Palestina”. En el terreno de la cultura, uno de los últimos episodios de esta normalización impune es la Feria Internacional del Libro que se celebra en Guadalajara (México) del 30 de noviembre al 8 de diciembre de 2013. Se trata del mayor evento económico y promocional del mercado editorial en lengua española, y uno de los mejores escaparates de la cultura iberoamericana.

 El país invitado de honor en esta ocasión ha sido Israel, al que, según reza la información oficial, se le franquean las puertas para que muestre lo mejor de su producción intelectual de la mano de sus escritores, editores, investigadores y artistas. Ni una mención a Palestina, por supuesto, pero ni una sola referencia tampoco a los palestinos, ni a los del Interior, el 20 % de la población israelí, ni mucho menos a los que viven bajo el régimen de Ocupación en Cisjordania, Jerusalén Este o Gaza.

Porque es sabido que la “marca Israel” presenta la cultura y la democracia israelíes como un oasis de civilidad en medio de la barbarie oriental. Palestina vive quiere sumarse a las iniciativas que ha habido en México para denunciar esta ausencia de la producción intelectual palestina en la FIL. Quiere con ello recordar que el activismo internacional por Palestina es un instrumento fundamental para desenmascarar la lógica perversa de la ocupación-normalización. Los testimonios de Rachel Corrie y Vittorio Arrigoni recogidos en estas páginas son, por desgracia, tan actuales como su propia lucha. Pero además, y sobre todo, Palestina vive quiere mostrar cómo dentro de la sociedad palestina la lucha contra la Ocupación y por la consecución de una resolución justa del conflicto viene desarrollando su propia dinámica intelectual y cultural.



 El año 2005 supuso un importante punto de inflexión. Fue entonces cuando más de un centenar de asociaciones cívicas, sindicatos y grupos palestinos de diversas tendencias lanzaron la campaña Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) para canalizar la presión interior y exterior contra Israel, siguiendo el modelo de la campaña internacional contra el régimen segregacionista de Sudáfrica. El BDS ya está teniendo sus consecuencias en el ámbito sindical, empresarial, académico y cultural europeo, también en España. A su vez, a nivel interno palestino, es notorio cómo la campaña del BDS ha facilitado la incorporación a la lucha contra la Ocupación de sectores de la sociedad tradicionalmente marginados.

 Haneen Maikei, en una certera entrevista que reproducimos, da cuenta de cómo se ha producido esta evolución entre los grupos LGBT, lo cual refleja la vitalidad de los debates políticos e intelectuales palestinos en marcha. Igualmente vibrante es la cuestión de la futura configuración estatal, que Edward Said replanteó en 1999 con su reflexión sobre la necesidad de actualizar la idea binacional. Hoy, bien muerto y enterrado Oslo, el Estado binacional concita el interés tanto de los palestinos israelíes como de la diáspora, aunque suscita más dudas entre quienes viven día a día la Ocupación y cifran en la solución de los dos Estados su futuro. Todo ello está cambiando, y Mustaphá Barghouthi así lo discute con Eric Hazan en el diálogo aquí recogido.

Por último, y no con menor interés, Palestina vive también quiere asomarse a la creación literaria palestina. Los autores que se recogen en esta selección hablan de la injusticia, de la guerra, del absurdo y de las formas de resistir y elevarse. Hablan de Palestina, y ya se sabe que sólo existe lo que se nombra.

Luz Gómez García, arabista, es profesora de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Autónoma de Madrid, Premio Nacional de Traducción por su trabajo En presencia de la ausencia, de Mahmud Darwix (Pre-Textos, 2011) y autora del Diccionario de Islam e Islamismo (Espasa, 2009). Palestina vive es una iniciativa de la Asociación de editores independientes de libro político Contrabandos.

Publicado en Rebelión el 5-12-2013

PREMIO DDHH del Ayto de SIERO. 10 de Diciembre en Pola de Siero

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Entrega oficial del Premio Internacional DDHH del ayto de Siero, el día 10 de diciembre en el Auditorio de la Pola, a las 20 hrs, con la presencia de autoridades autonómicas y locales, el acompañamiento de la Orquesta OCAS, y en representación de la organización premiada , "Asociación de Apoyo a Mujeres e Infancia de Iraq", la señora Sabah Walleed, y el profesor Pedro Rojo.

martes, 3 de diciembre de 2013

El régimen de Maliki es la mayor amenza para Iraq


 
                                                                               http://www.blurb.es/bookstore/detail/3699336.
 
 

 
 
Traducido del inglés por Alejandro Veiga.
‘Maliki es un mentiroso’ es el canto que llevan entonando durante años los iraquíes en sus manifestaciones para demostrar su rechazo hacia el primer ministro Nuri Al-Maliki quien recientemente ha visitado los Estados Unidos. Sin embargo, la mayor amenaza es el propio gobierno de Maliki que por medio de sus servicios criminales al gobierno norteamericano e iraní, ha permitido a ambos destruir Iraq.
Iraq, bajo la administración de Maliki, se ha convertido en uno de los lugares más peligrosos del planeta, especialmente para periodistas y profesionales. Durante los primeros diez meses del 2013 alrededor de 7.000 civiles han sido asesinados, y el triple, heridos y mutilados. Maliki asegura que es Al-Qaeda quien está detrás de estas masacres. Y aunque es cierto que, después de la ocupación, Iraq se ha convertido en el lugar ideal para grupos armados, las sectas militares afectas al gobierno están causando estragos contra el pueblo iraquí a plena luz del día.
Hombres armados patrullan las calles identificados con insignias sectarias. Existen al menos cinco milicias armadas que trabajan en colaboración con las fuerzas de seguridad iraquíes, sin tomar en cuenta las unidades especiales que dependen directamente de la oficina del primer ministro. Incluso el hijo de Maliki, Ahmed, tiene su propio grupo armado y conduce operaciones militares, a pesar de no tener asignado ningún tipo de cargo militar o policial.
Según Navi Pillay, Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las ONU, en Iraq se violan de manera generalizada los derechos humanos. El sistema legal iraquí, bajo el mandato de Maliki, ni tan solo obedece las más simples normas mundiales. Desde enero hasta octubre del 2013, 140 iraquíes han sido ejecutados por el Ministerio de Justicia, haciendo oídos sordos a todas las llamadas, por parte de múltiples organizaciones internacionales en defensa de los derechos humanos, a una moratoria en la aplicación de la pena de muerte.
“La ley se ha convertido en una espada que pende sobre los cuellos de los y las iraquíes” afirmó el presidente del Parlamento iraquí Osama Nujaifi.
Fuentes oficiales del gobierno aseguran que 30.000 iraquíes habitan sus prisiones, de los cuales 17.000 languidecen en ellas sin haber sido juzgados. Los arrestos arbitrarios son una práctica común en las calles de Irak. Horribles historias de tortura y muerte en estas prisiones han sido filmadas y documentadas, repitiendo sin fin las tristemente famosas torturas de Abu Graib. Muchos de los detenidos desaparecen sin que sus familias logren saber si están vivos o muertos.
Maliki afirma que lidera una democracia floreciente, aunque encabeza un régimen autoritario y monopoliza simultáneamente los siguientes seis altos cargos gubernamentales: primer ministro, ministro de Defensa, ministro del Interior, director de la inteligencia y director de la seguridad nacional. Incluso sus compañeros de la alianza chiita han sido excluidos, por no mencionar a sus oponentes suníes. El primer ministro está respaldado por los teócratas iraníes y apoya al régimen sirio, una de las más infames autocracias de la zona. En una entrevista televisada, Maliki amenazó con liquidar a aquellos que se manifestasen por una justicia y servicios mejores, calificándoles de “burbuja apestosa”. De hecho, sus fuerzas SWAT han utilizado, en repetidas ocasiones, armas letales contra manifestaciones pacíficas. Por ejemplo, el pasado mes de abril, al menos cincuenta hombres desarmados fueron masacrados en la ciudad de Hawija. En otras ciudades como Basora, Nassyria, Fallujah, y Mosul, manifestantes han sido golpeados, arrestados y liquidados.
Iraq figura entre los países más corruptos del mundo. La corrupción se ha institucionalizado en todos los ámbitos de la vida a través del nepotismo, el chantaje, los sobornos, y la cleptocracia, un término que se vuelve cada vez más recurrente en los medios de comunicación nacionales. Escandalosas historias de miles de millones de dólares que desaparecen en una vertiginosa vorágine de negocios falsos (desde construcciones de escuelas hasta compra de armas) se han vuelto cada vez más comunes. Incluso las prisiones se han convertido en un prolífico negocio donde el personal de seguridad chantajea a las familias de los reclusos por miles de dólares.
En una carta abierta al primer ministro, el decano de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Bagdad ha dicho que los puestos gubernamentales están reservados para personas relacionadas con los partidos y las milicias fanatizadas, como sucede con los asientos reservados en los vuelos. Según Transparencia Internacional (TI), cada semana se transfieren ochocientos millones de dólares al extranjero. Lo más alarmante es el reiterado reconocimiento por parte de Maliki de estar perfectamente al tanto sobre estas prácticas corruptas y su vinculación con la violencia y el terrorismo, pero prefiere ignorarlos ¡para mantener la estabilidad política!
Una de las mayores mentiras del primer ministro es el supuesto crecimiento económico de casi un 10% debido a los esfuerzos para reconstruir las infraestructuras, los sistemas educativo y sanitario. Existen pocos datos para refutar estas afirmaciones, pero la sombría realidad iraquí muestra una historia diferente: madres vendiendo a sus hijos por una miseria, aumento de la prostitución y la mendicidad, el creciente uso de mano de obra infantil, un paro que supera el 30%, el analfabetismo es superior al de los últimos cincuenta años, y la salud junto al sistema educativo están en ruinas. Incluso los tejidos culturales y sociales han sido destrozados, como se puede observar en los muros que ahora dividen Bagdad en guetos de comunidades fanatizadas.
El hecho es que el régimen sectario de Maliki es el responsable por esta caída libre, junto a la invasión liderada por EEUU e Irán. Además, el Primer Ministro está utilizando cínicamente su fracaso en la seguridad nacional para justificar otros fracasos. Creer en sus mentiras y apoyarle militarmente significa simplemente fomentar estas violaciones. Y todo ello ¿para qué? ¿No ha hecho EEUU suficiente daño a Iraq? Obviamente, la respuesta es no, no lo han hecho.
Fuentes:

jueves, 28 de noviembre de 2013

Democracia y geopolítica


                            
Santiago Alba Rico *
Santiago-Alba-Rico

La geopolítica existe sin duda, como existen las trampas para pájaros y las alambradas electrificadas; y estamos obligados a ceñir nuestro análisis y nuestras decisiones a sus severas leyes. Eso se llama realismo y una cierta dosis de realismo es siempre necesaria, a condición de que recordemos que la realidad es aquí un resultado histórico -una trampa para pájaros y no un dato meteorológico- y que sus severas leyes tienen que ver con la conservación y soberanía de los Estados y no con la liberación y soberanía de los pueblos. Quiero decir que no puede haber política exterior de izquierdas en un mundo en el que la soberanía nacional, permanentemente negociada y cuestionada, debe acomodarse a relaciones de fuerza desiguales e injustas. Cuanto mayor es la determinación geo-estratégica, menor es la autodeterminación democrática.
 
Si se trata sólo de proteger la existencia de un linaje o un régimen, como en Arabia Saudí o en Siria, política interior y política exterior coinciden hasta el punto de que los gobiernos tratan a sus propios ciudadanos como a extranjeros, fichas negociables o sacrificables en la partida geoestratégica de la que depende su supervivencia. Si se trata de proteger un régimen económico, como en el caso de los EEUU, la dimensión imperialista tiende a interiorizar los otros territorios y los otros pueblos como medios para asegurar los intereses “nacionales”. Pero incluso los gobiernos más representativos y democráticos -los de América Latina- se dejan imponer el criterio de la conservación -volviéndose por tanto conservadores- y sucumben al realismo de las trampas para pájaros. No digo que no haya que hacerlo; digo que no hay ninguna diferencia ideológica entre afirmar, como hace EEUU, que Pinochet en otro momento o ahora el general Sissi “están dando pasos hacia la democracia” y apoyar a Bachar Al-Assad, como hace Venezuela, por su “heroico anti-imperialismo”. Las razones geo-estratégicas son siempre de derechas porque ignoran o impiden la autodeterminación de los pueblos; por eso, este modo de razonar resulta particularmente chirriante cuando se utiliza desde la izquierda, y más si no se presenta como el inevitable reconocimiento de una derrota soberana de los propios principios en un contexto de dilemas y peligros sino como una defensa de los mismos pueblos que esta política exterior conservadora desprecia y sacrifica.
 
La llamada “primavera árabe” fue también, o sobre todo, una protesta visceral de los pueblos contra el cepo geoestratégico en el que llevaban un siglo atrapados. Nadie podía esperar, desde luego, que los movimientos populares abolieran sus severas leyes, pero sí que introdujeran en ellas desplazamientos significativos que relajaran su yugo y permitieran márgenes mayores de soberanía y democracia; es decir, de autodeterminación. Casi tres años después, podemos decir que se han producido enormes cambios, sí, en un orden estratégico que, sin embargo, mantiene inalterada -o incluso aumentada- su mordaza. La geo-estrategia (es decir, la derecha) se lo come todo. Los pueblos retroceden. De hecho retroceden hasta el punto de que, bajo la presión geopolítica, es cada vez más difícil reconocerlos. Lo que comenzó siendo claramente una guerra de los pueblos contra los regímenes, hoy se ha convertido -según la certera expresión de Vincen Geisser- en “una guerra de pueblos contra regímenes, de pueblos contra pueblos y de regímenes contra regímenes”.
Pero los cambios son indudables y tienen que ver sobre todo con el debilitamiento de los EEUU y el retorno de una volatilidad geopolítica que pone fin -20 años después- a la Guerra Fría para restablecer, como en la primera guerra mundial, una dinámica de luchas inter-imperialistas en las que la democracia  sólo puede salir perdiendo. No hay ya bloques ni ideologías y las alianzas tácticas más extravagantes se suceden en la región a un ritmo vertiginoso. Pero EEUU ya no manda o al menos no se siente cómodo en su posición hegemónica. Fijémonos en algunos indicios. Arabia Saudí muestra claramente su rechazo a la política estadounidense en relación con Siria y con Irán renunciando a su asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU y financiando los grupos yihadistas más radicales. El ejército egipcio da un golpe de Estado contra los Hermanos Musulmanes, apoyado por Arabia Saudí, Israel y Siria, y EEUU tiene que “tragárselo” y negociar e incluso aceptar el acercamiento entre Moscú y El Cairo. Israel protesta por las negociaciones de EEUU con Irán y miembros de su gobierno declaran que ya no es un “socio fiable” y que habrá que buscar “nuevos aliados”. Irán, dispuesto a hacer concesiones en su programa nuclear, negocia a cambio con EEUU el estatuto de Siria. Rusia, que defiende un puñado de intereses, utiliza la crisis siria más bien para cobrarse una victoria sobre los EEUU y volver a la escena internacional en gran potencia, preparándose para próximos movimiento más amplios y más ambiciosos.
 
Pero de este debilitamiento de los EEUU en favor de un orden volátil en el que Bachar Al-Assad no cae, Arabia Saudí e Irán, siameses enemigos, afirman su influencia, Egipto restablece y refuerza la dictadura, la Rusia de Putin se agiganta y un Israel amenazado y “emancipado” se deja tentar por la irresponsabilidad unilateral, ¿qué han ganado o qué pueden ganar los pueblos que se levantaron en 2011 por la dignidad, la democracia y la justicia social? Basta repasar las fuerzas en litigio para reprimir todo optimismo. Ni la causa palestina ni la causa democrática ni la causa anticapitalista ni la causa feminista parecen más compatibles con este nuevo orden geo-estratégico que con el anterior.
¿Ninguna causa popular obtiene nada de este asfixiante realismo de derechas? Quizás sólo los kurdos y a escala aún incierta. Me explico. De todas las revoluciones pendientes en el mundo árabe -y que parecieron también posibles en 2011-  hay una que es, a mi juicio, condición de todas las demás: la de las lenguas y culturas minoritarias. La “arabidad” ha jugado un papel central como elemento ideológico legitimador de las dictaduras árabes; la lengua árabe ha estrangulado la expresión de todas las lenguas “vernáculas”, tanto de los dialectos árabes locales como de las otras lenguas -bereberes o kurda- de la región. Esta “arabidad” ha sido impuesta desgraciadamente desde el islamismo, pero también desde el nacionalismo árabe y desde amplios sectores de la izquierda. De hecho, los amazigh -o los tubu- de Libia y los kurdos de Siria se sumaron a las revoluciones contra Ghadafi y contra Al-Assad para defender un modesto marco de derechos culturales desde el que pudieran reivindicar su lengua y su cultura, negadas de raíz por las dictaduras. Hoy los bereberes de Libia temen que la nueva constitución los excluya de nuevo, como en tiempos de Gadafi, y multiplican las movilizaciones, ocupando incluso refinerías de petróleo, para recordar sus demandas en un contexto caótico, herencia gadafista, dominado por el tribalismo, el islamismo y la violencia.
En cuanto a los kurdos sirios, enfrentados al régimen, tienen razones sobradas para desconfiar de la oposición, muy especialmente de los yihadistas, a los que se enfrentan militarmente, pero también de los vecinos que dicen apoyar a los rebeldes. Hay que leer los artículos de Manuel Martorell y Karlos Zurutuza para comprender la complejidad y las estimulantes especificidades del “frente kurdo” en Siria. Más allá de las divisiones y de algunas denuncias de abuso de poder, podemos decir que el proyecto del PYD sirio, partido próximo al PKK turco que no pide la independencia y que controla un amplio territorio junto a la frontera con Iraq, se ofrece como modelo para un futuro mejor: pues concilia islam, laicismo, democracia, feminismo y justicia social. ¿Puede el PYD y el pueblo kurdo en general salir mejor parado que el resto de lo actores populares regionales?
Tiene quizás una modesta oportunidad. En este nuevo orden de derechas, Turquía es claramente la fuerza perdedora. Apostó muy alto al abandonar su alianza con Bachar Al-Assad en agosto de 2011 para tratar de extender su influencia regional a través de los Hermanos Musulmanes y sus ramas locales, cuya victoria parecía irresistible tanto en Oriente Próximo como en el norte de África. Calculó mal. El golpe de Estado en Egipto y la agonía siria han dejado a Erdogan un poco fuera de juego. Tiene que cambiar de estrategia y de aliados y, en este contexto, parece inclinado -si no obligado- a revisar su política frente a los kurdos, cuya “conciencia nacional” ha cruzado ya todas las fronteras. La reciente visita oficial a Ankara de Barzani, presidente del Kurdistán iraquí, y la polémica que ha generado en Turquía en medios nacionalistas, expresa la voluntad común (de Erdogan y Barzani) de limitar la influencia de la izquierda kurda, pero también un reconocimiento por parte del gobierno turco de la necesidad de arreglar la “cuestión kurda”, para lo que tendrá sin duda que hacer algunas concesiones dentro y fuera del país. Cualesquiera que haga, será una victoria de la que tendremos que alegrarnos.
 
En definitiva, el debilitamiento de los EEUU en la zona no beneficia necesariamente a los pueblos, que corren el peligro, tras su heroico levantamiento contra las dictaduras y por la dignidad, la democracia y la justicia social, de verse atrapados en una nueva trampa para pájaros, igual o peor que la anterior. Los que reducen sus análisis y decisiones al realismo de derechas de la geopolítica, ignorando o despreciando las legítimas protestas de los pueblos, deberían recordar que, en un mundo en el que no hay ninguna fuerza realmente existente a su izquierda, hay en cambio muchas fuerzas regionales a la derecha de los EEUU -con Israel a la cabeza- y potencialmente tan imperialistas como EEUU. Hay momentos en que los anti-estalinistas echamos de menos a la Unión Soviética; ojalá no llegue el momento en el que los anti-imperialistas echemos de menos a los EEUU. Eso dependerá del desenlace final de la lucha entre los actores geoestratégicos, sí, pero sobre todo de la lucha entre la geo-estrategia y los ciudadanos.
(*)  Santiago Alba Rico es filósofo y columnista.

Petición al juzgado Nº 5 de Madrid, para que sea interrogado DAN MERIDOR, corresponsable de la masacre del Mavi Mármara.



Las acusaciones populares reclaman al Juzgado que se pida declaración a Dan Meridor, Ex Viceprimer Ministro y Ministro de Inteligencia y Energía Atómica, que participó en el asalto del Mavi Marmara, buque turco, donde iban varios ciudadanos españoles, con destino a Gaza (Palestina)

La Fiscalía, en su día, definió los hechos cometidos por Israel como crímenes de guerra y de lesa humanidad
Las acusaciones populares que están presentes en el caso de ‘La Flotilla’ (Asociación Cultura y Paz y el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe y en la que son querellantes Laura Arau, Manuel Tapial y David Segarra) han solicitado al Juzgado número 5 que Dan Meridor sea llevado a dependencias Judiciales a los efectos de tomarle declaración en calidad de imputado, ya que en el momento de los autos era Viceprimer Ministro y Ministro de Inteligencia y Energía Atómica y, en esa responsabilidad, coparticipó en las órdenes al Ejército israelí para el asalto en aguas internacionales del Mavi Marmara, buque turco donde iban varios ciudadanos españoles, con destino a Gaza (Palestina) y que acabó con nueve asesinatos, un caso de coma permanente y decenas de heridas y heridos.
 
 
Más información:
-Informe sobre el asalto de la flotilla, hecho por IHH: http://www.ihh.org.tr/uploads/2010/insaniyardim-filosu-ozet-raporu_en.pdf
 
 

Presentación en Gijón del cómic "Palestina. Un vistazo al pasado, una mirada al presente"

En el Día Internacional de Solidaridad con Palestina, presentación en Toma3 del cómic de Bernardo Vergara con la presencia del autor.
 

El próximo 30 de noviembre a las 18 horas, tendrá lugar la presentacion del Cómic ´Palestina. Un vistazo al pasado, una mirada al presente´con la presencia de su autor Bernardo Vergara.
 
El cómic ha sido editado por el Cmpa Conseyu de la Mocedá d'Asturies, Coordinadora Asturiana de Ongd y Causa Árabe Asturies. Se entregara un ejemplar gratuito a las personas asistentes.

Comunicado de la RESCOP en el 29 de Noviembre, "Día Internacional de Solidaridad con Palestina"

El 29 de Noviembre 1947: un día para actuar por la liberación de Palestina


 

El 29 de noviembre, Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, es un día para recordar. Recordar la injusticia del plan de partición de Palestina propuesto por las Naciones Unidas en 1947 que pretendía entregar un 54 % de la superficie de Palestina a una pequeña minoría de colonos judíos que desde principios del siglo habían empezado a instalarse con el beneplácito del protectorado británico, dejando a la población palestina autóctona tan sólo un 46 % de sus tierras. Recordar que esta resolución 181, inadmisible para el pueblo palestino, dio lugar a la guerra de creación del estado de Israel. Esta guerra supuso la destrucción de cientos de pueblos y provocó el éxodo masivo de población palestina hacia los países vecinos, creando el problema de refugiados más largo de la historia contemporánea.
Recordar que esta decisión de la comunidad internacional adoptada el 29 de Noviembre 1947 marca un hito en la cruel empresa colonial pilotada por la Organización Sionista Mundial, que no ha cesado de fragmentar, roer y cercar el territorio palestino hasta convertirlo hoy en día en un archipiélago de territorios separados los unos de los otros por hileras de asentamientos y vías de uso exclusivo para colonos israelíes. Recordar que la comunidad internacional ha sido desde el principio cómplice de la ocupación ilegal de una tierra, Palestina, y de la desposesión de su pueblo, su persecución inhumana y humillación continuada. Especialmente preocupante es el cerco israelí a la Franja de Gaza que mantiene a un millón seiscientas mil personas en un situación de crisis permanente les somete a carencia de productos básicos e insumos médicos y a cortes de electricidad y combustible que hacen invivible esta cárcel a cielo abierto.
Día
Día de la Ira. El Plan Prawer no Pasará.
 
 
En ese día de conmemoración, la Red de Solidaridad contra la Ocupación de Palestina, conformada por más de treinta ONG, grupos y comités de todo el estado, expresa su solidaridad inquebrantable con la población palestina. Se manifiesta en contra de las campañas de normalización de la ocupación israelí y del lavado de imagen del estado sionista. Reitera su rechazo a las invitaciones y homenajes dados a criminales de guerra israelíes en nuestras ciudades y llama a la ciudadanía, los medios de comunicación y los responsables políticos a adherirse y divulgar la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones contra el Apartheid israelí. La RESCOP también se solidariza con la población beduina de Israel que se movilizará el próximo día 30 de noviembre en contra del Plan Prawer, un plan por el que el gobierno israelí quiere expulsar a decenas de pueblos árabes en el Neguev, demostrando una vez más que tiene todas las características de un estado de Apartheid.
¡Justicia para el pueblo palestino! ¡Palestina Libre!
Red de Solidaridad contra la Ocupación de Palestina.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Israel: "Normalizar" la Ocupación.


La espuria  "normalidad" israelí sobre la cotidianeidad de la ocupación

Santiago González Vallejo

Comité de Solidaridad con la Causa Árabe


La vida de los palestinos en su propia tierra.

En una reunión en la que estaban diferentes representantes de los Consejos Económicos y Sociales de países del Mediterráneo, el representante israelí, empresario, antiguo portavoz de la patronal israelí, se felicitaba y felicitaba a todos los presentes, asintiendo los otros representantes israelíes, (el portavoz de los emprendedores autónomos y otro que era portavoz de personas minusválidas, todos ellos israelíes ‘pata negra’, nada de minorías) de que en esta ocasión, octubre de 2013, en lo que se llevaba de reunión nadie había hablado del ‘conflicto’ israelo-palestino y todos veían más urgente y prioritario los asuntos de desempleo, juventud, situación de la mujer, la evolución de la denominada ‘primavera árabe’, etc.
Añadió que las dos sociedades, la israelí y la palestina querían la paz y que esperaba que los ‘políticos’ llegasen a un acuerdo final.
Es esto la ‘normalización’ y la coexistencia lo que reclaman (y en muchos casos logran) los portavoces y autoridades israelíes y muchos de los israelíes que actúan en los foros internacionales como avezados practicantes de la estrategia sionista.
Es esta normalización, dar como ‘normal’ la situación de ocupación israelí sobre los palestinos y todas sus derivadas, economía palestina colonizada, el drama de los refugiados palestinos, las leyes racistas israelíes sobre ciudadanía, etc., la que buscan los sionistas y,  de facto, los que no combaten la injusticia sionista.
En unos casos, ayudados por los medios de comunicación practicantes de la banalización de la ocupación, están aquellos que están aburridos de este ‘conflicto’ (no lo denominan ocupación), que no tiene salida. Es decir, que admiten la injusticia, pero entienden que la ley la impone la fuerza y no quieren rebelarse, por interés, o por comodidad. Otros son los indiferentes y ‘neutrales’ que pueden vivir sin hacer nada o, peor aún, alimentar la hidra del poder de la fuerza.
También ayuda a esa estrategia israelí, el Cuarteto (la Unión Europea, Estados Unidos, Rusia e, incomprensiblemente, las Naciones Unidas, garantes de las infinitas ‘negociaciones’) que dice pretender la paz, pero deja que los ocupantes ejerzan por la fuerza la ocupación y la refuerce: más kilómetros de un Muro en territorio reconocido palestino, más colonias, más dependencia económica, la continuidad del cerco a Gaza o las leyes coloniales que inciden, entre otras cosas, en la represión y cárcel de miles de palestinos. Ese apoyo del Cuarteto y del conjunto de la pusilánime comunidad internacional a esas ‘negociaciones’ interminables y sin control de resultados y el apoyo tácito a la profundización de la ocupación, ya comentada, sirve como anestesia a las medidas irreversibles de la consolidación de bantustanes en Cisjordania –islas inconexas rodeadas de controles de la ocupación-, y la apropiación de la zona C de la misma, descritas hace más de 20 años como provisionales en los acuerdos de Oslo entre la OLP y el Gobierno israelí. Como ya están ‘negociando’, se dice por parte de autoridades españolas, europeas e internacionales, no hay que presionar (a Israel, se entiende, porque los palestinos y su dirigencia reconocida ya están presionados por su dependencia de la ayuda internacional) con medidas fijadas por los Tratados internacionales o reclamar indemnizaciones por los daños que produce la ocupación y la dependencia económica palestina, tenemos que ser interlocutores y acompañar a las partes. Sólo así se explica que el cumplimiento de una mínima legalidad internacional por parte de la UE, el delimitar los acuerdos UE-Israel al territorio reconocido como Israel y no sus colonias, haya recibido críticas israelíes y otros actores, como ciertos políticos estadounidenses, tachándola de antisemita o que perturba las negociaciones (sobre territorios disputados, según la terminología acuñada por los sionistas), en su facción más light.
Por último, esta normalización de la ocupación, en las conciencias de la opinión pública, en mi opinión, no ha sido suficientemente combatida por la dirigencia reconocida palestina, debido a sus tacticismos y equívocos discursos o silencios.
Ahora, por diktak estadounidense, hay un periodo de nueve meses de ‘negociaciones’ discretas, que empezaron con la clásica aprobación de más colonias y suelta de presos palestinos de puerta giratoria -¿pactadas las protestas verbales?- , en el que la OLP (y sus portavoces que se yuxtaponen con la Autoridad Palestina) y el Gobierno israelí tienen que ponerse de acuerdo en el Estatuto Final (como hace 20 años), qué territorio para un supuesto estado palestino, su capital, etc. La correlación de fuerzas es la que todos sabemos. La legitimidad de la OLP, y de paso la Autoridad Provisional Palestina, más allá de su reconocimiento legal internacional como único representante del pueblo palestino, es cuestionable.
En este periodo, las autoridades israelíes, sus corifeos y los aliados internacionales nombrados pueden consolidar más esa ‘normalización’, que incluye el no combate a la ocupación. Es de lo que se alegraban esos representantes de la ‘sociedad civil’ israelí que mencionábamos al principio.
Pero también, es un periodo que podemos aprovechar, los que creemos que es un deber ético, con nosotros mismos y con los pueblos que sufren injusticias, para reforzar la lucha contra el apartheid israelí y la ocupación. También para desvelar a muchos israelíes que no se puede vivir en ‘paz’ con injusticia y ocupación. Todo está dicho. Es cuestión de reforzar las iniciativas ya creadas, o por desarrollar, seguir en el trabajo permanente de sensibilización e información, apoyándose para nuestro trabajo en el derecho internacional y las prácticas de lucha anti apartheid. Presionar a nuestros gobiernos y representantes, empresas y mundo de la cultura o del turismo, con información para que no se escuden en su neutralidad o en un ‘buenismo’ aparentemente neutral, cobijo de la complicidad. Trabajar con los palestinos, los israelíes o con quien sea, pero no por ser palestinos, o por ser celestes o colorados, en este mundo donde se dan las opiniones más plurales y variopintas, sino tejiendo una red de solidaridad amparados en el derecho y la justicia.
 
Santiago González Vallejo. Economista. Miembro fundador del CSCA

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