Juana Ruíz, el gobierno español debe reclamar su liberación.
viernes, 30 de julio de 2021
Juana Ruíz, el gobierno español debe reclamar su liberación. Preguntas del BNG al gobierno español
jueves, 29 de julio de 2021
Más componentes de Siemens se dirigen al Sáhara Occidental
Western Sahara Resource Watch (WSRW) ha recibido imágenes del equipo que se cargó en la bodega del carguero Johannes, justo antes de su salida de Bilbao, España, el 21 de julio. La carga está ahora camino del Sáhara Occidental donde se montará como parte de un gran proyecto de molinos de viento en virtud de un contrato con la potencia ocupante del territorio, Marruecos.
Las imágenes muestran que al menos dos "pisos" de la bodega están llenos, con alrededor de 20 piezas grandes, cada una del tamaño de un automóvil. El equipo consta de diferentes elementos clave para los molinos de viento. Johannes llegó a Bilbao el 18 de julio para cargar este material.
Según lo que Western Sahara Resource Watch ha podido saber, el barco se dirige ahora a Tánger, Marruecos, para cargar palas de la fábrica local de Siemens-Gamesa, antes de que continúe hasta El Aaiún en los territorios ocupados.
Este es el tercer viaje que Johannes realiza con componentes para el parque eólico Siemens Energy/Enel en el transcurso del último mes. En junio/julio de 2021, el mismo buque ya realizó dos transportes con mástiles desde Motril hasta El Aaiún.
El controvertido envío está teniendo lugar al mismo tiempo que otros dos o tres episodios relacionados, todos a bordo de la misma flota con bandera holandesa de la compañía naviera alemana Briese Schiffahrts::
- El carguero Aramis se dirige hacia El Aaiún tras recoger mástiles en Motril, sur de España. Este es el segundo viaje del Aramis con la misma carga. WSRW ya documentó el primer envío del barco el 8 de julio. Aramis partió a última hora de la noche, el 20 de julio, y está previsto que llegue a El Aaiún el 24 de julio. Los movimientos de la embarcación se pueden seguir en Marinetraffic.
- El carguero Breb Countess llegó al puerto de Dakhla el 5 de julio después de haber recogido la carga en Iskenderun, Turquía. Es probable que hace poco haya descargado parcialmente durante una estancia en el puerto de Dakhla, ya que su calado cambió de 6,8 a 6,5 metros. El barco ahora está esperando, anclado, delante de la península de Dakhla.
- WSRW aún no tiene la certeza de si existe conexión con el Sáhara Occidental, pero el carguero Treville (OMI 9815331) partió del puerto de Motril el 18 de julio con dirección a Iskenderun, Turquía. Tanto el puerto de Motril como Iskenderun han exportado productos para el proyecto energético de Siemens-Gamesa durante las últimas semanas.
En total, WSRW lleva documentados seis envíos de componentes de molinos de viento que llegan a los territorios ocupados desde finales de junio de 2021.
En septiembre de 2020, Siemens-Gamesa anunció que había recibido un nuevo pedido masivo que abarcaba el "suministro, transporte, instalación, puesta en marcha y pruebas de 87 unidades del aerogenerador SG 3.4-132 y un contrato de servicio de 5 años" para lo que la compañía denomina "el parque eólico de Boujdour, ubicado en el sur de Marruecos".
Marruecos ha ocupado ilegalmente la mayor parte del Sáhara Occidental desde 1975 e instala infraestructura energética en el territorio, en violación del derecho internacional.
miércoles, 28 de julio de 2021
2021, el año del apartheid israelí
2021, el año del apartheid israelí Más de 1000 académicos, artistas e intelectuales han firmado una "Declaración sobre la represión y el castigo del crimen de apartheid en la Palestina histórica", en una señal de la creciente aceptación del término en Occidente. |
Por Ahmed Abbes y Jonathan Rosenhead Publicado en Mondoweiss el 27 de julio de 2021 Traducción: CSCA |
Cuando en unos años los historiadores analicen el año 2021 en Israel, es una apuesta segura que el tema saliente no será el COVID-19 o la salida de Netanyahu, sino el del apartheid. El año comenzó el 12 de enero con la publicación del informe de B'Tselem Un régimen de supremacía judía desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo: esto es apartheid . Tres meses después, el 27 de abril, Human Rights Watch hizo hincapié con la publicación de su informe Un umbral cruzado: las autoridades israelíes y los crímenes de apartheid y persecución . Solo dos meses después, el 6 de julio, más de 600 académicos, artistas e intelectuales de más de 45 países emitieron una Declaración pidiendo el desmantelamiento del régimen del apartheid en la Palestina histórica. Desde entonces, el número de signatarios ha crecido de manera constante y ahora ha alcanzado los 1.000, incluidos ganadores del Premio Nobel, destacados académicos y artistas. El apartheid es un crimen. Ha sido reconocido internacionalmente como tal desde el 30 de noviembre de 1973, cuando la Asamblea General de la ONU adoptó la “ Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid ”. En el Estatuto de Roma de 2002, que estableció la corte penal internacional, el apartheid se especifica como un crimen de lesa humanidad “cometido en el contexto de un régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemática por un grupo racial sobre otro grupo o grupos raciales y cometido con la intención de mantener ese régimen ". El encaje con las leyes y políticas discriminatorias de Israel contra los palestinos es manifiesto y, sin embargo, durante décadas fue prácticamente imposible de reconocer públicamente. Cuando el presidente Jimmy Carter en 2006 se atrevió a publicar un libro sobre Israel con "apartheid" en su título, hubo un alboroto. Cuando más de una década después, un estudio de la ONU llegó a la misma conclusión (" Prácticas israelíes hacia el pueblo palestino y la cuestión del apartheid ", Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia Occidental (CESPAO), 2017), la reacción fue convulsiva. La indignación de los organismos y países que apoyan a Israel por el uso de la palabra "A" llevó a una directiva del secretario general de la ONU de que se retirara el informe; y la directora ejecutiva de la CESPAO, Rima Khalaf, renunció en lugar de implementar esta instrucción. En 2021, el año del apartheid israelí, ese atasco de troncos se ha roto. Este año, las sociedades civiles del mundo han tenido suficiente . En todos los países y continentes, en todos los grupos de edad y etnias, las marchas, los manifiestos, las tribunas abiertas, las mociones aprobadas de manera abrumadora se han convertido en un torrente. Y la práctica israelí del apartheid se suma ahora a sus violaciones del derecho internacional en la presión irresistible para la acción internacional. La Declaración sobre la Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid en la Palestina Histórica , ahora con un peso impresionante de mil prominentes patrocinadores , se sumará a esa presión. Entre sus signatarios se encuentran la exdirectora ejecutiva de la CESPAO, Rima Khalaf, y los autores del informe de la CESPAO, Richard Falk y Virginia Tilley, así como los premios Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y Mairead Maguire, el Premio Nobel de Química George Smith, académicos con experiencia jurídica Monique Chemillier-Gendreau y John Dugard, los eruditos Bertrand Badie, Étienne Balibar, Hagit Borer, Ivar Ekeland, Suad Joseph, Edgar Morin, Nurit Peled-Elhanan, Jacques Rancière, Roshdi Rashed y Gayatri Spivak, el investigador de salud Sir Iain Chalmers, el compositor Brian Eno el músico Roger Waters, el autor Ahdaf Soueif, economista y ex Subsecretario general de la ONU Sir Richard Jolly, exvicepresidente del Parlamento Europeo Luisa Morgantini, político sudafricano y veterano líder anti-apartheid Ronnie Kasrils y la activista por la paz canadiense y exlíder nacional del Partido Verde de Canadá, Joan Russow. Los patrocinadores declaran su rechazo categórico al régimen de apartheid establecido en el territorio de la Palestina histórica e impuesto al pueblo palestino en su conjunto, incluidos los refugiados y exiliados dondequiera que se encuentren en el mundo. Piden el desmantelamiento inmediato de este régimen de apartheid y el establecimiento de un arreglo constitucional democrático que otorgue a todos sus habitantes los mismos derechos y deberes, independientemente de sus identidades raciales, étnicas y religiosas, o preferencias de género, y que respete y haga cumplir el derecho internacional y convenciones humanas y, en particular, da prioridad al derecho de retorno largamente diferido de los refugiados palestinos expulsados de sus ciudades y pueblos durante la creación del Estado de Israel y posteriormente. Urgen a sus gobiernos
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¿Quién mató a Ben Barka? Sergi Camarasa
martes, 27 de julio de 2021
Los bombardeos israelíes de Gaza, maniobra de distracción
Solo en el mes de julio la aviación israelí ha bombardeado la Franja de Gaza en dos ocasiones. El pretexto es el lanzamiento de algunos globos incendiarios por parte de las milicias palestinas. Este tipo de actividad militar tiene por objetivo apartar la atención de la continua expansión colonial israelí por la Cisjordania ocupada, incluida Jerusalén.
domingo, 25 de julio de 2021
Una colaboración eficiente y mortal La Autoridad Palestina y la represión
Una colaboración eficiente y mortal
La Autoridad Palestina y la represión
María Landi
https://mariaenpalestina.
A las 3:30 de la madrugada del jueves 24 de junio, unos 25 efectivos uniformados, enmascarados y fuertemente armados irrumpieron en una vivienda palestina en el pueblo de Dura, al suroeste de Hebrón, en Cisjordania ocupada. Tras derribar la puerta y romper ventanas, los efectivos se abalanzaron sobre el activista Nizar Banat, todavía semidormido, rociaron su rostro con gas pimienta y empezaron a golpearlo brutalmente con palos de madera y de metal; después lo desnudaron, lo arrastraron ensangrentado, lo metieron en un vehículo y se lo llevaron con rumbo desconocido. Apenas unas horas después su familia fue informada de que Nizar había muerto y su cuerpo estaba en la morgue de Abu Dis (afuera de Jerusalén), sin que hubiera sido llevado a ningún hospital. El resultado de la autopsia preliminar indicó que Banat tenía moretones en todo el cuerpo, había sido severamente golpeado en la cabeza, el pecho, el cuello, tenía fractura de costillas y sangre en los pulmones; y que murió menos de una hora después de haber sido detenido y arrancado de su casa, según anunciaron en conferencia de prensa en Ramala la Comisión Independiente de DD.HH. y su colega Al-Haq.
Este modus operandi, habitual de las fuerzas israelíes en Cisjordania, no sería sorprendente si no fuera porque en este caso se trataba de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina (en adelante AP). No menos grave es que las mismas no podrían haber entrado al lugar donde estaba Banat –ubicado en el área C, donde la AP no puede operar según los Acuerdos de Oslo–, y menos con uniformes y armamento oficial, sin autorización y coordinación con Israel. También es claro que un operativo de esa magnitud no podría haberse llevado a cabo sin la aprobación de la cúpula de la AP, es decir, el ministro del Interior, que es también el primer ministro: Mohammed Shatayyeh (que a su vez integra el comité central de Fatah, al igual que el director de inteligencia); y por supuesto del propio Mahmud Abbas, que preside la AP, el comité central de Fatah y la OLP.
Manifestantes enfrentan la represión de la policía palestina en la protesta contra el asesinato de Nizar Banat a manos de la Autoridad Palestina en Ramala. (24/6/21, Flash90).
El enemigo adentro de casa
Nizar Banat (43, padre de cinco) era un crítico acérrimo de la AP, de su corrupción y su coordinación con Israel en materia de seguridad para perseguir a disidentes palestinos. Banat llevaba meses posteando videos semanales en Facebook donde arremetía contra Abbas y otros miembros de su gabinete. Esa misma semana había publicado uno de seis minutos donde criticaba duramente y llamaba “títere” a Shatayyeh por el ‘escándalo de las vacunas’: se supo que la AP había aceptado la propuesta inmoral de recibir de Israel un millón de vacunas Pfizer que estaban a punto de expirar a cambio de cederle una cantidad equivalente de vacunas nuevas que la AP recibiría en pocos meses. La indignación generalizada que provocó la noticia en la sociedad palestina llevó a Abbas a cancelar el acuerdo con su amo colonial[1].
Banat había sido detenido ocho veces por la AP, en cada ocasión por varios meses. El 20 de noviembre de 2020 fue apresado tras postear uno de sus videos críticos, pero el juez ordenó su liberación tras cuatro días de detención en la prisión de Jericó, famosa por las torturas que reciben los prisioneros, que el mismo Banat había denunciado en sus videos.
Ex miembro de Fatah, había fundado el partido Libertad y Dignidad para postularse a las elecciones legislativas previstas para el 22 de mayo. Cuando en abril Abbas anunció que cancelaba indefinidamente dichos comicios (y también los presidenciales previstos para julio), Banat escribió una carta a la Corte Europea de Derechos Humanos solicitando que ordenara a la Unión Europea cortar la ayuda económica al gobierno corrupto y autoritario de la AP. El 2 de mayo, la casa de Banat, donde se encontraban su esposa (convaleciente de covid-19) y sus cinco hijos/as fue baleada y atacada con granadas de estruendo y gas lacrimógeno. Banat acusó a Fatah de estar detrás del ataque, y desde entonces se había instalado en la casa de su primo Ammar, donde la AP no tiene jurisdicción.
El abogado Muhannad Karajah dijo a Middle East Eye que Banat lo había llamado para informarle que estaba recibiendo amenazas de muerte por parte de los servicios de inteligencia –y concretamente de Iyad Rayan, el número uno de Fatah en el distrito de Hebrón– exigiéndole que parara con sus críticas a la AP. «Nizar Banat ha sido asesinado. Eso es lo que los activistas y defensores de derechos humanos pueden esperar hoy en día», dijo el abogado; y agregó que los críticos de la AP son torturados en sus prisiones, como ha ocurrido con alrededor de 50 activistas en esta última oleada de detenciones.
El primer ministro palestino Mohammad Shtayyeh anunció que había ordenado una investigación oficial sobre la muerte de Banat, pero en una conferencia de prensa este lunes la familia y los grupos de derechos humanos dijeron que no confían en las autoridades y reclamaron una investigación independiente y externa a la AP, y que la autopsia sea realizada en el Instituto Forense Abu Kabir de Tel Aviv. «Queremos que su muerte no sea en vano. Queremos saber quién tomó la decisión de asesinarlo y quién la ejecutó; y que ambos sean castigados.», afirmó su primo Ammar.
Protesta en Hebrón por el asesinato por torturas de Nizar Banat a manos de la Autoridad Palestina (2/7/21, MOSAB SHAWER/AFP)
Matones y machistas
El asesinato de Nizar Banat desató una ola de protestas en Cisjordania, especialmente en Belén, Hebrón y Ramala. El fin de semana la gente marchó por cuarto día exigiendo justicia por el crimen y la renuncia de Abbas. «El asesinato de Banat es la punta del iceberg que esconde una montaña de corrupción y la ausencia de autoridades electas. Queremos una reforma política total», dijo el manifestante Esmat Mansur en Ramala, donde las protestas fueron reprimidas brutalmente, tanto por la policía de la AP como por grupos de choque de Fatah. Las fuerzas de seguridad lanzaron granadas de estruendo y gas lacrimógeno, usaron pistolas Taser, dispararon al aire munición real, apalearon severamente a manifestantes, periodistas y defensores de derechos humanos. Agentes vestidos de civil se ensañaron especialmente con quienes filmaban la represión: arrebataron teléfonos y cámaras (y en muchos casos los rompieron), insultaron, amenazaron con castigos mayores y arrestaron a decenas de personas (la mayoría liberadas horas después).
Activistas y organizaciones feministas denunciaron el carácter sexista de la represión: las mujeres fueron golpeadas con palos, amenazadas de violación, arrastradas al arrestarlas y recibieron insultos claramente machistas, llamándolas “putas” por estar en la calle en lugar de en su casa como corresponde a su género. Poco después, los esbirros utilizaron fotos extraídas de los teléfonos confiscados para postear imágenes de las jóvenes con textos que atacaban su moral en una página de Facebook creada a tales efectos.
La misma brutalidad policial y parapolicial se había vivido en Ramala el 10 de junio, durante una manifestación de la “Campaña para levantar las sanciones sobre Gaza”: como en otras ocasiones, el año pasado la AP dejó de pagar a Israel la electricidad de Gaza, dejando a la población con dos horas al día; y en mayo pasado, sin previo aviso, redujo a la mitad el salario de los 50.000 funcionarios públicos de Gaza (la mayoría afiliados a Fatah). La represión de ese día dejó al menos a 10 personas hospitalizadas.
Protesta en Ramala por el asesinato de Nizar Banat (26/6/21, Abbas Momani/AFP).
Ocupación tercerizada
Una de las primeras cosas que una escucha en Palestina es: «Vivimos bajo una doble ocupación: la de Israel y la de la Autoridad Palestina». También es habitual, al conversar con activistas de base, que relaten cuántas veces han estado en las cárceles israelíes y cuántas en las palestinas; y que hablen de las torturas sufridas en ambas. Sin llegar al extremo de Nizar Banat, las razones más comunes por las que un palestino termina en una cárcel de la AP son: posteo de artículos o videos críticos en las redes sociales, militancia –o mera sospecha de– en partidos de oposición (no solamente Hamas o la Yihad Islámica), participar en manifestaciones o hablar en voz alta contra la AP. De hecho, la vigilancia y la censura son rasgos característicos del control que la AP ejerce sobre la población palestina que utiliza las plataformas digitales para ejercer su libertad de expresión y opinión; y ello resulta a menudo en detenciones, interrogatorios u otras formas de castigo[2].
Para quienes alguna vez creyeron en el proceso de Oslo que creó la AP estas revelaciones producen una disonancia cognitiva difícil de asimilar. Es especialmente el caso en América Latina, donde hay poca información sobre lo que realmente ocurre en los territorios ocupados, y las izquierdas y los grupos de solidaridad suelen mantener relaciones cercanas con las embajadas de la AP. En mi experiencia personal, tratar de explicar el rol que juega la AP en el esquema de Oslo me ha ganado hostilidad e incluso ostracismo en algunos espacios de solidaridad, debido a la resistencia a admitir esta realidad.
Sin embargo, el estudio de los Acuerdos de Oslo permitiría a esas personas incrédulas descubrir que no se trata de que Mahmud Abbas sea más o menos corrupto o autoritario, sino del mismímisimo mandato recibido por la AP cuando fue creada en el perverso plan de Oslo: colaborar con Israel para hacer más manejable y barata la ocupación colonial, suprimiendo la resistencia armada –y también la no armada− y prestando servicios básicos (en la limitadísima zona donde puede operar, que es menos del 12% del territorio ocupado) que antes estaban a cargo de Israel y ahora se financian con los fondos que la comunidad internacional derrama sobre la AP para garantizar el statu quo. Precisamente el interés de las potencias occidentales en mantener esa ‘estabilidad’ de la ocupación colonial es lo que en buena medida hace que la AP exista todavía.
Junto con la AP llegó el paquete para impulsar el modelo de ‘desarrollo’ neoliberal con su jerga tecnocrática (good gobernance, capacity building, civil society empowerment) y crear la ilusión de que era posible construir un Estado y desarrollar la economía bajo la dominación israelí. Llegaron así los bancos, las multinacionales, los préstamos para vivienda y automóviles y otros distractores para que la población ocupada sustituyera la resistencia por el consumo. Muchos movimientos sociales se convirtieron en ONG que reformularon sus agendas según las prioridades de la cooperación internacional, y en poco tiempo la gente que había peleado en las calles durante la intifada dejó de hacerlo porque tenía demasiadas cosas que perder −y cuotas que pagar−; y sobre todo, muchísima gente pasó a depender de los salarios creados por el inmenso aparato burocrático clientelar de la AP, en un escenario de economía cautiva (por el mandato de Oslo) donde campea el desempleo. Con el tiempo, la AP se convirtió en una élite institucionalizada que gestiona la ocupación para su propio beneficio. No sólo no representa a la mayoría del pueblo palestino en el mundo, sino que con sus pases VIP, sus coches y viviendas de lujo está desconectada de las necesidades y la suerte de la población ocupada. El episodio de las vacunas vencidas es una prueba de ello.
Los gobiernos coloniales siempre se han apoyado en alianzas con las élites locales para controlar y pacificar a la población nativa, y la AP ha desempeñado ese papel de forma satisfactoria a través de su sistema clientelar y, sobre todo, su enorme aparato de seguridad, cuyo presupuesto supera el de salud, educación y agricultura juntos, emplea a la mitad de los funcionarios públicos, y fue diseñado y entrenado[3] exclusivamente para controlar a la población palestina[4]. Entiéndase: los diferentes cuerpos policiales de la AP no pueden salir de las ciudades palestinas (área A) ni pueden intervenir cuando hay ataques de colonos, robo de tierras o destrucción de viviendas y propiedades, ni menos enfrentar a los soldados o policías israelíes; ni siquiera cuando estos incursionan en Ramala u otras ciudades del área A. La AP ha cumplido celosamente este mandato durante 30 años, coordinando con la inteligencia y las fuerzas de seguridad israelíes la represión de la resistencia.
Esta labor ha sido clave para asegurar la estabilidad de la que han disfrutado los israelíes durante los últimos 15 años (desde el aplastamiento de la segunda intifada), haciendo menos pesado el trabajo sucio de la ocupación. Gracias a esa eficiente colaboración, el ejército y el movimiento de colonos de Israel pueden seguir consolidando su régimen de apartheid y ocupación colonial con escasa resistencia.
Firma de los Acuerdos de Oslo en la Casa Blanca, Washington DC. 13/9/1994. (Avi Ohayon/GPO).
El poder joven desde abajo
El analista Amjad Iraqi escribió en +972 Magazine que los hechos recientes no son la primera muestra de la naturaleza represiva de la AP, pero sin duda es una de las más crueles. No obstante, sugiere que esta violencia desbordante podría representar «los actos desesperados de un liderazgo moribundo.» Y agrega: «Si bien el acuerdo colonial ha funcionado eficazmente durante años, sus grietas están empezando a aparecer y a ampliarse. La “Intifada de la unidad” ha galvanizado una nueva etapa de activismo palestino que está atravesando la Línea Verde y construyendo poder desde abajo.»
De hecho hay señales de que la paciencia de la gente con una AP corrupta, autoritaria y colaboracionista podría estar llegando a un límite sin retorno. Ya en abril la cancelación de las elecciones con la excusa de que Israel no permitía instalar urnas en Jerusalén Este (pero en realidad porque Abbas sabía que los resultados no le iban a favorecer) dejó a la población enojada y frustrada; porque a pesar de las limitaciones que impone el esquema de Oslo, había gran interés en participar en la instancia electoral para expresar el deseo de cambio. Después vino la crisis de mayo en Jerusalén y Gaza, y la intifada de la unidad nacional, sin líderes ni partidos, más bien en el espíritu de “que se vayan todos”. Mientras la revuelta se extendía por todas las ciudades palestinas −ocupadas en 1948 o en 1967−, la AP guardó un silencio casi absoluto, mientras sus fuerzas de seguridad estaban ocupadas arrestando activistas o acosando a manifestantes, en un intento desesperado de afirmar su autoridad. El reciente escándalo de las vacunas, y la reacción de la opinión pública ante el mismo, demuestra aún más el escaso poder y respeto con que cuenta hoy la AP, especialmente entre las nuevas generaciones.
En efecto, la juventud que lidera la intifada de la unidad está mucho mejor informada y más educada que sus antecesoras: muchas tienen estudios universitarios, hablan inglés fluidamente y utilizan las redes sociales y las nuevas tecnologías para comunicar eficazmente su mensaje al mundo. Lejos de la retórica obsoleta de la vieja dirigencia política, hablan de limpieza étnica, colonialismo y apartheid más que de ocupación, y sobre todo practican la unidad palestina “desde el río hasta el mar”, demostrando que el pueblo palestino es uno solo a pesar de todos los intentos del régimen sionista por fragmentarlo y quebrar su identidad. En suma, esta nueva generación quiere terminar con el tramposo proceso de Oslo y reconstruir el proyecto de liberación nacional, recreándolo en este tiempo histórico.
NOTAS
[1] Esto no exculpa a Israel de su papel en el tardío e infame acuerdo; como afirmó Ghada Majadle, de Médicos por los Derechos Humanos-Israel, “en lugar de aceptar la responsabilidad y suministrar vacunas sin demora a toda la población, Israel está llevando a cabo un regateo sobre la vida y la salud de millones de personas”.
[2] Como si no tuvieran suficiente con el sofisticado espionaje israelí, la especialista Marwa Fatafta ha documentado las muchas formas de vigilancia y acoso digital que desarrollan los servicios de inteligencia palestinos. A menudo la detención de activistas es precedida de campañas de incitación en las redes sociales por parte de miembros de Fatah; y esto funciona porque la línea que separa la militancia en Fatah y el empleo en los organismos de seguridad es muy estrecha.
[3] El entrenamiento profesional de las fuerzas policiales palestinas fue realizado en Jordania (con apoyo de Egipto) bajo la supervisión del teniente general Keith Dayton, Coordinador de Seguridad de EE.UU. para Israel y la AP entre 2005 y 2010.
[4] Un informe de 2018 de Human Rights Watch documentó profusamente que la AP en Cisjordania, así como el gobierno de Hamas en Gaza, utilizan sistemáticamente la detención arbitraria y la tortura para reprimir a sus críticos y opositores. Estos abusos también han sido denunciados –con no poca dificultad− por organizaciones palestinas de derechos humanos. Y esta semana otro informe de Amnistía Internacional denunció la reciente campaña represiva de la policía palestina.
Una versión reducida y con variantes de este artículo fue publicada en el semanario Brecha el 9/7/21.
Los gemelos Muna y Mohammed El-Kurd, voceros emblemáticos de la resistencia de las familias de Sheikh Jarrah contra la limpieza étnica en Jerusalén, con más de dos millones de seguidores en las redes sociales, son representantes de la nueva generación que lidera la intifada de la unidad, y han llegado a los medios masivos occidentales. Aquí son tapa de la revista británica The Times, que dedicó 5 páginas a estas voces palestinas.
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viernes, 23 de julio de 2021
El juicio militar israelí contra Juana Ruiz vuelve a posponerse hasta agosto
23 julio 2021 - 10:09
Jerusalén, 23 jul (EFE).- El juicio militar contra la trabajadora humanitaria española Juana Ruiz Sánchez, detenida desde abril por Israel, ha vuelto a ser pospuesto hasta el próximo 10 de agosto, confirmó hoy a Efe su abogado.
"El juicio se pospuso porque no recibimos todo su material de consulta", explicó el nuevo letrado, Avigdor Feldman, sobre la primera vista prevista para este 27 de julio, que ya había sido aplazada en dos ocasiones.
Feldman se hizo cargo del caso después de que la anterior abogada, Gaby Lasky, obtuviera un escaño en el Parlamento representando al partido izquierdista Meretz, por lo que Ruiz estuvo un tiempo sin representación legal que llevó a la demora del juicio.
Ruiz Sánchez, de 62 años y coordinadora de proyectos en la ONG palestina Comités de Trabajo para la Salud, fue detenida el pasado 13 de abril, en Cisjordania ocupada, para ser interrogada sin saber inicialmente los cargos que se le imputaban.
En mayo, la Justicia militar israelí le acusó formalmente de "pertenencia a una organización ilegal", "participación en actividades de una organización ilegal" y "formar parte de la junta directiva de una organización ilegal", entre un total de cinco cargos.
Israel considera que la entidad donde está empleada desviaba fondos a la actividad del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), al que considera terrorista, al igual que la UE o Estados Unidos.
Ayer, el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, se interesó por la situación de Juana Ruiz en una conversación telefónica que mantuvo con su homólogo israelí, Yair Lapid.
El Ministerio de Exteriores israelí denunció en su momento que el FPLP estaría operando una red de organizaciones humanitarias en Cisjordania, entre las que destacó a los Comités de Trabajo para la Salud, que a través de un mecanismo de fraude, falsificación y tergiversación de documentos, desviaría al grupo fondos que países europeos donan como cooperación internacional. EFE
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