lunes, 24 de noviembre de 2014
domingo, 23 de noviembre de 2014
La causa palestina en los juzgados de Siero, España
En los juzgados de Siero, en martes de mercado, se hacían más visibles las numerosas personas que fueron a apoyar a dos activistas, Kike y Juanjo, que fueron citados a declarar.. por os sucesos ocurridos ante el teatro Jovellanos de Xixón, cuando la campaña internacional BDS animó a boicotear la actuación de un grupo pro-sionista en la ciudad en la misma época y día en que el ejercito israelita estaba asesinando por centenares y destruyendo de forma inmisericorde Gaza.
Mientras en el Congreso de los diputados en Madrid se presentaba una propuesta relativa al estado palestino, premeditadamente ambigua, conversada entre los “grandes” partidos, que lo mismo serviría para “apoyar” la resolución del conflicto que para paralizarlo.
En los juzgados de Siero, en martes de mercado, se hacían más visibles las numerosas personas que fueron a apoyar a dos activistas, Kike y Juanjo, que fueron citados a declarar.. por “los sucesos” ocurridos ante el teatro Jovellanos de Xixón, cuando la campaña internacional BDS animó a boicotear la actuación de un grupo pro-sionista en la ciudad en la misma época y día en que el ejercito israelita estaba asesinando por centenares y destruyendo de forma inmisericorde Gaza.
La tentación de desnaturalizar y descontextualizar los hechos no admite componendas y Kike y Juanjo lo dijeron con claridad a su salida de los juzgados: Estábamos donde teníamos que estar denunciando el genocidio israelita en Palestina y estamos orgullosos de ello.
Aquellos bombardeos, según la ONU, provocaron más de 2300 asesinatos, de los cuales 600 niñas y niños, 40.000 heridos, de entre los cuales mutilados de por vida 3000, desplazamientos forzosos de cientos de miles de gazadies, destrucción feroz de miles de viviendas, dejando sin agua, sin energía.. a la franja cercada de Gaza en un acumulado de explosivos utilizados que equivalen a 7 bombas de Hiroshima.
De “eso” se está tratando y no de actuaciones diferenciadas, y de la Obligación que tiene todo ciudadano o persona con mínima dignidad de no quedarse inútil-mente paralizado ante tamaña barbaridad, por lo que fueron decenas de actividades de denuncia las realizadas , en Siero y otras partes, incluida la del teatro Jovellanos.
Ahora bien.. nos cabe una elemental pregunta y reflexión a la luz de los acontecimientos. ¿cómo es posible que la delegación de gobierno en Asturias haya “procedido” de tal manera que durante meses haya estado “buscando” a la salida de otras concentraciones populares a activistas para identificarles, llevarles a comisaria, para alimentar un “macroproceso” que a todas luces presuntamente se ha inventado para desnaturalizar las denuncias efectuadas contra la brutalidad policial que reventó la cabeza y los tobillos de un exconcejal y cargó sin reservas contra ancianas y jubilados en el paseo Begoña?
¿habrá alguna autoridad que investigue cuánto nos está costando al erario público la desmesura de presencia policial en cada actividad pacífica, los “operativos” policiales que llegan jadeando a interceptar a las personas cuando están paseando serenamente causando mayor alarma social, los enjuciamientos a la contra, por presunta pura táctica de contrarrestar lo que fue una chapuza policial el día del teatro, la desmesura de actuación violenta que se trata presuntamente de tapar con policías que siguen de baja desde julio porque, presuntamente recibirían una indemnización por cada día a manera de corruptela consentida o incentivo para mayores represiones, y los propios procedimientos judiciales, a los que se somete a la ciudadanía solidaria con Palestina, en un entramado en el que “nos entretienen” la vida para sacarnos de otras actividades constructivas, una ayer en Xixón, otra hoy en Siero, otra mañana en Xixón, y las que vendrán en el mismo “macroproceso” vergonzoso.. ¿todo en aras de salvar la cara sucia del sionismo criminal? ¿a beneficio del gobernador Gabino, o auspiciado para quedar bien con los elementos pro-sionistas que tanta influencia han demostrado tener en nuestra tierra?.
El efecto conseguido, en cambio, puede que sea el contrario: juntar a las diversas izquierdas o los colectivos diversos que defienden los DDHH, (como si los derechos universales no tuvieran que ser defendidos por las autoridades), como ha ocurrido hoy en La Pola, con la presencia de sindicatos, partidos, comités de solidaridad de las más variada procedencia unificados en la causa palestina, que tiene en la campaña BDS Boicot Sanciones y Desinversiones al estado de Israel, su más poderosa arma de no violencia activa, extendiéndose con éxito por todo el mundo, con resultados sorprendentes, hoy con Palestina , como ayer en Sudáfrica, a pocos días de que se celebre el día internacional de Solidaridad con el pueblo palestino, según la ONU.
Mientras en el Congreso de los diputados en Madrid se presentaba una propuesta relativa al estado palestino, premeditadamente ambigua, conversada entre los “grandes” partidos, que lo mismo serviría para “apoyar” la resolución del conflicto que para paralizarlo.
En los juzgados de Siero, en martes de mercado, se hacían más visibles las numerosas personas que fueron a apoyar a dos activistas, Kike y Juanjo, que fueron citados a declarar.. por “los sucesos” ocurridos ante el teatro Jovellanos de Xixón, cuando la campaña internacional BDS animó a boicotear la actuación de un grupo pro-sionista en la ciudad en la misma época y día en que el ejercito israelita estaba asesinando por centenares y destruyendo de forma inmisericorde Gaza.
La tentación de desnaturalizar y descontextualizar los hechos no admite componendas y Kike y Juanjo lo dijeron con claridad a su salida de los juzgados: Estábamos donde teníamos que estar denunciando el genocidio israelita en Palestina y estamos orgullosos de ello.
Aquellos bombardeos, según la ONU, provocaron más de 2300 asesinatos, de los cuales 600 niñas y niños, 40.000 heridos, de entre los cuales mutilados de por vida 3000, desplazamientos forzosos de cientos de miles de gazadies, destrucción feroz de miles de viviendas, dejando sin agua, sin energía.. a la franja cercada de Gaza en un acumulado de explosivos utilizados que equivalen a 7 bombas de Hiroshima.
De “eso” se está tratando y no de actuaciones diferenciadas, y de la Obligación que tiene todo ciudadano o persona con mínima dignidad de no quedarse inútil-mente paralizado ante tamaña barbaridad, por lo que fueron decenas de actividades de denuncia las realizadas , en Siero y otras partes, incluida la del teatro Jovellanos.
Ahora bien.. nos cabe una elemental pregunta y reflexión a la luz de los acontecimientos. ¿cómo es posible que la delegación de gobierno en Asturias haya “procedido” de tal manera que durante meses haya estado “buscando” a la salida de otras concentraciones populares a activistas para identificarles, llevarles a comisaria, para alimentar un “macroproceso” que a todas luces presuntamente se ha inventado para desnaturalizar las denuncias efectuadas contra la brutalidad policial que reventó la cabeza y los tobillos de un exconcejal y cargó sin reservas contra ancianas y jubilados en el paseo Begoña?
¿habrá alguna autoridad que investigue cuánto nos está costando al erario público la desmesura de presencia policial en cada actividad pacífica, los “operativos” policiales que llegan jadeando a interceptar a las personas cuando están paseando serenamente causando mayor alarma social, los enjuciamientos a la contra, por presunta pura táctica de contrarrestar lo que fue una chapuza policial el día del teatro, la desmesura de actuación violenta que se trata presuntamente de tapar con policías que siguen de baja desde julio porque, presuntamente recibirían una indemnización por cada día a manera de corruptela consentida o incentivo para mayores represiones, y los propios procedimientos judiciales, a los que se somete a la ciudadanía solidaria con Palestina, en un entramado en el que “nos entretienen” la vida para sacarnos de otras actividades constructivas, una ayer en Xixón, otra hoy en Siero, otra mañana en Xixón, y las que vendrán en el mismo “macroproceso” vergonzoso.. ¿todo en aras de salvar la cara sucia del sionismo criminal? ¿a beneficio del gobernador Gabino, o auspiciado para quedar bien con los elementos pro-sionistas que tanta influencia han demostrado tener en nuestra tierra?.
El efecto conseguido, en cambio, puede que sea el contrario: juntar a las diversas izquierdas o los colectivos diversos que defienden los DDHH, (como si los derechos universales no tuvieran que ser defendidos por las autoridades), como ha ocurrido hoy en La Pola, con la presencia de sindicatos, partidos, comités de solidaridad de las más variada procedencia unificados en la causa palestina, que tiene en la campaña BDS Boicot Sanciones y Desinversiones al estado de Israel, su más poderosa arma de no violencia activa, extendiéndose con éxito por todo el mundo, con resultados sorprendentes, hoy con Palestina , como ayer en Sudáfrica, a pocos días de que se celebre el día internacional de Solidaridad con el pueblo palestino, según la ONU.
El papel de EEUU y Turquía en la batalla de Kobane
Global Research
Traducción Carlos Riba GarciaSe está librando una guerra por el control del Kurdistán occidental, la parte de norte de Siria e incluso tres enclaves kurdos –de facto– en esta región. La lucha en el Kurdistán occidental es un medio para llegar a un fin, no un objetivo en sí mismo. El objetivo de ganar control en el Kurdistán sirio y norte de Siria es crucial para controlar el resto de la República Árabe Unida e implica un cambio de régimen –apoyado por Estados Unidos– en Damasco. En el dialecto del idioma kurdo que se habla en esta región –también hablado por la mayoría de los kurdos que viven en Turquía–, el Kurdistán occidental se llama Rojaya in Kurmanji. La palabra Rojaya proviene del término kurdo “roj”, que significa “sol” pero también “día”. Literalmente, significa “puesta del sol” (“el final del sol”) o “final del día” en Kurmanji, y no es la palabra “oeste”. La confusión en relación con su significado surge por dos razones importantes. La primera es que en el dialecto sorani, el dialecto central de la lengua kurda, la palabra “roj” solo se usa en referencia al día. La segunda es que Rojaya connota o sugiere la dirección del oeste, donde se pone el sol cuando termina el día. El asedio de Ayn el-Arab o Kobane A pesar del hecho de que ni los militares sirios ni el gobierno sirio controla la mayor parte de Kurdistán sirio y de que un número importante de elementos locales se han declarado neutrales, las fuerzas del Estado Islámico, al-Nusra y el ISIL (Daesh) han desencadenado una guerra multipartidaria en el seno mismo del mosaico social de Rojaya. No fue hasta la segunda mitad de 2014 que esta guerra en el Kurdistán occidental se hizo presente en los titulares de los medios internacionales, cuando los kurdos sirios que combatían en la localidad nororiental (mintagah) de Ayn el-Arab, en la gobernación de Alepo, fue rodeada por el ISIL (finales de septiembre y principios de octubre). Mientras sucedía esto, el comportamiento de EEUU y sus aliados, específicamente el gobierno neo-otomanista de Turquía –Recep Tayyip Erdogan y Ahmet Davutoglu–, expusieron sus verdaderos objetivos en Rojaya y Siria. Cuando los kurdos sirios en el noreste de la gobernación de Alepo estaban siendo rodeados por el ISIL, quedó claro que en realidad Washington y su quimérica coalición anti-ISIL estaban utilizando el estallido del ISIL para redibujar los mapas estratégicos y etno-confesionales de Siria e Iraq. Muchos de los kurdos sirios piensan que el objetivo es empujarlos hacia el este, hacia el sector iraquí de Kurdistán, y someterlos a la dominación turca. Los temores de otro éxodo sirio –similar al que se produjo cuando, con la ayuda de Turquía, Jubhat al-Nusra tomó violentamente la ciudad armenia de Kasab, en la gobernación de Latakia, en marzo de 2014– empezaron a materializarse. Cerca de 200.000 sirios –kurdos, turcomanos, asirios, armenios y árabes– huyeron cruzando la frontera entre Siria y Turquía. Para el pasado 9 de octubre, un tercio de Ayn el-Arab había caído en manos del seudocalifato. La posición estadounidense respecto de Kobane muestra los objetivos de Washington La posición estadounidense respecto de Ayn el-Arab o Kobane es muy reveladora sobre lo que realmente está en juego en la batalla por el control de la ciudad fronteriza siria. En lugar de tratar de evitar la caída de Kobane y ayudar a los defensores locales que están soportando el peso de la lucha contra el ISIL y su seudocalifato, Washington ha permanecido quieto. La posición estadounidense en relación con Kobane es una importante señal de que la guerra que EEUU ha iniciado contra el ISIL no es más que una bravuconada y una maniobra ficticia de relaciones públicas dirigidas al ocultamiento del objetivo real: conseguir un punto de apoyo estratégico dentro de territorio sirio. Cuando el ISIL atacó a las fuerzas del Gobierno Regional Kurdo (KRG, por sus siglas en inglés) en territorio del Kurdistán iraquí en agosto de 2014, Estados Unidos actuó rápidamente en ayuda de los combatientes del KRG. En julio, un mes después de la caída de la ciudad iraquí de Mosul en manos del ISIL, en coincidencia con la toma militar de la ciudad de Kirkuk –rica en petróleo– por el KRG, el ISIL empezó el asedio de Kobane en Rojaya. Hasta octubre, EEUU solo fue un espectador. Algo aún más revelador: el 8 de octubre, el Pentágono comunicó que la campaña de bombardeo aéreo en Siria liderada por EEUU y bautizada formalmente con el nombre de Operación Resolución Inherente el 15 de octubre, no podía detener la ofensiva del ISIL contra los defensores de Kobane. En lugar de eso, Estados Unidos empezó a sostener insistentemente en favor de más acciones ilegales que debería emprender Turquía, miembro de la OTAN. Washingtom comenzó a pedir la entrada de soldados y carros de combate turcos en Kobane y el norte de Siria. Por su parte, el presidente Erdogan y el gobierno turco dijeron que Ankara solo enviaría una fuerza a la zona si Estados Unidos y su coalición fantasma establecían una zona de exclusión aérea en Siria. Modernización de los planes para una zona de interposición en el norte de Siria Con el propósito de convertir Kobane en un caso, Estados Unidos y Turquía vieron la oportunidad de rejuvenecer sus planes de 2011 para invadir Siria, que pretendían el establecimiento de una zona de interposición y de exclusión aérea –controlada por Turquía– en el norte de Siria. Ahora, los planes se presentan como una operación humanitaria y de mantenimiento de la paz. Es por eso que el 2 de octubre de 2014 los parlamentarios de la Asamblea Nacional Turca aprobaron nuevas leyes que autorizan una invasión de la República Árabe Unida y la porción siria de Kurdistán. Aun así, Ankara se mantiene cauta. En realidad, Turquía está haciendo todo lo que puede para que Kobane caiga bajo el control del ISIL y sus defensores sean derrotados. Debido a la falta de coordinación entre el servicio nacional de inteligencia de Turquía (el MIT) y los funcionarios encargados de hacer cumplir las leyes, se produjo un escándalo nacional cuando la gendarmería turca detuvo en Adana unos camiones camuflados que transportaban clandestinamente armas y municiones en dirección a Siria para su entrega a al-Nusra y otros grupos insurgentes contrarios al gobierno. En el contexto de Kobane, ha habido mucha información que revelaba el envío de grandes cargamentos de armas turcas para los ya bien armados batallones del ISIL para la ofensiva contra Kobane. Una periodista, Serena Shim, pagó con su vida el hecho de que investigara estos envíos. Shim, estadounidense descendiente de libaneses, que trabajaba para una cadena de noticias en lengua inglesa de la televisión iraní, reveló que los rebeldes sirios eran secretamente abastecidos con armas llegadas de Turquía en camiones que llevaban el logo de la Organización Mundial de la Alimentación (FAO) de Naciones Unidas. Muy poco después, el 19 de octubre, Shim murió en un misterioso accidente de circulación después de haber recibido amenazas del MIT por espiar para la “oposición turca”. Para esconder sus sucias manos, el gobierno turco –facilitador de la operación secreta– argumentó que le era imposible controlar sus fronteras o impedir la entrada de combatientes extranjeros en Iraq y Siria. Sin embargo, la batalla de Kobane cambió todo, y Ankara empezó a hacer lo que antes era incapaz de hacer en la frontera con Siria; incluso reforzó los dispositivos de seguridad en la zona. Turquía, que todo el mundo reconoce la permisividad que concede a Jabhat Al-Nusra y otras organizaciones insurgentes apoyadas desde el extranjero para cruzar libremente su frontera en su combate contra las fuerzas sirias, comenzó a impedir que voluntarios kurdos pudieran cruzar la frontera con Siria para unirse a los defensores de la sitiada Kobane. Turquía toma nota de quiénes son los amigos de Siria El gobierno sirio rechazó las sugerencias llegadas desde Ankara y Washington sobre la presencia de tropas extranjeras en su territorio y el establecimiento de una zona de interposición en el norte de su país. Damasco dijo que eso representaba un intento descarado de agresión contra Siria. El 15 de octubre, Damasco declaró que consultaría con sus “amigos”. En el contexto de los planes de invasión turco-estadounidenses, el gobierno de Ankara estuvo registrando la reacción y actitud de Rusia, Irán, China y los segmentos independientes de la comunidad internacional que no están comprometidos con los objetivos de la política exterior de Washington. Tanto el Kremlin como Teherán reaccionaron advirtiendo al gobierno turco de que se olvidara de cualquier idea sobre el envío de tropas de infantería al Kurdistán sirio y al resto del territorio de ese país. El pasado 9 de octubre, el ministro de asuntos exteriores adjunto, Aleksandr Lukashevych, en su calidad de portavoz del ministerio de asuntos exteriores ruso, anunció que Rusia se opondría al establecimiento de una zona de interposición en el norte de Siria. Lukashevych dijo que ni Turquía ni Estados Unidos tenían autoridad o legitimidad alguna para establecer una zona de interposición contra la voluntad de otro estado soberano. También señaló que los bombardeos estadounidenses en territorio de Siria habían complicado la situación y empujado al ISIL a mezclarse con la población civil. Las palabras de Lukashevych hicieron eco en las advertencias del embajador ruso Vitaly Churkin, representante permanente de Rusia en Naciones Unidas, en el sentido de que los bombardeos en Siria llevados adelante por EEUU ayudarían a deteriorar aún más la crisis siria. Desde Teherán, el ministro adjunto de asuntos exteriores iraní Amir-Abdollahian anunció públicamente que Irán había advertido al gobierno turco contra cualquier aventurerismo en territorio sirio. Por qué la operación Resolución Inherente reforzó al ISIL en Siria ¿Es una coincidencia acaso que el ISIL, o Daesh, haya ganado terreno en Siria tan pronto como EEUU le declarara la guerra? ¿O es una coincidencia tal vez que en Rojaya estén la mayor parte de los pozos de petróleo de Siria? Los habitantes y resistentes de Kobane que combaten contra la ofensiva del ISIL han pedido repetidamente ayuda exterior, pero han definido los bombardeos estadounidenses con una expresión certera: son absolutamente inútiles. Esta comprobación está detrás de la realidad del asunto que motiva la campaña contra los ilegales bombardeos estadounidenses en Siria que llevan adelante líderes tanto paramilitares como civiles. De una forma u otra, funcionarios locales del Kurdistán sirio dicen que esos bombardeos son un fracaso. Las Unidades Populares de Protección (Yekineyen Parastina Gel, YPG; aquellas formadas exclusivamente por mujeres son las YPJ) de Kobane, han señalado numerosas veces que los bombardeos de EEUU no hacen nada que detenga el avance del ISIL ni en Kobane ni en el resto de Siria. Al mismo tiempo que llamaba a la creación de un frente unido kurdo (en Siria, Iraq e Irán) contra el seudocalifato del ISIL, Jawan Ibrahim, un oficial del YPG, expresó que en lo que concierne al YPG y los kurdos sirios, Estados Unidos y la coalición anti-ISIL son un fracaso, según informa FNA. Antes de que EEUU inaugurara oficialmente su campaña de bombardeo en Siria con incursiones aéreas en Raqa, los combatientes del ISIL habían dejado sus posiciones. En lugar de bombardear al ISIL, los estadounidenses atacaron infraestructuras industriales y civiles sirias. Mientras se dice que algunos de esos ataques –que destruyeron viviendas y un silo con trigo– fueron errores, ha quedado claro que la estrategia del Pentágono consiste en erosionar la capacidad del enemigo mediante la destrucción de su infraestructura, tal como se viene aplicando en Siria. Después de las duras críticas recibidas y de la presión internacional, EEUU empezó a lanzar desde el aire –con paracaídas– suministros médicos y armas para los defensores de Kobane. Algunas de estas armas fueron a parar a manos del ISIL. El Pentágono dijo que esto sucedió por errores de cálculo y que las armas no iban dirigidas al ISIL. De todos modos, algunos escépticos creen que el Pentágono ha lanzado deliberadamente armas estadounidenses cerca de las unidades para que pudieran verlas y recogerlas fácilmente. Los alijos de armas incluían granadas de mano, granadas autopropulsadas y munición; esto se pudo ver en al menos un vídeo filmado por el ISIL. Al mismo tiempo que se producía esta reluctante ayuda estadounidense, el gobierno turco recibió presiones para que permitiera que un pequeño contingente de combatientes peshmerga del KRG procedente de Iraq cruzara el pasado 1 de noviembre la frontera en Kobane. Sin embargo, estos pershmerga forman parte de las fuerzas de seguridad del corrupto KRG, alineado con Turquía. En otras palabras, los autorizados a entrar en Kobane eran “kurdos turcos” (por ser aliados; no confundirlos con los kurdos de Turquía, y no integrantes del YPG, YPJ o voluntarios). Dado que el papel perjudicial de Turquía en el asedio de Kobane ha llegado a ser del dominio público, Ankara teme que la caída de Kobane signifique el fin de las conversaciones de paz entre el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) y el gobierno y se produzca una revuelta generalizada en el Kurdistán turco. ¿Un inútil bombardeo aéreo de EEUU contra el EI o una guerra furtiva de EEUU contra Siria? La campaña estadounidense de bombardeos no busca la derrota del ISIL, que también está haciendo todo lo posible por destruir la estructura social siria. La mencionada campaña tiene la finalidad de debilitar a Siria y de destruirla para que deje de funcionar como país. Es por esto que EEUU ha estado bombardeando instalaciones e infraestructura sirias, incluyendo oleoductos; la excusa es impedir que el ISIL los use para vender petróleo y obtener beneficios. Las razones con las que Estados Unidos justifica esta destrucción son igualmente falsas, ya que el ISIL viene transportando el petróleo robado en Siria en camiones cisterna por las carreteras turcas y –al contrario que en Iraq– sin utilizar oleoductos. Aun más, la mayor parte del crudo robado por el ISIL proviene de Iraq y no de Siria, sin embargo EEUU no ha dado un paso para destruir la infraestructura petrolera iraquí. Además, las operaciones comerciales con petróleo robado, tanto en Siria como en Iraq, se realizan entre actores estatales. Hasta el mismo representante de la Unión Europea en Iraq, Jana Hybaskova ha admitido que los países miembro de la UE están comprando crudo iraquí que les vende el ISIL. Los dos enfoques tan diferentes que tiene el Pentágono, uno respecto de Iraq y otro de Siria, son muy elocuentes en relación con lo que viene haciendo en la República Árabe de Siria. Washington va tras Siria; paralelamente, tanto EEUU como Turquía tratan de cooptar a los kurdos sirios para neutralizarlos. Esto explica tanto la implicación de Turquía en la batalla de Kobane como la inacción del gobierno estadounidense. En pocas palabras, el ISIL, o Daesh, es un arma de EEUU. El gobierno sirio sabe que la coalición anti-ISIL de Washington no es más que una fachada, y que si el gobierno estadounidense y el Pentágono consideraran que las condiciones son las apropiadas, la farsa podría acabar en una ofensiva contra Damasco. El 6 de noviembre, el ministro sirio de asuntos exteriores Walid al-Muallen le dijo al periódico libanés Al-Akhbar que Siria le pidió a la Federación Rusa que acelere el envío de los sistemas de misiles antiaéreos tierra-aire S-300 para estar preparada ante una posible ofensiva del Pentágono. |
Y el círculo del “eliccionsalismo” se cerró en ¿Túnez?
Día 30 de octubre: Beji Caed Essebsi aparece triunfante ante los medios de comunicación tras haber obtenido su partido, Nidaa Tounis, la victoria en las legislativas tunecinas. Casi nonagenario ya, el camino se le presenta expedito para refrendar el dominio de la corriente “laica-liberal” en las presidenciales, previstas para el 23 de noviembre del mismo año. La imagen expresa mucho más que el triunfo de un partido político creado apenas dos años antes: es la viñeta que resume de forma descarnada la singladura de las llamadas revoluciones árabes, cuyo ciclo involucionista ha vuelto a refrendar, en Túnez, su vigorosa continuidad. Cuatro años después, el gran cambio ha consistido en una reorganización de las prioridades en el seno de las elites dirigentes en el mundo árabe. De la revolución, apenas quedan en algunos sitios las exposiciones de grafitis o las pintadas en callejones virtuales. O ni eso: en la Plaza del Cambio de Sanaá, la “segunda revolución”, encabezada esta vez por los huthíes, ha dejado lugar a la retirada definitiva de los restos de las concentraciones y campamentos improvisados erigidos con motivo de la primera. En la Plaza de Tahrir de El Cairo hace ya tiempo que tales vestigios fueron borrados. Sólo permanece, en un ángulo, la carcasa quemada del que fuera cuartel general del partido del ex presidente Husni Mubarak. No lo han demolido, dicen, para que quede constancia de aquellos días de enero y febrero de 2011. Más bien, tememos, será para reutilizarlo con otra denominación.
En realidad, no es que “hayan vuelto los del antiguo régimen”, como podrían decir algunos a la vista del sesgo que han tomado los acontecimientos en países clave como Egipto, Yemen o el propio Túnez, donde los movimientos populares depararon la caída del presidente de turno. Más bien habría que afirmar que no se han llegado a ir nunca; y es muy probable que tampoco lo hagan en aquellos lugares, como Siria, Iraq o Bahréin, donde las protestas han devenido en una guerra múltiple, caso de los dos primeros, o en un enroque del gobierno y la represión de la disidencia, caso del tercero. O en una sucesión de cambios constitucionales y reformas políticas de muy limitado alcance en el resto de estados árabes. En determinados lares, la permanencia de los puntales del viejo régimen no ha sido notoria. En Túnez se ha notado un poco más. Quien con gran seguridad vencerá en las elecciones presidenciales del 23 de noviembre, Beji Caed Essebsi, fue miembro del Comité Central del Partido de la Reagrupación Constitucional Democrática del ex dictador Ben Ali hasta 2003. Con anterioridad, en la etapa de Habib ben Burgiba, (1956-1987), había desempeñado cargos ministeriales varios, entre ellos el de Interior. A ese periodo en concreto se remontan las acusaciones de torturas por las que hubo de hacer frente a una querella en 2012. A pesar de que las biografías al uso sobre este abogado de profesión tienden a dejar en la inconcreción un largo periodo que va desde el año en que abandonó la presidencia del parlamento (por ejemplo, la página del propio Nidaa Tounis), en 1994, hasta su “resurrección” como líder político en 2011 con la asunción de la jefatura del gobierno, Essebsi siguió perteneciendo al partido de Ben Ali hasta poco antes de la disolución y prohibición del mismo. Sin embargo, una cuidada reinterpretación de sus supuestas discrepancias con Bourguiba y Ben Ali, así como una exaltación de sus no menos supuestas inquietudes democráticas, origen, supongamos otra vez, de sus diferencias con los aquellos dos, sirvieron para desintoxicar al personaje de su adicción al autoritarismo. De ese modo pudo encabezar el gobierno interino post-revolucionario en lugar de Mohammed Ghannouchi, cuyas evidentes conexiones con el entramado político e institucional de Ben Ali no le permitieron continuar en el cargo, pues no en vano había sido primer ministro durante más de diez años. Las de Essebsi, menos evidentes en plena efervescencia revolucionaria de 2011, también existían pero, por una serie de circunstancias entre las que la imperiosa necesidad de confrontar el islamismo ocupaba un lugar destacado, terminaron quedando sometidas al velo de la conveniencia. Lo relevante era su magnífica condición de hombre de estado. Y el ineludible deber de poner coto al leviatán de nuestra época, los islamistas en general y los Hermanos Musulmanes en particular, representados aquí por En Nahda, vencedores de las primeras elecciones legislativas, en 2011.
En cuanto a Nidaa Tounis, aunque la definición “oficial” tiende a describirlo como una asociación de sindicalistas, izquierdistas y círculos cercanos al disuelto partido de Ben Ali, la verdad es que estos últimos son los que priman y conforman el núcleo duro de la formación. Una recreación pues del antiguo régimen, que ha conseguido consagrar el lema de que “el verdadero problema son los islamistas” (o mejor dicho, “el único gran problema”) y que sólo un hombre de estado como Essebsi reúne los requisitos necesarios para impedir el colapso. Nidaa Tounis no deja de ser un conglomerado de fuerzas políticas y empresariales, vinculadas de forma más o menos estrecha con el régimen oligárquico tunecino emanado de la independencia en 1956. Apenas dos años han bastado para que los islamistas de En Nahda hayan quedado desprestigiados, por sus propios errores y, en algunos aspectos, sus escasas convicciones democráticas, pero también por una machacona campaña mediática y el obstruccionismo de las fuerzas vivas, imperantes en las fuerzas de seguridad y los principales estamentos económicos y empresariales. Ahora se impone el reacomodo de las elites locales y la vieja articulación pero con un escaparate renovado. Las rencillas internas en ebullición en el seno de Nidaa Tounis a propósito de quién será el candidato a las presidenciales –arguyen algunos que Essebsi está enfermo y no puede hacerse cargo- revelan hasta qué punto la oligarquía tunecina del ancient regime está convencida de su consolidación y se aboca al proceso de elección dentro de las elites. Y compite por una elección ventajosa dentro del sistema plutocrático. Kamal Latif, el conocido hombre de negocios, se alía con el antiguo gobernador del Banco Central, Mustapha Kamal Nabli, frente a la vieja guardia de Nidaa Tounis, una vez expulsados voces discordantes como Noureddine ben Ticha u Omar S´habou, acusados de apoyar a candidatos de fuera del partido. Una disputa pues interelitista que solventa los designios revolucionarios. ¿Dónde están los aspirantes jóvenes, las nuevas generaciones, los representantes de aquellas corrientes que tomaron parte en la revolución?
Sin ”hombre de estado” la revolución no puede triunfar
El marbete de Hombre de Estado se ha convertido en la sintonía de la política actual en el mundo árabe. Y, por curioso que pueda parecer, la garantía del éxito revolucionario. Llama la atención, como se puede apreciar en los rasgos, vetustos, de los líderes post revolucionarios actuales y los cabezas de lista de los grandes partidos, la ausencia de juventud y, no digamos ya, de personas que representen a las asociaciones de jóvenes, tan implicadas en las movilizaciones. En algunos contextos, como el egipcio, se debe en parte a la renuencia o falta de capacidad de los referentes de aquellos movimientos de asumir responsabilidades políticas. En otros, por la injerencia de fuerzas internas y externas que adoptaron un arreglo de conveniencia, como en Yemen con el nombramiento de quien era segundo hombre del presidente Saleh; o, debido a la lógica belicista derivada del conflicto, en Libia o Siria. La falta de renovación que también puede aplicarse a las formaciones islamistas, siempre encabezadas por los dirigentes acartonados y consabidos de antaño.
El general Abdel Fattah Essisi llegó a la presidencia egipcia tras las elecciones de 2014 con el mismo argumento, a saber, la necesidad de un hombre fuerte para controlar “esto”, con experiencia, dotes de mando e influencia. Essebsi, en Túnez, va en la misma dirección. En ambos países, el gran peligro venía representado por los islamistas, los cuales dejaron constancia de su impericia para gobernar en 2012 y 2013, tiempo suficiente para que la población “constatara” la imperiosa urgencia de encomendar la labor de dirigir el país a líderes competentes y eficaces. No importaba si estos dirigentes estaban verdaderamente comprometidos con el cambio y la democratización o si disponían de un discurso reformista. La premisa primera pasaba por asegurar la estabilidad. En Libia, la figura del coronel retirado Jalifa Haftar, partidario confeso de Essisi, iba por esa línea, al frente esta vez del movimiento anti-islamista Karamat Libia (Dignidad de Libia). Sin embargo, su proyecto particular de “hombre de estado” se ha visto obstruido por la inexistencia de algo parecido a “estado” en Libia, lo cual invalida fehacientemente cualquier proyecto de validar la primera parte de la ecuación. Ante la falta de instituciones, aparato burocrático y servicios de seguridad, el triunfo particular de Haftar depende del desempeño de sus tropas en el campo de batalla, donde las milicias contrarias siguen llevándose la parte del león, y, sobre todo, la asistencia militar extranjera. Con todo, Haftar, a quienes algunos incluso acusan de recibir apoyo directo de los partidarios del gobierno de Gadafi, se ha convertido en la gran apuesta de los occidentales y los demás hombres de estado árabes para reconducir la situación en Libia. Aquí, no obstante, la autonomía de las milicias rivales y la colisión de intereses qataríes-turcos con los de los saudíes-egipcios-imaratíes sigue dejando la cosa en el alero. Pero la consigna del gran hombre estatal, aun con el revés libio, está hallando acomodo como leit-motif estratégico y táctico por doquier. Hasta en Siria, donde hace dos años casi todo el mundo daba por amortizada la presidencia de Bashar el Asad, éste se ha convertido en una especie de hombre de estado de mal menor.
Pero para sorpresas la de Yemen. El éxito de los huthíes, una tribu chií del norte opuesta durante años al gobierno central, ha puesto de manifiesto el pintoresquismo de esta nueva tendencia política árabe. Los huthíes han considerado la conquista de Sanaá y su avance en numerosas provincias del país una especie de “segunda revolución” y una rectificación del proceso revolucionario primero. Pero la extraña inhibición del ejército a la hora de defender la capital y la ya manifiesta relación de cordialidad que, de forma no menos extraña, mantienen desde hace un tiempo con Abdulá Saleh y su familia –en especial su hijo, Ahmed, embajador en Emiratos Árabes Unidos- permiten dudar de tal aserto [1]. Saleh es otro de los que nunca se fueron, a pesar de su salida del poder, lo mismo que su núcleo duro, incólume durante el periodo pos-revolucionario. La figura de Saleh ha sido visible durante todo este tiempo, y nadie dudaba de sus intenciones de reincorporarse a la lucha del poder en cuanto tuviera una oportunidad. Nadie sospechaba, no obstante, que los huthíes terminaría siendo sus aliados ocasionales en tal empeño, dirigido en primera instancia a domeñar a los de al-Islah, considerados la rama yemení de los Hermanos Musulmanes, con el visto bueno de saudíes, iraníes y estadounidenses.
Ea, el régimen clásico árabe siempre ha permanecido ahí. El grave desliz cometido por las corrientes revolucionarias, laicas y de izquierdas que apoyaron los movimientos de cambio contra sistemas dictatoriales, oligárquicos y corruptos es que la obsesión anti islamista les ha impedido sospechar lo que de verdad estaba sucediendo en el periodo post revolucionario. Hoy, en Egipto, el número de detenidos por motivos políticos desde el golpe contra el islamista Mohammad Morsi en junio de 2013, mayormente sospechosos de entrar en la órbita de los Hermanos Musulmanes, pero también laicos, izquierdistas y, en general, “díscolos”, llega a los 41 mil, según fuentes alternativas –es difícil determinar el asunto porque las autoridades detienen muchas veces sin explicar bien por qué, más allá de la amenaza al bien general- [2]. Las leyes aprobadas por el ejecutivo, o en trámite de aprobación, desde la ley de manifestación o las restricciones a los simpatizantes de los HH.MM., alcanzan un grado de coerción y restricción que sin embargo muchos justifican en aras de la seguridad nacional y la lucha contra el terrorismo. Los informes de organizaciones de derechos humanos locales y extranjeras hablan de detenciones arbitrarias, torturas y represión desmedida de manifestaciones, en especial las de los HH.MM., cuya mención viene indefectiblemente acompañada del adejtivo “terrorista”. En muchos sentidos, hemos vuelto a los peores tiempos de Mubarak aunque, en esta ocasión al menos, sí disponemos de un verdadero hombre de estado. Una de las preocupaciones de las autoridades es someter cualquier disidencia en las universidades y, en general, cualquier institución pública, impidiendo a docentes y estudiantes involucrarse en cualquier actividad política so pena de criminalización por terrorismo, cajón de sastre donde cabe toda imputación. No es de extrañar, pues, que en este ambiente de psicosis islamista que todo lo justifica, los militares estén empeñados, en la Península del Sinaí, en una campaña contra los yihadistas, incluida la demolición de casas y la inutilización de terrenos sospechosos de servir de cobertura a actividades terroristas, todo ello a un paso de Gaza, donde el ejército israelí comete sus propios desmanes en virtud de los mismos objetivos.
Mientras haya islamistas persistirán, fundamentales, los hombres de estado
En el nombre de la lucha perentoria, por la democracia y la estabilidad –nacional, regional y ahora mundial-, el islamismo político en todas sus formas se ha convertido en el argumento que justifica todas las cosas, desde alianzas abigarradas como la ya aludida de Saleh y los huthíes en Yemen o la de estadounidenses e iraníes en Iraq, hasta la reemergencia del “gran hombre de estado árabe” capaz de hacerlo todo a la vez: garantizar la seguridad y el bienestar sociales, aplicar la democracia y promover el desarrollo económico. También, y aunque pudiera parecer paradójico, justifica que haya que seguir sosteniendo a una familia, los Saúd, y una doctrina religiosa, la wahabí, que son los grandes culpables de la tremenda zozobra de la ideología radical islámica de nuestros tiempos. Cuando las revoluciones árabes comenzaron a convertirse en un movimiento de actualidad se decía que los grandes beneficiados serían los islamistas, aun sin haber participado en muchos casos en las movilizaciones populares. En efecto, los procesos electorales les dieron la victoria en Egipto y Túnez, lo mismo que en Marruecos –o en Iraq con los islamistas chiíes-, al tiempo que la islamización creciente de la oposición, armada ya, al régimen de los Asad en Damasco, o la presencia vigorosa de al-Wifaq y otras organizaciones cercanas al islamismo chií en Bahréin, permitían hablar de una especie de edad de oro del islam político, reforzada además por la permanencia de Hamás en Gaza. También por aquella época se empezó a hablar de la connivencia estadounidense-islamista (mayormente ijwaní o de los Hermanos Musulmanes), en el marco de un plan orquestado por Washington para debilitar las corrientes izquierdistas, panarabistas y laicas del mundo árabe, todo ello con el concurso de Turquía –paradigma del islamismo “moderado”- y Qatar. Los acontecimientos posteriores certificaron que, una vez más, la apuesta de los estadounidenses por los islamistas, sobre todo los Hermanos Musulmanes en Egipto, era, en el caso de ser algo, coyuntural; Washington siempre apostó por sus regímenes, eso sí, a su manera.
La nueva coalición de los hombres de estado y sus regímenes
Hemos vuelto, asimismo, a los tiempos de las alianzas estratégicas entre los estados árabes y sus grandes hombres. Taeb Baccouch y Lazhar Akrami, secretario general y portavoz respectivamente de Nidaa Tounis, han dejado bien clara la solidaridad del partido con el régimen de Bachar al-Asad en su lucha frente la “conspiración extremista” contra el pueblo sirio. El primero llegó a hablar, tras la referida victoria de su partido, de que “la experiencia (democrática) tunecina no tenía por qué ser exportable a Siria” y que las relaciones entre los dos gobiernos debían recomponerse (al Chourouq, 13/11/2014). Hasta en eso Túnez ha dejado de querer ser un referente. El general Essisi, en El Cairo, y los principales portavoces del ejército –no digamos ya la cohorte mediática afín al gobierno- se ha pronunciado en líneas similares sobre la conveniencia de un “estado sirio fuerte” lo que implica, por supuesto, la permanencia de Bachar al-Asad. También se ha declarado partidario, como no podía ser menos, de la estabilidad de los estados del Golfo, en especial de Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí. A la par, se han congratulado del triunfo de Essebsi, el cual, a su vez, ha destacado la labor fundamental de las autoridades actuales egipcias como garantes de estabilidad y consenso en el Norte de África. Ambos regímenes deben permanecer sólidos, lo mismo que el jordano, el argelino y, por qué no, el marroquí, con lo que tenemos lo que hemos tenido siempre: una entrañable solidaridad interelitista árabe que excede los ámbitos de la ideología –esa rara avis que muchos han dejado de ver hace tiempo- y se basa en dos grandes pilares: el cultivo de los intereses, oligárquicos, propios y la unión contra un enemigo global. Hoy, el islamismo político.
De esta guisa todos coinciden en el mismo barco y bogan para que nada cambie. Una peculiar alianza entre antiguos regímenes que-nunca-se-han-ido, izquierdistas entusiastas de los militares y de las alianzas con el imperio para acabar con el imperialismo, nacionalistas kurdos+milicias chiíes y sunníes+fuerzas tribales+policía y ejército iraquíes=apoyo militar estadounidense multiplicado por cobertura logística iraní y dinero del Golfo, republicanos entusiastas de la monarquía, demócratas del todo vale con tal de que no ganen los islamistas, etc. El culmen lo ponen los huthíes pro iraníes, en Yemen, con sus jeeps llenos de pintadas anti estadounidenses y anti israelíes y sus acuerdos soterrados con las fuerzas vivas del régimen del ex presidente Saleh y la aquiescencia de Washington y Riad para adueñarse de Sanaa sin que el ejército que con tanta saña los combatió hace años moviera un solo dedo –los maledicentes sostienen que cuando irrumpieron en la capital, en septiembre pasado, pusieron buen cuidado en no dañar ni el complejo residencial de Saleh ni las propiedades de la embajada estadounidense-. Habladurías. El caso: un tótum revolútum en el que, una vez más, ese sector de la población que ansiaba una verdadera regeneración política, social y económica ha de volver a reprimir las ganas con el barbitúrico de la estabilidad y la seguridad. Un perdedor, el pueblo árabe, y dentro de él, los palestinos con mayor contundencia, anegados en Gaza, tanto por las fuerzas del régimen de Tel Aviv como por el bloqueo egipcio, y expoliados en Cisjordania, ante la mirada indiferente por elitista de unos gobiernos árabes que nunca hicieron nada por Palestina. Y, hoy, puesto que todo sigue igual, tampoco van a hacerlo.
En la página de televisión de al-Manar, de Hezbolá, se entona el gran lamento: las rencillas entre los musulmanes han desviado el foco del verdadero problema. Se supone que se refieren al sionismo y el neocolonialismo occidental. Por supuesto, la culpa no es de Hezbolá ni de Irán ni de las corrientes islamistas chiíes. ¡Es del extremismo sunní, Hermanos Musulmanes y radicales derivados, se entiende, y del patrocinio criminal de Arabia Saudí! Empero, para ésta, no podía ser menos, el diagnóstico se invierte: el culpable es Irán y su política expansionista en Oriente Medio… y los Hermanos Musulmanes, quienes, además de cargar con sus torpezas y mezquindades políticas propias, deben soportar la acusación de haber alimentado el yihadismo global desde hace décadas, como si éste no hubiera sido una formulación estadounidense con asistencia saudí y pakistaní. Pero eso no importa ya: lo verdaderamente transcendental, hoy, es neutralizar el peligro mayúsculo del islamismo radical. Y en eso están todos, combatiendo a al Qaeda, al Estado Islámico en Siria e Iraq, a Ansar al-Sharía, hasta a Boko-Haram o cualquier grupo yihadista que se tercie, en una alianza global contra un enemigo que en 2001, cuando se consagra la cosa esa del yihadismo internacional, apenas si dominaba Afganistán. Ahora, a pesar de la invasión de Iraq en 2003 –donde no estaba- y otros desmanes, el yihadismo ¡es la gran amenaza mundial! En el Sahel, donde tampoco estaban, en Libia, en Nigeria, en Somalia, en Siria, en el propio Iraq, en Pakistán… Una plaga planetaria que, sin embargo, se nutre de un reducido número de combatientes y en el mejor de los casos domina territorios inconexos y de escasa repercusión geoestratégica a pesar del tremendismo intencionado de los medios de comunicación. Del mismo modo que los Hermanos Musulmanes en Egipto o En Nahda en Túnez, o Fayr Libia (Amanecer de Libia) en Bengazi, no han sido los últimos responsables del descarrilamiento de las revoluciones árabes, aunque sí han contribuido a ello, el yihadismo no puede constituir la excusa de esta interesada involución que estamos preiando. Los que lo provocaron y engordaron son los mismos que, en estos momentos, patrocinan el neo patrimonialismo elitista árabe.
En definitiva, unos y otros han hecho lo que han podido para desbaratar cualquier intento de cambio real; gracias a ellos, sobre todo, pero también a los Estados Unidos, Europa, China y Rusia –el imperialismo polimórfico radical-, los propios partidos islamistas que ganaron elecciones y una izquierda árabe y occidental estúpida e ignorante hemos llegado a esto: la consagración del “eliccionalismo” (la elección dentro del cuerpo de la elite). Un mecanismo que ha reforzado a unas elites locales y permitido la “elección” interna, la depuración y mejora, de sus componentes y mecanismos de control y autoafirmación. El escritor egipcio Galal Amín, en su recuento de las razones de la recaída de su país en un autoritarismo más o menos elocuente, lo confirma: muchos egipcios pensaron que con la salida de Husni Mubarak y sus allegados, hijos incluidos, el régimen había caído. No tomaron en consideración que quienes de verdad manipulaban el poder, en los servicios de seguridad, los medios de comunicación, las instancias ministeriales, los intereses empresariales y, por supuesto, el ejército, seguían ahí [3]. Cuando en junio de 2013, millones de ciudadanos se lanzaron a la calle para protestar contra las maniobras autoritarias del islamista Mohammed Morsi, pocos se percataron de que las movilizaciones, más nutridas incluso que las de 2011 contra Mubarak, contaban con un respaldo inusitado de la intelligentsia, los medios y las instituciones, a pesar de que, se supone, los Hermanos Musulmanes eran los gobernantes. Meses después, cuando el despotismo vuelve a asentarse en Egipto, comprenden que la ausencia de policía y servicios de seguridad, los desabastecimientos, los cortes de electricidad, el desastre social en que vivió el país durante el año de gobierno de los islamistas, no sólo se debía a las numerosas e injustificables negligencias de estos. Había algo más, mucho más, lo mismo que hemos podido ir viendo en Túnez y en Yemen. Un tubérculo ponzoñoso que rebrota con mayor espasmo que nunca.
En realidad, no es que “hayan vuelto los del antiguo régimen”, como podrían decir algunos a la vista del sesgo que han tomado los acontecimientos en países clave como Egipto, Yemen o el propio Túnez, donde los movimientos populares depararon la caída del presidente de turno. Más bien habría que afirmar que no se han llegado a ir nunca; y es muy probable que tampoco lo hagan en aquellos lugares, como Siria, Iraq o Bahréin, donde las protestas han devenido en una guerra múltiple, caso de los dos primeros, o en un enroque del gobierno y la represión de la disidencia, caso del tercero. O en una sucesión de cambios constitucionales y reformas políticas de muy limitado alcance en el resto de estados árabes. En determinados lares, la permanencia de los puntales del viejo régimen no ha sido notoria. En Túnez se ha notado un poco más. Quien con gran seguridad vencerá en las elecciones presidenciales del 23 de noviembre, Beji Caed Essebsi, fue miembro del Comité Central del Partido de la Reagrupación Constitucional Democrática del ex dictador Ben Ali hasta 2003. Con anterioridad, en la etapa de Habib ben Burgiba, (1956-1987), había desempeñado cargos ministeriales varios, entre ellos el de Interior. A ese periodo en concreto se remontan las acusaciones de torturas por las que hubo de hacer frente a una querella en 2012. A pesar de que las biografías al uso sobre este abogado de profesión tienden a dejar en la inconcreción un largo periodo que va desde el año en que abandonó la presidencia del parlamento (por ejemplo, la página del propio Nidaa Tounis), en 1994, hasta su “resurrección” como líder político en 2011 con la asunción de la jefatura del gobierno, Essebsi siguió perteneciendo al partido de Ben Ali hasta poco antes de la disolución y prohibición del mismo. Sin embargo, una cuidada reinterpretación de sus supuestas discrepancias con Bourguiba y Ben Ali, así como una exaltación de sus no menos supuestas inquietudes democráticas, origen, supongamos otra vez, de sus diferencias con los aquellos dos, sirvieron para desintoxicar al personaje de su adicción al autoritarismo. De ese modo pudo encabezar el gobierno interino post-revolucionario en lugar de Mohammed Ghannouchi, cuyas evidentes conexiones con el entramado político e institucional de Ben Ali no le permitieron continuar en el cargo, pues no en vano había sido primer ministro durante más de diez años. Las de Essebsi, menos evidentes en plena efervescencia revolucionaria de 2011, también existían pero, por una serie de circunstancias entre las que la imperiosa necesidad de confrontar el islamismo ocupaba un lugar destacado, terminaron quedando sometidas al velo de la conveniencia. Lo relevante era su magnífica condición de hombre de estado. Y el ineludible deber de poner coto al leviatán de nuestra época, los islamistas en general y los Hermanos Musulmanes en particular, representados aquí por En Nahda, vencedores de las primeras elecciones legislativas, en 2011.
En cuanto a Nidaa Tounis, aunque la definición “oficial” tiende a describirlo como una asociación de sindicalistas, izquierdistas y círculos cercanos al disuelto partido de Ben Ali, la verdad es que estos últimos son los que priman y conforman el núcleo duro de la formación. Una recreación pues del antiguo régimen, que ha conseguido consagrar el lema de que “el verdadero problema son los islamistas” (o mejor dicho, “el único gran problema”) y que sólo un hombre de estado como Essebsi reúne los requisitos necesarios para impedir el colapso. Nidaa Tounis no deja de ser un conglomerado de fuerzas políticas y empresariales, vinculadas de forma más o menos estrecha con el régimen oligárquico tunecino emanado de la independencia en 1956. Apenas dos años han bastado para que los islamistas de En Nahda hayan quedado desprestigiados, por sus propios errores y, en algunos aspectos, sus escasas convicciones democráticas, pero también por una machacona campaña mediática y el obstruccionismo de las fuerzas vivas, imperantes en las fuerzas de seguridad y los principales estamentos económicos y empresariales. Ahora se impone el reacomodo de las elites locales y la vieja articulación pero con un escaparate renovado. Las rencillas internas en ebullición en el seno de Nidaa Tounis a propósito de quién será el candidato a las presidenciales –arguyen algunos que Essebsi está enfermo y no puede hacerse cargo- revelan hasta qué punto la oligarquía tunecina del ancient regime está convencida de su consolidación y se aboca al proceso de elección dentro de las elites. Y compite por una elección ventajosa dentro del sistema plutocrático. Kamal Latif, el conocido hombre de negocios, se alía con el antiguo gobernador del Banco Central, Mustapha Kamal Nabli, frente a la vieja guardia de Nidaa Tounis, una vez expulsados voces discordantes como Noureddine ben Ticha u Omar S´habou, acusados de apoyar a candidatos de fuera del partido. Una disputa pues interelitista que solventa los designios revolucionarios. ¿Dónde están los aspirantes jóvenes, las nuevas generaciones, los representantes de aquellas corrientes que tomaron parte en la revolución?
Sin ”hombre de estado” la revolución no puede triunfar
El marbete de Hombre de Estado se ha convertido en la sintonía de la política actual en el mundo árabe. Y, por curioso que pueda parecer, la garantía del éxito revolucionario. Llama la atención, como se puede apreciar en los rasgos, vetustos, de los líderes post revolucionarios actuales y los cabezas de lista de los grandes partidos, la ausencia de juventud y, no digamos ya, de personas que representen a las asociaciones de jóvenes, tan implicadas en las movilizaciones. En algunos contextos, como el egipcio, se debe en parte a la renuencia o falta de capacidad de los referentes de aquellos movimientos de asumir responsabilidades políticas. En otros, por la injerencia de fuerzas internas y externas que adoptaron un arreglo de conveniencia, como en Yemen con el nombramiento de quien era segundo hombre del presidente Saleh; o, debido a la lógica belicista derivada del conflicto, en Libia o Siria. La falta de renovación que también puede aplicarse a las formaciones islamistas, siempre encabezadas por los dirigentes acartonados y consabidos de antaño.
El general Abdel Fattah Essisi llegó a la presidencia egipcia tras las elecciones de 2014 con el mismo argumento, a saber, la necesidad de un hombre fuerte para controlar “esto”, con experiencia, dotes de mando e influencia. Essebsi, en Túnez, va en la misma dirección. En ambos países, el gran peligro venía representado por los islamistas, los cuales dejaron constancia de su impericia para gobernar en 2012 y 2013, tiempo suficiente para que la población “constatara” la imperiosa urgencia de encomendar la labor de dirigir el país a líderes competentes y eficaces. No importaba si estos dirigentes estaban verdaderamente comprometidos con el cambio y la democratización o si disponían de un discurso reformista. La premisa primera pasaba por asegurar la estabilidad. En Libia, la figura del coronel retirado Jalifa Haftar, partidario confeso de Essisi, iba por esa línea, al frente esta vez del movimiento anti-islamista Karamat Libia (Dignidad de Libia). Sin embargo, su proyecto particular de “hombre de estado” se ha visto obstruido por la inexistencia de algo parecido a “estado” en Libia, lo cual invalida fehacientemente cualquier proyecto de validar la primera parte de la ecuación. Ante la falta de instituciones, aparato burocrático y servicios de seguridad, el triunfo particular de Haftar depende del desempeño de sus tropas en el campo de batalla, donde las milicias contrarias siguen llevándose la parte del león, y, sobre todo, la asistencia militar extranjera. Con todo, Haftar, a quienes algunos incluso acusan de recibir apoyo directo de los partidarios del gobierno de Gadafi, se ha convertido en la gran apuesta de los occidentales y los demás hombres de estado árabes para reconducir la situación en Libia. Aquí, no obstante, la autonomía de las milicias rivales y la colisión de intereses qataríes-turcos con los de los saudíes-egipcios-imaratíes sigue dejando la cosa en el alero. Pero la consigna del gran hombre estatal, aun con el revés libio, está hallando acomodo como leit-motif estratégico y táctico por doquier. Hasta en Siria, donde hace dos años casi todo el mundo daba por amortizada la presidencia de Bashar el Asad, éste se ha convertido en una especie de hombre de estado de mal menor.
Pero para sorpresas la de Yemen. El éxito de los huthíes, una tribu chií del norte opuesta durante años al gobierno central, ha puesto de manifiesto el pintoresquismo de esta nueva tendencia política árabe. Los huthíes han considerado la conquista de Sanaá y su avance en numerosas provincias del país una especie de “segunda revolución” y una rectificación del proceso revolucionario primero. Pero la extraña inhibición del ejército a la hora de defender la capital y la ya manifiesta relación de cordialidad que, de forma no menos extraña, mantienen desde hace un tiempo con Abdulá Saleh y su familia –en especial su hijo, Ahmed, embajador en Emiratos Árabes Unidos- permiten dudar de tal aserto [1]. Saleh es otro de los que nunca se fueron, a pesar de su salida del poder, lo mismo que su núcleo duro, incólume durante el periodo pos-revolucionario. La figura de Saleh ha sido visible durante todo este tiempo, y nadie dudaba de sus intenciones de reincorporarse a la lucha del poder en cuanto tuviera una oportunidad. Nadie sospechaba, no obstante, que los huthíes terminaría siendo sus aliados ocasionales en tal empeño, dirigido en primera instancia a domeñar a los de al-Islah, considerados la rama yemení de los Hermanos Musulmanes, con el visto bueno de saudíes, iraníes y estadounidenses.
Ea, el régimen clásico árabe siempre ha permanecido ahí. El grave desliz cometido por las corrientes revolucionarias, laicas y de izquierdas que apoyaron los movimientos de cambio contra sistemas dictatoriales, oligárquicos y corruptos es que la obsesión anti islamista les ha impedido sospechar lo que de verdad estaba sucediendo en el periodo post revolucionario. Hoy, en Egipto, el número de detenidos por motivos políticos desde el golpe contra el islamista Mohammad Morsi en junio de 2013, mayormente sospechosos de entrar en la órbita de los Hermanos Musulmanes, pero también laicos, izquierdistas y, en general, “díscolos”, llega a los 41 mil, según fuentes alternativas –es difícil determinar el asunto porque las autoridades detienen muchas veces sin explicar bien por qué, más allá de la amenaza al bien general- [2]. Las leyes aprobadas por el ejecutivo, o en trámite de aprobación, desde la ley de manifestación o las restricciones a los simpatizantes de los HH.MM., alcanzan un grado de coerción y restricción que sin embargo muchos justifican en aras de la seguridad nacional y la lucha contra el terrorismo. Los informes de organizaciones de derechos humanos locales y extranjeras hablan de detenciones arbitrarias, torturas y represión desmedida de manifestaciones, en especial las de los HH.MM., cuya mención viene indefectiblemente acompañada del adejtivo “terrorista”. En muchos sentidos, hemos vuelto a los peores tiempos de Mubarak aunque, en esta ocasión al menos, sí disponemos de un verdadero hombre de estado. Una de las preocupaciones de las autoridades es someter cualquier disidencia en las universidades y, en general, cualquier institución pública, impidiendo a docentes y estudiantes involucrarse en cualquier actividad política so pena de criminalización por terrorismo, cajón de sastre donde cabe toda imputación. No es de extrañar, pues, que en este ambiente de psicosis islamista que todo lo justifica, los militares estén empeñados, en la Península del Sinaí, en una campaña contra los yihadistas, incluida la demolición de casas y la inutilización de terrenos sospechosos de servir de cobertura a actividades terroristas, todo ello a un paso de Gaza, donde el ejército israelí comete sus propios desmanes en virtud de los mismos objetivos.
Mientras haya islamistas persistirán, fundamentales, los hombres de estado
En el nombre de la lucha perentoria, por la democracia y la estabilidad –nacional, regional y ahora mundial-, el islamismo político en todas sus formas se ha convertido en el argumento que justifica todas las cosas, desde alianzas abigarradas como la ya aludida de Saleh y los huthíes en Yemen o la de estadounidenses e iraníes en Iraq, hasta la reemergencia del “gran hombre de estado árabe” capaz de hacerlo todo a la vez: garantizar la seguridad y el bienestar sociales, aplicar la democracia y promover el desarrollo económico. También, y aunque pudiera parecer paradójico, justifica que haya que seguir sosteniendo a una familia, los Saúd, y una doctrina religiosa, la wahabí, que son los grandes culpables de la tremenda zozobra de la ideología radical islámica de nuestros tiempos. Cuando las revoluciones árabes comenzaron a convertirse en un movimiento de actualidad se decía que los grandes beneficiados serían los islamistas, aun sin haber participado en muchos casos en las movilizaciones populares. En efecto, los procesos electorales les dieron la victoria en Egipto y Túnez, lo mismo que en Marruecos –o en Iraq con los islamistas chiíes-, al tiempo que la islamización creciente de la oposición, armada ya, al régimen de los Asad en Damasco, o la presencia vigorosa de al-Wifaq y otras organizaciones cercanas al islamismo chií en Bahréin, permitían hablar de una especie de edad de oro del islam político, reforzada además por la permanencia de Hamás en Gaza. También por aquella época se empezó a hablar de la connivencia estadounidense-islamista (mayormente ijwaní o de los Hermanos Musulmanes), en el marco de un plan orquestado por Washington para debilitar las corrientes izquierdistas, panarabistas y laicas del mundo árabe, todo ello con el concurso de Turquía –paradigma del islamismo “moderado”- y Qatar. Los acontecimientos posteriores certificaron que, una vez más, la apuesta de los estadounidenses por los islamistas, sobre todo los Hermanos Musulmanes en Egipto, era, en el caso de ser algo, coyuntural; Washington siempre apostó por sus regímenes, eso sí, a su manera.
La nueva coalición de los hombres de estado y sus regímenes
Hemos vuelto, asimismo, a los tiempos de las alianzas estratégicas entre los estados árabes y sus grandes hombres. Taeb Baccouch y Lazhar Akrami, secretario general y portavoz respectivamente de Nidaa Tounis, han dejado bien clara la solidaridad del partido con el régimen de Bachar al-Asad en su lucha frente la “conspiración extremista” contra el pueblo sirio. El primero llegó a hablar, tras la referida victoria de su partido, de que “la experiencia (democrática) tunecina no tenía por qué ser exportable a Siria” y que las relaciones entre los dos gobiernos debían recomponerse (al Chourouq, 13/11/2014). Hasta en eso Túnez ha dejado de querer ser un referente. El general Essisi, en El Cairo, y los principales portavoces del ejército –no digamos ya la cohorte mediática afín al gobierno- se ha pronunciado en líneas similares sobre la conveniencia de un “estado sirio fuerte” lo que implica, por supuesto, la permanencia de Bachar al-Asad. También se ha declarado partidario, como no podía ser menos, de la estabilidad de los estados del Golfo, en especial de Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí. A la par, se han congratulado del triunfo de Essebsi, el cual, a su vez, ha destacado la labor fundamental de las autoridades actuales egipcias como garantes de estabilidad y consenso en el Norte de África. Ambos regímenes deben permanecer sólidos, lo mismo que el jordano, el argelino y, por qué no, el marroquí, con lo que tenemos lo que hemos tenido siempre: una entrañable solidaridad interelitista árabe que excede los ámbitos de la ideología –esa rara avis que muchos han dejado de ver hace tiempo- y se basa en dos grandes pilares: el cultivo de los intereses, oligárquicos, propios y la unión contra un enemigo global. Hoy, el islamismo político.
De esta guisa todos coinciden en el mismo barco y bogan para que nada cambie. Una peculiar alianza entre antiguos regímenes que-nunca-se-han-ido, izquierdistas entusiastas de los militares y de las alianzas con el imperio para acabar con el imperialismo, nacionalistas kurdos+milicias chiíes y sunníes+fuerzas tribales+policía y ejército iraquíes=apoyo militar estadounidense multiplicado por cobertura logística iraní y dinero del Golfo, republicanos entusiastas de la monarquía, demócratas del todo vale con tal de que no ganen los islamistas, etc. El culmen lo ponen los huthíes pro iraníes, en Yemen, con sus jeeps llenos de pintadas anti estadounidenses y anti israelíes y sus acuerdos soterrados con las fuerzas vivas del régimen del ex presidente Saleh y la aquiescencia de Washington y Riad para adueñarse de Sanaa sin que el ejército que con tanta saña los combatió hace años moviera un solo dedo –los maledicentes sostienen que cuando irrumpieron en la capital, en septiembre pasado, pusieron buen cuidado en no dañar ni el complejo residencial de Saleh ni las propiedades de la embajada estadounidense-. Habladurías. El caso: un tótum revolútum en el que, una vez más, ese sector de la población que ansiaba una verdadera regeneración política, social y económica ha de volver a reprimir las ganas con el barbitúrico de la estabilidad y la seguridad. Un perdedor, el pueblo árabe, y dentro de él, los palestinos con mayor contundencia, anegados en Gaza, tanto por las fuerzas del régimen de Tel Aviv como por el bloqueo egipcio, y expoliados en Cisjordania, ante la mirada indiferente por elitista de unos gobiernos árabes que nunca hicieron nada por Palestina. Y, hoy, puesto que todo sigue igual, tampoco van a hacerlo.
En la página de televisión de al-Manar, de Hezbolá, se entona el gran lamento: las rencillas entre los musulmanes han desviado el foco del verdadero problema. Se supone que se refieren al sionismo y el neocolonialismo occidental. Por supuesto, la culpa no es de Hezbolá ni de Irán ni de las corrientes islamistas chiíes. ¡Es del extremismo sunní, Hermanos Musulmanes y radicales derivados, se entiende, y del patrocinio criminal de Arabia Saudí! Empero, para ésta, no podía ser menos, el diagnóstico se invierte: el culpable es Irán y su política expansionista en Oriente Medio… y los Hermanos Musulmanes, quienes, además de cargar con sus torpezas y mezquindades políticas propias, deben soportar la acusación de haber alimentado el yihadismo global desde hace décadas, como si éste no hubiera sido una formulación estadounidense con asistencia saudí y pakistaní. Pero eso no importa ya: lo verdaderamente transcendental, hoy, es neutralizar el peligro mayúsculo del islamismo radical. Y en eso están todos, combatiendo a al Qaeda, al Estado Islámico en Siria e Iraq, a Ansar al-Sharía, hasta a Boko-Haram o cualquier grupo yihadista que se tercie, en una alianza global contra un enemigo que en 2001, cuando se consagra la cosa esa del yihadismo internacional, apenas si dominaba Afganistán. Ahora, a pesar de la invasión de Iraq en 2003 –donde no estaba- y otros desmanes, el yihadismo ¡es la gran amenaza mundial! En el Sahel, donde tampoco estaban, en Libia, en Nigeria, en Somalia, en Siria, en el propio Iraq, en Pakistán… Una plaga planetaria que, sin embargo, se nutre de un reducido número de combatientes y en el mejor de los casos domina territorios inconexos y de escasa repercusión geoestratégica a pesar del tremendismo intencionado de los medios de comunicación. Del mismo modo que los Hermanos Musulmanes en Egipto o En Nahda en Túnez, o Fayr Libia (Amanecer de Libia) en Bengazi, no han sido los últimos responsables del descarrilamiento de las revoluciones árabes, aunque sí han contribuido a ello, el yihadismo no puede constituir la excusa de esta interesada involución que estamos preiando. Los que lo provocaron y engordaron son los mismos que, en estos momentos, patrocinan el neo patrimonialismo elitista árabe.
En definitiva, unos y otros han hecho lo que han podido para desbaratar cualquier intento de cambio real; gracias a ellos, sobre todo, pero también a los Estados Unidos, Europa, China y Rusia –el imperialismo polimórfico radical-, los propios partidos islamistas que ganaron elecciones y una izquierda árabe y occidental estúpida e ignorante hemos llegado a esto: la consagración del “eliccionalismo” (la elección dentro del cuerpo de la elite). Un mecanismo que ha reforzado a unas elites locales y permitido la “elección” interna, la depuración y mejora, de sus componentes y mecanismos de control y autoafirmación. El escritor egipcio Galal Amín, en su recuento de las razones de la recaída de su país en un autoritarismo más o menos elocuente, lo confirma: muchos egipcios pensaron que con la salida de Husni Mubarak y sus allegados, hijos incluidos, el régimen había caído. No tomaron en consideración que quienes de verdad manipulaban el poder, en los servicios de seguridad, los medios de comunicación, las instancias ministeriales, los intereses empresariales y, por supuesto, el ejército, seguían ahí [3]. Cuando en junio de 2013, millones de ciudadanos se lanzaron a la calle para protestar contra las maniobras autoritarias del islamista Mohammed Morsi, pocos se percataron de que las movilizaciones, más nutridas incluso que las de 2011 contra Mubarak, contaban con un respaldo inusitado de la intelligentsia, los medios y las instituciones, a pesar de que, se supone, los Hermanos Musulmanes eran los gobernantes. Meses después, cuando el despotismo vuelve a asentarse en Egipto, comprenden que la ausencia de policía y servicios de seguridad, los desabastecimientos, los cortes de electricidad, el desastre social en que vivió el país durante el año de gobierno de los islamistas, no sólo se debía a las numerosas e injustificables negligencias de estos. Había algo más, mucho más, lo mismo que hemos podido ir viendo en Túnez y en Yemen. Un tubérculo ponzoñoso que rebrota con mayor espasmo que nunca.
jueves, 13 de noviembre de 2014
Más de 300 grupos de Derechos Humanos llaman a suspender el Acuerdo UE-Israel
Condenamos firmemente la última masacre cometida por Israel en la asediada Franja de Gaza. Más de 2.160 personas palestinas han sido asesinadas, y más de 10.800 han sido heridas, mientras más de 500.000 fueron desplazadas a la fuerza. Las Naciones Unidas y otros órganos internacionales acusan a Israel de haber atacado deliberadamente a civiles e infraestructuras civiles incluyendo escuelas y hospitales, además de otros crímenes de guerra.
En palabras de un alto representante de la UNRWA Pierre Krähenbühl, «unos niños y niñas asesinadas en sus camas mientras dormían es una afrenta para todos nosotros, es un motivo de vergüenza universal. Hoy el mundo ha sido deshonrado».
Pero las violaciones del derecho internacional por Israel se remontan a mucho antes de este último ataque contra la Franja de Gaza. Durante décadas, Israel ha negado el derecho de autodeterminación del pueblo palestino, al apropiarse deliberadamente de territorio y recursos palestinos por la fuerza, transferir a la fuerza a los palestinos de su tierra, discriminarles sistemáticamente y reprimir brutalmente a aquellos que intentan oponerse a la ocupación israelí y a sus violaciones de los derechos humanos. Inmediatamente después de finalizar la masacre en Gaza, Israel anunció una de sus mayores anexiones ilegales de territorio palestina en Cisjordania al confiscar otras 400 hectáreas de la región de Belén para expandir sus asentamientos ilegales. Las Naciones Unidas, la Unión Europea y otros órganos han acusado a Israel de vulnerar la legalidad internacional en el contexto de esta ocupación del territorio palestino.
Con el mantenimiento del Acuerdo de Asociación UE-Israel y el estrechamiento de las relaciones bilaterales, la Unión Europea y sus Estados miembros lanzan a Israel el mensaje de que no tiene que respetar la legalidad internacional. La Unión Europea contribuye al clima de impunidad y falta de rendición de cuentas. Al continuar obsequiando un acceso preferencial a los mercados europeos y a los programas y financiación de la Unión Europea a pesar de sus persistentes violaciones de la legalidad internacional, la Unión Europea da luz verde a Israel para violar la ley internacional y falta a sus propias obligaciones bajo dicha normativa internacional.
Como organizaciones que rechazamos todas las formas de discriminación, incluyendo el antisemitismo y la islamofobia, y defensoras del derecho de todos los pueblos de vivir con libertad y dignidad, llamamos a la Unión Europea a suspender el Acuerdo de Asociación UE-Israel hasta que Israel cumpla con la legalidad internacional. También llamamos a todas las personas en Europa a unirse a nuestra demanda.
Firmas:
- BDS Austria, Austria
- Internationaler Versöhnungsbund, österreichischer Zweig, Austria
- Society for Austro-Arab Relations, Austria
- Steirische Friedensplattform, Austria
- Women in Black (Wien), Austria
- Askapena, Basque Country
- Ernai, Basque Country
- Ikasle Abertzaleak, Basque Country
- Internazionalistak Auzolanean, Basque Country
- Red MEWANDO, Basque Country
- De Algemene Centrale-ABVV/La Centrale Generale-FGTB, trade union federation, Belgium
- CNCD 11.11.11, NGO platform, Belgium
- Comité de Vigilance pour la Démocratie en Tunisie, NGO platform, Belgium
- European Coordination of Committees and Associations for Palestine, NGO platform, Belgium
- Broederlijk Delen, NGO, Belgium
- Médecine pour le Tiers-Monde – M3M (Third World Health Aid), NGO, Belgium
- Parti Communiste, political party, Belgium
- PTB-PVDA, political party, Belgium
- Agir pour la Paix, Belgium
- Artistes Contre le Mur, Belgium
- Association Belgo-Palestinienne, Belgium
- Brussel Brecht Eisler Koor, Belgium
- CADTM Belgique, Belgium
- Checkpoint Singers, Belgium
- CVDT, Belgium
- ForMENA – Council for MENA Affairs, Belgium
- FOS – Socialistische Solidariteit, Belgium
- Gents ActiePlatform Palestina (GAPP), Belgium
- Groupe Proche-Orient Santé, Belgium
- HOPE – ESPOIR – HOOP, Belgium
- Intal, Belgium
- Käthe Kollwitz Peace Run, Belgium
- Kif Kif, Belgium
- La Coordination Nationale d’Action pour la Paix et la Démocratie (CNAPD) , Belgium
- LAP – Leuvense Actiegroep Palestina, Belgium
- LEF-FGE, Belgium
- Links Ecologisch Forum, Belgium
- Mouvement Citoyen Palestine, Belgium
- Mouvement Ouvrier Chrétien, Belgium
- OXFAM Wereldwinkel Mariakerke , Belgium
- Oxfam Wereldwinkel Tielt, Belgium
- Paix Juste au Proche Orient, Belgium
- Paix Juste au Proche Orient Ittre, Belgium
- Paix Juste au Proche Orient Mazerine, Belgium
- Paix Juste au Proche Orient Nivelles, Belgium
- Palestina Solidaritet, Belgium
- Pax Christi Flanders, Belgium
- Plateforme Watermael-Boitsfort Plaestine, Belgium
- Service Civil International Belgique, Belgium
- Solidarité Socialiste, Belgium
- Solidarity with Bedouins, Belgium
- Uilekot vzw, Belgium
- Union des Progressistes Juifs de Belgique (UPJB), Belgium
- ViaVelo Palestina, Belgium
- Vrede vzw, Belgium
- Vredesactie, Belgium
- Vrouwen in het Zwart, Belgium
- vzw AZIZ, Belgium
- Friends of Palestine, Czech Republic
- International Solidarity Movement – Czech Republic Group, Czech Republic
- Levá perspektiva, Czech Republic
- Not in Our Name! — Czech Initiative for a Just Peace in the Middle East, Czech Republic
- Palestinian Club in Czech republic, Czech Republic
- Socialist Solidarity (Socialistická Solidarita), Czech Republic
- World Without Wars and Violence, Czech republic
- Enhedslisten – The Red-Green Alliance, political party, Denmark
- United Federation of Danish Workers (3F), trade union, Denmark
- Internationalt Forum, Denmark
- Socialistisk UngdomsFront, Denmark
- The Left Youth of Finland, political party, Finland
- Finnish Peace Committee – Suomen Rauhanpuolustajat, Finland
- Finnish-Arab Friendship Society – Arabikansojen ystävyysseura ry, Finland
- Human Rights Education Organisation Aina, Finland
- ICAHD Finland, Finland
- Physicians for Social Responsibility, Finland
- Psychologists for Social Responsibility, Finland
- Plateforme des ONG françaises pour la Palestine, NGO platform, France
- Gauche Unitaire, political party, France
- Parti Communiste Francais, political party, France
- Parti de Gauche, political party, France
- Union Syndicale Solidaires, trade union federation, France
- Confédération Paysanne, trade union, France
- Artisans du Monde, France
- Association France Palestine Solidarité, France
- ATTAC France, France
- BDS France, France
- Collectif Interuniversitaire pour la Coopération avec les Universités Palestiniennes, France
- Emmaüs International, France
- Fédération Artisans du Monde, France
- Fondation Frantz- Fanon , France
- Forum France-Algérie, France
- Initiatives pour un autre monde, France
- L’association le collectif RPS, France
- La Cimade, France
- Le collectif 69 Palestine, France
- Le Mouvement de la Paix, France
- Mouvement contre le Racisme et pour l’Amitié entre les peuples, France
- Mouvement pour une Alternative Non-violente, France
- Sans, France
- Snes-FSU, France
- Une Autre Voix Juive, France
- Union juive française pour la paix, France
- IPPNW Germany, NGO, Germany
- Pax Christi Germany, NGO, Germany
- AK Nahost Berlin, Germany
- Attac – AG Globalisierung und Krieg Deutschland, Germany
- BAB – Berlin Academic Boycott of Israel, Germany
- BDS Berlin, Germany
- Deutsch-Palästinensische Gesellschaft e.V., Germany
- Deutsch-Palästinensische Medizinische Geselschaft, Germany
- Deutsch-Palästinensischer Frauenverein e.V., Germany
- Frauen wagen Frieden, Germany
- Frauen wagen Frieden, Germany
- Frauen wagen Frieden Pfalz, Germany
- Frauennetzwerk für Frieden e.V., Germany
- ICAHD-Germany, Germany
- Institut für Palästinakunde e.V., Germany
- Jüdisch-Palästinensische Dialoggruppe München, Germany
- Jüdische Stimme für gerechten Frieden in Nahost, Germany
- Laika Verlag, Germany
- Netzwerk EAPPI, Germany
- Palästina Netzwerk Berlin (PNB), Germany
- Palästina/Nahost-Intiative Heidelberg, Germany
- Palestine Solidarity Committee Stuttgart, Germany
- Irish Congress of Trade Unions, trade union federation, Ireland
- Communication Workers Union, trade union, Ireland
- Mandate Trade Union, trade union, Ireland
- Services Industrial Professional and Technical Union (SIPTU), trade union, Ireland
- Technical Engineering and Electrical Union – The Power Union, trade union, Ireland
- Trócaire, NGO, Ireland
- National University of Ireland Galway Students’ Union, student union, Ireland
- Academics for Palestine, Ireland
- Derry Anti War Coalition, Ireland
- Gaza Action Ireland, Ireland
- HOPE Foundation, Ireland
- Ireland Palestine Solidarity Campaign, Ireland
- Irish Anti War Movement, Ireland
- National University of Ireland Galway Palestine Solidarity Society, Ireland
- Sadaka – Ireland Palestine Alliance, Ireland
- Trade Union Friends of Palestine, Ireland
- Forum Italiano dei Movimenti per l’Acqua/Italian Forum of Water Movements, platform, Italy
- FIOM-Cgil – Metal Worker’s Union – Italy
- USB Unione Sindacale di Base, trade union, Italy
- Comunità Palestinese di Roma, Palestinian community in Italy
- 100 Idee per la Pace, Italy
- Arci Pinerolo, Italy
- Arci Sud Sardegna, Italy
- ARCI Valle Susa, Italy
- ArciI Messina, Italy
- Associazione Amicizia Sardegna Palestina, Italy
- Associazione Nazionale Giuristi Democratici, Italy
- AssoPacePalestina, Italy
- BDS Italia, Italy
- BDS Sardegna, Italy
- Cagliari Social Forum, Italy
- Circolo ARCI » Montefortino 93?, Italy
- Comitato « Con la Palestina nel cuore », Italy
- Comitato Acqua Pubblica Salerno, Italy
- Comitato Acqua Pubblica Salerno, Italy
- Coordinamento Nord Sud del Mondo , Italy
- Partito dei Comunisti Italiani, Italy
- Rete Della Pace, Italy
- Rete Italiana per il Disarmo, Italy
- Rete No War Roma, Italy
- Rete Radié Resch, Italy
- Rete Romana di Solidarietà con il Popolo Palestinese , Italy
- Reti Promotrici, Italy
- Salaam ragazzi dell’olivo Trieste, Italy
- Sbilanciamoci, Italy
- Scuola di Italiano Libera la Parola, Italy
- Statunitensi contro la Guerra (Firenze) , Italy
- Tavolo Interventi Civili di pace, Italy
- Women in Black, Italy
- ATTAC Luxembourg, Luxembourg
- CPJPO-Luxembourg, Luxembourg
- Les Amis Du Monde Diplomatique, Luxembourg
- Socialistische Partij , political party, Netherlands
- Netherlands Palestine Committee (NPK), Netherlands
- Diensten en Onderzoek Centrum Palestina (docP), Netherlands
- 180 Women in Black, Amsterdam, Netherlands
- Women-Men in Black, Groningen, Netherlands
- Internationale Socialisten, Netherlands
- 183 Palestine Link, Netherlands
- Palestina Komitee Rotterdam, Netherlands
- Palestina Komitee Nijmegen, Netherlands
- Stichting Palestina
- Breed Platform Palestina (BPP), Haarlem
- Palestijnse Gemeenschap in Nederland (PGN), Netherlands
- Ander Europa
- International Committee Against Disappearances (ICAD), Netherlands
- VIA (Netherlands branch of SCI)
- HOPE Foundation
- Grenzeloos, Netherlands
- Stichting Groningen-Jabalya, Netherlands
- VD AMOK, Netherlands
- Utrecht4Palestine, Netherlands
- Tiye International, Netherlands
- Palestijnse Huis HPH, Netherlands
- Werkgroup Keerpunt Netherlands
- Al-Awda, Netherlands, Netherlands
- Stichting Palestijnse Vrouwen in Nederland, Netherlands
- EMCEMO, Netherlands
- Komiteé Marokkaanse Arbeiders Nederland (KMAN), Netherlands
- Vrouwen voor Vrede, Netherlands, Netherlands
- HTIB, Netherlands
- DIDF, Netherlands
- Verenigde Wereldburgers voor Internationaal Recht, Netherlands
- Middle-East Committee, Green Left Party, Netherlands
- Stichting Kifaia, Netherlands
- PAIS Werkgroep Rotterdam Rijnmond, Netherlands
- Humanist Peace Council (HVB), Netherlands
- Vereniging Burgerinitiatief ‘Sloop de Muur’, Netherlands
- Women’s International League for Peace and Freedom (WILPF), Netherlands
- Kairos Palestina, Netherlands
- Nederlands-Arabische Vrouwenkring
- Transnational Institute (TNI), Netherlands
- Stop de Bezetting, Netherlands
- Kampania Palestyna, Poland
- Ogólnopolski Zwiazek Zawodowy Inicjatywa Pracownicza, Poland
- BDS – Portugal, Portugal
- Comité de Solidariedade com a Palestina, Portugal
- Grupo Acção Palestina, Portugal
- Iniciatíva za spravodlivý mier na Blízkom východe / Slovak Initiative for a Just Peace in the Middle East, Slovakia
- Inštitút ludských práv / Human Rights Institute, Slovakia
- Palestínsky klub na Slovensku, Slovakia
- Siet proti chudobe / Slovak Anti-Poverty Network, Slovakia
- Slovensko bez náckov, Slovakia
- Utopia, oz., Slovakia
- Zjednotení za mier, Slovakia
- Association for Nonviolent Communication, Slovenia
- BDS Slovenija, Slovenia
- Cultural Artistic Association Transformator, Slovenia
- Društvo ŠKUC, Slovenia
- Društvo UP, Slovenia
- Društvo za clovekove pravice in cloveku prijazne dejavnosti Humanitas, Slovenia
- Institute Abraham, Slovenia
- Journalists Union, Slovenia
- Peace Institute, Slovenia
- Zavod Krog, Slovenia
- Zofijini ljubimci – društvo za razvoj humanistike, Slovenia
- Zavod Nur, Slovenia
- 243.Slovenska Filantropija, Slovenia
- Equo, political party, Spain
- Izquierda Abierta, political party, Spain
- Izquierda Anticapitalista, political party, Spain
- Izquierda Unida, political party, Spain
- Podemos, political party, Spain
- Confederación General del Trabajo (CGT), trade union, Spain
- Sindicato Andaluz de Trabajadores, trade union, Spain
- Sindicato único de Trabajadores Solidaridad Obrera, trade union, Spain
- Unión Sindical Obrera (USO), trade union, Spain
- Sindicato Cobas Canaias, trade union, Spain
- ACSUR-Las Segovias, Spain
- AIETI, Spain
- Al-Quds association for solidarity with the people in arab countries, Spain
- Antikapitalistak, Spain
- Arquitectos sin Fronteras, Spain
- Asociación de Inmigrantes del Sahara Occidental en Canarias- AISOC, Spain
- Asociación Palestina BILADI, Spain
- Asociación Paz Ahora, Spain
- Asociación Paz con Dignidad, Spain
- Asociación Sociocultural Café d’Espacio, Spain
- Comité de Solidaridad con la Causa Árabe, Spain
- Comunidad Hispano Palestina, Spain
- Comunidad Palestina de Valencia, Spain
- Comunidad Palestina en Canarias, Spain
- Coordinadora 25S, Spain
- Coordinadora ONGD Navarra, Spain
- Coordinadora Sindical Canaria de Apoyo al Pueblo Saharaui , Spain
- Corriente Roja, Spain
- Dones en Rebel•lia, Spain
- Eirene cultura para la paz., Spain
- Fundación Madrid Paz y Solidaridad, Spain
- General Union of Palesitnian Communities in Europe, Spain
- Intersindical Alternativa de Catalunya, Spain
- Intersindical Canaria, Spain
- Los Verdes – Grupo Verde, Spain
- Mujeres por la Paz y Acción Solidaria con Palestina, Spain
- MUNDUBAT, Spain
- NOVACT International Institute for Nonviolent Action, Spain
- NUEVA CANARIAS, Spain
- Ong Al Zaituna, Spain
- Palestina Digital, Spain
- Palestina Toma La Calle, Spain
- Plataforma 2015 y más Fundación Mundubat, Spain
- Plaza de los Pueblos 15M Madrid, Spain
- Red Roja, Spain
- Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina RESCOP-BDS, Spain
- Revolta Global-Esquerra Anticapitalista, Spain
- Rumbo a Gaza, Spain
- Unadikum, Spain
- Unión de Juventudes Comunistas de España , Spain
- SODePAZ, Spain
- The Palestine Solidarity Association of Sweden (PGS), Sweden
- Boycott Israel Network, UK
- British Committee for Universities of Palestine, UK
- Caabu – Advancing Arab-British Understanding, UK
- ICAHD UK, UK
- Jews for Boycotting Israeli Goods, UK
- Jews for Justice for Palestinians, UK
- Kairos Britain, UK
- Lawyers for Palestinian Human Rights, UK
- Liverpool Friends of Palestine, UK
- Muslim Association Of Britain, UK
- Palestine Legal Action Network, UK
- Plymouth Palestine Solidarity Campaign, UK
- Scottish Friends of Palestine, UK
- Scottish Palestine Solidarity Campaign, UK
- War on Want, UK
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