domingo, 23 de noviembre de 2014

El papel de EEUU y Turquía en la batalla de Kobane

Global Research
Traducción Carlos Riba Garcia

Se está librando una guerra por el control del Kurdistán occidental, la parte de norte de Siria e incluso tres enclaves kurdos –de facto– en esta región. La lucha en el Kurdistán occidental es un medio para llegar a un fin, no un objetivo en sí mismo. El objetivo de ganar control en el Kurdistán sirio y norte de Siria es crucial para controlar el resto de la República Árabe Unida e implica un cambio de régimen –apoyado por Estados Unidos– en Damasco.
 
En el dialecto del idioma kurdo que se habla en esta región –también hablado por la mayoría de los kurdos que viven en Turquía–, el Kurdistán occidental se llama Rojaya in Kurmanji. La palabra Rojaya proviene del término kurdo “roj”, que significa “sol” pero también “día”. Literalmente, significa “puesta del sol” (“el final del sol”) o “final del día” en Kurmanji, y no es la palabra “oeste”. La confusión en relación con su significado surge por dos razones importantes. La primera es que en el dialecto sorani, el dialecto central de la lengua kurda, la palabra “roj” solo se usa en referencia al día. La segunda es que Rojaya connota o sugiere la dirección del oeste, donde se pone el sol cuando termina el día.
El asedio de Ayn el-Arab o Kobane
A pesar del hecho de que ni los militares sirios ni el gobierno sirio controla la mayor parte de Kurdistán sirio y de que un número importante de elementos locales se han declarado neutrales, las fuerzas del Estado Islámico, al-Nusra y el ISIL (Daesh) han desencadenado una guerra multipartidaria en el seno mismo del mosaico social de Rojaya. No fue hasta la segunda mitad de 2014 que esta guerra en el Kurdistán occidental se hizo presente en los titulares de los medios internacionales, cuando los kurdos sirios que combatían en la localidad nororiental (mintagah) de Ayn el-Arab, en la gobernación de Alepo, fue rodeada por el ISIL (finales de septiembre y principios de octubre). Mientras sucedía esto, el comportamiento de EEUU y sus aliados, específicamente el gobierno neo-otomanista de Turquía –Recep Tayyip Erdogan y Ahmet Davutoglu–, expusieron sus verdaderos objetivos en Rojaya y Siria. Cuando los kurdos sirios en el noreste de la gobernación de Alepo estaban siendo rodeados por el ISIL, quedó claro que en realidad Washington y su quimérica coalición anti-ISIL estaban utilizando el estallido del ISIL para redibujar los mapas estratégicos y etno-confesionales de Siria e Iraq. Muchos de los kurdos sirios piensan que el objetivo es empujarlos hacia el este, hacia el sector iraquí de Kurdistán, y someterlos a la dominación turca.
Los temores de otro éxodo sirio –similar al que se produjo cuando, con la ayuda de Turquía, Jubhat al-Nusra tomó violentamente la ciudad armenia de Kasab, en la gobernación de Latakia, en marzo de 2014– empezaron a materializarse. Cerca de 200.000 sirios –kurdos, turcomanos, asirios, armenios y árabes– huyeron cruzando la frontera entre Siria y Turquía. Para el pasado 9 de octubre, un tercio de Ayn el-Arab había caído en manos del seudocalifato.
La posición estadounidense respecto de Kobane muestra los objetivos de Washington
La posición estadounidense respecto de Ayn el-Arab o Kobane es muy reveladora sobre lo que realmente está en juego en la batalla por el control de la ciudad fronteriza siria. En lugar de tratar de evitar la caída de Kobane y ayudar a los defensores locales que están soportando el peso de la lucha contra el ISIL y su seudocalifato, Washington ha permanecido quieto. La posición estadounidense en relación con Kobane es una importante señal de que la guerra que EEUU ha iniciado contra el ISIL no es más que una bravuconada y una maniobra ficticia de relaciones públicas dirigidas al ocultamiento del objetivo real: conseguir un punto de apoyo estratégico dentro de territorio sirio.
Cuando el ISIL atacó a las fuerzas del Gobierno Regional Kurdo (KRG, por sus siglas en inglés) en territorio del Kurdistán iraquí en agosto de 2014, Estados Unidos actuó rápidamente en ayuda de los combatientes del KRG. En julio, un mes después de la caída de la ciudad iraquí de Mosul en manos del ISIL, en coincidencia con la toma militar de la ciudad de Kirkuk –rica en petróleo– por el KRG, el ISIL empezó el asedio de Kobane en Rojaya. Hasta octubre, EEUU solo fue un espectador.
Algo aún más revelador: el 8 de octubre, el Pentágono comunicó que la campaña de bombardeo aéreo en Siria liderada por EEUU y bautizada formalmente con el nombre de Operación Resolución Inherente el 15 de octubre, no podía detener la ofensiva del ISIL contra los defensores de Kobane. En lugar de eso, Estados Unidos empezó a sostener insistentemente en favor de más acciones ilegales que debería emprender Turquía, miembro de la OTAN. Washingtom comenzó a pedir la entrada de soldados y carros de combate turcos en Kobane y el norte de Siria. Por su parte, el presidente Erdogan y el gobierno turco dijeron que Ankara solo enviaría una fuerza a la zona si Estados Unidos y su coalición fantasma establecían una zona de exclusión aérea en Siria.
Modernización de los planes para una zona de interposición en el norte de Siria
Con el propósito de convertir Kobane en un caso, Estados Unidos y Turquía vieron la oportunidad de rejuvenecer sus planes de 2011 para invadir Siria, que pretendían el establecimiento de una zona de interposición y de exclusión aérea –controlada por Turquía– en el norte de Siria. Ahora, los planes se presentan como una operación humanitaria y de mantenimiento de la paz. Es por eso que el 2 de octubre de 2014 los parlamentarios de la Asamblea Nacional Turca aprobaron nuevas leyes que autorizan una invasión de la República Árabe Unida y la porción siria de Kurdistán.
Aun así, Ankara se mantiene cauta. En realidad, Turquía está haciendo todo lo que puede para que Kobane caiga bajo el control del ISIL y sus defensores sean derrotados.
Debido a la falta de coordinación entre el servicio nacional de inteligencia de Turquía (el MIT) y los funcionarios encargados de hacer cumplir las leyes, se produjo un escándalo nacional cuando la gendarmería turca detuvo en Adana unos camiones camuflados que transportaban clandestinamente armas y municiones en dirección a Siria para su entrega a al-Nusra y otros grupos insurgentes contrarios al gobierno.
En el contexto de Kobane, ha habido mucha información que revelaba el envío de grandes cargamentos de armas turcas para los ya bien armados batallones del ISIL para la ofensiva contra Kobane. Una periodista, Serena Shim, pagó con su vida el hecho de que investigara estos envíos. Shim, estadounidense descendiente de libaneses, que trabajaba para una cadena de noticias en lengua inglesa de la televisión iraní, reveló que los rebeldes sirios eran secretamente abastecidos con armas llegadas de Turquía en camiones que llevaban el logo de la Organización Mundial de la Alimentación (FAO) de Naciones Unidas. Muy poco después, el 19 de octubre, Shim murió en un misterioso accidente de circulación después de haber recibido amenazas del MIT por espiar para la “oposición turca”.
Para esconder sus sucias manos, el gobierno turco –facilitador de la operación secreta– argumentó que le era imposible controlar sus fronteras o impedir la entrada de combatientes extranjeros en Iraq y Siria. Sin embargo, la batalla de Kobane cambió todo, y Ankara empezó a hacer lo que antes era incapaz de hacer en la frontera con Siria; incluso reforzó los dispositivos de seguridad en la zona. Turquía, que todo el mundo reconoce la permisividad que concede a Jabhat Al-Nusra y otras organizaciones insurgentes apoyadas desde el extranjero para cruzar libremente su frontera en su combate contra las fuerzas sirias, comenzó a impedir que voluntarios kurdos pudieran cruzar la frontera con Siria para unirse a los defensores de la sitiada Kobane.
Turquía toma nota de quiénes son los amigos de Siria
El gobierno sirio rechazó las sugerencias llegadas desde Ankara y Washington sobre la presencia de tropas extranjeras en su territorio y el establecimiento de una zona de interposición en el norte de su país. Damasco dijo que eso representaba un intento descarado de agresión contra Siria. El 15 de octubre, Damasco declaró que consultaría con sus “amigos”.
En el contexto de los planes de invasión turco-estadounidenses, el gobierno de Ankara estuvo registrando la reacción y actitud de Rusia, Irán, China y los segmentos independientes de la comunidad internacional que no están comprometidos con los objetivos de la política exterior de Washington. Tanto el Kremlin como Teherán reaccionaron advirtiendo al gobierno turco de que se olvidara de cualquier idea sobre el envío de tropas de infantería al Kurdistán sirio y al resto del territorio de ese país.
El pasado 9 de octubre, el ministro de asuntos exteriores adjunto, Aleksandr Lukashevych, en su calidad de portavoz del ministerio de asuntos exteriores ruso, anunció que Rusia se opondría al establecimiento de una zona de interposición en el norte de Siria. Lukashevych dijo que ni Turquía ni Estados Unidos tenían autoridad o legitimidad alguna para establecer una zona de interposición contra la voluntad de otro estado soberano. También señaló que los bombardeos estadounidenses en territorio de Siria habían complicado la situación y empujado al ISIL a mezclarse con la población civil. Las palabras de Lukashevych hicieron eco en las advertencias del embajador ruso Vitaly Churkin, representante permanente de Rusia en Naciones Unidas, en el sentido de que los bombardeos en Siria llevados adelante por EEUU ayudarían a deteriorar aún más la crisis siria.
Desde Teherán, el ministro adjunto de asuntos exteriores iraní Amir-Abdollahian anunció públicamente que Irán había advertido al gobierno turco contra cualquier aventurerismo en territorio sirio.
Por qué la operación Resolución Inherente reforzó al ISIL en Siria
¿Es una coincidencia acaso que el ISIL, o Daesh, haya ganado terreno en Siria tan pronto como EEUU le declarara la guerra? ¿O es una coincidencia tal vez que en Rojaya estén la mayor parte de los pozos de petróleo de Siria?
Los habitantes y resistentes de Kobane que combaten contra la ofensiva del ISIL han pedido repetidamente ayuda exterior, pero han definido los bombardeos estadounidenses con una expresión certera: son absolutamente inútiles. Esta comprobación está detrás de la realidad del asunto que motiva la campaña contra los ilegales bombardeos estadounidenses en Siria que llevan adelante líderes tanto paramilitares como civiles. De una forma u otra, funcionarios locales del Kurdistán sirio dicen que esos bombardeos son un fracaso.
Las Unidades Populares de Protección (Yekineyen Parastina Gel, YPG; aquellas formadas exclusivamente por mujeres son las YPJ) de Kobane, han señalado numerosas veces que los bombardeos de EEUU no hacen nada que detenga el avance del ISIL ni en Kobane ni en el resto de Siria. Al mismo tiempo que llamaba a la creación de un frente unido kurdo (en Siria, Iraq e Irán) contra el seudocalifato del ISIL, Jawan Ibrahim, un oficial del YPG, expresó que en lo que concierne al YPG y los kurdos sirios, Estados Unidos y la coalición anti-ISIL son un fracaso, según informa FNA.
Antes de que EEUU inaugurara oficialmente su campaña de bombardeo en Siria con incursiones aéreas en Raqa, los combatientes del ISIL habían dejado sus posiciones. En lugar de bombardear al ISIL, los estadounidenses atacaron infraestructuras industriales y civiles sirias. Mientras se dice que algunos de esos ataques –que destruyeron viviendas y un silo con trigo– fueron errores, ha quedado claro que la estrategia del Pentágono consiste en erosionar la capacidad del enemigo mediante la destrucción de su infraestructura, tal como se viene aplicando en Siria.
Después de las duras críticas recibidas y de la presión internacional, EEUU empezó a lanzar desde el aire –con paracaídas– suministros médicos y armas para los defensores de Kobane. Algunas de estas armas fueron a parar a manos del ISIL. El Pentágono dijo que esto sucedió por errores de cálculo y que las armas no iban dirigidas al ISIL. De todos modos, algunos escépticos creen que el Pentágono ha lanzado deliberadamente armas estadounidenses cerca de las unidades para que pudieran verlas y recogerlas fácilmente. Los alijos de armas incluían granadas de mano, granadas autopropulsadas y munición; esto se pudo ver en al menos un vídeo filmado por el ISIL.
Al mismo tiempo que se producía esta reluctante ayuda estadounidense, el gobierno turco recibió presiones para que permitiera que un pequeño contingente de combatientes peshmerga del KRG procedente de Iraq cruzara el pasado 1 de noviembre la frontera en Kobane. Sin embargo, estos pershmerga forman parte de las fuerzas de seguridad del corrupto KRG, alineado con Turquía. En otras palabras, los autorizados a entrar en Kobane eran “kurdos turcos” (por ser aliados; no confundirlos con los kurdos de Turquía, y no integrantes del YPG, YPJ o voluntarios). Dado que el papel perjudicial de Turquía en el asedio de Kobane ha llegado a ser del dominio público, Ankara teme que la caída de Kobane signifique el fin de las conversaciones de paz entre el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) y el gobierno y se produzca una revuelta generalizada en el Kurdistán turco.
¿Un inútil bombardeo aéreo de EEUU contra el EI o una guerra furtiva de EEUU contra Siria?
La campaña estadounidense de bombardeos no busca la derrota del ISIL, que también está haciendo todo lo posible por destruir la estructura social siria. La mencionada campaña tiene la finalidad de debilitar a Siria y de destruirla para que deje de funcionar como país. Es por esto que EEUU ha estado bombardeando instalaciones e infraestructura sirias, incluyendo oleoductos; la excusa es impedir que el ISIL los use para vender petróleo y obtener beneficios.
Las razones con las que Estados Unidos justifica esta destrucción son igualmente falsas, ya que el ISIL viene transportando el petróleo robado en Siria en camiones cisterna por las carreteras turcas y –al contrario que en Iraq– sin utilizar oleoductos. Aun más, la mayor parte del crudo robado por el ISIL proviene de Iraq y no de Siria, sin embargo EEUU no ha dado un paso para destruir la infraestructura petrolera iraquí. Además, las operaciones comerciales con petróleo robado, tanto en Siria como en Iraq, se realizan entre actores estatales. Hasta el mismo representante de la Unión Europea en Iraq, Jana Hybaskova ha admitido que los países miembro de la UE están comprando crudo iraquí que les vende el ISIL.
Los dos enfoques tan diferentes que tiene el Pentágono, uno respecto de Iraq y otro de Siria, son muy elocuentes en relación con lo que viene haciendo en la República Árabe de Siria. Washington va tras Siria; paralelamente, tanto EEUU como Turquía tratan de cooptar a los kurdos sirios para neutralizarlos. Esto explica tanto la implicación de Turquía en la batalla de Kobane como la inacción del gobierno estadounidense. En pocas palabras, el ISIL, o Daesh, es un arma de EEUU.
El gobierno sirio sabe que la coalición anti-ISIL de Washington no es más que una fachada, y que si el gobierno estadounidense y el Pentágono consideraran que las condiciones son las apropiadas, la farsa podría acabar en una ofensiva contra Damasco. El 6 de noviembre, el ministro sirio de asuntos exteriores Walid al-Muallen le dijo al periódico libanés Al-Akhbar que Siria le pidió a la Federación Rusa que acelere el envío de los sistemas de misiles antiaéreos tierra-aire S-300 para estar preparada ante una posible ofensiva del Pentágono.

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