lunes, 30 de septiembre de 2024

Una región en llamas Número Tres - 29 de septiembre de 2024 Red de ONG libanesas de desarrollo

 Una región en llamas 

Número Tres - 29 de septiembre de 2024
Red de ONG libanesas de desarrollo

Otro día brutal en Líbano y Gaza

Tras tres días brutales y sangrientos marcados por una incesante escalada de ataques aéreos israelíes, Líbano es testigo de un número sin precedentes de mártires y víctimas civiles -todo en un solo día-, junto con el desplazamiento de más de un millón de personas.

Aviones de guerra israelíes bombardearon los suburbios del sur de Beirut, la Bekaa y el sur, todo ello bajo la sombra de las crecientes advertencias internacionales y los temores premonitorios de una guerra a gran escala tras el asesinato del secretario general de Hezbolá. En el 359º día de guerra contra la asediada Franja de Gaza, el ejército israelí dejó más víctimas en medio de continuos ataques aéreos.

El gobierno israelí se comporta como si tuviera «licencia para matar», eludiendo por completo toda rendición de cuentas por sus violaciones del derecho internacional. Trata de normalizar los homicidios diarios como un componente integral, aceptado y orgánico de sus políticas y prácticas.


Líbano

El Primer Ministro libanés anunció la asignación de 778 refugios, que actualmente acogen a 118.000 personas. Sin embargo, se sabe que el número de desplazados es mucho mayor, pudiendo alcanzar el millón. Según el Primer Ministro, estas personas que han huido del sur y el este del Líbano, así como de los suburbios del sur de Beirut, podrían constituir el mayor desplazamiento del país, que se ha producido en un periodo muy breve, de no más de unos pocos días.

Según datos actualizados del Ministerio de Sanidad, el número de muertos el domingo 29 de septiembre ascendía a 105, con 359 heridos, lo que eleva la cifra total de mártires a 1.745, incluidos 41 paramédicos. El número total de heridos asciende a 8.767, y el de ataques aéreos a 7.451.


Política interior libanesa

El primer ministro libanés pidió la aplicación inmediata de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Activistas políticos y parlamentarios también pidieron al gobierno libanés que asumiera su responsabilidad e iniciara medidas para proteger a Líbano y a sus ciudadanos, minimizar las pérdidas y abordar el actual vacío político para poner fin a la sangrienta guerra que se libra en el país. Pidieron la coordinación con el Parlamento libanés y su Presidente para declarar el estado de emergencia política, de seguridad y humanitaria.

El Mando del Ejército libanés, por otra parte, hizo un llamamiento al pueblo libanés para salvaguardar la unidad nacional y evitar caer en cascada en acciones que pudieran comprometer la paz civil durante esta fase crítica y peligrosa, instando a los ciudadanos a cooperar con estas medidas.

El Patriarca maronita hizo una notable declaración sobre el asesinato del secretario general de Hezbolá, Hassan Nasrallah, señalando que este asesinato había herido profundamente los corazones del pueblo libanés. Destacó que este martirio había sido señalado por creyentes de diferentes comunidades libanesas por el bien de su amada patria, a pesar de sus diferentes opiniones sobre su gobierno. El Patriarca hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que actúe en favor de una paz justa que garantice los derechos de los pueblos de la región. Señaló que los libaneses no pueden confiar en nadie más que en sí mismos, subrayando que el Líbano sólo puede cumplir su misión a través de la neutralidad, ya que la guerra «es una pérdida para todos». Insistió en la necesidad de utilizar la diplomacia como medio para evitar más pérdidas.

A nivel internacional

Sin cambios notables en la postura de Estados Unidos: llamamientos a evitar que se desencadene una guerra regional, al tiempo que se abstiene de ejercer presión alguna para frenar la postura beligerante y violenta del gobierno israelí, que está llevando a la región al borde de un conflicto regional a gran escala. El presidente estadounidense insistió en la necesidad de evitar una guerra a gran escala, mientras que el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos reafirmó que el apoyo estadounidense a Líbano sigue siendo firme y sin cambios. También expresó su esperanza de que Irán no agravara la situación, pero si lo hacía, Estados Unidos tenía capacidad para defenderse y defender a Israel.

El ministro francés de Asuntos Exteriores llegó a Beirut el domingo por la noche para abordar la situación con las autoridades locales y proporcionar apoyo francés en forma de ayuda humanitaria, trayendo consigo una donación de suministros médicos de emergencia para Líbano.

La Comisión Europea anunció una inyección adicional de 10 millones de euros de ayuda humanitaria urgente para asistir a los afectados por la actual escalada en Líbano, declarando que la financiación de emergencia tenía como objetivo atender las necesidades más acuciantes, como la protección alimentaria, el alojamiento y la asistencia sanitaria.

Reiteración de las posiciones israelíes y repercusiones en Gaza y Yemen

Netanyahu reiteró sus objetivos: eliminar a Hamás, traer de vuelta a los rehenes y devolver la población al norte, en medio de las recurrentes conversaciones sobre la preparación de Israel para una ofensiva terrestre, que allanará el camino a las negociaciones para retirar a los combatientes de Hezbolá de las fronteras en virtud de un acuerdo escrito.

Según la prensa, Israel ha pedido a Washington que envíe fuerzas adicionales a la región en previsión de una posible respuesta iraní, mientras que se espera que el legislador de la oposición Gideon Sa'ar se una al gobierno en un movimiento que probablemente refuerce políticamente al primer ministro.

Paralelamente, el ministro israelí de Energía afirmó que el acuerdo sobre la frontera marítima con Líbano fue un error que debe corregirse, mientras trata de encontrar una forma o resquicio legal para anular la demarcación de la frontera marítima con Líbano. Cabe recordar que este acuerdo de frontera marítima entre Líbano e Israel se alcanzó en octubre de 2022, tras dos años de negociaciones indirectas con la mediación de Estados Unidos para demarcar una parte del Mediterráneo rica en petróleo y gas natural. Expertos civiles y militares libaneses confirman que el acuerdo era desigual e injusto para Líbano, privándole de una zona marítima que incluye parte del yacimiento de Karish, que Israel explota actualmente en solitario y sin freno.

En otra escalada, la aviación israelí atacó el domingo por la noche varias zonas de la ciudad yemení de Hodeidah, controlada por el grupo Huti. Los ataques aéreos se dirigieron contra tanques de petróleo en el puerto de Ras Isa, mientras que otros ataques alcanzaron el puerto de Hodeidah, en el Mar Rojo, al oeste de Yemen. Según fuentes médicas afiliadas al grupo huti, estos ataques aéreos israelíes causaron la muerte de 4 personas y heridas a otras 29 en el recuento inicial.

El mundo ya ha declarado a Israel un “Estado canalla” Santiago González Vallejo/Pascual Serrano


 El mundo ya ha declarado a Israel un “Estado canalla”


Santiago González Vallejo/Pascual Serrano

La revista, número agosto de 2024, Venezuela News

“La UE e Israel comparten una larga historia común, marcada por una interdependencia y una cooperación crecientes. Ambos comparten los valores de la democracia, el respeto de la libertad y el Estado de Derecho, y se han comprometido con un sistema económico internacional abierto basado en los principios de mercado.” Página oficial del Parlamento Europeo, 12 de julio de 2024.

Esta declaración de la Unión Europea muestra el abismo que existe entre la realidad y la política exterior europea.

En las relaciones internacionales se califica de “Estado Canalla” a los que, por su comportamiento internacional se le considera una amenaza para la paz mundial. La fase actual de la guerra de Gaza ha dejado en evidencia más que nunca que el estado de Israel es, a ojos de gran parte de la comunidad internacional, un Estado Canalla.

Israel es un proyecto colonial, nacido de una ideología sionista, supremacista. Surge en un contexto de exaltación nacionalista, de reivindicación Estado Nación puro y, es cierto, como consecuencia del holocausto y el maltrato a minorías y específicamente a judíos en muchas partes de Europa.

Unos europeos, judíos, deciden crear un Estado en una parte del mundo que pudo ser Patagonia o el Congo, pero se decidió finalmente, Palestina, sin contar con sus habitantes autóctonos. Empezaron comprando tierras destinadas a nuevos inmigrantes judíos con la condición de expulsar a los aparceros palestinos autóctonos. No buscaban la integración sino la separación.

La historia está documentada. La declaración Balfour, ingleses y movimiento sionista decidiendo colonialmente el destino de un territorio y de sus habitantes. El genocidio de comunistas, gitanos, homosexuales, discapacitados y judíos, ejecutado por europeos contra otros europeos, y no los palestinos o los árabes, es aprovechado por el movimiento sionista tanto emocionalmente, como de mecanismo de legitimidad, facilitando la emigración a Palestina, sin contar por supuesto con los palestinos.

Finalmente, una Asamblea General de las Naciones Unidas, sin la existencia de los actuales Estados, influida por los ganadores de la II Guerra Mundial, recomienda –no establece- la división en dos Estados.

La proclamación unilateral como Estado de Israel fue el 15 de mayo de 1948. Si bien, la expulsión de palestinos comenzó ya en 1947 por el Irgum y otras milicias sionistas, todas ejerciendo actos clasificables como terroristas, incluso contra personal de las Naciones Unidas. Esa limpieza étnica es conocida en el mundo palestino como Al Nakba.

Finalmente, el 11 de mayo de 1949, Israel se convirtió en el 59 miembro de la ONU (ahora hay 193 Estados miembros y dos observadores, el Vaticano y Palestina), sin respetar ninguna de las resoluciones de las Naciones Unidas. De ahí la inquina de Israel contra la UNRWA que protege a los refugiados porque su simple existencia recuerda el crimen original de Israel y el comienzo de su impunidad.

Desde entonces Israel ha ido incumpliendo todas las resoluciones de la ONU que le resultaban incómodas. Entre ellas la resolución 194, la del derecho al retorno, que reclamaba la vuelta a sus hogares y recuperación de sus propiedades de como mínimo 725.000 palestinos refugiados, aprobada el 11 de diciembre de 1948.

La 242 (noviembre de 1967) que exige la retirada del ejército israelí de los territorios ocupados. La 466 del Consejo de Seguridad (22 de marzo de 1979), que declara ilegales la creación de asentamientos por parte de Israel en los territorios palestinos ocupados desde 1967.

La resolución 478 (agosto de 1980), una respuesta de la ONU a la aprobación por parte del Parlamento de Israel de la Ley de Jerusalén, que proclamó que la ciudad "entera y unificada" era la capital de Israel. Esta resolución declaraba que la ley aprobada por el Parlamento israelí era contraria al derecho internacional.

En diciembre de 1992, la resolución 799 del Consejo de Seguridad de la ONU condenó "enérgicamente la deportación de cientos de civiles palestinos efectuada por Israel" y exigió "el retorno inmediato y sin riesgo de todos los deportados a los territorios ocupados".

En marzo de 2002 se dio luz verde a la resolución 1397 del Consejo de Seguridad. Apoyaba "el concepto de una región en que dos Estados, Israel y Palestina, vivan uno junto al otro dentro de fronteras seguras y reconocidas". También exigía "el cese inmediato de todos los actos de violencia, incluyendo todos los actos de terrorismo, provocación, incitación y destrucción".

El Consejo de Seguridad volvió a insistir en noviembre de 2003 con la número 1515, con la que recordaba la validez de todas las resoluciones anteriores en cuanto a la situación de Oriente Medio y, en especial, de las resoluciones 242, 338 y 1397.

Israel sigue haciendo caso omiso. La resolución 2334 fue adoptada por el Consejo de Seguridad el 23 de diciembre de 2016, reafirma "el establecimiento de asentamientos por parte de Israel en el territorio palestino ocupado desde 1967, incluida Jerusalén Oriental, no tiene validez legal" y expresar una "grave preocupación por el hecho de que la continuación de las actividades de asentamiento israelíes están poniendo en peligro la viabilidad de la solución biestatal basada en las fronteras de 1967".

En estas últimas semanas estamos viendo el genocidio del pueblo de Gaza con 38.300 muertos, 14.000 de ellos niños. Si bien la revista The Lancet considera que, si se añaden los muertos indirectos la cifra alcanzaría los 186.000. A ellos se añade que Israel está atacando a todos sus países vecinos: Líbano, Siria e incluso Egipto e Irán. Es decir, lo que se denomina un “Estado canalla” que amenaza la paz mundial.

El mundo ya lo está señalando así. Al menos nueve iniciativas legales han sido impulsadas contra Israel, sus representantes y sus posibles cómplices, por unos 50 países, organizaciones internacionales como la Unión Africana o la Liga de los Estados Árabes, ONG y asociaciones de abogados por la masacre que está llevando a cabo en Palestina.

Estas demandas acusan a Israel, a sus líderes políticos y a posibles colaboradores de violar la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, llevando a cabo o permitiendo actos de carácter genocida , pero también de crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y ocupación ilegal del territorio palestino.

La Corte Penal Internacional, a iniciativa de Sudáfrica, ya ha acusado a Israel y a sus líderes de crímenes contra la humanidad y genocidio y ha solicitado órdenes de detención contra sus gobernantes. Numerosos países se han unido a la demanda contra Israel, entre ellos, seis latinoamericanos, Colombia, Brasil, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba. También se unieron Libia, Egipto, Irán, Jordania, Malasia, Pakistán, Bangladesh, Namibia, Maldivas, Turquía, Bélgica, Irlanda o España. Y, por supuesto, la Liga Árabe. La lista no deja de aumentar.

Por otro lado, cada vez más países decidieron retirar a sus embajadores o suspender relaciones diplomáticas con Israel. Países de la región, como Jordania, Baréin o Turquía enviaron a sus embajadores de vuelta a casa, algo que también decidió hacer Chad y varios gobiernos latinoamericanos, como los de Chile, Honduras o Colombia. Este último ha decidido ahora dar un paso más y suspender relaciones diplomáticas, sumándose así a Bolivia y a Belice.

En el caso de Venezuela, ya rompió relaciones con Israel a raíz del conflicto con Gaza en los años 2008-2009 y reconoció al Estado Palestino.

No olvidemos que el 27 de enero de 2019 el actual primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, con orden de detención del Tribunal Internacional por crímenes de guerra, reconoció a Juan Guaidó, como presidente interino de Venezuela.

Por otro lado, varios países como Canadá, Italia, Japón, Bélgica o España, han anunciado en los últimos meses que dejarían de vender armamento a Israel.

El mundo ya ha condenado a Israel. La comunidad internacional, la de verdad, no las potencias occidentales, ya le ha señalado como “Estado canalla”, un país que viola las resoluciones de la ONU, que incumple la legislación internacional, que comete genocidio con los palestinos y que ataca a todos los países de la región.

Hoy Israel solo se mantiene por el apoyo militar de Estados Unidos, cómplice de sus crímenes (más del 95% de las importaciones israelíes de armas procede de Estados Unidos y Alemania) y de sus privilegiados acuerdos comerciales con la Unión Europea.

La historia recordará a todos como criminales que son.
...

"La urgente necesidad de un nuevo consenso nacional y de un liderazgo político palestino unido" . Isaías Barreñada, Catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid


 La urgente necesidad de un nuevo consenso nacional y de un liderazgo político palestino unido

Isaías Barreñada, Catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid
Iemed, Yearbook 2024
La destrucción y la masacre de Gaza han situado la cuestión palestina en una encrucijada existencial. Al mismo tiempo, Israel se ha visto sumido en una crisis interna sin una salida clara a la vista. El pueblo palestino se encuentra en uno de los momentos más críticos de su historia y necesita, más que nunca, una estrategia nacional y un instrumento político. Para los palestinos, la refundación de un liderazgo político unido y representativo es crucial para gestionar el “día después” de la guerra de Gaza y salvaguardar su proyecto nacional.
Apenas unas semanas después del inicio de la guerra ya se discutían fórmulas para la posguerra, todas ellas en torno a la exigencia israelí de seguridad, de gobernanza y estatuto de la Franja, de reconstrucción y de financiación de la misma. De una u otra manera, una cuestión clave ha sido qué papel desempeñarán los propios palestinos en la gobernanza de ese nuevo escenario. Varias de las propuestas suponen la prolongación de la lógica de Oslo: un nuevo período interino con una autoridad interina puramente ejecutora, seguida de negociaciones para encontrar una solución a largo plazo. Esto significaría volver a establecer una autoridad intermediaria, no soberana, pseudo-palestina y posponer las cuestiones centrales: poner fin a la ocupación y hacer realidad los derechos inalienables de los palestinos. Por otra parte, la insistencia israelí en la debilidad o ausencia de una autoridad palestina legítima, capaz y eficaz ha dado lugar a otras fórmulas que suplantarían a los palestinos o alentarían la participación de actores extranjeros con sus propias agendas.
Esta cuestión va más allá de la mera gobernanza de Gaza y su reconstrucción. El sistema político palestino es fundamental para la supervivencia misma de la cuestión nacional palestina y puede ser el último clavo en el ataúd de la Organización para la Liberación de Palestina o la oportunidad necesaria para redefinir un liderazgo político palestino unido.
La decadencia de la Autoridad Palestina
En los años 1970 y 1980, los palestinos contaban con una organización política verdaderamente propia, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que operaba como un movimiento político-militar de liberación nacional. La OLP reunía a una pluralidad de actores políticos palestinos, era reconocida internacionalmente como representante del pueblo palestino y, al mismo tiempo, funcionaba como una entidad cuasi estatal en el exilio, llegando incluso a proclamar la independencia (Argel 1988). Las vicisitudes de la historia palestina fueron testigo de una serie de éxitos diplomáticos y fracasos militares. La acumulación de décadas de fragmentación del pueblo palestino, la ocupación y colonización israelí, las derrotas militares y el exilio de la OLP y las decisiones de su liderazgo en un contexto de profundos cambios geopolíticos marcaron el inicio de una pérdida de capital político para la organización que ha continuado hasta hoy (Abu-Tarbush, 2024). Los Acuerdos de Oslo, firmados por la OLP e Israel en 1993 pero cuestionados por numerosos actores por su asimetría y ambigüedad, exacerbaron esta deriva, que se vio agravada aún más por la aparición de nuevos actores en la arena política palestina, que asumieron la tarea de continuar la resistencia sin sumarse a la OLP.
En 1994, en el marco de esos acuerdos, se creó en los Territorios Ocupados una estructura política palestina provisional, la Autoridad Palestina (AP), como entidad de gobierno de transición que se convertiría en una entidad estatal soberana en el plazo de cinco años. Desde el principio, los palestinos la percibieron como el embrión político de su futuro Estado y actuó como tal, aunque no fuera estrictamente así. Los palestinos la llamaron Autoridad “Nacional” Palestina (ANP), y se legitimó democráticamente mediante elecciones y el establecimiento de instituciones representativas. También absorbió una parte importante de la dirigencia de la OLP, tanto dentro como fuera de Palestina. Sin embargo, pronto se hizo evidente que el horizonte establecido no era tan claro. La Autoridad sólo podía operar en una parte limitada del territorio, carecía de soberanía, sólo se le habían otorgado poderes limitados, tenía la tarea de controlar a su propia población y dependía financieramente de las transferencias israelíes y de la ayuda internacional. Además, tenía que lidiar con un contexto de ocupación ininterrumpida y colonización desenfrenada. En la práctica, la ANP se convirtió en una entidad intermediaria y funcional para prolongar la ocupación. Para Israel, contar con una autoridad palestina intermediaria era menos costoso que gestionar la ocupación directamente. No sorprende, entonces, que el histórico acuerdo de Oslo fuera cuestionado por una gran parte del movimiento nacional palestino y una variedad de otros grupos.
En 1999, las esperanzas se desvanecieron. El colapso del proceso de Oslo y el regreso a las hostilidades con la segunda Intifada erosionaron aún más a la ANP. Las organizaciones políticas palestinas volvieron a la resistencia, los donantes comenzaron a exigir reformas políticas internas y los gabinetes de la ANP comenzaron a incorporar tecnócratas para evitar el colapso y la suspensión de la ayuda financiera. Hamas aprovechó la frustración resultante para obtener la victoria en las elecciones de 2006. En respuesta, Israel y los países occidentales formularon exigencias que Hamas no podía cumplir (las condiciones del Cuarteto). No obstante, se formó un gobierno de unidad nacional palestino. Sin embargo, en 2007, un intento de golpe de Estado por parte de una facción de Fatah dividió al gobierno en dos, dejando a Hamas en el poder en Gaza y a un gobierno dirigido por Mahmud Abbas en Cisjordania. Así, durante los últimos 17 años, los territorios han estado controlados por dos gobiernos enfrentados, sin celebrar nuevas elecciones, ambos disfuncionales, dependientes de la financiación extranjera, con una legitimidad menguante y cada vez más autoritarios (El Kurd 2022). Esta situación se vio agravada por las medidas punitivas de Abbas contra Gaza, como los recortes de financiación en 2017 o la negativa de Qatar a la ayuda a Gaza en 2018 para comprar combustible. Mientras tanto, Israel ha alentado este estado de cosas, capitalizando la división para criminalizar a Hamás y castigar a Gaza, controlar la ANP de Cisjordania y aplicar sus políticas de hechos sobre el terreno.
La crisis política palestina se ha convertido en un tema central y sumamente problemático. Durante y después del proceso de paz, la OLP se ha visto considerablemente debilitada. El movimiento palestino está profundamente dividido, sus miembros están enfrentados y las nuevas autoridades de la ANP y del Estado son ineficaces, carecen de legitimidad y son cada vez más cuestionadas por el pueblo. Basta con observar su total ausencia en las diversas manifestaciones de la acción colectiva palestina contra la ocupación en los últimos años. El estancamiento de la dirección palestina ha impulsado a nuevos actores y coaliciones locales a llevar a cabo una amplia gama de iniciativas de resistencia política, civil y armada.
La disfunción y la crisis del sistema político palestino se pueden resumir en cuatro dimensiones.
En primer lugar, la OLP, que en su día fue el paradigma del movimiento de liberación por sus medios y su desarrollo organizativo, se está desmoronando y prácticamente se ha desvanecido. Sus organizaciones miembros se han debilitado y sus instituciones de dirección no funcionan. La nueva “facción de Abbas”, que sigue las viejas prácticas de Yasser Arafat pero carece de su carisma, ostenta todos los puestos clave de dirección y poder de decisión y ha paralizado por completo su funcionamiento. Históricamente, la OLP gestionaba su diversidad internamente; había desacuerdos y disensos, pero su legitimidad era indiscutible. Hoy ya no es así; la OLP actual está en tela de juicio. La exclusión de las facciones y orientaciones políticas palestinas ha socavado la posición de la OLP entre los palestinos. La frustración con el proceso de Oslo y la lucha radical entre Fatah y Hamás han puesto en peligro a la organización y han dado alas a organizaciones críticas y pro-resistencia, desafiando la pretensión de la OLP de ser el único representante legítimo del pueblo palestino. La falta de legitimidad no se debe sólo a la ausencia de renovación democrática, a la ineficacia de la gobernanza o a la corrupción. La legitimidad original de la OLP se basaba en su papel de líder en el esfuerzo de liberación, en la prestación de servicios y en su carácter representativo; hoy, esa legitimidad se ha diluido. Oslo supuso una pérdida de representatividad y un distanciamiento de la lucha de liberación nacional, pero el liderazgo palestino ha mantenido una “legitimidad por defecto” insuficiente para entablar negociaciones. La falta de un liderazgo palestino creíble y coherente tiene importantes consecuencias no sólo para el futuro del movimiento nacional palestino, sino también para cualquier negociación entre israelíes y palestinos. Para muchos palestinos, es imperativo “rehacer” la OLP.
En segundo lugar, el Movimiento de Liberación Nacional, más allá de la OLP, está dividido y fragmentado. Es evidente que la OLP no incluye a todos los componentes del movimiento nacional y que, para cumplir su función, debe incorporar organizaciones con una base social indiscutible y capacidad de acción política, como Hamás o la Yihad Islámica de Palestina. Desde la Conferencia de El Cairo de 2005, se han hecho más de quince intentos de unificación que permitirían a esas organizaciones unirse a la OLP y reunificar la ANP. Ninguno de ellos ha dado frutos, en algunos casos debido a conflictos internos y cismas dentro de las organizaciones, en otros debido a la desconfianza entre Fatah y Hamás o a desacuerdos sobre cuestiones de seguridad, por no hablar de la constante interferencia de Israel, que está empeñada en fomentar la fragmentación palestina. Ante este estancamiento político y esta fragmentación nacional, un acuerdo entre palestinos se percibe como crucial, pero sigue estando fuera de alcance.
En tercer lugar, la ANP se ha convertido en una estructura disfuncional y parte del problema. Ya no es la autoridad interina de Oslo ni un Estado pleno, aunque utilice ese nombre. En la práctica, se la considera un organismo funcional para el ocupante, con el que sigue coordinando cuestiones de seguridad, mientras que, como administrador de recursos, se ha convertido en un proveedor de empleos y beneficios. La Autoridad está inevitablemente asociada con el declive socioeconómico y la corrupción. Su debilidad estructural y pérdida de credibilidad no han hecho más que aumentar. La erosión de su legitimidad es la consecuencia combinada del punto muerto de Oslo (su incapacidad para alcanzar el objetivo de la condición de Estado soberano), la política israelí deliberada, la mala gestión y la deriva antidemocrática interna. En su seno, Abbas centraliza la toma de decisiones y su círculo íntimo se ha vuelto cada vez más precario. En los últimos años, Abbas ha ido concentrando poderes en detrimento de instituciones y ministros, reforzando su enfoque presidencial de “una autoridad, una ley, un arma”. Ha concentrado el poder, disolviendo el Parlamento (en 2018), consolidando su control sobre el poder judicial, legislando por decreto y purgando a sus rivales políticos. En 2021, bloqueó las elecciones presidenciales y legislativas que habrían sido las primeras en Palestina desde 2006, culpando de la decisión a las restricciones israelíes al voto en Jerusalén Este, aunque temía claramente que él y su partido perdieran ante Hamás.
La población cada vez cuestiona más a la ANP (Elgindy, 2015). Las encuestas de opinión pública apuntan abrumadoramente a la muy baja consideración en que se tiene a la Autoridad y a sus líderes. Ya en 2015, una encuesta de opinión del Centro Palestino de Investigación Política y Encuestas mostró que dos tercios de los encuestados querían que Abbas dimitiera y que Marwan Barghouti o un candidato de Hamás ganarían las elecciones a primer ministro. [1] En junio de 2021, el apoyo a Fatah había caído a solo el 14% frente a más del 50% de Hamás. [2] En junio de 2023, el 50% de los palestinos quería la disolución de la AP y el 80% quería que Abbas dimitiera. [3] Una encuesta más reciente, de marzo de 2024, concluyó que el descontento con el desempeño del presidente de la OLP y la ANP, Mahmud Abbas, era del 81%, y el 84% de los encuestados exigía su dimisión. [4] Al mismo tiempo, el partido Fatah ha perdido popularidad debido a la pasividad de sus figuras públicas, mientras que sus bases piden la suspensión de la cooperación en materia de seguridad y los más jóvenes claman por el retorno a la resistencia armada.
Sin duda, la Autoridad Palestina debería haber sido reformada y redefinida hace mucho tiempo, pero no se hizo debido a intereses internos de facciones y personas, así como a la intromisión de países que buscaban tutela sobre los palestinos y, sobre todo, porque a Israel le convenía tener una AP dividida, deslegitimada y dependiente. La toma de decisiones está muy centralizada en la AP y los que toman las decisiones son conocidos por sus poderes limitados. En la práctica, no hay un gobierno real y efectivo fuera de Ramallah. La autoridad la asumen en cada ciudad los clanes familiares locales o las milicias Tanzim de Fatah o alguna otra figura destacada. La situación no ha hecho más que empeorar en los últimos años debido a la disminución del apoyo de ciertos países árabes y al colapso económico. Los funcionarios de la AP no reciben sueldo y trabajan sólo unos pocos días a la semana. Esta última dimensión también empeoró con el último gobierno de Netanyahu en 2022, cuyo ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, anunció inmediatamente planes para estrangular financieramente a la ANP reteniendo las transferencias financieras establecidas. Con la guerra, la presión financiera ha llegado a su punto álgido; Israel ha dejado de transferir recursos. La AP no puede pagar a sus funcionarios y la presión y la crisis económica van en aumento, hasta el punto de que el Banco Mundial ha advertido de un colapso inminente.
En cuarto y último lugar, la división interna de las organizaciones políticas y el distanciamiento de los activistas de base respecto de los partidos históricos también son factores clave. Fatah, la principal organización de la OLP, está desgarrada por profundas divisiones internas en torno a más de una docena de figuras que defienden posiciones discordantes, representan intereses específicos o aspiran a suceder a Abbas. Estas rivalidades internas profundizan la disfunción y la inestabilidad política palestina y han llevado a la desintegración de la autoridad, permitiendo que los grupos militantes controlen barrios y ciudades. El líder más carismático de Fatah, Marwan Barghouti, está en prisión. Debido a que es respetado por Hamás y la opinión pública, algunos temen que su liberación como parte de los acuerdos de intercambio de prisioneros desencadene un proceso de reunificación que pondría fin a los beneficios y bastiones de poder actuales. Varios líderes históricos no están de acuerdo, y las nuevas generaciones de activistas carecen de dirección (Tartir y Seidel, 2019). En un acto de rebelión interna, pequeños grupos de militantes de Fatah participan en la resistencia armada junto con otras milicias, haciendo caso omiso de su liderazgo. Tal fue el caso del grupo Arin al-Usoud (la Guarida del León), que estuvo activo en varias ciudades de Cisjordania en 2022 y 2023. Otras organizaciones históricas de la OLP, como el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), se han distanciado de Fatah y han asumido posiciones en la resistencia. Al mismo tiempo, tras una década de gobierno en Gaza, en la que demostró tanto sus capacidades como sus límites, en 2017 Hamás adoptó una plataforma política más pragmática y nacionalista. Gravemente afectado por su distanciamiento de Siria a raíz de la guerra civil de ese país, también ha experimentado fracturas entre su liderazgo interno y externo.
Gestión de la posguerra: ¿oxígeno para la ANP o unidad nacional?
El ex primer ministro Salam Fayyad (2024) ha declarado, sin vacilar, que cuando estalló la guerra, la OLP ya se estaba recuperando del fracaso del paradigma de Oslo para conducir al autogobierno, así como de su propio fracaso para ofrecer una gobernanza eficaz. Su flagrante incapacidad para contener la colonización y la violencia de los colonos, sumada a su postura pasiva y en gran medida reactiva ante la guerra, la han debilitado aún más. La masacre y la destrucción de Gaza se han producido en un momento en que el liderazgo político palestino estaba en su punto más bajo. La evidente incapacidad del gobierno de Abbas para responder a la guerra y su abierta crítica a la resistencia armada ponen en serias dudas su permanencia y, más aún, su capacidad para hacerse cargo de Gaza en el período de posguerra.
La cuestión de quién asumirá el gobierno de la Franja de Gaza una vez cesen las hostilidades es objeto de muchas especulaciones y de diversos planes. En Israel, algunos, como el ex primer ministro Ehud Barak, Benny Gantz, que fue ministro del Gabinete de Guerra hasta junio de 2024, y gran parte del estamento militar, quieren que el gobierno de Abbas asuma el poder o participe en la gobernanza. Otros, como el ministro Israel Katz, se oponen rotundamente a ello y abogan por una reocupación israelí o una gestión provisional por parte de los Estados árabes, con el consiguiente colapso definitivo del gobierno palestino. Estados Unidos y la Unión Europea también han expresado su apoyo a que la ANP asuma el gobierno. La Resolución 2735 del Consejo de Seguridad de la ONU, de 10 de junio de 2024, incluso subraya “la importancia de unificar la Franja de Gaza con Cisjordania bajo la Autoridad Palestina”. Esto, a su vez, ha generado considerables tensiones entre las monarquías del Golfo, que aspiran a mantener cierta influencia sobre los palestinos o a tener sus propios candidatos.
Esta cuestión ha provocado una reestructuración de la ANP, donde la postguerra emerge como salvavidas. En este contexto, se ha producido un cambio forzado de gobierno. En enero de 2024, altos funcionarios de seguridad de Arabia Saudí (Musaed bin Mohammed al-Aiban), Jordania, Egipto y Palestina (Majed Faraj) se reunieron en Riad para coordinar los planes para el “día después” de la guerra de Gaza, presumiblemente con el consentimiento de Estados Unidos e Israel. El mensaje de los vecinos árabes fue de apoyo a la ANP para gobernar Gaza, siempre que se emprendieran reformas y se incorporaran nuevas figuras capaces de “revitalizar” el liderazgo palestino. En febrero de 2024, el primer ministro Shtayyeh (nombrado en 2019) presentó su dimisión, pidiendo una reforma de la AP y sugiriendo que “Hamás debería participar en el consenso nacional”. En febrero de 2024, Abbas nombró a Mohammad Mustafa como primer ministro, una medida seguida por el nombramiento de varios ministros tecnocráticos. Mustafa es un tecnócrata independiente y miembro del Comité Ejecutivo de la OLP, que anteriormente había sido presidente del consejo del Fondo Palestino de Inversiones. Aunque fue un confidente de Abbas durante mucho tiempo, también fue una figura controvertida, cuyo nombramiento fue criticado por el resto de las fuerzas políticas. Hamás, la Yihad Islámica, el FPLP y la Iniciativa Nacional Palestina emitieron una dura declaración conjunta en la que subrayaban que la máxima prioridad nacional debería ser hacer frente a la agresión israelí y a la guerra de genocidio y que tomar una decisión de ese tipo sin un consenso sólo profundizaría la división interna palestina. Expresaron su rechazo a la “persistencia de la Autoridad Palestina en su política de exclusividad, ignorando los esfuerzos nacionales para unir a los palestinos frente a la agresión israelí”.
Sin duda, esta maniobra tiene como objetivo perpetuar la AP en su forma actual, evitando cualquier reforma basada en el consenso. El nombramiento de Mustafa, cercano a Abbas, puede no presagiar cambios sustanciales, pero está en línea con el interés de Estados Unidos y de los vecinos árabes de tener una AP funcional capaz de “mantener la estabilidad en Cisjordania”, una “Autoridad Palestina revitalizada”, según el presidente Biden (noviembre de 2023). Es difícil creer que, en su forma actual, con sus capacidades muy limitadas y su absoluta falta de legitimidad, la AP tenga la capacidad de apoderarse de Gaza, y más aún con el nivel de devastación causado por la guerra.
Una “reforma” del gobierno palestino que pase por alto el marco de una ocupación y una dependencia inalteradas, ignore el descontento actual con la ANP, excluya a los actores políticos representativos y desestime los deseos de la población es claramente insuficiente. Obviamente, sólo serviría para prolongar los problemas que han marcado la última década y perpetuar la disfunción de la ANP. La actual ANP se ve obstaculizada por su condición de intermediaria, que anula sus demandas emancipadoras y ha llevado a una dramática pérdida de credibilidad y legitimidad.
Una gran parte del terreno político palestino reclama un acuerdo de unidad que necesariamente cambiaría ese estatus, renovaría las fuentes de legitimidad de la ANP y afectaría también al apoyo externo que recibe. Lo que los palestinos necesitan, más urgentemente que la creación de instituciones, es la creación de un consenso nacional. En la actualidad, es imperativo un auténtico proceso de reunificación y redemocratización palestina, que debe incluir un mayor espacio para la oposición política y aprovechar el activismo dirigido por los jóvenes y sus nuevas prácticas de resistencia. Sin una unidad previa en torno a objetivos nacionales, ningún liderazgo político palestino puede abordar la situación general o asumir la gestión de los territorios tras la guerra. El “día después” puede, por tanto, preparar el terreno para una repetición de lo que se ha convertido la Cisjordania de Abbas o brindar una oportunidad para una reapropiación política del autogobierno, con la legitimidad de la unidad nacional.
La mayoría de los actores políticos y la opinión pública consideran que la unificación del movimiento nacional palestino, bajo una OLP reconstituida que incluya a todas las organizaciones políticas palestinas (entre ellas Hamás y la Yihad Islámica) y esté abierta a nuevos dirigentes jóvenes, es esencial para reorientar la lucha nacional. Pero para ello es necesario un acuerdo nacional. A tal fin, se han celebrado numerosas reuniones para normalizar las relaciones entre las facciones. Desde el comienzo de la guerra, las facciones palestinas, entre ellas Hamás y Fatah, han continuado sus reuniones y diálogos para forjar una forma de unidad política y acordar una posición nacional en el seno de la OLP. Se reunieron en Moscú a finales de febrero y en Pekín en abril. El principal escollo es la negativa de Abbas a incluir a Hamás, al que percibe como un competidor y cuya normalización teme que pueda dar oxígeno a las facciones de Fatah críticas con la gestión actual y partidarias de participar en la resistencia. Con su base social y su representatividad, incluso después del 7 de octubre, Hamás es un actor político ineludible. Por lo tanto, no puede excluirse a Hamas de cualquier intento de reconstruir el escenario político palestino. Hamas y la Jihad han expresado en varias ocasiones su disposición a formar un gobierno de unidad nacional por consenso, que no se base en cuotas entre facciones, y que administre ambos territorios palestinos durante un período de transición que culmine en elecciones.
La tentación de intervenir en el gobierno palestino
Los palestinos tienen derecho a la libre determinación y al autogobierno y, por lo tanto, son los únicos que pueden decidir libremente. Las anomalías son la ocupación y cualquier injerencia externa, israelí o internacional, en el gobierno de los territorios palestinos que contribuya a mantener la ocupación y vaya en detrimento de la población ocupada.
Pese a las reivindicaciones de los sectores más extremistas del sionismo, es poco probable que Israel vuelva a ocupar Gaza, con todas las consecuencias que ello conllevaría. Por el contrario, fomentará cualquier acuerdo que le permita mantener a los palestinos bajo control al menor coste posible, ya sea recurriendo a una Autoridad Palestina domesticada, a sus aliados árabes o a la comunidad internacional. En cualquier caso, Israel no renunciará a su estrategia de anular la capacidad de respuesta política de los palestinos y utilizar todos los medios disponibles para impedir la unidad nacional palestina, lo que implicaría necesariamente no repetir Oslo y reiterar su objetivo de poner fin a la ocupación.
En la actualidad, no faltan propuestas extravagantes que piden una administración internacional provisional o un gobierno de expertos técnicos sin afiliaciones políticas. Ni tampoco el despliegue de tropas árabes, a pesar de que ningún país árabe enviaría tropas sin un llamado de los propios palestinos o contribuiría a una división aún mayor entre Gaza y Cisjordania. Más en sintonía con los imperativos israelíes, sus autores se niegan a aceptar que un retorno a la lógica de Oslo y la prolongación de la vida de una autoridad palestina ineficaz e ilegítima sólo prolongaría el problema. No hay una alternativa verdaderamente viable a una nueva autoridad palestina resultante de un acuerdo de unidad nacional en el marco de un nuevo enfoque de la ocupación.
Los actores internacionales que han contribuido a la construcción del Estado de Oslo durante las tres últimas décadas y desean que se resuelva esta cuestión deberían considerar críticamente las consecuencias de apoyar a una “entidad intermediaria” renovada para satisfacer los intereses de Israel, repitiendo consignas que excluyen a algunos actores palestinos. En cambio, harían mucho mejor en apoyar a una OLP reconstituida y adoptar medidas encaminadas a poner fin a la ocupación y permitir la autodeterminación de los palestinos.
En primer lugar, es necesario alcanzar un consenso nacional palestino para reconstruir el liderazgo político y acordar una estrategia nacional acorde con la situación actual. Y, en segundo lugar, se necesita un gobierno que se haga cargo de Cisjordania y Gaza. Como dice el ex primer ministro palestino Mohammad Shtayyeh (2024), “Cualquier acuerdo de gobernanza debe ser diseñado y dirigido por los palestinos, en lugar de impuesto desde fuera. Debe contar con un fuerte apoyo de los países árabes y recibir respaldo internacional. Y debe proporcionar un liderazgo palestino unificado y una vía hacia la creación de un Estado, satisfaciendo al mismo tiempo las necesidades de seguridad tanto de los palestinos como de los israelíes, sentando así las bases para la paz y la seguridad regionales”.
Incluso antes de la guerra, Hugh Lovatt (2023) escribió: “Sin un liderazgo político nacional que cuente con el apoyo del público, será casi imposible revivir las debilitadas instituciones de la AP y rehabilitar el sistema político palestino. Sin embargo, esto probablemente requerirá que los donantes europeos acepten una estrategia política más sólida para asegurar la autodeterminación palestina que ya no esté en deuda con el moribundo proceso de paz de Oslo”. Esta reflexión es más cierta ahora que nunca.
Referencias
Abu Tarbush, José. “De la OLP a la ANP: erosión del capital político del movimiento palestino”, en Thieux, Laurence; Barreñada, Isaías (eds). La cuestión palestina 75 años después de la Nakba. Colonialismo, desposesión, ocupación y genocidio . Madrid: Dykinson, 2024.
Elgindy, Khaled. “Perdidos en el caos: La crisis del liderazgo palestino”, The Washington Quarterly , 38(4), pág. 133-150, 2015.
El Kurd, Dana. Polarizados y desmovilizados: legados del autoritarismo en Palestina . Hurst, 2022.
Fayyad, Salam. “Por qué es importante la unidad palestina”, Foreign Affairs , 20 de junio de 2024
Lovatt, Hugh. “Casa en desorden: cómo los europeos pueden ayudar a los palestinos a arreglar su sistema político”. ECFR Policy Brief, septiembre de 2023, https://ecfr.eu/publication/house-in-disorder-how-europeans-can-help-palestinians-fix-their-political-system/ .
Shtayyeh, Mohammad. “Reactivar la iniciativa de paz árabe resolvería el conflicto y crearía una nueva realidad palestina”, Foreign Affairs , 4 de julio de 2024.
Tartir, Alaa; Seidel, Timothy (eds). Palestina y el gobierno del poder: disenso local versus gobernanza internacional . Palgrave Macmillan, 2019.

[1] Centro Palestino de Investigación Política y Encuestas. Encuesta de opinión pública, 57, 6 de octubre de 2015. www.pcpsr.org/en/node/621 .
[2] Centro Palestino de Investigación Política y Encuestas. Encuesta de opinión pública, 80, 4 de julio de 2021. www.pcpsr.org/en/node/845 .
[3] Centro Palestino de Investigación Política y Encuestas. Encuesta de opinión pública, 88, 7-11 de junio de 2023. https://pcpsr.org/en/node/944 .
[4] Centro Palestino de Investigación Política y Encuestas. Encuesta de opinión pública, 91, 15 de abril de 2024. https://pcpsr.org/en/node/973 .


viernes, 27 de septiembre de 2024

TESTIMONIO EXCLUSIVO : "Sufrí torturas inimaginables": el infierno de un prisionero palestino en las cárceles de Israel

 TESTIMONIO EXCLUSIVO

"Sufrí torturas inimaginables": el infierno de un prisionero palestino en las cárceles de Israel

Área de Belén – Antes de ser detenido en octubre de 2023, Muazzaz era un carnicero de Belén que pesaba más de 100 kilos. Tras nueve meses de encarcelamiento israelí sin cargos ni juicio, perdió la mitad de su peso, ya no puede caminar solo y padece graves secuelas físicas y mentales. Este joven palestino atestigua las consecuencias de los abusos y golpizas que sufrió en varios centros y prisiones de Israel, que en el último año ha hecho sistemáticas las torturas en su sistema penitenciario, como denuncian otros liberados y oenegés locales. Testimonio exclusivo. 


Además de los maltratos que él sufrió, Muazzaz Abayat dice que atestiguó golpizas y agresiones de oficiales israelíes contra otros prisioneros palestinos, incluido un asesinato. © Federico Cué Barberena

– ¿Cómo te encuentras hoy?

Con delicadeza, procuramos que Muazzaz Abayat sea quien haga avanzar poco a poco nuestro encuentro. Cuando lo sienta, lo decida y se vea capaz. Pero la primera pregunta es de entrada un desafío para él.Leer más...


Vázquez de Sola un amigo de Rumbo a Gaza


 Vázquez de Sola un amigo de Rumbo a Gaza

En la fiesta del PCE de 2017 me acerqué a Andrés Vázquez de Sola para, sabiendo su generosidad, pedirle un dibujo para Rumbo a Gaza. 
En su día, para la Campaña, 'Un millón de lápices para Iraq', organizada por la CELSI y el CSCA, había hecho un dibujo y nos lo había dejado altruistamente. Se veía a un Simbad el Marino, en una alfombra mágica, llevaba ese millón de lápices a los niños y niñas, estudiantes, también bloqueados en Iraq. Era una imagen irrepetible. poética, sensible, colorida, optimista y amorosa.

El maestro y su esposa Angélica me pidieron detalles. El objeto de la Campaña, los motivos de mandar barcos una y otra vez en dirección a Gaza reclamando el fin del bloqueo y que nuestros pusilánimes gobiernos fueran coherentes y sancionaran al pirata israelí y se pudiera abrir la espita del mar a la libertad de los palestinos gazatíes.

Les informé de la campaña de ese año dedicada a los pescadores gazatíes. El bloqueo israelí, arbitrariamente les dejaba salir unas veces a 6, otras a 9 millas o menos, según su humor, de la costa para hacer capturas. Ahora, nada o casi nada. El mar sigue secuestrado para los palestinos, al igual que su gas, enfrente de su costa, a beneficio israelí.

Andrés me dijo que no nos preocupáramos. Que lo hacia encantado. Ya no vendía cuadros, daba sus dibujos a la militancia activa. Sus dibujos tenían que volar, tales cometas, con el viento de las reivindicaciones justas.

Después, destacados poetas, Xosé Iglesias Lamela y Teresa Ramiro nos dieron sus obras. Sandra Barrilaro, aprovechando la curvatura del pescado hizo una maquetación soberbia.

Conocía la obra singular Andrés Vázquez de Sola, sus caricaturas antifranquistas editadas por la impagable editorial del exilio Ruedo Ibérico y algunos trabajos en Le Monde Diplomatique. La última vez que hablé con el, y su esposa Angelica, también en otra fiesta del PCE, firmando su libro 'La verdadera historia del Gayumbo milagroso' le volví a hablar de nuevos proyectos y la posibilidad de hacer un tren que remarcase la actividad colonial de CAF y otras empresas en la sufrida Palestina. 

Andrés, desde la altura de sus más de noventa años, con algo de cansancio, pero con su voluntad plena, me dijo habla con Angelica, ella es el ángel de mi trabajo y de descanso. Que le mandase una pequeña documentación para ilustrarse. 

Seguro, que está en ello, en estos momentos.

Andrés Vázquez de Sola falleció el 26 de septiembre de 2024


Una nueva investigación expone los países y las empresas que suministran el petróleo que alimenta el genocidio palestino


 Una nueva investigación expone los países y las empresas que suministran el petróleo que alimenta el genocidio palestino

[Washington, DC] – Nuevos datos recopilados por DataDesk, encargados por Oil Change International , arrojan luz sobre el papel devastador del petróleo en el actual genocidio contra el pueblo palestino. Al rastrear las cadenas de suministro de petróleo crudo y productos refinados hasta Israel, la investigación expone los diversos países y empresas cuyos suministros de combustible están perpetuando esta crisis humanitaria y, por lo tanto, tienen la oportunidad de ayudar a imponer un alto el fuego cerrando esos grifos.

Según los hallazgos, Estados Unidos es la principal fuente directa de combustible para aviones importado por el ejército israelí. Las grandes petroleras, entre ellas BP, Chevron, ExxonMobil, Shell, Eni y TotalEnergies, también son cómplices de las atrocidades que cometen al tener participaciones en proyectos de suministro de petróleo a Israel y al operarlos, en particular a través de Azerbaiyán y Kazajstán. Brasil y Arabia Saudita también están implicados en el suministro de combustible a Israel para su maquinaria bélica. Los países y empresas que siguen suministrando combustible a Israel contribuyen a que se siga produciendo violencia y opresión contra el pueblo palestino.

Principales conclusiones:

Israel ha recibido tres buques cisterna con combustible para aviones JP8 desde que comenzó la guerra como parte de la ayuda militar estadounidense a Israel. El combustible para aviones JP8 está formulado específicamente para aviones militares. Un envío salió de Estados Unidos antes de que comenzara la guerra, mientras que se han enviado dos desde entonces. El último buque cisterna fue visto atracado en la terminal israelí de Ashkelon el 6 de marzo.

Israel recibe envíos relativamente pequeños pero regulares de crudo a través del oleoducto Sumed. El oleoducto recibe petróleo crudo de Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Irak y Egipto, país por el que también pasa el oleoducto. Todos estos países han condenado las acciones de Israel en Gaza.

Otros países que mantienen relaciones más amistosas con Israel son los que suministran la mayor parte del petróleo crudo que se entrega desde que comenzó la guerra, entre ellos Azerbaiyán y Kazajstán. Gabón también es una fuente importante de petróleo crudo que se entrega a través de oleoductos propiedad de importantes compañías petroleras internacionales, entre ellas BP, Chevron, Exxon, Shell y Eni.

Rusia sigue suministrando un flujo constante de gasóleo de vacío (VGO) a una de las refinerías clave de Haifa. El VGO generalmente se transforma en gasolina y diésel.

Desde diciembre de 2023 se han entregado a Israel dos cargamentos de crudo brasileño por un total de 260.000 toneladas. Este crudo fue suministrado desde yacimientos offshore de propiedad conjunta de Shell y TotalEnergies junto con la brasileña Petrobras.

Los grupos palestinos y sus aliados  han pedido  un embargo energético y exigen que los gobiernos y las empresas cesen todos los envíos de combustible a Israel hasta que ponga fin al genocidio y a su régimen de apartheid contra el pueblo palestino. En concreto, el movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones  pide  un boicot de los consumidores a las gasolineras de la marca Chevron. Los países, así como las empresas de petróleo y gas, deben rendir cuentas por su papel en la perpetuación de la violencia y los abusos de los derechos humanos.

Declaraciones:

Allie Rosenbluth, directora del programa estadounidense de Oil Change International, afirmó: “Los países y las principales compañías petroleras que alimentan la maquinaria bélica de Israel son cómplices del genocidio en curso contra el pueblo palestino. Con la creciente indignación pública, incluidas las protestas masivas en todo el mundo, la demanda de que se ponga fin a este genocidio es contundente. Al alimentar directamente al ejército de Israel, además de  otras cien  ventas de armas, Estados Unidos en particular debe rendir cuentas por posibles violaciones del derecho internacional. Hacemos un llamamiento a las naciones para que aprovechen su suministro de petróleo como medio para exigir un alto el fuego inmediato y el fin de la ocupación. Las compañías de combustibles fósiles, como BP, Chevron y Exxon, impulsadas únicamente por el lucro, están dispuestas a alimentar el conflicto contra civiles inocentes. Esto debe terminar hoy. Exigimos un alto el fuego permanente y el fin de la ocupación israelí en Palestina”.

Mahmoud Nawajaa, Coordinador General del Comité Nacional Palestino de BDS (BNC), dijo:
"El fallo de la CIJ del 26 de enero indica que Israel podría  estar cometiendo genocidio  contra 2,3 millones de palestinos en la Gaza ocupada. Los Estados y las empresas deben poner fin de inmediato a cualquier complicidad en los actos genocidas de Israel, incluido su uso del  hambre como arma de guerra . Los expertos en derechos humanos de la ONU han recordado a los Estados esta obligación, pidiendo  un embargo militar "inmediato" contra Israel , que implique el cese de la transferencia de armas y otros suministros militares al país.

“Los Estados y las empresas que siguen suministrando combustible a Israel para sus fuerzas militares son cómplices directos de su continuo genocidio. Nunca les perdonaremos por ello. El movimiento BDS, que ya está apuntando a Chevron con una creciente campaña mundial de boicot y desinversión, expondrá y atacará a los Estados y corporaciones cómplices mencionados en este valioso informe.

“Esta complicidad en el genocidio de Israel en Gaza no sólo está matando palestinos y destruyendo nuestras ciudades, campos de refugiados y aldeas; también está acelerando el descenso del mundo hacia lo que el Secretario General de la ONU llama “impunidad total”, donde reina la ley de la jungla”.

Mohammed Usrof, cofundador de la Alianza Climática para Palestina, dijo: “Tras el fallo de la Corte Internacional de Justicia, es desalentador ver la complicidad silenciosa de las corporaciones internacionales en el sufrimiento prolongado de mi pueblo y mi familia. Estas empresas, al suministrar petróleo y gas a Israel, no solo alimentan una maquinaria de conflicto, sino que también ignoran los llamados urgentes a la responsabilidad ética y la humanidad. Ya es hora de que exijamos algo más que ganancias corporativas: la rendición de cuentas y la justicia deben ser innegociables”.

Peter Frankental, director de Asuntos Económicos de Amnistía Internacional Reino Unido, ha declarado:
“Cualquier empresa que tenga vínculos comerciales con el ejército israelí debe hacer frente a urgentes cuestiones de diligencia debida, y las compañías petroleras deben asegurarse de que no se dedican a contribuir a afianzar el sistema de apartheid de Israel ni a fomentar crímenes de guerra y posible genocidio en Gaza.

“La necesidad de evitar que se les vincule directamente con los crímenes de guerra israelíes a través de cualquiera de sus relaciones comerciales se extiende a todas las empresas que forman parte de la infraestructura de distribución mundial de petróleo. Hemos pedido reiteradamente al Gobierno que garantice que ninguna empresa del Reino Unido pueda comerciar con la red de asentamientos ilegales de Israel, y, del mismo modo, el Departamento de Comercio y Negocios debe estar preparado para tomar medidas para impedir que empresas británicas sin escrúpulos, incluidas las del lucrativo sector petrolero, se beneficien de los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad israelíes en Gaza”.

Omar Shakir, director de Human Rights Watch para Israel y Palestina, afirmó:
“Las autoridades israelíes han cometido atrocidades masivas en Gaza en los últimos meses. Los países y otros actores que brindan apoyo a las fuerzas armadas de Israel corren el riesgo de ser cómplices de crímenes de guerra. Los Estados deberían suspender la asistencia militar y la venta de armas a Israel mientras sus fuerzas cometan abusos generalizados y sistemáticos contra civiles palestinos con impunidad”.

Notas para el editor:
Para obtener más información y acceder al análisis de datos completo, visite aquí .

Conjuntos de datos utilizados:  Las principales fuentes utilizadas son: datos del Sistema de Identificación Automática (AIS) sobre las posiciones de los buques y datos agregados de los flujos comerciales de productos básicos de la aplicación CARGO de LSEG; presentaciones aduaneras y conocimientos de embarque de Sinoimex Global Trade Monitor; e imágenes satelitales de Planet Labs y el satélite Sentinel-2 de la ESA. Si bien se proporcionan ejemplos y evidencias detalladas solo para los flujos más significativos en términos de volumen, estaremos encantados de analizar con más detalle cualquiera de los otros flujos mencionados.


Actividades comerciales de Chevron en Palestina/Israel
Escrito por el Centro de Acción para la Responsabilidad Empresarial para la campaña «Boicot contra Chevron», marzo de 2024.


Chevron opera y posee parcialmente los mayores campos de gas natural israelíes, Tamar y Leviathan.
Estos yacimientos de gas se encuentran en el Mediterráneo oriental, al oeste de Haifa. El gas de Tamar se procesa en una plataforma situada más al sur, frente a la costa de Isdud/Ashdod.
Chevron también opera y es parcialmente propietaria del Gasoducto del Mediterráneo Oriental (EMG), que va desde Israel a Egipto, frente a las costas de la Franja de Gaza.
De manera similar, Chevron es el operador y propietario parcial del yacimiento de gas Dalit, que aún no se ha desarrollado, y del yacimiento de gas Mari B, que está agotado e inactivo desde 2013.
Como operador de estos yacimientos de gas y del ducto, Chevron está a cargo de todas las operaciones de estos proyectos, incluida la planificación, la construcción, la producción y el suministro.
Chevron es uno de los principales propietarios del oleoducto CPC en Rusia, que se utiliza para suministrar petróleo crudo a Israel. También es propietario parcial de las principales empresas kazajas que suministran petróleo crudo a través de ese oleoducto.
Se estima que Chevron obtuvo 1.500 millones de dólares en ingresos solo por las ventas de gas Tamar y Leviathan en 2022.
Entre 2021 y julio de 2023, Chevron gastó más de 21 millones de dólares en presionar al gobierno de Estados Unidos, incluso en cuestiones energéticas relacionadas con Israel.
Chevron entró en el mercado israelí en 2020 con la adquisición de Noble Energy. Puede optar por vender esta inversión en cualquier momento.

Chevron alimenta el apartheid israelí, la ocupación militar y el colonialismo de asentamiento

Chevron es un socio económico importante del gobierno israelí:
Israel recauda cientos de millones de dólares al año en impuestos procedentes de los yacimientos de gas operados por Chevron. En 2022, esa cifra ascendió a más de 462 millones de dólares.
La producción energética del país depende del suministro de gas natural: alrededor del 70% de la electricidad producida en 2022 utilizó gas natural, y casi la totalidad de ella fue suministrada por Chevron. El yacimiento de gas de Tamar por sí solo abasteció el 98% de las necesidades de la Compañía Eléctrica Israelí (IEC), de propiedad estatal, con un contrato vigente hasta finales de 2030.
Chevron alimenta el apartheid y los crímenes de guerra:
La Compañía Eléctrica Israelí (IEC) suministra electricidad a todas las ramas del gobierno israelí y a la gran mayoría de los hogares israelíes. Esto incluye todas las bases militares, prisiones y comisarías de policía israelíes, así como cientos de asentamientos y puestos de avanzada israelíes ilegales en la Cisjordania ocupada que dependen de la electricidad producida por Chevron.
El suministro de electricidad en Israel y en el territorio palestino ocupado se utiliza como herramienta de subyugación, castigo colectivo, anexión y desposesión. En la Cisjordania ocupada, la IEC se hizo cargo de la red eléctrica palestina después de la ocupación de 1967, haciendo que la población palestina dependa de sus servicios.
A algunas comunidades palestinas dentro de Israel y en todo el territorio palestino ocupado se les prohíbe conectarse a la red eléctrica, a algunas se les proporcionan servicios de mala calidad, a algunas se les cobra de manera diferente que a los vecinos judíos israelíes y muchas sufren cortes de electricidad punitivos como una forma de castigo colectivo. Esto es el apartheid energético.
Como parte del bloqueo militar de la Franja de Gaza, Israel ha destruido la infraestructura energética civil, ha bombardeado repetidamente la única central eléctrica que aún queda y ha privado sistemáticamente a Gaza de un suministro adecuado de combustible. Esto ha convertido a la IEC en un proveedor indispensable, que suministra entre el 30 y el 50 por ciento de la electricidad a Gaza, pagada por la Autoridad Palestina.
El suministro de electricidad a Gaza se ha utilizado como palanca contra la población, reduciéndose o interrumpiéndose con frecuencia en violación del derecho internacional. El suministro se cortó por completo después del 7 de octubre de 2023.
Chevron alimenta y explota el bloqueo militar de Gaza:
Chevron opera y es propietaria parcial del oleoducto EMG, que conecta Israel y Egipto y pasa al oeste de la costa de Gaza. Independientemente de su ubicación exacta, que se mantiene en secreto por razones de seguridad, este oleoducto no está bajo jurisdicción israelí y cualquier ganancia económica en esta zona sin el consentimiento palestino es ilegal según el derecho internacional.
La plataforma de procesamiento Tamar y sus tuberías están ubicadas a unas 13,5 millas náuticas de la costa, cerca de al-Majdal Asqalan/Ashkelon, justo fuera de las aguas territoriales de Gaza. A lo largo de los años, la Armada israelí ha asegurado la plataforma, así como el oleoducto EMG, restringiendo todo el transporte marítimo en la zona (reforzando el bloqueo naval en Gaza a 3-6 millas náuticas), con efectos devastadores para la economía y la industria pesquera de Gaza.

Chevron alimenta la destrucción de nuestro planeta y nuestras comunidades

Chevron alimenta la destrucción del medio ambiente:
Chevron es una de las mayores empresas de combustibles fósiles del mundo. En 2017, la empresa era responsable de aproximadamente el 3,2 % de las emisiones totales del mundo.
Chevron aún tiene que limpiar los 16 mil millones de galones de aguas residuales tóxicas que arrojó deliberadamente en la selva amazónica de Ecuador entre 1964 y 1990, que envenenaron las tierras y las aguas de los ecuatorianos indígenas y rurales en lo que se considera la mayor catástrofe relacionada con el petróleo del mundo.
La empresa tampoco ha limpiado la contaminación que dejó en el delta del Níger, que diezmó el ecosistema de la región y devastó las vías fluviales, los sistemas alimentarios y los medios de vida de los grupos indígenas.
En 2021, la refinería Chevron en Richmond, California, derramó aproximadamente 600 galones de petróleo en la Bahía de San Francisco, lo que representó riesgos de contaminación y exposición potencialmente mortales para las comunidades locales.
Chevron alimenta la violencia contra las comunidades indígenas:
Chevron ha sido demandada repetidamente por su participación en la violencia contra comunidades indígenas en todo el mundo, incluidas al menos 13 acusaciones de genocidio y 17 acusaciones de tortura.
En 2000, Chevron comenzó a construir un oleoducto desde Chad hasta Camerún en tierras indígenas, lo que desplazó a unos 22.000 indígenas debido a la contaminación de sus fuentes de agua y suelo y la destrucción de sus pesquerías y otras fuentes de alimentos. Las protestas contra esta destrucción de tierras dieron lugar a un conflicto violento.
Entre 2005 y 2024, Chevron fue uno de los propietarios del proyecto de gas Yadana en Myanmar. Los ingresos de Yadana han desaparecido en cuentas militares en el extranjero, financiando atrocidades contra el pueblo de Myanmar. Desde el golpe militar de 2021, el ejército ha ampliado sus ataques, pasando de las comunidades étnicas en las zonas fronterizas a la comisión de crímenes atroces en masa contra los actores de la resistencia en todo el país. Inmediatamente después del golpe, Chevron presionó al gobierno estadounidense para que no impusiera sanciones a Myanmar. En 2022, Chevron anunció que abandonaría el país. En abril de 2024, puso fin a su participación en el proyecto Yadana.
A partir de la década de 1980, las actividades de Chevron en Nigeria han provocado la destrucción de tierras ancestrales y el desplazamiento forzoso de numerosas comunidades indígenas. En varios incidentes documentados, fuerzas militares financiadas por Chevron destruyeron viviendas e infraestructuras de comunidades indígenas para despejar tierras para oleoductos y ejecutaron a activistas de los derechos indígenas.
Las actividades de la empresa han jugado un papel en la destrucción de hogares, recursos y medios de vida de personas marginadas en Azerbaiyán, Angola, Argentina, Canadá, China, Timor Oriental, Ecuador, Ghana, Indonesia, Kazajstán, Polonia, Tailandia, Venezuela, Estados Unidos y otros países.


Es bueno saber: más sobre el gas natural en Palestina/Israel

Los yacimientos de gas Tamar y Leviathan, operados por Chevron, exportan gas natural a Jordania y Egipto. En julio de 2023, se estimó que más del 80% de las necesidades de producción energética de Jordania se cubrían con Leviathan. A Egipto se exporta una cantidad aún mayor de gas.
Israel ha impedido la explotación del yacimiento de gas palestino de Gaza Marine desde su descubrimiento en 2000 a unas 19,4 millas náuticas de la costa de Gaza. En junio de 2023, Israel anunció que iniciaría la explotación del yacimiento, en cooperación con Egipto y la Autoridad Palestina. El yacimiento es propiedad de CC Oil & Gas de Consolidated Contractors Co. y del Fondo de Inversión Palestino. Chevron no participa en el yacimiento de gas de Gaza Marine.
Durante poco más de un mes después del 7 de octubre de 2023, la plataforma de procesamiento de Tamar y el gasoducto EMG suspendieron sus operaciones debido al aumento de los riesgos de seguridad. El suministro de gas a Egipto continuó a través del gasoducto jordano y la producción en Tamar se reanudó a mediados de noviembre. Las autoridades israelíes están considerando varias alternativas a largo plazo al gasoducto EMG.
Se estima que a partir de 2023, al menos la mitad de las necesidades de gas de Israel serán cubiertas por el nuevo yacimiento de gas Karish, propiedad y operado por una empresa greco-británica, Energean Oil and Gas plc.
Otras empresas internacionales con una gran participación en el mercado de gas natural israelí son Mubadala Petroleum, una empresa estatal de Abu Dhabi, que posee parcialmente Tamar; y Energean Oil and Gas plc, una empresa británico-griega que posee otros yacimientos de gas israelíes: Karish, Karish North, Tanin y Katlan.
En marzo de 2024, la empresa británica British Petroleum (BP) y la empresa de Abu Dhabi ADNOC decidieron suspender una inversión prevista en el yacimiento de gas Leviathan, citando "la incertidumbre creada por el entorno externo".
El 29 de octubre de 2023, en medio de su ofensiva contra Gaza, Israel otorgó seis nuevos permisos de exploración de gas, que fueron cuestionados por organizaciones palestinas de derechos humanos por incluir áreas dentro del territorio marítimo palestino. Entre las empresas que recibieron licencias de exploración se encuentran la italiana Eni, la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dhabi, las británicas BP y Dana Petroleum y SOCAR, la Compañía Estatal de Petróleo de la República de Azerbaiyán.

Más recursos:

Cadenas de suministro de crudo y combustible de Israel , informe de Data Desk y Oil Change International, marzo de 2024 


Anexión de energía: explotación y prevención del desarrollo de petróleo y gas en el territorio palestino ocupado , informe de la organización palestina de derechos humanos Al Haq, agosto de 2015 

Los delitos ambientales de Chevron: 13 años de evasión y escalada , publicación del blog de Amazon Watch, febrero de 2024 

La destrucción global de Chevron: ecocidio, genocidio y corrupción , un informe de la Dra. Nan M. Greer, octubre de 2021

Hay que afrontar y detener la ideología genocida de Israel . Por Jeffrey D. Sachs

  Hay que afrontar y detener la ideología genocida de Israel Por  Jeffrey D. Sachs diem25.org , 3 de octubre de 2024 Los extremistas violent...