lunes, 30 de septiembre de 2024

El mundo ya ha declarado a Israel un “Estado canalla” Santiago González Vallejo/Pascual Serrano


 El mundo ya ha declarado a Israel un “Estado canalla”


Santiago González Vallejo/Pascual Serrano

La revista, número agosto de 2024, Venezuela News

“La UE e Israel comparten una larga historia común, marcada por una interdependencia y una cooperación crecientes. Ambos comparten los valores de la democracia, el respeto de la libertad y el Estado de Derecho, y se han comprometido con un sistema económico internacional abierto basado en los principios de mercado.” Página oficial del Parlamento Europeo, 12 de julio de 2024.

Esta declaración de la Unión Europea muestra el abismo que existe entre la realidad y la política exterior europea.

En las relaciones internacionales se califica de “Estado Canalla” a los que, por su comportamiento internacional se le considera una amenaza para la paz mundial. La fase actual de la guerra de Gaza ha dejado en evidencia más que nunca que el estado de Israel es, a ojos de gran parte de la comunidad internacional, un Estado Canalla.

Israel es un proyecto colonial, nacido de una ideología sionista, supremacista. Surge en un contexto de exaltación nacionalista, de reivindicación Estado Nación puro y, es cierto, como consecuencia del holocausto y el maltrato a minorías y específicamente a judíos en muchas partes de Europa.

Unos europeos, judíos, deciden crear un Estado en una parte del mundo que pudo ser Patagonia o el Congo, pero se decidió finalmente, Palestina, sin contar con sus habitantes autóctonos. Empezaron comprando tierras destinadas a nuevos inmigrantes judíos con la condición de expulsar a los aparceros palestinos autóctonos. No buscaban la integración sino la separación.

La historia está documentada. La declaración Balfour, ingleses y movimiento sionista decidiendo colonialmente el destino de un territorio y de sus habitantes. El genocidio de comunistas, gitanos, homosexuales, discapacitados y judíos, ejecutado por europeos contra otros europeos, y no los palestinos o los árabes, es aprovechado por el movimiento sionista tanto emocionalmente, como de mecanismo de legitimidad, facilitando la emigración a Palestina, sin contar por supuesto con los palestinos.

Finalmente, una Asamblea General de las Naciones Unidas, sin la existencia de los actuales Estados, influida por los ganadores de la II Guerra Mundial, recomienda –no establece- la división en dos Estados.

La proclamación unilateral como Estado de Israel fue el 15 de mayo de 1948. Si bien, la expulsión de palestinos comenzó ya en 1947 por el Irgum y otras milicias sionistas, todas ejerciendo actos clasificables como terroristas, incluso contra personal de las Naciones Unidas. Esa limpieza étnica es conocida en el mundo palestino como Al Nakba.

Finalmente, el 11 de mayo de 1949, Israel se convirtió en el 59 miembro de la ONU (ahora hay 193 Estados miembros y dos observadores, el Vaticano y Palestina), sin respetar ninguna de las resoluciones de las Naciones Unidas. De ahí la inquina de Israel contra la UNRWA que protege a los refugiados porque su simple existencia recuerda el crimen original de Israel y el comienzo de su impunidad.

Desde entonces Israel ha ido incumpliendo todas las resoluciones de la ONU que le resultaban incómodas. Entre ellas la resolución 194, la del derecho al retorno, que reclamaba la vuelta a sus hogares y recuperación de sus propiedades de como mínimo 725.000 palestinos refugiados, aprobada el 11 de diciembre de 1948.

La 242 (noviembre de 1967) que exige la retirada del ejército israelí de los territorios ocupados. La 466 del Consejo de Seguridad (22 de marzo de 1979), que declara ilegales la creación de asentamientos por parte de Israel en los territorios palestinos ocupados desde 1967.

La resolución 478 (agosto de 1980), una respuesta de la ONU a la aprobación por parte del Parlamento de Israel de la Ley de Jerusalén, que proclamó que la ciudad "entera y unificada" era la capital de Israel. Esta resolución declaraba que la ley aprobada por el Parlamento israelí era contraria al derecho internacional.

En diciembre de 1992, la resolución 799 del Consejo de Seguridad de la ONU condenó "enérgicamente la deportación de cientos de civiles palestinos efectuada por Israel" y exigió "el retorno inmediato y sin riesgo de todos los deportados a los territorios ocupados".

En marzo de 2002 se dio luz verde a la resolución 1397 del Consejo de Seguridad. Apoyaba "el concepto de una región en que dos Estados, Israel y Palestina, vivan uno junto al otro dentro de fronteras seguras y reconocidas". También exigía "el cese inmediato de todos los actos de violencia, incluyendo todos los actos de terrorismo, provocación, incitación y destrucción".

El Consejo de Seguridad volvió a insistir en noviembre de 2003 con la número 1515, con la que recordaba la validez de todas las resoluciones anteriores en cuanto a la situación de Oriente Medio y, en especial, de las resoluciones 242, 338 y 1397.

Israel sigue haciendo caso omiso. La resolución 2334 fue adoptada por el Consejo de Seguridad el 23 de diciembre de 2016, reafirma "el establecimiento de asentamientos por parte de Israel en el territorio palestino ocupado desde 1967, incluida Jerusalén Oriental, no tiene validez legal" y expresar una "grave preocupación por el hecho de que la continuación de las actividades de asentamiento israelíes están poniendo en peligro la viabilidad de la solución biestatal basada en las fronteras de 1967".

En estas últimas semanas estamos viendo el genocidio del pueblo de Gaza con 38.300 muertos, 14.000 de ellos niños. Si bien la revista The Lancet considera que, si se añaden los muertos indirectos la cifra alcanzaría los 186.000. A ellos se añade que Israel está atacando a todos sus países vecinos: Líbano, Siria e incluso Egipto e Irán. Es decir, lo que se denomina un “Estado canalla” que amenaza la paz mundial.

El mundo ya lo está señalando así. Al menos nueve iniciativas legales han sido impulsadas contra Israel, sus representantes y sus posibles cómplices, por unos 50 países, organizaciones internacionales como la Unión Africana o la Liga de los Estados Árabes, ONG y asociaciones de abogados por la masacre que está llevando a cabo en Palestina.

Estas demandas acusan a Israel, a sus líderes políticos y a posibles colaboradores de violar la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, llevando a cabo o permitiendo actos de carácter genocida , pero también de crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y ocupación ilegal del territorio palestino.

La Corte Penal Internacional, a iniciativa de Sudáfrica, ya ha acusado a Israel y a sus líderes de crímenes contra la humanidad y genocidio y ha solicitado órdenes de detención contra sus gobernantes. Numerosos países se han unido a la demanda contra Israel, entre ellos, seis latinoamericanos, Colombia, Brasil, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba. También se unieron Libia, Egipto, Irán, Jordania, Malasia, Pakistán, Bangladesh, Namibia, Maldivas, Turquía, Bélgica, Irlanda o España. Y, por supuesto, la Liga Árabe. La lista no deja de aumentar.

Por otro lado, cada vez más países decidieron retirar a sus embajadores o suspender relaciones diplomáticas con Israel. Países de la región, como Jordania, Baréin o Turquía enviaron a sus embajadores de vuelta a casa, algo que también decidió hacer Chad y varios gobiernos latinoamericanos, como los de Chile, Honduras o Colombia. Este último ha decidido ahora dar un paso más y suspender relaciones diplomáticas, sumándose así a Bolivia y a Belice.

En el caso de Venezuela, ya rompió relaciones con Israel a raíz del conflicto con Gaza en los años 2008-2009 y reconoció al Estado Palestino.

No olvidemos que el 27 de enero de 2019 el actual primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, con orden de detención del Tribunal Internacional por crímenes de guerra, reconoció a Juan Guaidó, como presidente interino de Venezuela.

Por otro lado, varios países como Canadá, Italia, Japón, Bélgica o España, han anunciado en los últimos meses que dejarían de vender armamento a Israel.

El mundo ya ha condenado a Israel. La comunidad internacional, la de verdad, no las potencias occidentales, ya le ha señalado como “Estado canalla”, un país que viola las resoluciones de la ONU, que incumple la legislación internacional, que comete genocidio con los palestinos y que ataca a todos los países de la región.

Hoy Israel solo se mantiene por el apoyo militar de Estados Unidos, cómplice de sus crímenes (más del 95% de las importaciones israelíes de armas procede de Estados Unidos y Alemania) y de sus privilegiados acuerdos comerciales con la Unión Europea.

La historia recordará a todos como criminales que son.
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