El legendario arzobispo, símbolo de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica y premio Nobel de la Paz, escribió la siguiente carta pública condenando los esfuerzos legislativos en Estados Unidos orientados a castigar el apoyo a quienes luchan por justicia en Palestina. En la carta afirma que ha sido testigo de la sistemática violencia y humillación de miembros de las fuerzas de seguridad israelíes sobre hombres, mujeres y niños palestinos.
Escribo hoy para expresar mi grave preocupación por la ola de medidas legislativas en los Estados Unidos orientadas a castigar e intimidar a aquéllos que hablan desde su conciencia y desafían la violaciones de derechos humanos soportadas por el pueblo palestino. En las legislaturas de Maryland, Nueva York, Illinois, Florida e incluso en el Congreso de los Estados Unidos, han sido presentadas propuestas que prohíben financiar asociaciones o apuntan a calumniar a aquéllos que han tomado posición contra la ocupación israelí de Palestina.
Estos esfuerzos legislativos son una respuesta a la creciente iniciativa internacional del movimiento por el boicot, desinversión y sanciones (BDS), del que soy partidario. El movimiento de BDS emana de una llamado por la justicia realizado por el propio pueblo palestino. Es un movimiento no-violento, liderado por los palestinos, que busca forzar al gobierno israelí a cumplir con las leyes internacionales en lo que respecta al trato recibido por el pueblo palestino.
He sido partidario de este movimiento, porque ejerce presión sobre el estado de Israel, sin violencia, para crear una paz duradera para los ciudadanos de Israel y Palestina, paz que la mayoría de los ciudadanos anhela. He sido testigo de la sistemática violencia y humillación de miembros de las fuerzas de seguridad israelíes sobre hombres, mujeres y niños palestinos. Su humillación y dolor es demasiado familiar para nosotros, los sudafricanos.
En Sudáfrica, no habríamos alcanzado nuestra democracia sin la ayuda de personas alrededor del mundo quienes, a través del uso de medios no-violentos, tales como el boicot y la desinversión, alentaron a sus gobiernos y otros actores corporativos a revertir décadas de apoyo al régimen de apartheid. Mi conciencia me compele a tomar posición junto a los palestinos mientras usan las mismas tácticas no-violentas parapromover sus esfuerzos de detener la opresión asociada a la ocupación israelí.
Las legislaciones propuestas en los Estados Unidos habrían hecho extremadamente difícil la participación en un movimiento como el que termino con el apartheid en Sudafrica.
Estoy también profundamente preocupado por la retórica asociada a la promulgación de estas leyes, la que entiendo, en el caso de Maryland, incluyó testimonios comparando el boicot a las acciones de los nazis en Alemania. El holocausto nazi que resultó en la exterminación de millones de judíos es un crimen de monstruosas proporciones. Insinuar que ello es comparable en algún sentido a una iniciativa no-violenta sólo deprecia la horrible naturaleza de esa trágica y genocida era de nuestra historia.
Ya sea en Sudáfrica, el Sur de Estados Unidos o India, los boicots han resultado en un cambio transformador que no sólo trajo libertad y justicia a las víctimas sino también paz y reconciliación a los opresores. Me opongo de forma vehemente a cualquier legislación que pretenda castigar o impedir a las personas perseguir esta aspiración transformadora. Me mantengo siempre esperanzado que, tal como los esfuerzos no-violentos que le han precedido, el movimiento de BDS se convertirá en el catalizador de una paz honesta y la reconciliación para todos nuestros hermanos y hermanos, tanto palestinos como israelíes, en Tierra Santa.
Arzobispo Emérito Desmond Tutu
Desmond Tutu es el ex arzobispo de Ciudad del Cabo y presidente de la comisión de verdad y reconciliación de Sudáfrica. Es uno de los líderes pacifistas que luchó en contra del régimen sudafricano de segregación racista del apartheid, junto a Steve Biko y el fallecido Nelson Mandela.
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