Testimonio de la campesinada palestina en
Asturias
14 de Febrero del 2020 - Javier Arjona (Siero)
Palestina, Tierra de Olivos.
Nos ha convocado el CSCA asturiano para escuchar el testimonio de Nassir,
que representa a La Unión de Comités de Trabajo Agrícola, una organización
independiente, sin ánimo de lucro, de la sociedad civil palestina.
Casi todo se sabe, pero no se dice habitual y masivamente en los medios,
que extrañamente no han aceptado la invitación de la primera central sindical
de nuestra tierra para reportar lo que dice un representante de cientos de
miles de campesinas y campesinos que tratan de hacer lo que otros agricultores
en el mundo o en Asturias (alimentar a su gente), pero esta vez en medio de un
robo histórico de tierras, una militarización galopante de sus territorios
ocupados ilegalmente, una desposesión “manu militari” del agua elemental, y
otras perrerías que el sionismo deshumanizante les procura para precisamente
impedir que produzcan comida sana.
La organización que representa Nassir, fundada en 1986 a partir de una
iniciativa de un numero de ingenieros/as agrónomos/as, campesinos/as y
voluntarios/as con el objetivo de fortalecer la permanencia “summud” de los
campesinos en sus territorios y el fortalecimento de la soberanía alimentaria
como una forma de resistencia. La organización trabaja en pro del
fortalecimiento de los procesos que realizan los/las campesinos/as, a través
del desarrollo de intervenciones agrícolas sostenibles como una forma de
proteger la tierra y proporcionar asistencia legal en casos de confiscaciones
de tierras. Además, la organización aspira a contribuir en el desarrollo del
sector agrícola palestino a través del mejoramiento de las políticas que apoyan
al campesinado palestino.
Nassir ha dado datos sencillos pero muy concretos de lo que supone para el
campesinado y para los pescadores la “bantustización” de su territorio al modo
y manera que lo fue en Sudáfrica, solo que, según la propia definición del
obispo sudafricano Desmond Tutu, “en Palestina es peor todavía”.
También ha contado de la Franja de Gaza, donde dos millones de palestinos
viven bajo un bloqueo terrestre, marítimo y aéreo desde 2007, y que depende en
gran medida de la agricultura y la pesca de subsistencia para mantener a sus
habitantes. La importación de alimentos está sujeta a severas restricciones y solo
puede entrar en el territorio una lista establecida por el ocupante de
productos alimenticios, en pequeñas cantidades envasados o congelados. Los
campesinos y pescadores locales son, por lo tanto, los garantes de la vida en
la Franja de Gaza. Sin embargo, son objeto de ataques permanentes que se
intensificaron a finales de 2019 y en enero de 2020.
La Unión de Comités de Trabajo Agrícola, como organización campesina
palestina y miembro de La Vía Campesina I (que agrupa a 200 millones de
agricultores de todo el mundo), documenta las agresiones israelíes contra los
campesinos y publica periódicamente informes sobre las violaciones de los
derechos de los campesinos. La organización ha documentado varios casos de
asesinatos, destrucción de tierras y cultivos en los últimos dos meses.
En enero de 2020 se registraron dos casos de explosiones de minas en
tierras agrícolas, en Karam Abu Salem, que provocaron la muerte del agricultor
palestino Mahdi Aid el 18 de enero mientras trabajaba en su campo, y la grave
lesión de otro agricultor ese mismo día.
Los días 15 y 16 de enero de 2020, aviones israelíes rociaron con
materiales tóxicos los campos agrícolas de Gaza, provocando el envenenamiento
de la tierra y la destrucción de los cultivos en Shujaia, Bareij, Wadi Salqa,
Qarara, Absan, Khuzaa y Khan Younes.
Esta semana la gente campesina se manifestó ante la sede de Naciones Unidas
para el proceso de paz en el Oriente Medio, para protestar contra los ataques
israelíes contra los campesinos y los campos agrícolas de Gaza que han causado
la pérdida humana mencionada y grandes destrucciones de cosechas.
En términos prácticos de la solidaridad recabada, es obvio que la
herramienta solidaria más efectiva contra el apartheid y la limpieza étnica
israelí, ahora mismo, es el BDS, boicot, sanciones y desinversiones.
Pero para el caso concreto del mundo campesino y pescador, para acompañar
las demandas elementales de “quedarse en la tierra” sin que los echen
forzadamente, o para producir alimentos saludables, incrementar sus bancos de
semillas, exigir que no les esquilmen las tierras y roben y contaminen el agua,
contribuir a aminorar el desastre climático, lo más eficiente sería apoyar
organizaciones que hacen esas tareas, sin intermediarios. O sea, a la unión de
comités campesinos de Palestina que hoy, viernes, representa en Asturias Nassir
Farrajés.
Gracias, Nassir.
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