CARTA a la Presidenta de la UE reclamando que la UE prohíba el comercio con los asentamientos israelíes
Presidenta de la Comisión Europea
Comisión Europea
Rue de la Loi / Wetstraat 200
1049 Bruselas, Bélgica
CARTA a la Presidenta de la UE reclamando que la UE prohíba el comercio con los asentamientos israelíes
La UE y España asociadas a los crímenes de guerra
Santiago González Vallejo, Comité de Solidaridad con la Causa Árabe
publico.es, 27 de enero de 2025
Desde hace muchos años, hemos acusado a la Unión Europea de ser cómplice de la ocupación y colonización de los Territorios Ocupados por Israel (la Palestina anterior a 1967, los Altos del Golán sirios y las Granjas de Shebaa, en el Líbano), así como el bloqueo de la palestina Gaza. Así lo confirma su inacción global y su apoyo de facto a Israel en lo que respecta a comercio de armas, acuerdos de seguridad, mantenimiento de relaciones comerciales –también con los asentamientos en Territorio Ocupado, en ambos sentidos-, asociación en programas de todo tipo o concesión de ayudas. Todo ello nos obliga a considerar que la UE no sólo es cómplice, sino que es parte en los crímenes de guerra y de lesa humanidad que lleva a cabo Israel.
La Unión Europea (lo mismo que la OTAN), mediante esos acuerdos, viene considerando a Israel como socio, aliado, etc., a pesar de ser un estado ocupante, con leyes supremacistas, discriminatorias de los palestinos y que desprecia el Derecho internacional, incluido el derecho al retorno de los palestinos. Todo esto es origen y causa de la injusticia que sufre el pueblo palestino. La Unión Europea y otros países occidentales, al ponerse del lado de Israel, son partícipes de los crímenes de represión y violencia continua que ejerce Israel para mantener esa dominación territorial.
Se alega a veces como excusa de ese abandono de los supuestos valores que informan la Unión Europea (como el respeto al Derecho internacional, la democracia o la prosperidad compartida) un planteamiento ideológico, en el que viven secuestrados muchos europeos, de aceptación de una narrativa que establece que los israelíes son aquellos judíos a los que masacraron y discriminaron en el siglo pasado. Pero esos europeos que discriminaron y masacraron a ciudadanos de sus países, judíos, ¡no somos nosotros, los europeos actuales!, fueron, genéricamente, nuestros ancestros. Esto nos lleva a preguntas tales como: ¿tienen los europeos actuales que aceptar pagar por crímenes que no han cometido ellos? O: ¿son los israelíes actuales víctimas de esas atrocidades?
Los israelíes no pueden aducir que sean las mismas personas que esos judíos que sufrieron el Holocausto junto a otros colectivos. Tampoco se puede justificar las actuaciones de estos israelíes frente a los palestinos, con su ocupación, colonización y leyes supremacistas basándose en el sufrimiento e intento de aniquilación de judíos por parte de las ideologías supremacistas nazi y fascista (ahora recreadas por parte de muchos partidos europeos e israelíes).
Es curioso, además, porque todos sabemos que los líderes judíos sionistas padres de Israel no padecieran en sus carnes los crímenes ejecutados por el nazismo de la época. David Yosef Grün (Ben Gurion), nacido polaco, Vladímir Yevgénievich Jabotinsky, nacido en Rusia, Jaim Azriel Weizmann, nacido en Bielorrusia-Rusia, o Golda Mabovitch (Golda Meir), nacida en el Imperio Ruso, en la actual Ucrania, no sufrieron persecución en la Europa nazifascista.
Pero para su proyecto sionista, la creación del Estado [‘judío’] de Israel, nacido con la pretensión de que no hubiera árabes, supieron utilizar tanto frente a judíos como no judíos, el argumento de que el proyecto de Israel -anterior al Holocausto- era consecuencia de haber sido víctimas de la barbarie, y capitalizar el exterminio nazi contra los judíos para legitimar su ideología sionista colonial, a costa de una población autóctona árabe que no formó parte de esa maquinaria criminal europea. Si hemos puesto entre comillas la palabra ‘judío’ entre Estado e Israel es por caracterizar la ideología colonial y supremacista sionista, que pervive en la mayoría de la población israelí, en sus leyes y en su Parlamento.
Confluyen varios factores, de forma torticera, para que, en la Unión Europea, en el Reino Unido, en los Estados Unidos, etc se asuman y se hagan propios esos rescoldos coloniales, de destino manifiesto o pueblo elegido que sobreviven, y que son remedos teocráticos alejados de esos valores humanistas que predican poseer. Pero hoy vemos las grietas de falacias cuando, por ejemplo, contemplamos el desigual tratamiento que han dado la Unión Europea y los países occidentales a la invasión rusa de Ucrania comparado con su toma de partido por Israel, algo que no hace sino dejar en evidencia los rotos de su discurso amoral. Y esto también afecta al gobierno de España, quizá de forma menos aparatosa que a otros, pues no dejan de verse sus incoherencias, señaladas por su aproximación a su aliado estadounidense: ¿dónde están las sanciones a Israel?
No todos los judíos, ni todos los israelíes judíos, aceptan la manipulación que realizan los líderes israelíes y los sionistas de cualquier nacionalidad, consistente en que ser judío debe suponer defender a este Israel. Einstein, de origen alemán, rechazó ser presidente de Israel y siguió siendo ciudadano de los Estados Unidos que le habían acogido. Hay múltiples asociaciones de judíos, incluyendo también a israelíes, que rechazan este Israel e, incluso, la lógica de la existencia de Israel frente a una Palestina en la que todos y todas tuvieran los mismos derechos y obligaciones. Este ha sido tradicionalmente el planteamiento histórico de la OLP, que ha sido rechazado por el sionismo.
En la actualidad, asistimos a una disociación profunda entre la palabra y los hechos. Ante el hecho de una ocupación prolongada y de la colonización israelí en los Territorios Ocupados, ante la posible acusación de genocidio, las Cortes Internacionales de Justicia y la Penal han reclamado que Estados y agentes cualesquiera se esfuercen en no facilitar la colonización y corten cualquier iniciativa económica o de otro tipo que la promueva. Y que Netanyahu pueda ser juzgado como presunto criminal de guerra y de lesa humanidad en la sede de la Corte Penal Internacional.
Ante la ocupación y colonización israelí, lo cierto es que las actuales autoridades europeas consideran que todo lo están haciendo bien, proponen que continúe el comercio con los asentamientos, se mantengan los programas y demás protocolos con el socio israelí y que se ‘vigile’ que haya diferenciaciones semánticas entre este Israel y el Israel ficticio anterior a 1967. Respecto al comercio de armas, declara que es cosa de los Estados miembros, aunque ayuda militarmente a Ucrania, y eso si se considera política europea. Por otro lado, tanto Polonia, que ostenta actualmente la presidencia semestral europea, como Hungría, que la desempeñó anteriormente, han declarado que desoirán a la justicia internacional si afecta a Israel, y han invitado a Netanyahu a sus respectivos países.
Es decir, que la Unión Europea configura la política y es corresponsable de este Israel, frente a las demandas de una parte cada vez mayor de la ciudadanía europea.
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