El Estelle, desde Nápoles Rumbo a Gaza.
En los medios de comunicación, y como si se tratase de un espacio publicitario parte de una incesante operación propagandística, se repite que hay un proceso de paz entre israelíes y palestinos que resolvería el conflicto‚ otra fórmula abstracta que participa del vocabulario políticamente correcto.
Y esas palabras son el disfraz de una realidad trágica. No hay proceso. El conflicto se llama ocupación. Y no puede existir democracia, ni respeto a los derechos humanos por parte israelí, si hay ocupación. Esto es lo que hay, y esto es lo que se elude en los medios de comunicación y entre los rectores políticos.
La ocupación israelí de tierra palestina avanza, se profundiza, día a día, suavemente, para que no trascienda groseramente y evitar, así, que figure en la agenda política. Pero la ocupación es el elemento estratégico sobre el que descansa la política de todos los Gobiernos de Israel, cualquiera que haya sido su color: las leyes israelíes que dibujan un apartheid supremacista; el Muro que se come Cisjordania; el rechazo a que los refugiados palestinos vuelvan a sus hogares; las expropiaciones y expulsiones de palestinos en Jerusalén o de ciudadanos israelíes de origen árabe de sus tierras; el agua esquilmada y con precios diferentes según sea quien la consume; la ayuda internacional colonizada; las área palestinas que son un archipiélago de bantustanes en Cisjordania; el bloqueo de Gaza...Las detenciones administrativas, las deportaciones, la imposibilidad de vida y trabajo decentes con las continuas trabas físicas y políticas que se imponen a los palestinos y a los palestinos árabes israelíes, también marginados aunque tengan la ciudadanía israelí.
Los cónsules europeos realizan anualmente un informe sobre el avance de la colonización israelí. Las diferentes Agencias de las Naciones Unidas proporcionan periódicamente datos del avance del crimen, de la conculcación de las Convenciones de Ginebra y la panoplia de acuerdos y del Derecho internacional. Inútilmente, porque los García Margallo o Moratinos de turno siempre hablan y hablan. Pero sólo se quedan en palabras que no llegan a modificar con hechos la vida cotidiana en los campos de refugiados o en las ciudades, la de los presos o la campesina apartada de sus tierras.
Llevamos más de sesenta años siendo espectadores pasivos de una realidad cruel y aceptando la narración de los hechos que nos cuentan nuestros gobernantes: proceso de paz, conflicto, terrorismo, no se sabe qué, para definir Sabra y Chatila, los 2.000 asesinados en Gaza, la destrucción hasta el polvo de parte de Yenin, la prisión física de Qalquilia, las colonias, el desarraigo de olivos.
Los gobernantes europeos y estadounidense han logrado secuestrar a Rusia y la ONU en un organismo vigilante del proceso‚ el Cuarteto, que sigue en su línea equidistante y cómplice con la ocupación. Lo que es peor, los dos primeros se prestan a ampliar los acuerdos comerciales, de investigación, etc., con una potencia ocupante y, con armas de destrucción masiva, delincuente – Israel--, como si no pasase nada. Pobre Vanunu, su sacrificio, sus años de secuestro y cárcel, despreciados. ¡La doble vara de medir crece desmedidamente!
Por ello, hay organizaciones de la sociedad civil que intervienen. Que se prestan a desvelar que los reyes de la equidistancia y complicidad están desnudos. La defensa del Derecho internacional es su bandera, como lo fue de Rachel Corrie, activista estadounidense asesinada por el Ejército israelí cuando se interponía entre viviendas palestinas de Gaza y el ejército ocupante para evitar su destrucción.
El barco Estelle continúa las Flotillas de la Libertad. Con pabellón europeo, de la UE, con una tripulación de activistas de muchos países, pretende llegar a Gaza, burlando un bloqueo ilegal, el habitual castigo colectivo israelí.
Gaza sufre un bloqueo por tierra, mar y aire del ocupante israelí, ahora fragmentado por el cambio de la postura egipcia al abrir el paso terrestre de Rafah. Los israelíes controlan la cantidad y composición de lo que pueden importar o exportar. No hay libre paso de personas y no hay posibilidad de que los palestinos de un lado u otro puedan visitar a sus familiares o amigos, ya sean de la vecina Cisjordania, incluyendo Jerusalén, o de otros lugares fuera de los Territorios Ocupados. El aeropuerto, destruido, fue financiado por la cooperación española en tiempos de Aznar. Después de su destrucción, ni éste ni los gobiernos que le han sucedido han reclamado a la potencia ocupante por los daños y perjuicios ocasionados. Prueba de su servilismo y disposición a pagar la factura de la violenta colonización israelí.
Repetimos, es por la ocupación israelí, por la falta de coherencia de los gobiernos entre los valores que deben defender y su práctica cómplice con la potencia ocupante, por acción -- con acuerdos comerciales y de todo tipo- u omisión, por no poner fin a la ocupación y al sufrimiento de la población palestina en su totalidad, incluyendo a los refugiados, por lo que surgen y surgirán las campañas como Rumbo a Gaza, o la que se está extendiendo desde la propia sociedad civil palestina de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS). Ya hay organizada sobre esta última una Conferencia en Barcelona (19-21 de octubre) y un Foro Social Mundial en Porto Alegre (Brasil), desde el 28 de noviembre al 1 de diciembre, que amplíe e identifique acciones concretas, además de popularizar la misma, y tienen ambas el mismo propósito de luchar contra el régimen israelí de apartheid.
Los gobiernos europeos, como el español, tienen la responsabilidad de actuar sin eludir sus obligaciones de luchar a favor de la paz con justicia, propiciar un Estado palestino y rechazar con hechos la política israelí de ocupación y crimen continuado, aplicando las sanciones previstas en los acuerdos bilaterales y europeos. La sociedad civil patrocinará otro Estelle, y habrá nuevas iniciativas si nuestros gobernantes quieren eludir su responsabilidad y evitar utilizar su poder en contra de la ocupación. El éxito de la Flotilla de la libertad será un éxito de todos los y las que creemos en una paz justa, sin ocupación, para Palestina.
Manuel Espinar y Santiago González Vallejo son portavoces de la Campaña Rumbo a Gaza (www.rumboagaza.org)
Revista Sin Permiso, 30-9-12
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