Adalah: El Centro Legal para los Derechos de las Minorías Árabes en
Israel.
Publicado en Ha’aretz, 1 de junio 2012.
Sobre la discriminación hacia los "palestinos del 48" (la minoría palestina dentro de Israel)
Las palabras no son suficientes
Si el objetivo final de la documentación y
exposición de las
violaciones a los derechos humanos es proteger a las personas que
sufran de ese tipo de abusos, Estados Unidos (EEUU) y la Unión Europea
(UE) deberían iniciar una estrategia proactiva para cambiar las
políticas de Israel.
En las últimas dos semanas, los EEUU y la UE han publicado el primero
un informe anual sobre derechos humanos en Israel y el segundo un
informe de progreso también en este país. Ambos informes critican la
situación de los derechos humanos de las minorías. Así, el Departamento
de Estado de EEUU señaló la "discriminación institucional y
social"
hacia la ciudadanía árabe de Israel como uno de los tres temas más
importantes en materia de derechos humanos para el 2011 y la UE destacó
que "los avances sobre la situación de la minoría árabe han sido
limitados".
Si bien el reconocimiento de la discriminación contra la ciudadanía
palestina de Israel es bienvenido, estas palabras por sí solas no son
una respuesta adecuada a la urgencia provocada por el rápido deterioro
de sus derechos humanos. Mientras estos poderosos amigos de Israel
están reconociendo los "correctos" errores, y diciendo “lo
políticamente correcto” acerca de la degradación del marco legal de
Israel, las palabras y la visibilización de ciertas realidades son
insuficientes, en el mejor de los casos.
Puede ser una sorpresa para muchos/as descubrir que el “Informe Anual
sobre Prácticas de Derechos Humanos” en Israel, del Departamento de
Estado de EEUU, lleve señalando tras casi una década la
"discriminación
institucional, legal y social" que sufren los ciudadanos árabes de
Israel. Es más, en los últimos dos años, la discriminación contra la
ciudadanía palestina ha alcanzado un lugar central, calificándolo el
Departamento de Estado como un "problema esencial de los derechos
humanos" en 2010, y como una de las tres cuestiones más importantes
sobre la situación de los derechos humanos en 2011.
También es noticia que en febrero de 2011 la UE instó a Israel por
primera vez a "incrementar los esfuerzos para hacer frente a la
situación económica y social de la minoría árabe, mejorar su
integración en la sociedad israelí y proteger sus derechos". O que en
diciembre de 2011, según indicó el diario Haaretz, un informe interno
de la UE llegó a la conclusión de que la minoría árabe en Israel era un
"tema central, y no de segundo nivel, en el conflicto palestino-
israelí." O que a mediados de mayo de 2012, como parte del informe de
situación de Israel sobre la Política Europea de Vecindad, la UE
expresó especial preocupación por la tendencia en curso de "
presentar
ante la Knesset (parlamento) un número sin precedentes de proyectos de
ley potencialmente discriminatorios o incluso anti-democráticos",
afirmando que los mismos "tienden a antagonizar las relaciones con la
minoría árabe."
Tanto la UE como los EEUU tomaron nota de la persistencia de las
profundas disparidades socioeconómicas entre la ciudadanía árabe y su
homóloga judía, los americanos, además, reconocen que esa disparidad es
a menudo resultado de la discriminación indirecta, como puede ser el
acceso a beneficios sociales y económicos a condición de haber
realizado el servicio militar, para el cual la ciudadanía árabe está
exenta.
Ambos informes reflejan también una profunda preocupación ante la
situación de los derechos humanos de la población beduina árabe en el
Negev. La UE destacó el Plan Prawer aprobado por el Gobierno, cuyo
objetivo es desplazar a la fuerza a decenas de miles de beduinos y
beduinas árabes de sus tierras ancestrales, señalando que el Plan fue
"criticado por su limitada consulta a representantes de pueblos
beduinos no reconocidos formalmente - que serían los/as más vulnerables
en caso de reubicación”.
El análisis del Departamento de Estado de EEUU sobre los desafíos que
enfrenta la comunidad árabe beduina se ha mantenido prácticamente sin
cambios durante los últimos 10 años, concluyendo año tras año que la
población beduina árabe es la "más desfavorecida" del país. Este
año,
el Departamento de Estado señaló una victoria legal de Adalah de junio
2011 en la que el Tribunal Supremo dictaminó que "el Tribunal de las
Aguas deberá facilitar acceso básico al agua a aquellas personas que
viven en aldeas no reconocidas". Sin embargo, cabe destacar que el
Tribunal de las Aguas (un tribunal israelí que actúa como árbitro en
los conflictos de acceso al agua en el Negev) se ha negado
posteriormente a aplicar la decisión.
De esta forma, si continúan las tendencias actuales y los EEUU y la
UE siguen confiando simplemente en las palabras, en un año podremos
observar una legislación más discriminatoria y racista, la invalidez de
victorias legales que respaldan los derechos de la ciudadanía palestina
sin que éstas se hayan aplicado y el deterioro de las condiciones
socioeconómicas de la población palestina de Israel.
El racismo se está normalizando entre el público israelí y
legitimando en la política israelí. El enfoque favorito de la comunidad
internacional "palabras sí, acciones no" puede en realidad
facilitar, e
incluso contribuir, a esta preocupante realidad. Si el objetivo final
de la exposición de violaciones de derechos humanos es proteger a las
personas de este tipo de abusos, EEUU y la UE deben pronunciarse
públicamente al más alto nivel e iniciar una estrategia proactiva para
cambiar las políticas de Israel.
Por sí sola, la retórica sobre los derechos humanos y la igualdad es,
cuanto menos, complaciente con la discriminación, la opresión y la
desigualdad y, sin duda, combustible para la continuidad de injustas
políticas: Si el Gobierno israelí sabe que el mundo se contenta con
señalar simplemente su preocupación por la violación de los derechos
humanos, continuará aplicando activamente peligrosas políticas y
prácticas contra la minoría palestina (por no hablar de la población
palestina que vive bajo ocupación). La verdadera democracia y el
respeto de los derechos humanos no pueden sobrevivir sólo con
palabras.
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