martes, 5 de junio de 2012

Las palabras no son suficientes

Rina Rosenberg,
 Adalah: El Centro Legal para los Derechos de las Minorías Árabes en 
 Israel.
Publicado en 
Ha’aretz, 1 de junio 2012.


Sobre la discriminación hacia los "palestinos del 48" (la minoría palestina dentro de Israel)
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En la imagen cooperativa de mujeres en Galilea dedicada al comercio justo y que trata de mejorar los parámetros socioeconómicos de esta población: El 20% de la población israelí es árabe, aproximadamente 1.300.000 personas que viven en Israel tienen nacionalidad israelí pero su lengua es el árabe y su religión no judía. El 70% de esta población es pobre, uno de cada tres niños vive por debajo de la línea de pobreza y el paro asciende al 25%. Sólo el 17% de las mujeres árabes trabaja, frente al 52% de las israelíes.
Las palabras no son suficientes



Si el objetivo final de la documentación y exposición de las 
 violaciones a los derechos humanos es proteger a las personas que 
 sufran de ese tipo de abusos, Estados Unidos (EEUU) y la Unión Europea 
 (UE) deberían iniciar una estrategia proactiva para cambiar las 
 políticas de Israel.
 En las últimas dos semanas, los EEUU y la UE han publicado el primero 
 un informe anual sobre derechos humanos en Israel y el segundo un 
 informe de progreso también en este país. Ambos informes critican la 
 situación de los derechos humanos de las minorías. Así, el Departamento 
 de Estado de EEUU señaló la "discriminación institucional y social" 
 hacia la ciudadanía árabe de Israel como uno de los tres temas más 
 importantes en materia de derechos humanos para el 2011 y la UE destacó 
 que "los avances sobre la situación de la minoría árabe han sido 
 limitados".
 Si bien el reconocimiento de la discriminación contra la ciudadanía 
 palestina de Israel es bienvenido, estas palabras por sí solas no son 
 una respuesta adecuada a la urgencia provocada por el rápido deterioro 
 de sus derechos humanos. Mientras estos poderosos amigos de Israel 
 están reconociendo los "correctos" errores, y diciendo “lo 
 políticamente correcto” acerca de la degradación del marco legal de 
 Israel, las palabras y la visibilización de ciertas realidades son 
 insuficientes, en el mejor de los casos.
 Puede ser una sorpresa para muchos/as descubrir que el “Informe Anual 
 sobre Prácticas de Derechos Humanos” en Israel, del Departamento de 
 Estado de EEUU, lleve señalando tras casi una década la "discriminación 
 institucional, legal y social" que sufren los ciudadanos árabes de 
 Israel. Es más, en los últimos dos años, la discriminación contra la 
 ciudadanía palestina ha alcanzado un lugar central, calificándolo el 
 Departamento de Estado como un "problema esencial de los derechos 
 humanos" en 2010, y como una de las tres cuestiones más importantes 
 sobre la situación de los derechos humanos en 2011.
 También es noticia que en febrero de 2011 la UE instó a Israel por 
 primera vez a "incrementar los esfuerzos para hacer frente a la 
 situación económica y social de la minoría árabe, mejorar su 
 integración en la sociedad israelí y proteger sus derechos". O que en 
 diciembre de 2011, según indicó el diario Haaretz, un informe interno 
 de la UE llegó a la conclusión de que la minoría árabe en Israel era un
 "tema central, y no de segundo nivel, en el conflicto palestino-
 israelí." O que a mediados de mayo de 2012, como parte del informe de 
 situación de Israel sobre la Política Europea de Vecindad, la UE 
 expresó especial preocupación por la tendencia en curso de " presentar 
 ante la Knesset (parlamento) un número sin precedentes de proyectos de 
 ley potencialmente discriminatorios o incluso anti-democráticos", 
 afirmando que los mismos "tienden a antagonizar las relaciones con la 
 minoría árabe."
 Tanto la UE como los EEUU tomaron nota de la persistencia de las 
 profundas disparidades socioeconómicas entre la ciudadanía árabe y su 
 homóloga judía, los americanos, además, reconocen que esa disparidad es 
 a menudo resultado de la discriminación indirecta, como puede ser el 
 acceso a beneficios sociales y económicos a condición de haber 
 realizado el servicio militar, para el cual la ciudadanía árabe está 
 exenta.
 Ambos informes reflejan también una profunda preocupación ante la 
 situación de los derechos humanos de la población beduina árabe en el 
 Negev. La UE destacó el Plan Prawer aprobado por el Gobierno, cuyo 
 objetivo es desplazar a la fuerza a decenas de miles de beduinos y 
 beduinas árabes de sus tierras ancestrales, señalando que el Plan fue 
 "criticado por su limitada consulta a representantes de pueblos 
 beduinos no reconocidos formalmente - que serían los/as más vulnerables 
 en caso de reubicación”.
 El análisis del Departamento de Estado de EEUU sobre los desafíos que 
 enfrenta la comunidad árabe beduina se ha mantenido prácticamente sin 
 cambios durante los últimos 10 años, concluyendo año tras año que la 
 población beduina árabe es la "más desfavorecida" del país. Este año, 
 el Departamento de Estado señaló una victoria legal de Adalah de junio 
 2011 en la que el Tribunal Supremo dictaminó que "el Tribunal de las 
 Aguas deberá facilitar acceso básico al agua a aquellas personas que 
 viven en aldeas no reconocidas". Sin embargo, cabe destacar que el 
 Tribunal de las Aguas (un tribunal israelí que actúa como árbitro en 
 los conflictos de acceso al agua en el Negev) se ha negado 
 posteriormente a aplicar la decisión.
 De esta forma, si continúan las tendencias actuales y los EEUU y la 
 UE siguen confiando simplemente en las palabras, en un año podremos 
 observar una legislación más discriminatoria y racista, la invalidez de 
 victorias legales que respaldan los derechos de la ciudadanía palestina 
 sin que éstas se hayan aplicado y el deterioro de las condiciones 
 socioeconómicas de la población palestina de Israel.
 El racismo se está normalizando entre el público israelí y 
 legitimando en la política israelí. El enfoque favorito de la comunidad 
 internacional "palabras sí, acciones no" puede en realidad facilitar, e 
 incluso contribuir, a esta preocupante realidad. Si el objetivo final 
 de la exposición de violaciones de derechos humanos es proteger a las 
 personas de este tipo de abusos, EEUU y la UE deben pronunciarse 
 públicamente al más alto nivel e iniciar una estrategia proactiva para 
 cambiar las políticas de Israel.
 Por sí sola, la retórica sobre los derechos humanos y la igualdad es, 
 cuanto menos, complaciente con la discriminación, la opresión y la 
 desigualdad y, sin duda, combustible para la continuidad de injustas 
 políticas: Si el Gobierno israelí sabe que el mundo se contenta con 
 señalar simplemente su preocupación por la violación de los derechos 
 humanos, continuará aplicando activamente peligrosas políticas y 
 prácticas contra la minoría palestina (por no hablar de la población 
 palestina que vive bajo ocupación). La verdadera democracia y el 
 respeto de los derechos humanos no pueden sobrevivir sólo con 
 palabras.



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