"Desde Marruecos a Bahréin la reivindicación es la
misma: un cambio pacífico y radical que instaure una democracia que
ampare los derechos sociales y económicos de la mayoría"
Hace
meses que amplios sectores de la sociedad siria se unieron a la
esperanzadora ola cívica que recorre el Magreb y el Machreq bajo la
denominación de “primavera árabe”. Sin embargo, la primavera siria se ha
tornado en un terrible baño de sangre. Millares de manifestantes
pacíficos han sido asesinados por las fuerzas de seguridad del régimen
de Bachar Al-Asad, que no ha dudado en recurrir al bombardeo de ciudades
y pueblos. Un número aún más elevado de personas han sido detenidas y
sistemáticamente torturadas. Los derechos humanos básicos, desde el
derecho a la vida al de expresión, están siendo masivamente violados por
las autoridades sirias en un país cerrado a la información
independiente.
Santiago Alba Rico, Carlos Varea, Piedad Córdoba Ruiz (Colombia), José Luis Sampedro, Sami Naïr, Javier de Lucas, José Camilo López Valls (Cuba), Carlos Taibo, Gilberto López y Rivas (México), Javier Sádaba, Gaspar Llamazares, Atilio Borón (Argentina), Teresa Aranguren, Jaime Pastor, diputada Liliana Olivero (Argentina), Francisco Fernández Buey, Jorge Reichmann, Angélica Lagunas (Argentina), Roberto Montoya, Lobna Dahech (Túnez), Carlos Fernández Liria, Juan Carlos Monedero, Olga Rodríguez, John Brown (Bélgica), Manuel García Fonseca, Juan Luis Ruiz Giménez, Enrique Santiago, Olga Lucas, Yayo Herrero López, Miguel Lamas (Bolivia), Carlos Alberto Ruiz Socha (Colombia), Carlos Sanchís, Luis González Reyes, Itziar Ruiz Giménez, Joaquín Sempere Carreras, Igor Sádaba, Isabel Alba, Javier Barreda, Patricia Rivas, Luis Alegre Zahonero, Inmaculada Jiménez Morell, Francisco Puche, Alberto Montero, Antonio Crespo, Esther Vivas, Ignacio Gutiérrez de Terán, Alejandro Del Águila Mejía (Guatemala), Ángeles Ramírez, Raúl Maíllo García, Javier Couso Permuy, Salvador López Arnal, Antoni Domènech, Alerce Fernández Sánchez, Ana Ruth Vidal Luengo, Miguel Urbán, Houmad el-Kadiri el-Mahdi, María Jesús Fuentes Rebollo, Gladys Martínez López, Sara Sánchez Moreno, Dolores Nauffal Manzur, Dionisio Vacas Cosmo, Paloma Valverde, Agustín Velloso Santisteban, Susana Merino (Argentina), Ester Sanz Murillo, Juan Antonio Baeza Labat, Julio Rodríguez Bueno, Carlos Varias García, Ernest Garcia, Ricardo García Zaldívar, Carlos Ballesteros García, Francisco Altermir, Hector Grad, Cristina Ruiz-Cortina Sierra, Anne Martin, Fina Alemany Costa, Francisco Ruiz De Pablos, Decio Machado Flores, María Rosa de Madariaga Álvarez-Prida, José Luis Lalueza Sazatornil, Joaquina Ramilo Rouco, Nadia Hindi Mediavilla, Santiago González Vallejo, Jaume Saura Estapà, Antonio Martínez Castro, Cristina García Cecilia, Jesús Zanón Bayón, José Luis Carretero Miramar, Aurora Lago, Lucía Molina Martínez, Maria Josefa Sabriá Pau, Ana Ruth Vidal Luengo, Husein Khzam, Gorka Larrabeiti (Italia), José Díaz Sánchez de la Blanca, Toño Hernández, Sinfo Fernández, Luis Martín-Cabrera (EEUU), Cristina Mas, Josep Lluís del Alcázar, Miquel Blanch, Marga Olalla, Luis Carlos Gómez-Pintado, Muhittin Karkin (Turquía), Franck Gaudichaud (Francia), Soledad Delgado Moracho, Fernando Beltrán Llavador, Evgeny A. Shlevkov, Miguel Brieva Estrada, Mª Pau Vila Pastor, Javier Mestre Marcotegui, Manuela Valadés Feito, Lluís Isern Sitjà, Alerce Fernández Sánchez, María Camacho Castaño, Ana García Romero, Guillermo García del Busto Miralles, Ana Andrea Sánchez López, Francisco García Pérez, Lucía Mazarrasa Alvaer, Joan Tenorio Martínez, Lola Bernal Armengol, Ramón Farres Puntí, Carmen Safont Edo, Carlos Javier Moreno García
Quienes suscribimos esta declaración queremos
expresar nuestra condena por estos hechos: no hay justificación posible
para esta guerra abierta que el régimen sirio libra impunemente contra
su propio pueblo.
El régimen sirio miente para justificar la
brutal represión de su propia población. Como tantas otras veces, la
dictadura de Bachar Al-Asad vuelve a agitar como un espantajo el peligro
de la ruptura sectaria o del terrorismo islamista, o la falsa
disyuntiva entre la soberanía y la dignidad del Estado y los derechos y
las libertades de sus ciudadanos. Sin embargo, no hay indicio alguno que
permita conjeturar sobre una inducción exterior de las protestas o que
permita argumentar que las aspiraciones de los ciudadanos sirios son
distintas a las que otros ciudadanos árabes manifiestan en sus países.
Desde Marruecos a Bahréin la reivindicación es esencialmente la misma:
un cambio pacífico y radical que instaure una democracia política real y
que ampare y promueva los derechos sociales y económicos de la mayoría.
El hilo que engarza las cuentas de las nuevas rebeliones árabes de 2011
—también la de Siria— es la esperanza colectiva en que las próximas
generaciones puedan crecer en libertad, hombres y mujeres amparados por
el principio universal de ciudadanía, no como súbditos sometidos al
pillaje, al terror, a la humillación y a las arbitrariedades de sus
dirigentes.
¿Acaso no son éstas nuestras propias aspiraciones,
las de cualquier sociedad? Sin embargo, sorprendentemente, cuando más
solidaridad demandan los hombres y las mujeres de Siria y cuando parece
más justificado y necesario hacérsela llegar desde Europa y América
Latina, sectores de la izquierda internacional, defensores en sus
propios países de proyectos emancipatorios con los que nos identificamos
y que apoyamos, abonan argumentos justificativos de la dictadura siria,
basándose en teorías conspirativas y estereotipos ideológicos que han
dejado de ser válidos. No hay dictaduras “progresistas”, y condenar
selectivamente los crímenes de unos gobiernos mientras se silencian los
de otros nos lleva a incurrir en el mismo doble rasero que tan
justamente denunciamos en nuestros dirigentes.
Ante la
inoperancia internacional, la sociedad siria parece abandonada a su
suerte. Conocemos muy bien las reglas que rigen el mundo contemporáneo,
aquellas que permiten al tiempo que el Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas vete la creación de un Estado Palestino y la condena de la
represión del régimen sirio. Los árabes son víctimas del cinismo
mercantilista que rige las relaciones internacionales, que valora en
cada caso cuándo es conveniente intervenir y cuándo no lo es, siempre en
función de intereses ajenos a los de las poblaciones afectadas. Nuestra
condena no encubre la solicitud de ninguna intervención militar
occidental ni la imposición de un asedio medieval contra la población
siria. Rechazamos abiertamente —como lo hacen los propios sirios, que
luchan por su libertad— cualquier forma de presión militar y de tutelaje
colonial. Pero nos resistimos a aceptar que nada pueda hacerse frente a
lo que está ocurriendo en Siria, que la pasividad y el silencio amparen
los crímenes que se están cometiendo en Siria.
PRIMERAS FIRMAS Santiago Alba Rico, Carlos Varea, Piedad Córdoba Ruiz (Colombia), José Luis Sampedro, Sami Naïr, Javier de Lucas, José Camilo López Valls (Cuba), Carlos Taibo, Gilberto López y Rivas (México), Javier Sádaba, Gaspar Llamazares, Atilio Borón (Argentina), Teresa Aranguren, Jaime Pastor, diputada Liliana Olivero (Argentina), Francisco Fernández Buey, Jorge Reichmann, Angélica Lagunas (Argentina), Roberto Montoya, Lobna Dahech (Túnez), Carlos Fernández Liria, Juan Carlos Monedero, Olga Rodríguez, John Brown (Bélgica), Manuel García Fonseca, Juan Luis Ruiz Giménez, Enrique Santiago, Olga Lucas, Yayo Herrero López, Miguel Lamas (Bolivia), Carlos Alberto Ruiz Socha (Colombia), Carlos Sanchís, Luis González Reyes, Itziar Ruiz Giménez, Joaquín Sempere Carreras, Igor Sádaba, Isabel Alba, Javier Barreda, Patricia Rivas, Luis Alegre Zahonero, Inmaculada Jiménez Morell, Francisco Puche, Alberto Montero, Antonio Crespo, Esther Vivas, Ignacio Gutiérrez de Terán, Alejandro Del Águila Mejía (Guatemala), Ángeles Ramírez, Raúl Maíllo García, Javier Couso Permuy, Salvador López Arnal, Antoni Domènech, Alerce Fernández Sánchez, Ana Ruth Vidal Luengo, Miguel Urbán, Houmad el-Kadiri el-Mahdi, María Jesús Fuentes Rebollo, Gladys Martínez López, Sara Sánchez Moreno, Dolores Nauffal Manzur, Dionisio Vacas Cosmo, Paloma Valverde, Agustín Velloso Santisteban, Susana Merino (Argentina), Ester Sanz Murillo, Juan Antonio Baeza Labat, Julio Rodríguez Bueno, Carlos Varias García, Ernest Garcia, Ricardo García Zaldívar, Carlos Ballesteros García, Francisco Altermir, Hector Grad, Cristina Ruiz-Cortina Sierra, Anne Martin, Fina Alemany Costa, Francisco Ruiz De Pablos, Decio Machado Flores, María Rosa de Madariaga Álvarez-Prida, José Luis Lalueza Sazatornil, Joaquina Ramilo Rouco, Nadia Hindi Mediavilla, Santiago González Vallejo, Jaume Saura Estapà, Antonio Martínez Castro, Cristina García Cecilia, Jesús Zanón Bayón, José Luis Carretero Miramar, Aurora Lago, Lucía Molina Martínez, Maria Josefa Sabriá Pau, Ana Ruth Vidal Luengo, Husein Khzam, Gorka Larrabeiti (Italia), José Díaz Sánchez de la Blanca, Toño Hernández, Sinfo Fernández, Luis Martín-Cabrera (EEUU), Cristina Mas, Josep Lluís del Alcázar, Miquel Blanch, Marga Olalla, Luis Carlos Gómez-Pintado, Muhittin Karkin (Turquía), Franck Gaudichaud (Francia), Soledad Delgado Moracho, Fernando Beltrán Llavador, Evgeny A. Shlevkov, Miguel Brieva Estrada, Mª Pau Vila Pastor, Javier Mestre Marcotegui, Manuela Valadés Feito, Lluís Isern Sitjà, Alerce Fernández Sánchez, María Camacho Castaño, Ana García Romero, Guillermo García del Busto Miralles, Ana Andrea Sánchez López, Francisco García Pérez, Lucía Mazarrasa Alvaer, Joan Tenorio Martínez, Lola Bernal Armengol, Ramón Farres Puntí, Carmen Safont Edo, Carlos Javier Moreno García
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