Stephane Hessel, Roger Waters, Ken Loach, John Berger, Luis García Montero, Alice Walker, Breyten Breytenbach, Paul Laverty
3 Febrero 2013Estimado Antonio Muñoz Molina,
El anuncio de su viaje a Israel el
próximo 10 de febrero para recoger el premio Jerusalén, ha decepcionado a muchos
de sus lectores y lectoras. En calidad de personas que nos dedicamos a la
literatura, el arte y la cultura, comprometidas con la defensa de la paz y la
justicia, le rogamos que cancele su viaje, por las razones que le explicamos a
continuación.
En su sesión de noviembre 2011 en
Suráfrica, el Tribunal Russell sobre Palestina resolvió, tras examinar las
pruebas y escuchar los testimonios devastadores de israelíes y palestinos, que
Israel es culpable de Apartheid contra la población palestina, tanto dentro de
Israel como en el Territorio Ocupado Palestino. En su sentencia, el Jurado[1]
llamó a “la sociedad civil global,
incluyendo los grupos y particulares que trabajan para poner fin al sistema de
dominación racial en Israel, a replicar el espíritu de solidaridad que
contribuyó a acabar con el Apartheid en Sudáfrica, dando a conocer a los
parlamentos nacionales las conclusiones del Tribunal y apoyando la campaña de
Boicot, Desinversión y Sanciones contra Israel”.
El Ejército israelí ha cometido
innumerables crímenes de guerra contra la población civil y asesinatos
selectivos de líderes políticos palestinos. Israel ha intensificado el ritmo de
construcción de colonias ilegales en Cisjordania. La anexión de tierras,
acuíferos y demás recursos naturales palestinos, y la edificación del Muro del
Apartheid constituyen violaciones del derecho internacional y representan graves obstáculos para la paz. Prácticas que
atentan contra la dignidad humana, como son los encarcelamientos ilegales, detenciones
administrativas y uso de la tortura, han sido normalizadas por el sistema
israelí. Además, Israel es el país que ha violado durante el periodo de tiempo más
largo, el derecho inalienable de las personas refugiadas a retornar a sus
hogares y propiedades.
El premio que le ha sido concedido es patrocinado
por la Municipalidad de Jerusalén. Esta Municipalidad ha sido, desde sus
inicios, el cerebro e instrumento de la colonización ilegal de Jerusalén Este y
su Ciudad Vieja. Es responsable del diseño y desarrollo de uno de los sistemas
de Apartheid urbano más crueles del mundo, y ha sido activamente implicada en
la limpieza étnica de Jerusalén Oriental, demolición ilegal de casas,
confiscación arbitraria de propiedades, y en la supresión sostenida y
sistemática del desarrollo económico, social y cultural en los barrios
palestinos.
La calificación de la Municipalidad de Jerusalén
como responsable de un sistema de Apartheid contra la población palestina ha
sido ratificada por el Relator especial de Naciones Unidas por los Derechos
Humanos para el Territorio Ocupado Palestino, John Dugard, que declaró que
“existen grandes similitudes entre la situación de los habitantes de Jerusalén
Este y los negros surafricanos bajo el Apartheid en lo relativo a sus derechos
de residencia”, y que “la clasificación territorial de Jerusalén Este tiene las
mismas consecuencias que la clasificación racial que existía en Suráfrica con respecto
a con quien te puedes casar, donde puedes vivir y donde puedes o no ir a la
escuela o acudir a un hospital”.
En este contexto, cabe recordar que el Alcalde de
Jerusalén, autoridad que auspicia el acto de entrega del Premio, apoyó
públicamente la candidatura de Netanyahu en las últimas elecciones porque,
según sus propias declaraciones, “estaba convencido que el primer ministro
seguiría apoyando un Jerusalén unido”, eufemismo común entre los israelíes para
referirse a “un Jerusalén ocupado”.
Los artistas que aceptan participar en eventos
oficiales israelíes como es esta ceremonia de entrega, prestan sus nombres,
indirecta y a menudo inconscientemente, a la Hasbara o propaganda sionista.
En el ámbito de la literatura, el premio Jerusalén es una pieza central
de la propaganda cultural y mediática que el gobierno israelí financia con el
fin de distraer a la opinión pública de sus violaciones de la legalidad
internacional y de normalizar su ocupación ilegal del territorio palestino. La
sola declaración de que el premio tiene como objetivo el reconocimiento de
escritores y escritoras por su contribución a la “libertad de los individuos en la sociedad”, ofende los principios
básicos de humanidad, solidaridad y honestidad. El concepto de libertad entra
en total contradicción con las políticas israelíes de Apartheid, que eliminan
de facto cualquier tipo de libertad en Territorio Ocupado Palestino, especialmente
en la Franja de Gaza, que no es más que una cárcel a cielo abierto.
Si va a recibir el premio Jerusalén, no solamente
ayudará al gobierno israelí a crear la falsa imagen de un estado que respeta y
promueve la “libertad de los individuos en la sociedad”. Aceptar un premio
financiado por las autoridades israelíes, de las manos de sus más altos representantes,
desoyendo el llamamiento de un movimiento que lucha por la justicia, como es el
movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones contra Israel, equivale a
renunciar a comprometerse con la lucha contra las violaciones del derecho
internacional, los crímenes de guerra y el sistema de Apartheid israelíes.
Llevaría a sus seguidores y seguidoras a cuestionarse, no el compromiso
individual que Usted probablemente tenga con los derechos humanos, la libertad
y la dignidad humana, sino el valor que debería tener para activar este
compromiso, y apoyar el movimiento global no-violento que busca acabar con el
Apartheid israelí, en vez de posicionarse en contra.
Conscientes
de las intenciones de las autoridades israelíes de lavar sus crímenes a través
de la cultura, personalidades del mundo del arte han renunciado a los supuestos
honores del estado israelí, o han cancelado sus actuaciones en Israel, como
medio de presión para acabar con este régimen colonial. Pensamos que como
artistas, tenemos la obligación de revelar al público lo que los opresores
intentan mantener oculto, renunciar a que nos hagan cómplices de sus violaciones,
y reclamar en alto y fuerte, “Justicia, Libertad y Dignidad” para los
oprimidos.
Porque estamos convencidos de que comparte esta
visión, le rogamos, estimado compañero, que reconsidere su posición y renuncie
al Premio Jerusalén, como se lo han pedido el movimiento global de Boicot, Desinversión y Sanciones, la Campaña Palestina de Boicot Académico y
Cultural, el movimiento israelí Boicot
Desde Dentro y la Red Solidaria
contra la Ocupación de Palestina.
Atentamente,
Stephane
Hessel
Roger
Waters
Ken Loach
John Berger
Luis García Montero
Alice
Walker
Breyten Breytenbach
Paul
Laverty
[1]
integrado por la Premio Nobel de la
Paz Mairead Maguire, el escritor y ex-Ministro del gobierno de Sudáfrica Ronald
Kasrils, el abogado y presidente de la Sociedad Haldane de abogados socialistas
de Gran Bretaña Michael Mansfield, el juez emérito del Tribunal Supremo español
José Antonio Martin Pallin, la diputada del Congreso de Estados Unidos por el
partido de los Verdes Cynthia McKinney, la escritora y exministra de Cultura de
Mali Aminaat Traoré, la escritora estadounidense y defensora de los derechos de
las minorías Alice Walker, y la Directora de la Fundación de Derechos Humanos
de Sudáfrica, Yasmin Sooka.
No hay comentarios:
Publicar un comentario