Human Rights Watch (HRW) considera que la organización internacional no hace lo posible por defender a los palestinos en una situación que retratan como ilegal
Un partido con equipos israelíes en territorio palestino (HRW)
Reducir el fútbol solo al juego es quitarle una buena parte de sus esencias. Hay movimientos que así lo piden, lo exigen casi. Dicen que el deporte y la política deben vivir separados o apelan a la mítica frase de Maradona de "la pelota no se mancha", porque nada hay más allá de ella. La teoría, idílica, se topa en muchas ocasiones con la realidad. A veces en minucias administrativas, en pequeñas riñas de política deportiva. Otras en cuestiones de mayor empaque, problemas que son transversales, evidentes y en los que el fútbol no es lo principal, pero se ve afectado.
En pocos lugares como en Israel y Palestina se confunden los conceptos de política y deporte. Un territorio de conflictos seculares, con problemas muy actuales y unas fronteras legales que no se respetan como debieran. Human Rights Watch (HRW) es una ONG internacional especializada en el campo de los derechos humanos, junto con Amnistía Internacional la más importante en Occidente. Entre sus preocupaciones está la del conflicto palestino, que analizan con frecuencia y en todas sus vertientes, también la futbolística.
Un informe reciente considera que tanto la Federación Israelí (IFA, por sus siglas inglesas) como la FIFA están contraviniendo los derechos humanos con sus decisiones —o su ausencia de ellas— en lo referido al fútbol en territorio palestino. Actualmente varios equipos que pertenecen a la Federación Israelí disputan sus partidos en territorio palestino, algo que está en contra de los propios estatutos de la FIFA, que no permiten que haya equipos adscritos a una federación fuera de sus territorios nacionales salvo permiso específico, que en este caso no existe. Los equipos juegan en los asentamientos que Israel tiene en territorio palestino desde 1967.
"Cuando se disputan partidos en tierra robada, la FIFA está manchando el bello nombre del fútbol", considera Sari Barshi, director de HRW en la zona. La Federación Palestina ha reclamado a la FIFA desde hace años, y más recientemente en el Parlamento Europeo, que los clubes de los asentamientos cesen su actividad o sean trasladados a suelo israelí. Por su parte la IFA considera que la regente del fútbol mundial no debería tomar posición en el tema y considera que Cisjordania es territorio en disputa, una denominación que no comparten la mayor parte de instituciones internacionales, y que está legalmente reconocida como territorio palestino, según explica el informe de HRW.
Fútbol en los asentamientos israelíes de Cisjordania (HRW)
Crear un comité
La posición de la FIFA y, en especial, la de Gianni Infantino, es complicada en este tema. El presidente, elegido este año, llegó a su posición con la promesa de que la institución tendría una mayor preocupación por los derechos humanos, algo que ahora le reclaman las ONG y la federación palestina. Bien es cierto que el suizo tiene en su maletín un buen montón de conflictos, algunos nucleares en la FIFA, otros ligados a las luchas de poder dentro del fútbol, que le obligan a multiplicarse para llegar a todo. En el caso de este conflicto ha optado por la solución habitual, que también suele ser una de las menos efectivas: crear un comité para que lo estudie.
La FIFA le debe decir a la IFA que los clubes entrenen y jueguen lo que quieran, pero solo dentro de Israel
HRW va un poco más allá y considera que este conflicto no debe ser tomado como una disputa simplemente futbolística, pues las ramificaciones que tiene el deporte, económicas y sociales, hacen de la situación algo mucho más profundo. "Permitiendo a la IFA disputar partidos en los asentamientos, la FIFA está haciendo negocios que apoyan los mismos en contra de los compromisos con los derechos humanos recientemente adquiridos", explica el informe de la ONG.
El informe remarca que en otras ocasiones la ONG ya ha documentado cómo los negocios en los asentamientos de Cisjordania contribuyen a graves violaciones de la ley internacional. Entienden en HRW que la explotación de recursos naturales que pertenecen a los palestinos bloquea la posibilidad de estos de desarrollar negocios, sociedad, instituciones culturales e infraestructuras.
HRW asegura que la propia existencia de los clubes redunda en reforzar la presencia israelí en la zona, algo que no es deseable. Lo justifican en varios párrafos del informe en los que cuenta que la actividad económica que se genera con el fútbol es llevada por los colonos, lo que en la práctica incrementa el sustento económico del lugar al darle a su población unos ingresos estables. Recuerdan, además, que los palestinos no pueden entrar en los asentamientos salvo con permisos especiales de trabajo, lo que hace que los eventos deportivos, subvencionados por los ayuntamientos y consejos regionales, sean solo para israelíes.
Estadio de un equipo adscrito a la IFA en territorio Palestino (HRW)
La ONG asegura también que estos clubes deben ser tomados como parte del mundo del fútbol, que mueve miles de millones, y aunque no de beneficio directo a la FIFA o a la IFA, pues no dejan de ser equipos muy pequeños, sí que sirven como cantera para el país y entrenamiento a equipos que generan dinero tanto en entradas como en derechos de televisión.
En el informe se recogen también las opiniones de los clubes afectados, que responden a las acusaciones asegurando que hacen el bien a la comunidad con cuestiones que van desde la ayuda a la infancia de lugares desfavorecidos hasta la promoción de la vida sana en los adultos que viven allí. HRW no rechaza estos argumentos, pero considera que al ofrecerse esas actividades solo a ciudadanos israelíes, no a los palestinos, en una tierra que no les pertenece contribuyen a un ataque a los derechos humanos, aunque sus intenciones sean buenas.
"Los asentimientos son actualmente graves violaciones de los derechos humanos y este problema solo tiene una solución: la FIFA le debe decir a la IFA que los clubes entrenen y jueguen lo que quieran, pero solo dentro de Israel", sentencia
Fuente: G. Cabeza, El Confidencial
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