En menos de un año se cumple medio siglo de la ocupación israelí en territorio palestino. Sin embargo, todas las medidas tomadas por los gobiernos israelíes sean políticas, económicas o militares para borrar la identidad palestina, colapsaron.
Cuando los israelíes estuvieron conscientes de que no se puede aplastar la causa palestina, el primer ministro israelí Yitzhak Rabin tuvo que sentarse con el presidente de la Organización por la Liberación de Palestina (O.L.P), su enemigo acérrimo Yasser Arafat, en el jardín de la Casa Blanca en 1993 y firmar el tratado de paz denominado Tierra por Paz.
Pero ya pasaron más de 20 años desde aquella ceremonia y hasta el momento no hay paz para los israelís ni para los palestinos que siguen viviendo bajo la ocupación, sufriendo el asesinato diario de jóvenes sólo por sospecha, el Muro de Separación, el aumento del número de colonias en territorio ocupado, los siete mil presos en las cárceles israelís en condiciones infrahumanas (de ellos más de quinientos menores de edad y 70 mujeres), cientos de detenidos administrativos, etc. Los palestinos, e incluso los israelíes, se preguntan de ¿qué paz nos están hablando, si cada día mueren más y más gente en esta guerra genocida?
En este octubre han ocurrido dos acontecimientos que realmente exponen al sistema racista del gobierno de Benjamín Netanyahu, dos eventos hicieron al primer ministro perder los nervios y arremeter contra sus propios ciudadanos.
Sin duda, el primero fue el discurso de Hagai el-Ad, director ejecutivo de B´Tselem que se encarga de documentar y educar al público israelí acerca de la violación de los derechos humanos en territorio palestino ocupado. En una reunión informal del Consejo de Seguridad de la ONU titulada Colonias israelís ilegales obstáculo para la paz y la solución de dos estados, Hagai aseguro que el régimen israelí utiliza el proceso de paz para ganar tiempo y para construir colonias ilegales en territorios palestinos ocupados, y reafirmó que Israel no puede mantener a un pueblo bajo ocupación durante décadas y llamarse así mismo “democrático”. Sus palabras, viniendo de un israelí, son el mejor testimonio de lo que está ocurriendo en Palestina y desmiente toda la propagando del gobierno de ultra derecha de Netanyahu.
El segundo evento fue la Marcha de la Esperanza. Más de tres mil mujeres palestinas e israelís marcharon pacíficamente durante dos semanas (desde Palestina hasta la residencia de Netanyahu), donde exigieron el cese de la ocupación y un futuro de paz para sus hijos y las futuras generaciones.
Cuando el pueblo ya no confía en la derecha ni en la izquierda para resolver sus problemas, es cuando nacen movimientos populares de este tipo, acabando por formar partidos políticos, que van a aliarse con los que coinciden con ellos en este caso partidos árabes en Israel.
Permítame ser optimista al pensar que estas fuerzas unidas puedan un día formar la mayoría parlamentaria, incluso el gobierno… Entonces podremos hablar de la “democracia israelí”, y de un tratado de paz serio.
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Fuente: Nizar Dana, La Razón - México
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