jueves, 11 de diciembre de 2014

Ladislao Martínez, un amigo


Conocí  a Ladis al comienzo de los ochenta, el estaba en la fase ya final de los CAME, ya no me acuerdo el significado exacto de esas siglas, Colectivo Autónomo del Movimiento Estudiantil, quizá. Yo venía de esa familia, él había hecho químicas, como mi hermana, y quizá por eso nos habíamos conocido de vista. Ya desde el principio le conocí por el movimiento antinuclear.
Siempre fue mi referente ecologista, como Martínez Alier. Después, siempre, coincidíamos en movidas variopintas. No existía el planteamiento de estar en una lucha separada de otra. Los antinucleares, eran anti OTAN y rojos en lo demás.
Mi primer trabajo era en Tetuán y también coincidíamos en la calle Bravo Murillo. Conversábamos un rato y después cada uno a lo suyo.
Cuando entré en IU, nuevo encuentro, el ya formalizó su entrada y desde nuestras respectivas parcelas de actividad, coincidíamos. Recuerdo una visita a la dirección de la entonces estatal ENDESA, para explicarles nuestras reclamaciones de que apostasen por las renovables como fórmula de negocio y rechazasen la energía nuclear. Su estrecha colaboración con Luismi Seseña, sirvió para que me enriqueciesen de elementos prácticos de cómo hacer una transición energética. ¡Hasta me atreví a estudiar la posibilidad de extender la cogeneración en los hospitales públicos!.
En IU casi siempre coincidíamos en las disputas cotidianas interfamiliares y culturales. Bueno, en el asunto de la fiscalidad, no. El aceptaba unos planteamientos confederales, que cada territorio tuviera libertad de fijar las normas tributarias, y mi planteamiento era más alemán, la misma ley para todo el estado y una distribución prioritariamente proporcional a los habitantes.  Nos fuimos de nuestras responsabilidades en el periodo de Paco Frutos.
Después, divergimos en asuntos organizativos menores en otros asuntos arábigos, pero seguíamos viéndonos y, periódicamente, le largaba revistas y documentación que a él le podría interesar y que caía en mis manos. Seguíamos viéndonos en las manis,muchas veces con Ramón Fernández Durán y últimamente con Jaime Pastor. Siempre era agradable tener como amigo a una persona buena, inteligente, racional, irónica, sensata, positiva y amiga.

SGV

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