En el campo de refugiados de Aida, se concentraron concentró hoy a cerca de dos mil personas, a la entrada de la histórica ciudad de Belén, para asistir al funeral de Abed al-Rahman, el adolescente de 13 años muerto ayer de un disparo en el pecho por soldados israelíes.
Palestinos sentados a la entrada del campo de refugiados de Aida debajo de un cartel con la fotografía del niño de 13 años, asesinado por las fuerzas israelíes el día anterior. (MaanImages / Emily Mulder)
"Asesinaron a mi hijo cuando regresaba de la escuela", lamentó a Efe Dalal Rahman, de 40 años y madre del fallecido, desde su vivienda en el corazón de Aida, donde residen unos 6.000 refugiados palestinos.
Momentos antes de recuperar el cuerpo del hospital y celebrar el sepelio, la mujer rechazó la versión israelí de que los soldados dispararon contra el que consideraron "uno de los principales instigadores" de los disturbios que se registraban cuando un grupo de palestinos "atacó con piedras, cócteles molotov y neumáticos ardiendo un puesto militar".
Según esta madre de seis hijos y el testimonio de los vecinos, el adolescente no participaba en las protestas, y aún llevaba su mochila escolar cuando cayó -por un impacto próximo al corazón- a los pies de una oficina de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA).
El representante de la Comisión de Asuntos de los Prisioneros, Isa Qaraqe, condenó en el funeral las últimas actuaciones de las fuerzas de seguridad israelíes y responsabilizó a Israel de la muerte del muchacho.
"Nadie debería dejar morir a un niño, esto es culpa de Israel. Todo lo que estamos viviendo requiere una solución política, Israel no quiere solucionarlo y este círculo de violencia continuará porque su origen está en la existencia de la ocupación", declaró a Efe.
Qaraque calificó los últimos incidentes violentos de reflejo "de la rabia popular" en las calles palestinas.
Por su parte, Mohamed Al Azza, director de comunicación de la ONG palestina Lajee, que trabaja en el campo de Aida, dio lectura durante el entierro a una nota de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en la que se denuncia el uso de munición real por parte del ejército israelí.
A causa de esta práctica, "tragedias como esta no pueden ser vistas como excepciones sino más bien como el resultado natural y pretendido de las políticas discriminatorias israelíes", se indica en la nota.
La comitiva fúnebre terminó en el cementerio, situado a escasos metros del lugar donde resultó fatalmente herido el menor, sitio en el que fueron depositadas distintas ofrendas y una imagen del fallecido con la leyenda: "Nuestro deseo es simple y legítimo. Queremos regresar a casa seguros cada día".
Después, alrededor de un millar de jóvenes se desplazó hasta las inmediaciones de una de las torres de vigilancia israelí que custodia el muro de separación en la zona.
Los jóvenes se enfrentaron a las tropas israelíes apostadas en el área y los disturbios se prolongaron durante horas y dejaron al menos ocho heridos por balas recubiertas de caucho y decenas de afectados por inhalación de gas, confirmaron a Efe fuentes de la Media Luna Roja palestina.
Con escaso seguimiento, también se repitieron las protestas en varios accesos a Ramala, especialmente en el puesto de control de Qalandia, principal vía de conexión entre Jerusalén y la ciudad cisjordana, donde decenas de niños y adolescentes palestinos se enfrentaron al Ejército israelí con piedras y la quema de ruedas.
En los últimos cinco días las escenas de violencia se han extendido en Jerusalén y Cisjordania tras dos ataques palestinos, los pasados jueves y sábado, en los que fueron asesinados cuatro israelíes y otros dos resultaron heridos, lo que originó una ola de enfrentamientos entre palestinos y fuerzas de seguridad y colonos israelíes.
Tanto las autoridades israelíes como las palestinas han mostrado su interés en rebajar la tensión y han programado hoy una reunión para evitar una escalada mayor que derive en una tercera intifada (revuelta popular palestina), como algunos analistas llevan advirtiendo desde hace días.
"Hay mucha opresión, mucho abuso del poder, mucha violencia de los colonos y todos los problemas que rodean a la mezquita de Al Aqsa. No queremos otra intifada, no queremos más derramamiento de sangre", asegura Um Mohamed (madre de Mohamed), mientras contempla a muchos menores marchar con determinación desde el funeral hacia la manifestación.
"Esta es una intifada a la fuerza. Los soldados van contra nuestros lugares sagrados, contra nuestros hijos, contra nosotros. Eso es lo que originará el levantamiento", afirma resignada.
Un joven palestino observa mientras el cuerpo de Abed al-Rahman Obeidallah, de 13 años, es trasladado desde el la entrada de un hospital de Beit Jala. (MaanImages / Emily Mulder)
El padre de Abed al-Rahman Obeidallah espera el cuerpo de su hijo en la entrada del hospital de Beit Jala. (MaanImages / Emily Mulder)
Las enfermeras del hospital de Beit Jala miran como sale el cortejo fúnebre de la casa familiar Obeidallah en el Campamento de Refugiados de Aida. (MaanImages / Emily Mulder)
Palestinos caminan durante el cortejo fúnebre de Abed al-Rahman Obeidallah, de 13 años, en Belén. (MaanImages / Emily Mulder)
Niños palestinos en el Campo de Refugiados de Aida observan mientras el cortejo fúnebre pasa a través de las calles del campamento. (MaanImages / Emily Mulder)
Miembros palestinos de la juventud del ala militar del Frente Popular para la Liberación de Palestina observan como el cortejo fúnebre entra al Campamento de Refugiados de Aida. (MaanImages / Emily Mulder)
Los residentes del campo de refugiados de Aida caminan hacia la casa de Abed al-Rahman Obeidallah, de 13 años, durante su funeral. (MaanImages / Emily Mulder)
El cuerpo de Abed al-Rahman Obeidallah de 13 años de edad, es llevado hacia su casa durante la procesión fúnebre en el Campo de Refugiados de Aida. (MaanImages / Emily Mulder)
Fuente: María Sevillano, Agencia EFE
No hay comentarios:
Publicar un comentario