La foto la encontró mi amigo Gonzalo Semprún, y la veo a diario encabezando su twitter. El niño, que viviendo entre violencia y los escombros que provoca, rescata el marco hueco de un televisor para sonreír a la cámara.
Podría pensarse que es un inconsciente, el chistoso del barrio, o un empecinado ser que apuesta por la felicidad. La variable fundamental es que él no puede resolver el conflicto. Su actitud desafía la barbarie, la denuncia.
Ya sabemos que tendrá momentos de tristeza o miedo cuando se apague el botón inservible del receptor roto, pero éste es cierto. El niño feliz, el niño valiente; la esperanza.
Múltiples focos nos llevan a la actualidad en este comienzo de año, pero he querido iniciarlo con este crío que aprovecha los escasos resquicios que le deja la vida para plantarle cara y luchar por ella. Con una rotundidad sin fisuras.
No lo tiene nada fácil. El balance de UNICEF sobre la nueva ofensiva israelí sobre Gaza -“Margen Protector” llaman a ésta de la que ni se habla apenas ya en los medios- cifra en 400 los niños muertos y 2.500 los heridos. 370.000 precisan ayuda psicológica.
Que la suerte te acompañe, muchacho. O la cordura de alguien que pueda parar los desatinos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario