La Cuestión Palestina: Los medios de comunicación occidentales y la solución a largo plazo Por Peter Crowley

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La Cuestión Palestina: Los medios de comunicación occidentales y la solución a largo plazo

Por Peter Crowley

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Imagínense la indignación de los medios de comunicación occidentales si un helicóptero de combate ruso entrara en un barrio de la ciudad ocupada de Crimea y empezara a disparar misiles contra casas de civiles, alegando que en una de ellas vivía un militante. Resonaría "crimen de guerra".

Cuando esto ocurrió en el campo de refugiados de Yenín hace casi dos semanas, matando a siete personas, entre ellas un adolescente, se enmarcó como una mera escalada entre israelíes y palestinos. No se habló de crímenes de guerra ni de llevar a Israel ante el Tribunal Penal Internacional, como se haría en el caso de Rusia. (Esto volvió a ocurrir el lunes 3 de julio, Israel lanzó otra incursión en Yenín, utilizando misiles contra una población civil ocupada, matando a ocho personas).

Tras el crimen de guerra israelí de atacar con misiles un campo de refugiados civiles en junio, militantes palestinos respondieron atacando a colonos israelíes ilegales en Cisjordania. A su vez, una turba de linchamiento de colonos israelíes quemó casas y coches en Turmus Ayya, matando al menos a una persona, en un pogrom respaldado por el ejército israelí. Fue uno de los 570 ataques violentos de colonos israelíes contra palestinos en Cisjordania este año.

No hubo indignación en los medios de comunicación, ya que ésta siempre ha sido una ocupación patrocinada por Estados Unidos, y el robo de tierras y la opresión de los palestinos. Además, a diferencia de los ucranianos blancos que reciben un gran apoyo de Estados Unidos, tanto militar como de la opinión pública estadounidense, los palestinos -al igual que otros pueblos olvidados y no blancos del mundo que sufren crímenes de guerra y genocidio, como los yemeníes y los rohingya, por ejemplo- reciben poca simpatía y ninguna ayuda real.

Por mucho que los medios de comunicación independientes o Al Jazeera cubran estas historias y muestren imágenes detalladas de las violaciones de derechos humanos cometidas por Israel, aparentemente nada cambiará el apoyo de Estados Unidos a esta brutal ocupación. Tampoco es probable que la eventual anexión de Cisjordania por parte del gobierno israelí de extrema derecha suscite más que una leve reprimenda por parte de la administración estadounidense.

China está creciendo rápidamente y no tiene ningún interés especial en la opresión de los palestinos por parte de Israel, como demuestra su reciente "asociación estratégica" con la Autoridad Palestina y su reconocimiento de Palestina como Estado desde hace décadas. Queda por ver hasta qué punto el cambio de poder mundial afectará al conflicto palestino-israelí. Aunque China se convierta en la principal superpotencia mundial, Estados Unidos mantendrá cierto grado de su influencia global en un futuro previsible.

Lo que se necesita es un cambio de paradigma dentro de Israel o en el apoyo de Estados Unidos a uno de sus Estados clientes más cercanos. Estas dinámicas suelen producirse de forma espontánea, como en el caso del vendedor ambulante asesinado por las autoridades tunecinas que desencadenó la Primavera Árabe. Es más probable que este cambio se produzca si China se convierte en la única superpotencia mundial o si Israel comete crímenes aún más graves de los que ha cometido en su historia reciente, lo cual es un acto difícil de seguir. Lo primero probablemente no ocurrirá en un futuro próximo y lo segundo sólo agravaría aún más el sufrimiento palestino.

¿Qué otras formas hay de poner fin a la ocupación ilegal de Palestina y al apoyo de Estados Unidos a la misma? Por muy admirable que sea el BDS, no ha inclinado el dial lo suficiente. Incluso cuando los estadounidenses judíos se muestran más partidarios de los palestinos, los evangélicos devotos se han vuelto cada vez más hacia Israel. Aunque Israel nunca permitiría que existiera un Estado en el Israel contemporáneo en Cisjordania, una solución de dos Estados es prácticamente imposible con aproximadamente 683.000 colonos en la Palestina ocupada.

Sin embargo, en las condiciones políticas adecuadas, bajo un futuro primer ministro israelí liberal y una administración estadounidense algo progresista, una solución colegiada [consociacional] podría ser la mejor respuesta posible. Con un gobierno de extrema derecha y antipalestino en el poder, este plan no es factible por el momento: el momento político tiene que ser el adecuado.

Esbozado en este artículo, el plan permitiría aumentar el poder y las protecciones de los ciudadanos palestinos de Israel, una Palestina contigua y algunas protecciones minoritarias de los colonos israelíes en Cisjordania. Evitando horrores del pasado, no consistiría en transferencias forzosas de población, sino que se ocuparía del statu quo. Puede que no sea tan ideal como la solución de un solo Estado, con igualdad y justicia para todos. Sin embargo, es probable que sea mucho más realista, dado el poder de Israel en comparación con los palestinos, y el apoyo sin paliativos de Estados Unidos a su Estado cliente.

Autor prolífico de la zona de Boston, Peter F. Crowley escribe en diversas formas, como ficción breve, artículos de opinión, poesía y ensayos académicos. En 2020, su libro de poesía Those Who Hold Up the Earth fue publicado por Kelsay Books y recibió impresionantes críticas de Kirkus Review, el Bangladeshi New Age y dos periódicos locales del área de Boston. Sus escritos pueden encontrarse en Middle East Monitor, Znet, 34th Parallel, Pif Magazine, Galway Review, Digging the Fat, las antologías Adelaide's Short Story y Poetry Award (finalista en ambas) y The Opiate.

Sus próximos libros, que saldrán en 2023, son That Night and Other Stories (CAAB Publishing) y Empire's End (Alien Buddha Press).

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