jueves, 4 de julio de 2024

El Handala, de Galicia a Gaza y algo más . Santiago González Vallejo, miembro de Rumbo a Gaza


 El Handala, de Galicia a Gaza y algo más

Santiago González Vallejo, miembro de Rumbo a Gaza
La Voz de Galicia, 3 de julio de 2024

El barco Handala, fletado por Rumbo a Gaza y la Flotilla de la Libertad, después de su salida de Gotemburgo y costear diferentes puertos europeos, ya está en la península ibérica. Recaló primero en Santander, llegó a A Coruña desde donde salió ayer hacia Lisboa, Vélez Málaga y Denia (Alicante) desde donde irá al Este, rumbo a Gaza.
El propósito de este periplo, al igual que otras campañas, es reclamar a los gobiernos que no acepten la lógica criminal de Israel y que defiendan la libre circulación pacífica de personas y mercancías desde y hacia Gaza (y de paso Cisjordania), territorios bajo ocupación y bloqueo.
Gaza lleva bloqueada desde el 2007. Tanto Israel, como Egipto son los que sellaron el acuerdo. La Unión Europea Estados Unidos secundaron la medida. Premiar un castigo colectivo.
La UE considera a Hamás y a otras organizaciones palestinas como terroristas. Calificativo que no aplica a Israel.
El rechazo político a Hamás y el corte de relaciones institucionales fue argumentado porque Hamás no reconocía a Israel como sujeto político; no aceptaba los acuerdos de Oslo, y practicaba la violencia. Pero esos mismos tres criterios tampoco los cumple Israel: no acepta a Palestina como sujeto político; desde la misma firma de los Acuerdos de Oslo siguió construyendo asentamientos en la Cisjordania ocupada y continúa, y tanto el ejército como los colonos son, por decirlo de una forma suave, violentos. Doble vara de medir.
Y en todo caso, el bloqueo perjudica al conjunto del pueblo palestino.
La destrucción de Gaza, la colonización más profunda de Cisjordania está ocurriendo ante nuestros ojos y, siendo importante, son insuficientes las medidas de nuestro Gobierno para lograr un cese el fuego, entre la ayuda humanitaria y establecer pasos para una paz justa en la región.
Antes y ahora, la Palestina ocupada es un mercado cautivo de la economía israelí; la falta de movilidad interrumpe estudios, encuentros familiares, tratamiento médico, libertad de movimientos. Revela la falta de autodeterminación del pueblo palestino.
El aeropuerto de Gaza no existe, fue financiado en gran medida con ayuda española y nunca reclamada una indemnización a Israel que lo destruyó gratuitamente.
Los pasos terrestres se encuentran al albur de las decisiones israelíes, tanto del Ejército como de los colonos. De ahí, los miles de camiones varados, con bienes necesarios, perecederos y de urgente necesidad en una franja hambrienta, sedienta y sin medicamentos. Fatigando a los donantes y sus economías, erosionando el socorro. Los palestinos falleciendo y sin ayuda, en un plan organizado y sistemático de hacer invivible lo que quede de Gaza.
Algunos pescadores han sido asesinados en su búsqueda de alimento. El bloqueo también se ejerce en el mar. Pero se roba el gas gazatí.
Los estadounidenses construyen un muelle provisional y siguen suministrando armas al Ejército ocupante israelí, reforzando los crímenes. Los lanzamientos de ayuda por paracaídas o la ayuda marítima que entra en Gaza, fuera de su puerto pesquero, se desarrollan bajo el permiso israelí de ocupación y bloqueo.
Israel es un estado que ejerce como pirata cuando las diversas embarcaciones de la Flotilla han intentado llegar a Gaza. Y no se hace nada. Es consentido. Incluso es un Estado (ocupante y colonizador) con acuerdos con la OTAN, es socio de la OCDE, de la FIFA y Eurovisión.
Frente a todo este desbarajuste y destrucción del derecho internacional, la complicidad por acción y omisión de los gobiernos, la sociedad civil apoya los mecanismos de solidaridad, de ayuda y de lucha ciudadana.
Apoyamos las campañas de boicot, desinversiones y sanciones contra el Estado de Israel. Como las que se hicieron contra la Sudáfrica del apartheid. Pedimos que no se compren productos israelíes. Pedimos desinversiones y sanciones a las empresas que se lucran con la ocupación y colonización israelí. Es cuestión que, desde el Gobierno español, los autonómicos o los locales sean coherentes y con estas medidas se presione económicamente, para la defensa de una paz justa.
La Flotilla, a la que pertenece la campaña Rumbo a Gaza, es una gota en el mar de las necesidades palestinas. Pero no aceptamos el control israelí por tierra, mar y aire (y subsuelo de gas) sobre los palestinos. El Handala, nombre del barco en homenaje al caricaturista palestino Naji Al Ali, asesinado por los servicios israelíes en Londres, navegará por aguas internacionales, pacíficamente, con los únicos instrumentos de tenedor, cuchillo y cuchara y la solidaridad de mucha gente de bien, para intentar llevar un poco de esperanza. Y esto que hacemos la Flotilla en realidad es responsabilidad de nuestros gobiernos.

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