Santiago
González Vallejo
Comité de
Solidaridad con la Causa Árabe
Con motivo de la
noticia de que el Gobierno Trump de Estados Unidos ha decidido
trasladar la embajada de dicho país desde Tel Aviv a la Jerusalén
ocupada, reconociéndola como capital de Israel, he consumido varias
emisiones o lecturas supuestamente informativas sobre esta cuestión.
Destaco varias
palabras repetidas y que en lugar de transmitir informativamente lo
que ha ocurrido o el contexto en el que insertar el nuevo hecho
denotan una toma de posición, alejada de la equidistancia o de la
reclamada neutralidad.
Así, destaco, se han
repetido las palabras conflicto, territorio disputado y seguridad.
Las dos primeras son
eufemismos para no decir ‘ocupación’. ¿Les es tan difícil a
los medios pronunciar esta palabra?. Ya se vió en la reciente visita
de Estado del Presidente de Israel, Reuven
Rivlin, a España,
donde hubo una entrega institucional vergonzosa de las diferentes
autoridades al representante de un Estado ocupante que continua una
guerra por la eliminación del pueblo palestino delante de nuestros
ojos. Nuestras autoridades de todo tipo, no hicieron gestos, ni
discursos reclamando la preeminencia del derecho internacional sobre
las políticas supremacistas israelíes, que no se denunciaron. Miles
de informes internacionales, muchos de ellos anuales, recogen de
forma patente la ocupación militar israelí y sus leyes
supremacistas, las expropiaciones, los robos, el presidio, la
expulsión de millones de refugiados…pero los medios informativos
y sus libros de estilo y la contaminación de toda una propaganda
sistemática continúan con la palabra ‘conflicto’ para evitar
mirarse en el espejo de su podredumbre y en muchos casos de
complicidad.
¿Territorios en disputa?
La
nueva expresión que desde hace tiempo los propagandistas israelíes
repiten y que ha sido ‘comprada’ por los medios de comunicación
y los ‘expertos, analistas y comentaristas’ es ‘territorios en
disputa’. Ya no basta que esos expertos sean coetáneos de cuando
se produjeron los hechos últimos de la ocupación, o que esos
informes que están a disposición pública divulguen y amplíen
datos de la infamia, para quien quiera leerlos y asimilarlos. Hablan
de Jerusalén o de Hebrón o de casi cualquier sitio, como los Altos
del Golán, de territorios en disputa. Pero nunca se referirán a
Nazareth, Yafo, Acre o las 500 ciudades palestinas destruidas por la
ocupación como territorios en disputa. Toda Jerusalén está
ocupada. Ni siquiera han leído las Resoluciones de las Naciones
Unidas. Dan por buena la reescritura de la historia promovida por los
sionistas. No se quieren acordar que primero los israelíes ocuparon
Jerusalén oeste.
Después
en 1967 la ocupó totalmente. A continuación expropió las tierras y
viviendas alrededor del término municipal y dentro del casco de
Jerusalén Este, con gobernantes laboristas o del likud, llenándolas
de colonias. Para, por penúltimo paso, anexionar esas colonias a la
ciudad de Jerusalén, revocando los permisos de residencia y trabajo
de jerosolimitanos palestinos, para cambiar el porcentaje de
población autóctona y colonos sionistas y separando Jerusalén Este
de la continuidad territorial palestina. Claro,
que el dinero hace mucho. Por ejemplo, la empresa del Giro italiano
que cobrará 12 millones de euros
para promocionar esa visión colonial y hacer tres etapas ciclistas
que empezarán en Jerusalén Oeste.
Pero
hay más. La empresa pública española, INECO, facilitará el
transporte entre las colonias que rodean a la ciudad y la colonizada
Jerusalén. Eso no está en disputa para el ministerio de Exteriores
y Cooperación español, que tampoco tiene nada que decir con los
acuerdos entre España e Israel, en política de seguridad, y así
vamos a la tercera palabra. ¡Por algo el Ministerio del Interior
israelí, una de las instituciones de la seguridad israelí, el que
ordena el presidio palestino, se puso en Jerusalén Este, zona
doblemente ocupada palestina!
¡Seguridad!
ahí, hasta los ‘diplomáticos’ han ‘comprado’ esta palabra,
que va para concepto y precepto. Es decir, justificaría más
expropiaciones y expulsiones para la mejor seguridad… de los
ocupantes. Nadie habla de seguridad de los palestinos, de la
seguridad de los refugiados palestinos, de los niños, mujeres y
hombres presos y su seguridad, de los pescadores y la seguridad de
pescar en las aguas de Gaza, o de los campesinos que no pueden llegar
a sus campos, o la seguridad de los transeúntes que no la tienen
excluidos de carreteras o caminos segregados o cortados por un Muro
que corta la continuidad de los territorios ocupados de Jerusalén,
A, B, C y los de toda la Palestina histórica.
Llega
la deformación informativa a que el refuerzo de tropas israelíes en
los territorios ocupados, tras la proclamación estadounidense de la
capitalidad israelí para esta Jerusalén, en Televisión Española
se diga que es para mejorar la ‘seguridad’, en lugar de decir que
es para aumentar la represión o que lo hacen para mantener el
incumplimiento del derecho internacional. ¡Y después no comprenden
que se reclame al gobierno español el embargo comercial de armas con
los países ocupantes y violentos!.
Se
constriñe el concepto de seguridad al querido por el ocupante, el
control de territorio, la disposición del mismo, de la vida y
hacienda de las personas que todavía malviven en los territorios
ocupados, no al derecho de una vida digna, con paz y justicia para la
población ocupada que nunca debiera serlo, si hubiera seguridad y
justicia.
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