A la reportera Farah Omar y al fotógrafo Rabí al-Maamari, de Almayadeen que acaban de ser asesinados por el sionismo.
Decimos Gaza, alto y fuerte, con G de Genocidio. Pero, aunque es correcto, no deja de ser una trampa, por demás que no ayuda del todo entender la complejidad del momento. Primero por no usar la palabra correcta: Palestina.
Nadie diría que el genocidio de Ruanda fue en una de sus regiones, ni siquiera conflictos localizados dentro de un país, como los casos de Sri Lanka y de Ucrania, nos llevan a simplificar su geografía.
En eso de las narrativas que tanto gustan a los posmodernos, vemos que la OMS, por ejemplo, se rehúsa a decir la palabra “Palestina” y se limita a hablar de Gaza y Cisjordania. Esto es por presión directa del lobby sionnista, como me lo reconoció un trabajador de la OMS en Jerusalén.
Además de lo anterior, ese afán de hablar de una Palestina bajo el control de Hamas y otra Palestina bajo control de la OLP es no solamente incorrecto sino riesgoso. La tensiones internas que hay entre los palestinos las tienen que resolver ellos, lo que no podemos es ayudar a establecer una matriz en la cual le hagamos el juego al sionismo al hablar de “dos” palestinas: una que merece ser más bombardeada que la otra.
Parte de esa lucha contra la verdad explica, hasta la fecha, el asesinato de 62 periodistas palestinos en Gaza. En Cisjordania por lo menos, 14 periodistas se encuentran bajo detención, según Reporteros Sin Fronteras.
La reportera Farah Omar y el fotógrafo Rabí al-Maamari. Foto tomada de HispanTv
Lo que pasa en Cisjordania
Y, como tercer punto, es esencial reconocer las decenas de muertos y heridos en Cisjordania y Jerusalén Oriental, los miles de detenidos, las calles destruidas, los campamentos y ciudades atacadas, como Nablus y Jenín. Y también debemos reconocer las acciones de la resistencia en Cisjordania y Jerusalén Oriental.
Sólo en las últimas horas hay reportes de que, en Cisjordania, Israel está rodeando los hospitales de Jenin, que han dejado tres personas asesinadas y 14 heridas. En Nablus, el Ejército sionista ha asaltado casas de civiles y Tubas se he llenado aún más de tropas.
En Balata, 5 palestinos murieron por una bombardeo israelí. Y en Jerusalén, están destruyendo un edificio de palestinos civiles en la zona de Al-Zaim. Las tareas de socorro de la Media Luna Roja Palestina han sido bloqueadas por el Ejército de Israel.
Los colonos israelíes, que viven en los ilegales asentamientos en territorio palestino, han intensificado de manera marcada su violencia contra los palestinos, con la complicidad del Ejército ocupante. La campaña para encerrar a los palestinos e ir robando día a día su tierra, no empezó el 7 de octubre, sino que, simplemente, se ha intensificado.
Los palestinos han resistido militarmente a los ataques israelíes en Jenín, Jericó, Nablus y Jerusalén Oriental. La política sionista que se aplica en Gaza es esencialmente la misma que se aplica en el resto de Palestina, incluso dentro de lo que hoy se conoce como Israel (basado en las fronteras de 1948). Claro que cambia la intensidad de la masacre en Gaza, pero la dirección política apunta a lo mismo.
Más allá de Hamas
El desconcierto es mayor cuando pasamos de reducir Palestina a Gaza y luego Gaza a Hamas. De hecho, voy a poner aquí los nombres de algunas de las otras organizaciones de resistencia armada en Gaza que no son Hamas, no sin antes aclarar que Hamas es mucho más que su brazo armado.
Las Brigadas de Al-Qassam son el brazo armado de Hamas. Además, están participando las Brigadas Al-Quds (en referencia a Jerusalén) y que son el brazo armado del Jihad Islámico; los Comités de Resistencia Popular tienen las Brigadas Salah-Adin; un sector de Al-Fatah que se separó de la OLP dirige las Brigadas de Ansar, y otro sector las Brigadas Mártires de Al-Aqsa.
El Frente Popular para la Liberación de Palestina cuenta con las Brigadas Abu Alí Mustafa; el Frente Democrático para la Liberación de Palestina, cuenta con las Brigadas de Resistencia Nacional.
Pero la resistencia es algo que también va más allá de los fusiles. Si algo me conmovió en Palestina es la devoción por la educación, saben que el conocimiento es un instrumento de resistencia que no pueden dejar a los sionistas.
Palestina más allá de Palestina
Desde 1948, cientos de miles de palestinos viven en Jordania, Siria y Líbano. Aquí en Beirut están los tristemente célebres campamentos de Sabra y Chatila, en los que en 1982 las milicias maronitas con el apoyo del Ejército de Israel masacraron miles de palestinos civiles en su totalidad.
Aquí, en el Líbano, está Palestina; los millones de personas que esperan un día regresar a su casa desde el exilio y, por eso, su símbolo es una llave, la de la puerta que un día cerraron y que esperan un día volver a abrir, ellos o sus hijos, sus hijos o sus nietos. La gente que toma la bandera palestina toma más que una bandera.
Palestina, más allá de los palestinos
Los ataques dosificados de Hizbollah, desde el Líbano contra Israel, produce una guerra de desgaste y, además, ha obligado a Israel a tener la mitad de su Ejército desplegado en su frontera norte, porque temen diez veces más a Hizbollah que a Hamas.
Ayer, 20 de noviembre, Hizbollah atacó con obuses a la infantería israelí en Al-Dhahira; en el triángulo de Tahit; 40 misiles y proyectiles fueron lanzados sobre posiciones de Israel en las zonas de Kiriat Shmona y Margaliot, impactando la base militar sionista de Branit.
La captura de un barco israelí en aguas del mar Rojo por parte de Yemen es una real amenaza a Israel, que se suma a proyectiles que han llegado desde Yemen hasta Israel. Este tercer frente complejiza aún más la situación.
Las milicias, tanto suníes como chiíes, han estado atacando desde hace ya semanas objetivos de los Estados Unidos en Siria e Irak, con lo cual el principal aliado de Israel empieza a sentir el resurgimiento de las tensiones en su contra en estos países.
Se habla, de buena fuente, que cientos (por no decir miles) de milicianos de Yemen, Siria e Irak estarían dispuestos a participar en una guerra. Un llamado así en Irán recibió el respaldo de millones de personas.
Así que reducir la ocupación israelí a lo que ha pasado después del 7 de octubre, Palestina a Gaza y la resistencia a Hamas es un reflejo del simplismo que nos calma la consciencia en los análisis de cafetería pero que poco nos acerca a entender lo que de verdad estamos viendo televisado: un genocidio, en vivo y en directo.
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