martes, 11 de marzo de 2025

Entrevista. Miguel Ángel San Miguel Valduérteles


 Miguel Ángel San Miguel.HDS

Entrevista. Miguel Ángel San Miguel Valduérteles
«Hay hombres que quieren recordar; otros son indiferentes. A mí los recuerdos y la memoria me vienen a buscar»
heraldodiariodesora.es, 9 de marzo de 2025

Este hombre amante del saxo y la montaña que partió rumbo a Irak para ser escudo humano en una brigada internacional en el comienzo de aquella vieja guerra; que dejó parte de sí en un campo de refugiados de Gaza; que hizo huelgas de hambre para impulsar el 0,7; que lo mismo cita a Russell que al papa Francisco; este hombre, decimos, sampedrano como el Paso del Fuego, respira memoria. Coherencia lo llama.
P. Oiga, ¿quién tiene más memoria, la tierra o el hombre?
R. Depende de qué hombre, porque los hay que lo que pretenden es olvidar. En ese sentido, soy cartesiano: hombres que quieren recordar, que tienen memoria, y otras personas que son indiferentes, que pasan ante la memoria. Hay hombres y hombres. La tierra no tiene memoria, aunque Spinoza decía que el espíritu universal de dios estaba en el mundo material.
P. ¿Y qué tipo de hombre es usted, desmemoriado o recordatorio?
R. Por supuesto soy de los que tienen memoria. Soy una persona que me cuesta mucho olvidar. Puedo decir que los recuerdos y la memoria me vienen a buscar. Incluso cosas del pasado es como si estuvieran volviendo, volviendo, volviendo. Fui un privilegiado porque me tocó vivir una memoria, una cultura que el huracán del progreso barrió totalmente. En unos casos para progresar, materialmente, culturalmente; en otro, para borrar del todo. Es lo que decía Mercedes Álvarez: cómo trabaja el tiempo. Lo que nos tocó vivir borró paisajes, borró costumbres -ha borrado la trashumancia, el mercado, la cultura de la hoz y el arado romano-. Lógicamente en algunas cosas se progresa, pero no debemos olvidar, que la gente conozca.
P. ¿Hasta dónde es desmemoriada Soria?
R. Parte y parte. Me gusta matizar. Hay cosas que se han olvidado y otras que no. Por ejemplo, ha habido usos y costumbres que se han mantenido, festejos, tradiciones... Yo soy sampedrano y ahí se ha mantenido muy bien el Paso del Fuego; en otros han recuperado las móndidas y eso ha sido tremendamente positivo. Y hay casos en que lo que era parte de la memoria se ha destruido. Para mí es doloroso cuando veo las ruinas del Castillo de mi pueblo. O cuando veo iglesias que están en ruinas, o expoliadas, en medio de la indiferencia general, como pasó como San Pedro el Viejo. O vendidas. Esa parte de mi memoria me produce profundo dolor. Pero al mismo tiempo me da satisfacción cuando veo que hay cosas que se conservan, como el Paso.
P. Hablando de la memoria. ¡Quién se acuerda hoy del 0,7 que con tanto ahínco me cuentan que defendió hace años!
R. Fue una iniciativa que tomamos, quizá porque a muchos son queda gran parte de rescoldo cristiano, de las bienaventuranzas, de parábolas, de elementos profundamente éticos; los ritos no, pero esa ética me influyó. Unos cuantos llevamos la iniciativa del 0,7, haciendo huelgas de hambre, encerrándonos, presionando a las autoridades para que destinaran el 0,7 a la cooperación. Y en ese sentido fue muy importante. De eso se derivaron partidas destinadas a los campamentos de refugiados palestinos, de campamentos de Líbano, de Jordania, a proyectos de salud, de educación para las mujeres, educativos, que se llevaron fundamentalmente a Cisjordania, a los campamentos de refugiados. Ahí hubo una continuidad y eso se aprovechó fundamentalmente para desarrollar una de las virtudes que debe tener el hombre, que es la solidaridad, sentirse humano, que no perdamos la humanidad.
P. Hoy los titulares copan otros porcentajes. Esta mañana (por el viernes 7) el 2% que el Gobierno subirá el gasto en Defensa.
R. Pienso que se está polarizando el mundo entre bloques y es extremadamente peligroso. Mira el caso de Estados Unidos, en qué manos ha caído el poder. No hay que olvidar que Estados Unidos arrebató a México la mitad del territorio. Cuando llega gente imprudente, provocadora, que aspira a la tierra de los demás y está dispuesta a invadir otros territorios, como Groenlandia, es una situación muy peligrosa. Cuando vemos lo que está pasando en Rusia con Putin, que más o menos hace lo mismo, es también una situación peligrosa. 
Lo que debería hacer la Unión Europea es tener una entidad que no dependiera de las ambiciones de una u otra potencia, basada en la democracia y en los derechos humanos. Caer en el juego de los bloques puede ser muy peligroso. Este juego de alta tensión militar puede acabar en lo que acabó la primera Guerra Mundial, salta una chispa y ya está. 
P. No hablaba de bloques, sino del gasto en Defensa de España.
R. Soy crítico en ese sentido. Pienso que hay muchas necesidades que en estos momentos están haciendo agua, como es el tema de la educación y la sanidad, la atención a la tercera edad, los servicios sociales... Hay una serie de cosas que son prioritarias.
P. Habla de polarización... ¿Tienen sentido en estos momentos las ideologías?
R.  Las ideologías tienen más sentido que nunca. Pero deben ser ideologías basadas en el respeto a los derechos humanos. Una ideología basada en el racismo, la xenofobia y la exclusión del otro y el diferente no se debe admitir.  Ya hemos visto dónde concluye ese tipo de ideología. Y me refiero también al tema económico. Hoy en día la voracidad de los más ricos puede llevar a situaciones de guerras mundiales. 'Necesito hacerme con determinadas tierras' y eso puede llevar a la ocupación de Groenlandia, por ejemplo. La humanidad debe avanzar en criterios de respeto, de defensa de los derechos humanos.
P. ¿De dónde le nace ese compromiso que profesa en diversas causas?
R. Me nació básicamente en la Universidad. Estudié en la Complutense, donde conocí gente extraordinaria. Estuve en los seminarios de literatura de Isabel de España, iba a las charlas de Aranguren, de Ruiz Jiménez... y empiezas a tener una noción distinta. Socialmente pertenecía a una burguesía relativamente acomodada de San Pedro Manrique. Me identificaba con los valores de, digamos, el nacional catolicismo. A partir de ese momento de la universidad yo empiezo a cambiar. Primero había que acabar con la dictadura; participé en las luchas estudiantiles. Lo pagué con un expediente, por supuesto. Me trastornó un poco, pero no me impidió acabar bien la carrera. 
Posteriormente, con la creación de los sindicatos, con Comisiones Obreras, de Enseñanza.  Y eso me lleva a defender lo público, una serie de cosas y a implicarme también a nivel internacional, no solo nacional, viendo las desigualdades que existen en el país y también las que existen a nivel mundial. Luego me afectó muchísimo cuando estuve en Irak en el escudo humano, en la Guerra de Irak; visité Palestina...
P. Cuénteme aquella vez que se encadenó, creo que durante la Guerra de Irak.
R. En la Guerra de Irak grupos de españoles formamos unas brigadas y marchamos para allá. Fue antes de que se iniciara la guerra, porque si lo hacía las víctimas iba a ser el pueblo, la gente... Estuvimos durante un tiempo participando en protestas, encerrándonos en algunas centrales eléctricas, haciendo manifestaciones en barcas por el Tigris, visitando escuelas... Después por necesidades de trabajo tuvimos que volver. Yo tenía un pequeño permiso sindical de una semana (como profesor de instituto) y no podía estar más. Tenía que volver a mi puesto de trabajo, nunca he sido liberado  nunca he creído demasiado en estas cosas. Pienso que la gente debe estar en su puesto de trabajo. 
Participé también en la Flotilla de la Libertad, intentando romper el bloqueo rumbo a Gaza, en la segunda flotilla, en concreto en el Guernica, junto a algunos judíos, por cierto. Muy buena gente. Estaban en contra de lo que estaba haciendo el Gobierno sionista de Israel contra Gaza. En Grecia bloquearon nuestro barco y ahí ocupamos la embajada de España en señal de protesta para que nos dejaran navegar libremente. Estuvimos tres días en huelga de hambre hasta que nos dejaron soltar el barco, que no pudimos mandarlo a romper el bloqueo de Gaza, pero fue con ayuda sanitaria a los campamentos del Líbano. Éramos una coalición de norteamericanos, canadienses, españoles, judíos también.
P. ¿Por qué defiende la causa árabe? Igual debería decir palestina, por concretar un poco más (son diferentes).
R. Fundamentalmente, palestina. Estoy en una plataforma, cuyo nombre es Comité de Solidaridad de la causa árabe, pero fundamentalmente estamos centrados en Palestina. Es el pueblo que más está sufriendo en estos momentos. Ha sufrido la ocupación del territorio y la limpieza étnica por el proyecto sionista, no judío, sionista, quiero matizar esto. No podemos decir que todos los alemanes eran nazis y tampoco que todos los judíos sean sionistas. 
Fue a través de compañeros de mi mujer, que eran palestinos, y luego hice un viaje a Palestina, en el que estuvimos en campamentos de refugiados, pasando los check point y viendo las humillaciones a las mujeres, conociendo lo que era un régimen de apartheid, donde unos tenían privilegios y otros eran los ocupados. Conocimos a autoridades de allí, las escuelas que este comité estábamos financiando con ayuda del Gobierno asturiano. A mí eso, conocer el drama de la gente, me afectó mucho. Como decía Bertrand Russell, no quiero caer en el crimen de la indiferencia. Eso es lo que me mantiene.
P. Hace poco pasó un entrevistado por esta sección que dijo que en Soria había más herencia judía.
R. Por supuesto. Una gran personalidad como Diego Laínez, general de los jesuitas después de Ignacio de Loyola, fue judeo-converso. Sin duda hay gente de cultura judía. En San Pedro Manrique, en la muralla, uno de los arcos es el arco de los judíos. Y en la relación de la diócesis de Calahorra, la sexta aljama, comunidad judía, que más pagaba, era la de San Pedro Manrique. Eso no tiene nada que ver con las barbaridades que cometieron los sionistas. Tengo excelentes amigos judíos, gente que no comparte esa ideología.
P. ¿Qué revisa de vez en cuando?
R. Reviso mi propia vida. Lo que hice mal, a veces lo que sigo haciendo mal. 
P. ¿Cómo incorpora la higiene mental en medio de tanto ruido social, político?
R. Soy un ciclista empedernido, subirme un puertecito todos los días que puedo en el puerto de la Madera, en Gijón. Me hago unos 25 o 30 kilómetros. Y luego me encanta la música. Toco el saxo y la trompeta, estoy en un grupo y eso me ayuda a sobrellevar los momentos de dolor. Luego la vida con mi compañera, con mi mujer, Pepa, que me ha acompañado siempre. Y también la escritura, tengo dos novelitas y he escrito cosas de historia y de arqueología centradas en San Pedro Manrique.
P. Dos instrucciones cortas para cambiar las cosas.
R. Que la gente crea en los derechos humanos y los defienda, que sea coherente. Y que nadie caiga en el crimen de la indiferencia ante las injusticias que están ocurriendo en el mundo.
P. ¿Qué terapia necesita Soria a su juicio?
R. Hay muchas Sorias, está la rural y la Soria capital. Que potencie su iniciativa, cultural, empresarial, económica. Que luche por una industrialización en el respeto al medio ambiente. No hay que maltratar ese legado de la naturaleza, porque, como decía el Papa Francisco, 'Dios perdona, la naturaleza no perdona'. Ese maltrato que a veces, por un proceso de industrialización voraz sin más obsesión que el lucro, nos lleva a destruir lo que nos alimenta y lo que respiramos. Hay zonas de Soria donde eso no se respeta.

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