La expansión de los asentamientos israelíes amenaza la viabilidad de un estado palestino, base según los Acuerdos de Oslo de 1993 para una solución del conflicto palestino-israelí
Casas ocupadas por colonos judíos, identificadas con banderas israelíes, en el barrio palestino de Silwan (Jerusalén Este). ROSA MENESES
La viabilidad de la solución de los dos Estados para el conflicto palestino-israelí está en peligro. A medida que el tiempo pasa -alertan analistas consultados- es más difícil crear un Estado palestino con entidad propia junto al Estado israelí existente desde 1948, debido a la expansión incesante de los asentamientos judíos en los territorios ocupados. El crecimiento de las colonias y el muro construido por Israel que separa territorios dentro del futuro ente palestino dividen Cisjordania en islas inconexas. A ello hay que unir que el proceso de paz lleva dos años congelado, mientras la violencia de uno y otro lado sigue imperando.
La última llamada de alerta sobre un proceso moribundo ha sido la resolución 2334 recién aprobada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con la abstención de EEUU, condenando los asentamientos judíos en territorios palestinos ocupados. La resolución refleja una preocupación que es consenso internacional: la expansión de las colonias judías en Cisjordania amenaza la viabilidad de un Estado palestino en un acuerdo de paz futuro. "La solución de los dos Estados está en la UVI", advierte una fuente oficial europea. "Se está esfumando".
Ya lo subrayó hace unos meses la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini: "La política de expansión de asentamientos y demoliciones, la violencia y la incitación nos dicen muy claramente que la perspectiva que Oslo abrió está en un serio riesgo de morir". El Acuerdo de Oslo, firmado en 1993, tenía la intención de crear un Estado palestino junto al israelí en un plazo de cinco años.
El fracaso de Oslo
"Pensamos que el Proceso de Oslo conduciría a la inmediata solución de dos Estados, pero no ha sido así", lamenta Mustafa Barguti, médico, activista en favor de la paz y secretario general del partido Iniciativa Nacional Palestina, que fundó en 2002 con el intelectual Edward Said.
Una de las claves de Oslo fue la división de Cisjordania en tres áreas: A, B y C. El área A, quedaba bajo control de la Autoridad Nacional Palestina; en el área B, los palestinos tenían el control de los asuntos civiles e Israel, el control militar, mientras que el área C está bajo control total israelí. "En la práctica no hay área A: los israelíes pueden entrar cuando quieran. El muro ha convertido a Cisjordania en un queso suizo, separando el área A de la B, creando islas. Y por último, quien controla el área C controla Cisjordania", explica Jad Isaac, director general del Instituto de Investigaciones Aplicadas de Jerusalén (ARIJ, en sus siglas en inglés), mientras muestra mapas detallados.
En Cisjordania hay 196 asentamientos judíos y 232 puestos avanzados (embriones de futuras colonias definidos como 'outposts', en inglés), según el análisis de fotografías aéreas que ha realizado ARIJ. A veces esos asentamientos son en realidad ciudades. Hay casi 800.000 colonos judíos en los territorios palestinos (más de 400.000 en Cisjordania y 360.000 en Jerusalén Este), según datos de este think tank. "La población colona se ha triplicado desde el proceso de Oslo", asegura. La proyección de ARIJ es que en 2020 habrá un millón de colonos israelíes en Cisjordania y en 2040 habrá 2,2 millones.
Los asentamientos se unen por corredores y carreteras que sólo pueden usar los colonos, fragmentando Cisjordania. "Un israelí puede conducir sin encontrar un solo obstáculo, pero los palestinos pueden encontrar por su camino cientos de checkpoints y tardar hasta siete horas en atravesar Cisjordania, lo que un colono hace en 35 minutos", ilustra Isaac.
"La calidad de vida de los asentamientos en Cisjordania es mejor que la de Israel", prosigue Isaac. Y añade como dato ilustrativo "las 380 piscinas al aire libre que existen en estas colonias, consumiendo agua suficiente como para resolver la crisis de agua que sufren los palestinos".
Un territorio menguante
"La solución de dos Estados no es nueva, sino que data de 1947. Entonces se ofreció a los palestinos un Estado en el 45% del territorio, una partición injusta desde el punto de vista demográfico y geográfico, porque Israel se quedaba con toda el agua. La narrativa es que los palestinos la rechazamos, pero como apunta el historiador israelí Avi Shlaim, no hay tampoco pruebas de que los israelíes la aceptaran", afirma Barguti desde la sede de su ONG en Ramala.
"En 1948, Israel se estableció en el 78% del territorio. Tras la guerra del 67, le quedó a los palestinos el 22%. En 2000, Ehud Barak ofreció a los palestinos un Estado sin fronteras externas y sin Jerusalén en el 18% del territorio. En 2005 ya sólo quedaba el 11%, con Cisjordania cortada en cuatro trozos", prosigue el médico. "El proyecto de Netanyahu es el siguiente: Quedarse con todo. Nada de dos Estados", concluye.
Los hechos sobre el terreno confirman una peligrosa tendencia, corroborada por expertos que monitorizan con imágenes por satélite: Israel cada vez se expande en más áreas palestinas. Lo hace de diferentes formas: declarando áreas palestinas como zonas militares israelíes o reservas naturales y confiscando así la tierra, expandiendo los asentamientos judíos en Cisjordania -ilegales, según la ley internacional-, conectándolos entre sí y prolongando el muro. "El muro israelí es tres veces más grande y dos veces más alto que el Muro de Berlín. Separa a palestinos de palestinos. La población de Qalqiliya, por ejemplo, con 40.000 habitantes, está rodeada por todas partes por el muro y a la ciudad sólo se puede acceder por una pequeña puerta", subraya Barguti. "El muro en Cisjordania tiene bajo asedio a 200.000 palestinos, cuyos movimientos dependen de puertas que abren durante 15 minutos tres veces al día", añade.
Jerusalén Este es la viva imagen de lo que está ocurriendo a ojos de todos. "Este es el barrio palestino de Silwan. Las banderas israelíes que se ven salpicando algunos edificios marcan asentamientos judíos", indica ante la vista de Silwan Betty Herschman, directora de Relaciones Internacionales de la ONG israelí Ir Amim, que trabaja para crear las condiciones de una solución política viable entre israelíes y palestinos. "Empiezan casa por casa, tomando hogares palestinos con la colaboración del Estado de Israel y la protección de las fuerzas de seguridad israelíes. Ahora mismo, 100 familias, 600 palestinos, están en riesgo de desahucio en Silwan", explica. Sus casas serán ocupadas por colonos.
"En Jerusalén se aprecia especialmente la erosión de la solución de dos estados, mediante la creación por parte de las autoridades israelíes de nuevas viviendas en los asentamientos, así como parques y áreas turísticas. Ni siquiera la idea de dar espacios verdes a la ciudad es algo apolítico aquí: tienen como razón de ser expropiar tierras a los palestinos y cambiar la conciencia de dónde empieza y acaba el Jerusalén israelí y el palestino", afirma.
Fuente: Rosa Meneses, El Mundo - España
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