martes, 20 de diciembre de 2016

"El sionismo es una ideología y como tal puede ser criticada y combatida"


Susana Fuentes Gómez
Ruth Morales Cosano
Diego Orreterac
Alejandro Rico Freeman

Luz Gómez García (Madrid, 1967) es profesora titular de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Autónoma de Madrid. Doctora en Filología Árabe por esta misma institución ha sido investigadora del CEDEJ de El Cairo y delIFPO de Damasco. Ha publicado BDS por Palestina y Diccionario de Islam e islamismo y es traductora al castellano de Mahmud Darwish. De hecho, en 2012 recibió el Premio Nacional de Traducción por su trabajo En presencia de la ausencia de Mahmud Darwish.

Por otra parte, es una activa defensora de la causa palestina y forma parte activa de movimientos como BDS a Israel o Autónom@s por Palestina. A su vez, escribe artículos en El País y  eldiario.es.

Nos reunimos con esta experta en Palestina y el mundo árabe en su despacho de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid para que nos cuente su visión sobre el conflicto palestino-israelí. Hablamos sobre los posibles responsables, la situación actual, las posibles soluciones, las consecuencias para la región y sobre su actividad personal de activismo y reivindicación. Desde luego, una entrevista  que no dejará a nadie indiferente.
PREGUNTA: Son famosos el acuerdo Sykes-Picot de 1916 y la Declaración Balfour de 1917 por considerarse dos de los elementos que establecieron las bases para que en 1947 se proclamara unilateralmente el Estado de Israel en Palestina. Estos documentos fueron llevados a cabo por Occidente, más concretamente Francia y Reino Unido. ¿Debería considerarse a estos países como artífices y culpables del conflicto? ¿Qué papel considera que tiene Occidente en la región actualmente?

RESPUESTA: Sí, desde luego que la intervención de Francia y Gran Bretaña durante la Primera Guerra Mundial es fundamental para entender no solo el conflicto de Palestina, sino todos los conflictos que hay ahora en Oriente Medio. Pero a veces olvidamos que la creación del Estado de Israel y la colonización de Palestina no son solo el producto de una decisión política de 1917 con la Declaración Balfour, sino que tiene sus antecedentes en el proyecto sionista, que busca crear un hogar nacional para los judíos en algún lugar del mundo.

"La intervención de Francia y Gran Bretaña durante la Primera Guerra Mundial es fundamental para entender no solo el conflicto de Palestina, sino todos los conflictos que hay ahora en Oriente Medio."

Este proyecto estaba en relación con la emigración de los judíos centroeuropeos a Gran Bretaña y el problema migratorio que le suponía a este Estado. Si olvidamos que el establishment británico consideró que la consolidación de una potente comunidad judía en su suelo podía ser un problema en términos políticos y sobretodo económicos , no podemos entender por qué llegado un momento Palestina fue el lugar elegido, por qué se descartan otras soluciones que se habían buscado en otros territorios, algunos también bajo control británico. Con los acuerdos Sykes-Picot, Palestina pasó a estar bajo control británico y al elegirlo se satisfacía  un mito de una minoría de judíos que creían en la vuelta a Sión y se habían organizado en lo que hoy llamaríamos un lobby para conseguirlo: la Federación Sionista.

Quiero decir con ello que se trata de un conflicto muy moderno, entendiendo por moderno que hoy en día se dan situaciones que tienen también elementos que se pueden comparar, como es la presión migratoria, el racismo, la xenofobia. Elementos que están en el corazón de Europa y que en distintos momentos han dado lugar a gravísimos conflictos, el más claro durante la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto.

Si la Declaración Balfour es por así decir la consecuencia de toda esta historia previa de finales del s. XIX,  la mala conciencia europea con los judíos tras la Segunda Guerra Mundial, la necesidad de dar una solución a los que restan en Europa y la capacidad de las potencias que habían ganado la guerra de tomar las decisiones al margen del resto de las sociedades explican que en el año 1947 la ONU incentivara la partición de Palestina. Pero no hay que olvidar que en la partición de Palestina participaron también EE.UU. y la Unión Soviética, y que la Nakba fue silenciada por todos.

"Palestina pasó a estar bajo control británico y al elegirlo se satisfacía  un mito de una minoría de judíos que creían en la vuelta a Sión y se habían organizado en lo que hoy llamaríamos un lobby para conseguirlo: la Federación Sionista."

Así que el conflicto de Palestina no es solo una responsabilidad de Francia y Gran Bretaña, es una responsabilidad de las grandes potencias del s. XX, EE.UU., Rusia, y las nuevas que emergen en el XXI, los BRICS. En este sentido, resolver el conflicto es responsabilidad de todos, incluidos nosotros, la sociedad civil, no solo de los que lo crearon, pues tampoco sirve demasiado volver continuamente a los orígenes. La colonización de Palestina es un hecho y lo que hay que hacer es buscar soluciones de futuro, no en el pasado.

"La colonización de Palestina es un hecho."

P: Como doctora en Estudios Árabes e Islámicos, ¿cómo considera que ha afectado el conflicto palestino-israelí al devenir del resto del mundo árabe?

R: Durante la segunda mitad del siglo XX, la desaparición  de Palestina y la creación del Estado de Israel en su suelo ha determinado todos los conflictos que ha habido en la región, a veces de manera directa y otras de manera más simbólica. De manera directa durante la guerra del 48-49, la Guerra del Canal de Suez en 1956, la de 1967, la de 1973, la invasión del Líbano en 1982… Pero la realidad es que según va pasando el tiempo, y es evidente después de las revueltas árabes y toda la contrarrevolución que hay en marcha en la región, Palestina cada vez es menos un “asunto árabe” que una moneda de cambio de los distintos regímenes en su relación con Occidente. Cada vez es más habitual la “normalización”, cada vez el boicot que la Liga Árabe impuso a Israel en los años 50 es menos real y, aunque las relaciones diplomáticas con la mayoría de los países árabes todavía no están regularizadas , la realidad es que las relaciones económicas sí lo están aunque sea de forma indirecta. Así que se ha normalizado también la hipocresía de los regímenes árabes en la actualidad, que siguen con un discurso anclado en el pasado cuando Palestina era un problema común árabe que había que resolver para que el conjunto árabe siguiera adelante. Es un grave error que las actuales élites árabes cometen a sabiendas, porque de ello depende su continuidad: resolver el problema de Palestina sería el primer paso para un cambio radical en toda la región. Por eso hoy en día cada vez se ve más claro que los palestinos, a nivel de los gobiernos árabes, están solos.

"Cada vez se ve más claro que los palestinos, a nivel de los gobiernos árabes, están solos."


P: Últimamente se está acusando a muchas personas de antisemitas por criticar u oponerse a la política de Israel. De hecho, Raphael Benatar, secretario general y portavoz de la Comunidad Judía de Madrid ha llegado a decir que “la nueva cara del antisemitismo es el antisionismo” (http://www.madridiario.es/noticia/426573/politica/raphael-benatar:-en-madrid-no-existe-un-lobby-judio.html) ¿Cómo considera que afecta el lenguaje que se utiliza en torno al conflicto por parte de los de grandes medios de comunicación de nuesto país? ¿Considera que se trata de una manipulación intencionada o simplemente es una falta de información sobre el conflicto?

R: El lenguaje es fundamental en todo lo que tiene que ver con el conflicto de Palestina, y creo que los más críticos con esta utilización banal del antisemitismo son los propios judíos, que muchos de ellos también son antisionistas (Chomsky o Einstein, por ejemplo). Así que la acusación de antisemitismo está corriendo el riesgo de vaciarse de significado, y eso sí que es un serio peligro. Hay que insistir siempre en que el antisemitismo no tiene justificación alguna, mientras que el sionismo es una ideología y como tal puede ser criticada y combatida.  Además, el sionismo es una ideología de carácter colonialista y xenófobo en muchas ocasiones. Cabe recordar que en 1975 la ONU aprobó una resolución declarando el sionismo una forma de racismo; es cierto que en 1991, en el contexto de la Conferencia de Madrid, que fue el primer encuentro oficial entre israelíes y palestinos, se derogó. Otra concesión más de la ONU.

"Los más críticos con esta utilización banal del antisemitismo son los propios judíos, que muchos de ellos también son antisionistas (Chomsky o Einstein, por ejemplo)."

En cualquier caso, referido a los medios de comunicación, a veces tendemos a hacerlos cómplices de los errores que escuchamos, pero más bien considero que sus torpezas son por ignorancia. No me atrevería a adjudicar tanta intencionalidad a los periodistas y a los medios de comunicación en general. Mi experiencia es que cuando se explican las razones con la historia en la mano, de una manera razonada y con argumentos no suele haber grandes oposiciones.  

Sí que es cierto que en el discurso periodístico al uso influye la fuerza de la hasbara (término en hebreo que significa “explicación”, “esclarecimiento”. Se utiliza para referirse a la información manipulada que los medios políticos israelíes hacen circular como promoción de su manera de interpretar el conflicto) israelí para presionar y que se cuente la historia a su manera, con su narrativa. El gobierno israelí invierte millones en esta propaganda. Los palestinos no tienen ni han tenido nunca tanta fuerza para contar su propia historia y contrarrestar la manera en la que lo han hecho los israelíes. Sin embargo, las cosas también han cambiado a lo largo de los años. Palestina dejó de existir durante décadas, había sido el nombre de un territorio, cuando no de un país colonizado que emitía sus propios pasaportes, hasta la Segunda Guerra Mundial. Pero con la creación de Israel y la Nakba, la limpieza étnica del territorio, desaparece el nombre y a nivel internacional no vuelve a aparecer hasta finales de los años 60.

"El antisemitismo no tiene justificación alguna, mientras que el sionismo es una ideología y como tal puede ser criticada y combatida."

Sin embargo, a partir de los años 70 los palestinos han sido capaces de recuperar su nombre, la narrativa que les habían robado. Otra cosa es que sea la historia de los perdedores, pero es una historia. Hay una anécdota sobre esto a propósito de Mahmud Dawish: él rechazaba que le llamaran “el poeta palestino” y reclamaba ser “un poeta de Palestina”, y cuando en el año 2010 el ayuntamiento de París acordó dedicarle una plaza, en un lugar emblemático, junto al Pont des Arts, al lado de l’Académie Française y frente al Louvre, hubo una polémica, en la que también intervino la Embajada de Israel, para evitar que en la placa de la plaza apareciera el nombre de Palestina tal cual, como finalmente apareció.

P: ¿Cómo cree que ha vivido y evolucionado el pueblo palestino durante el conflicto?

R: Si consideramos que el inicio del conflicto fue en el año 1948 y no el 1967, el cambio ha sido radical. Los palestinos durante los primeros diez años de la Nakba fueron un pueblo noqueado que casi dejó de existir políticamente. Prácticamente no hay producción literaria ni trabajos académicos de los años 50 y primeros 60 hasta que Walid Khalidi publica sus ensayos pioneros sobre lo sucedido en la Nakba, porque costó mucho entender y empezar a recuperarse de lo que había pasado. Los palestinos habían perdido su país, sus aldeas, había 700.000 refugiados, y otros 200.000 desplazados internos… En cuestión de meses desapareció la vida de Palestina.

El segundo tiempo fue el de la reorganización y búsqueda de cómo hacer frente a la pérdida. En este tiempo se comienzan a organizar los distintos partidos que en 1964 se van a integrar en la OLP, es el tiempo de la lucha armada, de los movimientos guerrilleros internacionales, de la Naksa, la recaída tras la pérdida de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental en 1967, del septiembre negro en Jordania en 1971 y la salida del Líbano en el 82.

"El pueblo palestino es de los pueblos árabes más creativos y con mayor fuerza expresiva en todos los terrenos artísticos. 

A partir de 1967 la configuración de cómo tienen que ser sus reivindicaciones, el abandono progresivo de la lucha armada, la aceptación de la vía del diálogo en las negociaciones, todo ello se ha ido reflejando en la creación literaria, artística, cinematográfica… Ha sido un proceso gradual muchas veces traumático, pero que al mismo tiempo ha permitido a los palestinos ser uno de los pueblos árabes más creativos y con mayor fuerza expresiva en todos los terrenos artísticos. Voy a dar algunos nombres indiscutibles, aunque sea algo injusta con otros: Mahmud Darwish, Gasán Kanafani, Emil Habibi y Saher Khalifa en la literatura; los cineastas Michel Khleifi y Elia Soliman; las artistas Mona Hatoum y Larissa Sansour… Su obra es bien conocida en España, lo cual es significativo.

P: Relacionado con el tema de cultura y sociedad, tengo entendido que hasta la Primera Intifada Israel no estaba tan mal visto, pero en el momento en que se empezó a mostrar vídeos de soldados israelíes rompiendo brazos de niños la sociedad empezó a cambiar su opinión.

R: Sí, fue muy importante la Primera Intifada porque a nivel simbólico los medios de comunicación, en concreto la televisión, jugaron un papel fundamental, ya que por primera vez se vio directamente, sin un relato de por medio, lo que suponía la ocupación israelí: un chaval de diez años tirando piedras a un tanque, y fue un punto de inflexión importantísimo para la solidaridad internacional.

Por ejemplo en el año 1982, cuando la OLP tuvo que salir de Beirut rumbo a Túnez en los barcos fletados por Estados Unidos, prácticamente no hubo imágenes televisadas. Dos semanas después de que la OLP abandonara Beirut, a mediados de septiembre tuvieron lugar  las masacres de Sabra y Chatila. La mañana en que  entraron los reporteros de televisión hubo algunas imágenes, pero muy pocas. Yo lo recuerdo de una manera personal con imágenes no muy claras, en blanco y negro, pero en 1987, solo cinco años después, la televisión estaba en Belén, en Jerusalén, en Hebrón en directo y cambió por completo la percepción de lo que sucedía.

"La primera intifada fue un punto de inflexión importantísimo para la solidaridad internacional."

P: Y en cuanto a la sociedad israelí, ¿cómo cree que ha evolucionado?

R: No soy una estudiosa de de la sociedad israelí, conozco algo de su élite literaria y periodística, pero lo que sí es evidente es que lo que se llamó el Campo de la Paz en los años 90, tras los Acuerdos de Oslo, que parecía ser expresión de un estado de opinión más amplio y arraigado entre la población, era una mentira. Ni había un sector considerable de la población israelí que apoyase a este Campo de la Paz, ni cuando llegó la hora del diálogo y de las concesiones dolorosas, que suponía seguir adelante con lo estipulado en los Acuerdos de Oslo, el Campo de la Paz intervino en favor de los palestinos. Con honrosas excepciones, que siempre las hay, como los historiadores Ilan Pape y Amnon-Raz Krakotzkin o el periodista Gideon Levy.

"Mientras el sionismo sea el sustento ideológico del pensamiento de un intelectual, difícilmente va a apoyar una solución justa para el pueblo palestino."

Así, que aunque la izquierda israelí apoyada por buena parte de la izquierda europea, liderada por intelectuales como David Grossman, proclamase a los cuatro vientos su apoyo a otros intelectuales palestinos que podían colaborar a la solución del conflicto, como Edward Said o el propio Mahmud Darwish, en realidad el llamado Campo de la Paz supuso el encumbramiento de una serie de intelectuales  que han seguido potenciando la ocupación y el sionismo. Y mientras el sionismo sea el sustento ideológico del pensamiento de un intelectual, difícilmente va a apoyar una solución justa para el pueblo palestino.

Lo cuenta bien Yitzhak Laor en Las falacias del sionismo progresista.  Esto es, la cuestión de si el sionismo, una ideología nacionalista y xenófoba, puede ser de izquierdas. Parece un oxímoron, pero durante muchos años no solo es que se haya considerado posible, si no que bastantes intelectuales europeos, y entre ello algunos socialistas españoles, han pasado por un kibutz, en origen una cooperativa autosuficiente influenciada por el socialismo utópico, donde los primeros judíos que emigraron a Palestina se empezaron a organizar. Los izquierdistas europeos de los años 60 y 70 iban al kibutz como el que va a un campamento de verano, ignorando por completo la existencia palestina.


P: La causa palestina ha tenido mucho apoyo de la sociedad civil internacional en determinados momentos concretos. Sin embargo, actualmente se percibe como un conflicto permanente y sin solución. ¿Qué vías considera efectivas para sensibilizar a la gente?

R: Yo no diría que la causa palestina, en general, ha sido popular y ha tenido un movimiento de solidaridad fuerte. Es cierto que en España ha tenido bastante apoyo y el movimiento de solidaridad con Palestina ha estado mejor organizado, pero no a nivel general, en Francia por ejemplo. Creo que es importante destacar que el problema de Palestina  es evidentemente un problema concreto, pero lo que simboliza es un problema de la humanidad en su conjunto, es un problema de injusticia y de colonialismo. Eso nos afecta a todos, porque tiene que ver con nuestros fundamentos como individuos que viven en sociedad. Si Palestina es una espina clavada en la conciencia del mundo es precisamente porque el incumplimiento de los derechos humanos y de las resoluciones internacionales, el unilateralismo de las potencias extranjeras, la imposición de  soluciones coloniales, o el racismo eurocéntriconos afectan a todos como individuos. Por ello, creo que hay que insistir siempre en estos aspectos para que se comprenda lo que pasa en Palestina.

"En España ha tenido bastante apoyo y el movimiento de solidaridad con Palestina ha estado mejor organizado, pero no a nivel general."

Hay unas declaraciones de Angela Davis a propósito de su viaje a Palestina. Fue con una delegación de mujeres afroamericanas y amerindias que a su regreso contaban en EE.UU. su experiencia: cómo era el entrar y salir de los Territorios Ocupados por check-points por tipos de población, el ir por las autopistas de los colonos o por las carreteras estrechas de los palestinos, las largas colas al sol de los controles a los coches palestinos mientras adelantaban rápido los israelíes… Cuando contaban todo esto en EE.UU. la población afroamericana y todos los defensores de los derechos civiles decían: “eso es exactamente contra lo que luchábamos aquí en los años 50 y 60”.

Esta es una manera muy eficaz de mostrar cómo la lucha palestina es una lucha universal. Pero por otro lado, yo creo que también es importante vehicularla en el aspecto económico. Por ejemplo, en Francia, que es un país muy difícil para todo el movimiento de solidaridad con Palestina por sus leyes contra el antisemitismo, que acaban volviéndose torticeramente contra quienes apoyan a Palestina, en Francia una de las vías más eficaces de buscar apoyos ha sido a través de los sindicatos, de mostrar cómo los tratados económicos con Israel como socio preferente están sirviendo para introducir en Europa productos provenientes de colonias de los Territorios Ocupados que incumplen con las normas de la Unión Europea y que además están perjudicando a los productos autóctonos, en este caso la agricultura francesa. Esta otra vía también me parece muy importante para mostrar cómo el conflicto de Palestina es interseccional  y nos afecta todos.

"La población afroamericana y todos los defensores de los derechos civiles decían: “eso es exactamente contra lo que luchábamos aquí en los años 50 y 60."

P: Además de académica especialista en el ámbito árabo-musulmán es usted activista del BDS a Israel ¿Cómo definiría este movimiento para aquellos que no lo conocen?

R: Lo primero que hay que decir del BDS es que son las siglas de Boicot, Desinversión y Sanciones. Lo segundo es que el BDS surge de la sociedad civil palestina, es un llamamiento de los palestinos a la sociedad civil del resto del mundo para que apoyemos sus reivindicaciones, que son tres: que se cumplan las resoluciones de Naciones Unidas respecto al derecho al retorno de los refugiados palestinos, que finalice la ocupación de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este y que en el Estado de Israel los palestinos con nacionalidad israelí dejen de tener una ciudadanía de segunda por su desigualdad ante la ley. Estas son las reivindicaciones de la sociedad civil palestina que les lleva a pedirnos que: a) boicoteemos los productos israelíes, las actividades culturales o las iniciativas académicas que tienen como contraparte al Estado de Israel; b) que presionemos a gobiernos y empresas para no inviertan en negocios en las colonias o que se benefician de ellas; y c) que exijamos a nuestros responsables políticos que se sancionen los incumplimientos reiterados por parte de Israel de la legislación internacional. Esto es el BDS, que seguirá teniendo incentivos para actuar mientras la ocupación, los refugiados y el apartheid sigan existiendo.

"El BDS es un llamamiento de los palestinos a la sociedad civil del resto del mundo para que apoyemos sus reivindicaciones."

P: Este boicot es un boicot en todos los ámbitos, incluso el académico. ¿Por qué considera usted que este boicot que algunos consideran al saber y el conocimiento es legítimo?

R: Bueno, el boicot es legítimo porque, todas sus demandas cumplen con el derecho internacional y con los derechos humanos. Respecto al boicot académico, después de 50 años que se van a cumplir ya desde la Guerra de 1967, todas las formas de presión se han revelado inútiles y no han llevado a nada más que a más ocupación. Antes de los Acuerdos de Oslo, en 1992, en Cisjordania y Gaza el número de colonos no llegaba a los 70.000. En los años que han transcurrido desde entonces, el número de colonos ha ascendido a cerca de 700.000.

Las negociaciones, los continuos encuentros y desencuentros a lo que han llevado es a más colonización y a más apartheid. Hay leyes hoy en Israel que son más discriminatorias que hace 20, 30 años y desde luego la situación de los refugiados no ha cambiado en absoluto. Ante todo esto, ante la imposibilidad de que se llegue a una solución justa del conflicto mediante un diálogo entre iguales, yo como académica lo que puedo hacer es secundar lo que me piden los palestinos, que es perfectamente justo y legítimo. Por ello, considero que tratar de igual a igual a un académico israelí que está apoyando la ocupación, el apartheid y la desigualdad y que no presiona a su gobierno para que cumpla con las resoluciones de las Naciones Unidas es darle una carta de normalización a lo que sucede en Palestina. Como académica intento sacar a la luz esa injusticia y apoyar una solución justa. No tengo muchas más armas, tengo mi palabra y el prestigio que pueda tener mi posición académica, no gran cosa, pero  los utilizo.

"Las negociaciones, los continuos encuentros y desencuentros a lo que han llevado es a más colonización y a más apartheid. Hay leyes hoy en Israel que son más discriminatorias que hace 20, 30 años."


P: Por otra, la nueva política que tiene Israel del Pink/Purple/Green Washing, ¿cree que es acertada y que está teniendo éxito frente al BDS?

R: Yo creo que no, yo no soy muy optimista en general y he sido poco optimista durante la entrevista, pero estoy convencida de que el BDS ha sido una buena herramienta y de que está consiguiendo mucho más de lo que se cree y de lo que se dice. De hecho, Israel ha dedicado muchísimo dinero, creo que han sido 35 millones de dólares, para contrarrestar la campaña del BDS en una partida que se ha aprobado hace unos meses. Israel sabe que el BDS les está haciendo mucho daño, a lo mejor no tanto a nivel económico pero sí a nivel de legitimidad internacional, y eso es lo más peligroso para él a largo plazo, más que la cuestión económica.

"Estoy convencida de que el BDS ha sido una buena herramienta y de que está consiguiendo mucho más de lo que se cree y de lo que se dice."

El Pink Washing es un ejemplo de esto mismo, por más que durante 10 o 15 años Israel se haya querido vender como un paraíso para la comunidad LGTB y haya utilizado a los gays, lesbianas y transexuales palestinos y palestinas con este fin. De hecho, han sido estos mismos los que han denunciado esta situación y se han dado cuenta de la trampa que suponía y de la necesidad de vehicularse con el BDS precisamente para salir de ella. . Haneen Maikey y asociaciones como Al-Qaws muestran cómo  la propia comunidad LGTB palestina denuncia el Pink Washing bajo la idea de que un estado racista, que no es igualitario con todos sus ciudadanos y que somete a los palestinos bajo ocupación, no puede al mismo tiempo defender los derechos de gays y lesbianas. Es el propio colectivo LGTB palestino el que pone de manifiesto la mentira, que se vuelve en contra del propio Estado de Israel cuando otros colectivos de otras nacionalidades comienzan a cancelar su presencia en los actos de promoción pink washing que se celebran en Tel Aviv, por ejemplo.

Además, estoy convencida de que el BDS es una herramienta ransversal e interseccional y no solo un boicot económico. Lo dicho sobre el pink washing sirve igual para la lucha ecológica o feminista: la igualdad o la justicia o es para todos o no es tal, como siempre recuerda a propósito del derecho Raji Sourani, el director del Centro Palestino de Derechos Humanos de Gaza.

P: Sobre la famosa “Solución de los dos Estados”, ahora parece más que nunca un término políticamente correcto pero vacío de contenido, pues no se suele explicar cómo se trazarían esas fronteras y qué población se consideraría parte de qué Estado. ¿Cree que ésta solución es viable en la práctica? ¿O quizás sería mejor intentar construir un único Estado no adscrito étnica y religiosamente dentro de la enorme dificultad que este proyecto conllevaría?

R: Yo siempre digo ante esa pregunta que son los palestinos los que tienen que decidir qué hacer, y lo tienen que decidir de manera libre, donde intervengan todos los palestinos, los que viven hoy en territorios ocupados, los que viven en Israel, los que viven en los campamentos de refugiados y los de las diásporas. Son ellos los que tienen que elegir qué forma quieren y cómo quieren organizar su Estado-nación.

Por otro lado, como estudiosa de la historia de Palestina, y también por haber comprobado in situ  cómo ha ido cambiando y transformándose la realidad física y social de Palestina en los últimos 30 años, tengo mi opinión y es que es prácticamente imposible que pueda darse una solución de dos Estados. Sobre el territorio del hipotético Estado palestino la colonización ha avanzado de tal manera que el traspaso de población que sería necesario para que se crease un estado Palestino viable con unas fronteras y una continuidad territorialidad libre de asentamientos lo hace prácticamente imposible.

"Son ellos [los palestinos] los que tienen que elegir qué forma quieren y cómo quieren organizar su Estado-nación."

En estos momentos, las colonias y los asentamientos de Cisjordania hacen inviable una solución de un Estado palestino con continuidad geográfica, pues desmontar los asentamientos supondría un movimiento de población y un cambio en la política israelí que me parecen totalmente impensables. Con voluntad política se puede todo, desde luego, pero yo no veo que Israel tenga voluntad política de desmantelar los asentamientos, y sin eso no hay continuidad territorial y no hay posibilidad de un Estado.

"Los asentamientos de Cisjordania hacen inviable una solución de un Estado palestino con continuidad geográfica."

Por otra parte, también me parece que es totalmente inviable seguir pensando en el s. XXI  que los Estados se fundamentan en criterios religiosos y que eso configura y da legitimidad a un Estado, como es el caso de Israel. Así que por una cuestión ideológica como puede ser la imposibilidad de que la religión sea el constitutivo de un Estado, y por una cuestión de historia y de justicia como es que no puede haber futuro sin justicia, considero que no puede haber dos Estados.

P: ¿Considera entonces que es un conflicto eterno, que no va a llegar a una solución, por lo menos a corto medio plazo?

R: Eterno no hay nada, yo no diría que sea eterno. Por ejemplo, los profesores de historia recordamos que Jerusalén estuvo en manos de los cruzados durante casi un siglo, pero que al final los europeos se tuvieron que ir. Con esto no quiero decir ni mucho menos que los israelíes se tengan que ir no sé adónde, sino que la historia cambia tanto como se repite.

"La solución para Palestina pasa por un cambio en toda la región."

Israel hasta ahora ha contado con grandes aliados, con Estados Unidos sobre todo, y eso ha facilitado su impunidad, pero las circunstancias pueden cambiar. Por ejemplo, yo fui muy optimista en el año 2011, creía que las revoluciones populares eran muy importantes, que iban a cambiar las cosas, que el mundo árabe se democratizaría, que caerían  de una vez las corruptas élites postcoloniales que habían llevado a las sociedades árabes a la situación de dependencia cultural, económica y política en la que vivían, y en ese sentido creía que la situación de Palestina también cambiaría. Ahora, cinco años después, veo que era demasiado optimista, pero sigo pensando que la solución para Palestina pasa por un cambio en toda la región, no solamente en Israel, no se va a solucionar el conflicto mientras el resto de los países no cambien y sean las oligarquías las que hablen y no los pueblos.

"Israel hasta ahora ha contado con grandes aliados, con Estados Unidos sobre todo, y eso ha facilitado su impunidad."

P: ¿Qué resolución considera que sería la más factible ahora mismo? Y, por otra parte, ¿cuál es la solución que le gustaría que se consiguiera personalmente?

R: Lo que me gustaría es que los seis millones de refugiados palestinos que hay por el mundo tuviesen un futuro, un hogar estable, el derecho a moverse, viajar, tener un trabajo, acceder a la educación. Es decir, todos los derechos que se tienen cuando uno vive en un país que es, digamos, el suyo. Y lo mismo para los palestinos que viven bajo la ocupación. También me gustaría que fuese posible el entendimiento con los israelíes porque la sociedad israelí conociera a la sociedad palestina, y que se abriera un diálogo entre iguales. Para empezar, eso sería el fin del apartheid. Querría que se cumplieran las resoluciones internacionales, que Israel no fuera una excepción dentro de los Estados supuestamente democráticos no cumpliendo con los derechos humanos, querría que la historia nos enseñase a todos, incluidos israelíes, que todos somos iguales y que sin convivencia no hay futuro. Querría ir a una Palestina/Israel o Israel/Palestina con sitio para todos. Pero insisto en que no tiene demasiada importancia lo que yo quiera, lo que tiene importancia es lo que los palestinos quieran hacer con su futuro.
 

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