España ¿tiene depositadas armas nucleares?
¿Por qué no ratifica el Tratado sobre la Prohibición de las armas nucleares?
Revista republicana, Política, diciembre 2020
Santiago González Vallejo
El día 24 de octubre, Honduras ratificó el Tratado sobre Prohibición de las Armas nucleares, con lo que se alcanzaron los 50 países necesarios para que entrase en vigor en los próximos meses.
Hay que señalar que, además, hay otros 34 países que lo han firmado y están pendientes de ratificarlo. España y otros países de la UE no están entre ellos.
El tratado considera que un mundo libre de armas nucleares es un bien público mundial y se basa en los principios y normas del derecho internacional humanitario. Fija la prohibición de «desarrollar, ensayar, producir, fabricar, adquirir de cualquier otro medio, poseer o almacenar armas nucleares u otros dispositivos explosivos nucleares» y también prohíbe -y esto podría afectar a España- «el emplazamiento, la instalación o el despliegue de armas nucleares u otros dispositivos explosivos nucleares en su territorio o en cualquier lugar bajo su jurisdicción o control». Al fin y al cabo, este mandato estaba implícito en la creación de las Naciones Unidas.
Y esto nos lleva a la pregunta de por qué España no lo ha firmado y ratificado.
La historia moderna de España, desde el franquismo, está ligada al depósito de armas nucleares. Las bombas atómicas aparecen en nuestro país con el acuerdo militar con Estados Unidos. No sabemos si, contemporáneamente, el Reino Unido ha tenido o tiene armas nucleares en Gibraltar.
De todos es conocido el incidente de Palomares (Almería) donde por una colisión aérea cayeron al mar 4 bombas atómicas y se produjo radiación y contaminación en la zona. Forma parte de las historias del franquismo que, como otros grandes accidentes, fue en gran parte ocultado.
Pero, volviendo más al presente, la entrada de nuestro país a la OTAN por el gobierno post golpe de Estado de Leopoldo Calvo Sotelo, en 1981, no modificó para nada la presencia nuclear estadounidense (y/o británica) en nuestro suelo o espacio aéreo.
El malestar social que supuso la entrada en la OTAN y la pérdida de una neutralidad geopolítica defendida por amplias capas de la población fue conducido por el PSOE hacia un referéndum. También, hay que hacer constar que la decisión de entrar en la OTAN fue argumentada en que ese hecho pondría orden en los cuarteles y haría que los militares proyectasen su energía hacia aventuras exteriores y no en una visión antidemocrática de sus funciones en un Estado. Cosas de la transición y los poderes fácticos.
En 1986, efectivamente se hizo un referéndum amparado por el PSOE y que recogía tres condiciones para ratificar la permanencia en dicha estructura militar: la no incorporación a la estructura militar, la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares y la reducción de las bases militares norteamericanas en España. La campaña contra el ingreso de España en la OTAN, el carácter unitario, la mezcla de culturas políticas y el tejido de sensibilidades, fue la que hizo mimbres para la creación de Izquierda Unida y la fijación de llevar la bandera anti OTAN en su ADN.
Pero ya, la dinámica pro atlantista se consolidó en el primer gobierno de Aznar y en 1997, España se incorporó a la estructura militar integrada de la OTAN, se modificó el acuerdo hispano estadounidense para que Estados Unidos pudiera instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español, previa autorización del Gobierno de España.
Y en estas, promovido por Austria y con el apoyo de Irlanda –y en contra de los países de la OTAN y de la mayoría de los de la UE- se aprueba este Tratado sobre Prohibición de las Armas Nucleares en el año 2016.
América Latina y el Caribe ya en el Tratado de Tlatelolco prohibieron la introducción de armas nucleares en ese espacio geográfico tras la crisis de los misiles en Cuba en 1963. Ahora hay 116 países que han voluntariamente suscrito tratados de zonas de libres de armas nucleares. El PSOE, en el momento de la discusión del Tratado presentó una Proposición no de ley, en donde el PP se abstuvo, que salió aprobada por la mayoría del Congreso.
España, junto con Portugal, y cambiando el acuerdo con Estados Unidos, de momento solo en ese aspecto, deben declarar que la península esté libre de armas nucleares.
España, este gobierno de coalición, sin grandes alharacas y sin modificar formalmente gran cosa, debe ratificar este Tratado. Por el bien común de todos y todas.
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