Carta abierta
al Secretario General de la ONU António Guterres
Enfrentarse
al nuevo gobierno de Israel exige un cambio fundamental de estrategia
Red Global sobre la Cuestión de Palestina
Ammán, 24 de
enero de 2023
Estimado
Secretario General
El 12 de
enero de 2023, usted informó al Consejo de Seguridad de que
estaba "muy preocupado" por las "iniciativas unilaterales"
del nuevo gobierno israelí. Usted añadió que "el Estado de derecho es el
núcleo para lograr una paz global (...) en línea con las resoluciones de la
ONU, el derecho internacional y los acuerdos previos". Como miembros de
la Red Global sobre la Cuestión de Palestina,
compartimos sus preocupaciones y creemos que el deterioro de la situación en
Palestina exige un cambio fundamental de visión y enfoque, junto con un
liderazgo audaz y valiente por su parte, señor Secretario General de las
Naciones Unidas. Siguiendo el espíritu de sus observaciones, la nueva
estrategia debe abordar las causas profundas y el núcleo de la cuestión
palestina sin resolver y restablecer la primacía del derecho internacional.
Una mayor
amenaza para los palestinos y la paz
El nuevo
gobierno de coalición israelí, que prestó juramento el 29 de diciembre de 2022,
se caracteriza ampliamente como el más "duro y religioso" desde la
creación de Israel, tanto en términos de composición como de intención
declarada. Vuelve a contar con Benjamin Netanyahu para un sexto mandato como
primer ministro, e incluye como poderosos ministros a los partidarios de la
línea dura kahanista, Itamar Ben-Gvir, líder del partido ultranacionalista
Poder Judío, y Bezalel Smotrich, líder del Partido del Sionismo Religioso, de
línea dura, ambos con opiniones racistas y supremacistas.
La coalición
ha sido clara en su manifiesto. Además de medidas destinadas a frenar la
independencia del poder judicial y cambios políticos beneficiosos
exclusivamente para determinados segmentos de ciudadanos judíos de Israel, el nuevo gobierno ha declarado: "El
pueblo judío tiene un derecho exclusivo e inalienable a todas las partes de la
Tierra de Israel. El gobierno promoverá y desarrollará el asentamiento en todas
las partes de la Tierra de Israel -en Galilea, el Néguev, el Golán y Judea y
Samaria". Esto no tiene precedentes, incluso va más allá de la Ley del Estado Nación de 2018, especialmente
con la referencia a la exclusividad de los derechos judíos "en todas las
partes de la Tierra de Israel" y haciendo que el territorio palestino
ocupado (TPO) sea indistinguible de Israel dentro de las líneas de 1967. Niega
así el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino,
reconocido como norma imperativa del derecho internacional. También proclama de
hecho la intención del gobierno de continuar con su política de anexión, una
grave violación de las Convenciones de Ginebra y un crimen de guerra, al tiempo
que abandona la fórmula internacionalmente reconocida para resolver la Cuestión
de Palestina basada en las resoluciones pertinentes de la ONU.
Esta nueva
realidad política constituye una amenaza sin precedentes para el pueblo
palestino, que se encuentra en la situación más precaria desde el comienzo de
Al-Nakba, la "catástrofe" que supuso el desplazamiento forzoso y el
exilio de tres cuartas partes del pueblo palestino al establecerse Israel. El
nuevo gobierno representa también una grave amenaza para Jordania, país que los
principales ministros del nuevo gobierno israelí consideran una patria
palestina alternativa, una antigua postura de la derecha israelí. Con un aumento significativo de la violencia ya
antes de la llegada del nuevo gobierno, existe un riesgo real de una era de
escalada sin precedentes en los TPO, Israel y más allá.
La realidad
que vive el pueblo palestino
Hace setenta
y cinco años, la ONU recomendó la partición como solución política para la
tierra de Palestina, en contra del deseo explícito del pueblo palestino y
violando su derecho a la autodeterminación, ya reconocido en aquel momento.
Hoy, el pueblo palestino está sometido a violaciones generalizadas y
sistemáticas de los derechos humanos por parte de un régimen israelí de apartheid,
ocupación y colonialismo de colonos, que contraviene las normas más
fundamentales del derecho internacional, y la opción de los dos Estados está en
gran medida fuera de su alcance, como subrayan aún más las declaraciones
políticas del nuevo gobierno israelí. Como señaló recientemente un antiguo
negociador israelí, Daniel Levy, en una declaración ante el Consejo de Seguridad,
"todo esto no es alarmista ni descabellado, sino más bien una
interpretación sobria y probablemente retrospectiva de la realidad vivida".
El manifiesto
del nuevo gobierno israelí y sus políticas y acciones dan más credibilidad a la
valoración cada vez más aceptada por los palestinos desde el periodo del
mandato de que Israel es un Estado colonial de colonos. La ocupación israelí de
la Franja de Gaza, Cisjordania, incluido Jerusalén Oriental, y el Golán sirio
ocupado, se ha convertido evidentemente en permanente, lo que equivale a una
anexión ilegal tanto de iure como de facto. Según
la Carta de la ONU, esto hace a Israel responsable de un acto de agresión.
Recientemente se ha solicitado a la Corte Internacional de Justicia que emita
una Opinión Consultiva sobre el tema.
Informes
autorizados y bien recibidos de expertos de la ONU, organizaciones de derechos
humanos y juristas, además de décadas de activismo de los palestinos a nivel de
base, han llegado a la conclusión de que Israel está cometiendo el crimen
internacional de apartheid contra el pueblo palestino,
incluidos los refugiados palestinos a los que se niega su derecho al retorno.
Esto tiene implicaciones de gran alcance, tanto en lo que se refiere a la
perspectiva de exigir responsabilidades a las autoridades y funcionarios
israelíes, como en lo que se refiere al planteamiento de una resolución de las
causas profundas de la discriminación sistemática en este contexto.
Un enfoque
fallido
Mucho antes
de estos acontecimientos, estaba claro que el enfoque de la comunidad
internacional sobre la cuestión de Palestina había fracasado. Los anteriores
esfuerzos de paz partían de la premisa de una falsa equivalencia entre dos
partes enormemente desiguales. Se esperaba que, si se les concedía el tiempo y
el esfuerzo suficientes, estas partes serían capaces de negociar de buena fe el
fin del conflicto. Sin embargo, la historia demuestra claramente que esta
enorme asimetría de poder sólo ha servido para consolidar la posición del
colonizador, en violación de las normas más fundamentales del derecho
internacional. De acuerdo con el marco normativo internacional surgido de la
Segunda Guerra Mundial, poner fin a la violación sistemática de los derechos
del pueblo palestino a la autodeterminación, a liberarse de la ocupación
militar extranjera, del colonialismo y del apartheid debería
ser inherente a cualquier solución y no puede ser objeto de negociación.
La atención
prestada por Occidente al desarrollo de instituciones palestinas similares a un
Estado ignoraba la realidad de que no podía haber soberanía efectiva bajo la
ocupación israelí y el régimen de apartheid. La misma atención
prestada al desarrollo de la economía palestina ignoraba el hecho de que Israel
ejercía un dominio absoluto sobre dicha economía en ausencia de una solución
política basada en el cumplimiento de los derechos humanos individuales y
colectivos. Se adoptó un enfoque humanitario de la cuestión de los refugiados
palestinos y se ignoró la necesidad de soluciones duraderas, sobre las que la
ONU había asumido una responsabilidad especial desde 1948.
Se necesita
una nueva estrategia
Por lo tanto,
es necesario un cambio fundamental en la estrategia de la ONU y de sus Estados
miembros para garantizar la plena realización de los derechos inalienables del
pueblo palestino. Nunca ha sido más urgente una resolución justa de la difícil
situación del pueblo palestino. Sin ella, en nuestra opinión, no hay
perspectivas de una coexistencia pacífica de los dos pueblos.
Como subrayan
las declaraciones del nuevo gobierno israelí, en la realidad actual es difícil
prever cualquier avance hacia una solución negociada de dos Estados. Aunque
sigue existiendo un consenso internacional a favor de esta solución, la nueva
estrategia debe corregir los fallos y fracasos de los planteamientos del
pasado. Esto no significa necesariamente apartarse del enfoque de los dos
Estados, pero el énfasis en una solución negociada no sólo contraviene el
derecho internacional, como se ha comentado anteriormente, sino que ha
permitido a Israel afianzar aún más su control sobre el pueblo palestino y sus
tierras y otros recursos. Los gobiernos occidentales y otros se resisten a
reconocer públicamente esta realidad, más bien siguen confiando en
que todavía se pueda negociar una solución de dos Estados a pesar de las
pruebas en contra. Por su parte, Israel seguirá confundiendo espuria y
agresivamente las críticas a sus acciones ilegales con el antisemitismo, lo que
también tiene el efecto de socavar la lucha contra el aumento del auténtico
antisemitismo y otras formas de racismo.
Con este
telón de fondo y con un Consejo de Seguridad paralizado y una Asamblea General
con un poder limitado para cambiar el statu quo, se requiere un liderazgo audaz
y valiente por su parte, señor Secretario General, para evitar un derramamiento
de sangre sin precedentes y, en su lugar, trazar un camino diferente y más
factible hacia una resolución pacífica y justa.
La ONU debe
liderar
Le recomendamos
que reafirme el papel de liderazgo de las Naciones Unidas en vista de la responsabilidad permanente de la Organización sobre la
Cuestión de Palestina. Los anteriores esfuerzos de paz convirtieron
la determinación del futuro de Palestina en un proceso esencialmente bilateral
entre dos partes desiguales, con Israel en posición de bloquear el progreso
mientras seguía consolidando su ocupación y anexión de la tierra palestina, en
violación del derecho internacional, como ha documentado ampliamente la ONU.
Sólo la ONU tiene la autoridad y la responsabilidad de cambiar esta situación,
guiándose por el derecho internacional y el amplio corpus de resoluciones y
otras directivas de la ONU que abordan los diversos aspectos de la cuestión sin
resolver de Israel/Palestina. Por lo tanto, le sugerimos respetuosamente que
ordene a las partes pertinentes de la Secretaría de la ONU y al sistema de la
ONU en general que desarrollen inmediatamente respuestas tanto operativas como
políticas a la evolución de la situación en Israel/Palestina.
Desde el
punto de vista operativo, con el aumento de la opresión militar desde principios
de 2022 y una probable nueva escalada, parece existir una necesidad urgente de
poner en marcha medidas similares a las adoptadas tras el estallido de la
primera intifada palestina, cuando el Consejo de Seguridad pidió en 1987 al
Secretario General "sus recomendaciones sobre los medios para garantizar
la seguridad y la protección de los civiles palestinos bajo ocupación
israelí" (UNSC res. 605 (1987)). Con el aliento reiterado del Consejo, el
entonces Secretario General encabezó la introducción de un plan de protección
innovador que eludía la objeción de Israel a los observadores de la ONU en los
TPO y que funcionó con éxito hasta la introducción de un autogobierno palestino
limitado tras los Acuerdos de Oslo. Merece la pena considerar el despliegue de una presencia protectora en una línea
similar, también sugerida en respuesta a una petición de la Asamblea General en
2018 (UNGA res. ES-10/20). Debería incluir medidas
especiales de protección para los niños palestinos, ya que 2022 ha sido el año más mortífero para los
palestinos en Cisjordania desde que la ONU comenzó a documentar
las causalidades en 2005.
En cuanto a
las respuestas políticas, el manifiesto del nuevo gobierno israelí y otras
políticas dejan muy claro que considera su control de todos los TPO tanto
exclusivo -es decir, sujeto a un sistema de discriminación racial y apartheid-
como inalienable -es decir, permanente, en violación de sus obligaciones como
Potencia Ocupante-, con la amenaza implícita de más traslados forzosos del
pueblo palestino. Tanto la Asamblea General como el Consejo de Seguridad han
denunciado la prolongada ocupación israelí, y la Asamblea General ya declaró ilegal la ocupación en 1977. En
previsión de la próxima Opinión Consultiva de la Corte Internacional de
Justicia, la política de la ONU debe reorientarse para dar prioridad a partir
de ahora al respeto del derecho internacional, no a las negociaciones.
Lo mismo cabe
decir del fin del sistema de apartheid. Aunque la situación en
Sudáfrica era diferente a la de Palestina, nos ha enseñado que el apartheid no
es algo que pueda reformarse mediante negociaciones; es necesario desmantelarlo
en su totalidad. En Sudáfrica esto supuso acabar con todas las manifestaciones
de opresión y dominación racial, incluida la supremacía blanca, el privilegio
colonial y la exclusividad, ya fuera en leyes, políticas y prácticas. Sólo
después de que el último gobierno supremacista sudafricano aceptara lo
inevitable, comenzaron en serio las negociaciones sobre una nueva constitución.
Refugiados
palestinos
Como
componente importante de esta acción urgente, le recomendamos que fomente un
nuevo enfoque de la cuestión de los refugiados palestinos, reintroduciendo la
búsqueda de soluciones duraderas -ante todo, reafirmando el derecho de los
refugiados al retorno, la restitución y la compensación- mediante un enfoque
ampliado de la protección. Este enfoque debería aprovechar las oportunidades
que ofrece la Declaración de Nueva York de 2016 sobre Refugiados y Migrantes,
aprovechando los conocimientos y la experiencia tanto del OOPS (UNRWA) como de
ACNUR, como varios de nosotros hemos propuesto recientemente (ver aquí y aquí). Esto daría un nuevo impulso a la acción
internacional en favor de los refugiados palestinos. No necesita esperar - y
podría ayudar a avanzar - una perspectiva más positiva para el proceso político
más amplio. También ayudaría a situar a la UNRWA sobre una base financiera más
sólida.
Conclusión
En esta
encrucijada crítica para Israel y Palestina y para la región en general, es
necesario un liderazgo audaz y proactivo por parte de la ONU. El derecho
internacional y la responsabilidad permanente de la ONU sobre la cuestión de
Palestina hacen que la comunidad internacional esté obligada legal, política y
moralmente a apoyar a la ONU para que responda de manera eficaz y global a las
amenazas y acciones del nuevo gobierno israelí y al consiguiente y probable
deterioro de la situación en Palestina.
Reconocemos
que esta iniciativa encontrará, sin duda, una importante resistencia por parte
de Israel y de aquellos otros Estados miembros que prefieren el opresivo statu
quo. Le instamos a que resista estas presiones y restablezca la
independencia de acción de la ONU en la búsqueda de una resolución justa de
esta cuestión, que durante más de siete décadas ha sido la más duradera en la
agenda de la Organización. Los beneficios a largo plazo para la credibilidad de
la ONU en todo el mundo serán considerables.
Dr. Lex
Takkenberg
Asesor
Principal sobre la Cuestión de Palestina y
Coordinador
de la Red Global sobre la Cuestión de Palestina (cuyos miembros han sido
consultados para la elaboración de esta carta)
Renacimiento
Árabe para la Democracia y el Desarrollo (ARDD)
Ammán -
Jordania
Firma la
Iniciativa Ciudadana Europea de prohibir el comercio entre la UE y
asentamientos de los Territorios Ocupados
https://stopsettlements.org/spanish/
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