Cerca de la mitad de los judíos israelíes quiere que los árabes sean expulsados o deportados de Israel, de acuerdo a una encuesta sobre divisiones religiosas en el país.
Casi la mitad de los israelíes judíos están a favor de que sus compatriotas árabes sean "expulsados o trasladados" a otro país, según un sondeo difundido este martes y que refleja un menor optimismo de cara a unas hipotéticas conversaciones de paz con la Autoridad Palestina.
La encuesta, elaborada por el estadounidense Pew Research Center a partir de 5.600 entrevistas, pulsó la opinión de la ciudadanía de Israel entre octubre de 2014 y mayo de 2015, un contexto en el que aún estaba reciente la última ofensiva militar sobre la Franja de Gaza.
Uno de los apartados pregunta a los entrevistados si "los árabes deberían ser expulsados o trasladados desde Israel", a lo que el 48 por ciento responde de forma afirmativa. Un 27 por ciento está a favor y un 21 por ciento se declara especialmente partidario de la media.
En el lado contrario, un 46 por ciento se muestra en contra de una posible iniciativa de expulsión para la comunidad árabe, según los resultados que también recoge 'Haaretz'.
Algunos expertos consultados por este diario han cuestionado la vaguedad de la pregunta, mientras que la propia firma encuestadora ha defendido que se trata de una fórmula directa y simple.
En materia de discriminación, alrededor de un tercio de los musulmanes reconocen que han sufrido algún tipo de sectarismo por motivos religiosos, un 17 por ciento ha sido interrogado por las fuerzas de seguridad y un 15 por ciento ha sufrido amenazas o ataques.
La encuesta también refleja un descenso en la proporción de ciudadanos de Israel que ven con pesimismo la posibilidad de firmar la paz con los palestinos, algo que ya sólo contemplan el 43 por ciento de los judíos y el 50 por ciento de los árabes. El descenso es especialmente significativo en el caso de estos últimos, al caer desde el 74 por ciento reflejado en un sondeo de 2013.
Uno de los obstáculos que separa a los gobiernos de Benjamin Netanyahu y de Mahmud Abbas es el mantenimiento y expansión de los asentamientos israelíes en Cisjordania, unos enclaves que, según el 42 por ciento de los judíos, ayudan a la seguridad de Israel.
Fuente: Agencia Europa Press
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