El deporte forma parte de la colonización
Santiago González Vallejo
Comité de Solidaridad con la Causa Árabe
El Real Madrid y el Maccabi de Tel Aviv se enfrentan en un partido de baloncesto. Forma parte de la liguilla que organiza la Federación Europea de Baloncesto, a su vez ligada a la federación internacional de ese deporte, FIBA. FIBA Europa y FIBA son los equivalentes a la UEFA y FIFA de fútbol.
Todas esas federaciones - asociaciones - empresas del deporte tienen códigos éticos largos y extensos y forman parte de la complicidad o parte del doble rasero. Cuando se les ha puesto ante la disyuntiva de hacer cumplir sus códigos éticos y normas federativas de no aceptar la discriminación, el hacer respetar el derecho internacional ante la política de ocupación israelí que abarca los asentamientos o hacer la vista gorda y saltarse sus propias normas o redactar otras ad hoc ante la existencia en las ligas israelíes de futbol y baloncesto (y otras) de equipos de las colonias, ilegales, en territorio conquistado por Israel han optado siempre por lo segundo. Israel el niño malcriado occidental al que se le aplaude y consiente todo, hasta el genocidio.
En el caso del fútbol, la Federación Palestina, con los Estatutos en la mano, pidió la suspensión de la federación israelí de fútbol de la FIFA. Se creó una comisión de estudio que alargó el procedimiento y se dictó, que algo cambiase para que todo siguiera igual, con una hipocresía monumental y, casualmente, denuncias de corrupción de su dirigencia por parte de Estados Unidos que hasta entonces, por lo visto, no se habían dado cuenta.
Esa tarjeta roja al fútbol colonial israelí todavía no ha logrado un desenlace final. Se sigue aplazando por parte de la FIFA la resolución definitiva de la reclamación palestina y ahora del cumplimiento de la Opinión de la Corte Internacional de Justicia que reclama a la comunidad internacional, a los Estados y demás agentes, que no den ninguna facilidad al ocupante israelí de colonizar o aceptar como israelí territorio conquistado. Si las federaciones 'deportivas' israelíes favorecen la colonización al permitir el desarrollo y la normalización de la ocupación por la integración de equipos o jugadores de las colonias en sus federaciones deben ser excluidas de las competiciones internacionales. Es claro el mandato de la Corte internacional de Justicia que se apoyan en las Convenciones de Ginebra, múltiples resoluciones de las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad y el conjunto del derecho internacional que no da legitimidad a la conquista militar.
Pero todas estas dilataciones en el tiempo, para no hacer los deberes, por parte de las federaciones deportivas internacionales, no ocurrieron cuando fueron excluidas las federaciones rusas (y sus equipos y jugafores federados) de las competiciones internacionales tras la invasión de Rusia a Ucrania. El ministro Albares, que se apunta a tirar todos los corners mirando a Washington, fue de los primeros en solicitar la exclusión deportiva rusa:
Albares tiene gran facilidad para decir firmemente dos cosas contradictorias según señale la veleta de su mirada. Y, así, donde argumentó el rechazó a Rusia y a los equipos federados, reprocha a quienes señalan a Israel y su política cotidiana de larga data colonizadora, a Podemos y al conjunto de la ciudadanía por considerar que los equipos israelíes no deben competir y mantener la normalización israelí sobre la ocupación y la comisión de genocidio. ¿Se acuerda del boicot a la Sudáfrica supremacista?
Pero, además, de las esferas políticas, también hay responsabilidad de los equipos deportivos que se enfrentan a los equipos de las federaciones israelíes.
La Federación de fútbol de Noruega ha pedido que se investigue a Israel y la conveniencia de que Israel participe en la competición.
El Real Madrid ni siquiera se ha planteado hacer algo parecido. En ese jugar dos bandas, mantiene una Fundación que daba caridad a cientos de niños palestinos. También recibió a la niña palestina Aheb Tamimi, cuya familia lucha contra las expropiaciones de los colonialistas israelíes y ha sufrido cárcel.
Pero a continuación, aceptó el parné de la multinacional HP para que luciese su logotipo en la equipación de sus jugadores.
HP es el acrónimo de Hewlett Packard Enterprise Company, empresa estadounidense de tecnología de la información, cuya filial israeli israelí proporciona servidores, software y servicios a la Policía y al Servicio Penitenciario de Israel, Registro de población de la población palestina, incluyendo a los de ciudadanía israelí, y a los sirios de los Altos del Golán, con el sistema Aviv. El registro es actualizado constantemente por la Autoridad de Población e Inmigración de la Administración Civil Israelí (ACI), ubicada en el asentamiento de Beit El en la Cisjordania ocupada. Los datos del Registro son utilizados sistemáticamente por Israel para la implementación de políticas discriminatorias contra los palestinos, documenta todos los cruces bajo control israelí, incluido el Puente Allenby, que es el único acceso de los residentes palestinos de Cisjordania para viajar al exterior, y anteriormente el puesto de control de Erez, que era el único cruce para el movimiento de personas entre la sitiada Gaza e Israel y Cisjordania, ambos controlados y sujetos a las autoridades israelíes.
Es decir, el Real Madrid se ha comprometido a publicitar a HP, una de las empresas donde la campaña cívica de Boicot, desinversiones y sanciones (BDS) hace hincapié por su compromiso con los crímenes de ocupación israelí y la que combate Ahed Tamimi, una resistente palestina.
HP, la FIFA, la UEFA, la FIBA, como las empresas Carrefour, CAF, como ya lo está la española Edreams, son las empresas y entidades que el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas está considerando incluirlas en la relación de empresas y entidades criminales por su apoyo y lucro con la ocupación y colonización palestina (y siria). De hecho, la relatora especial de la ONU para los territorios palestinos, Francesca Albanese, está elaborando su próximo informe dedicado a la participación empresarial y de organizaciones en la colonización de Palestina.
El apoyo a la paz justa en Palestina, la defensa del derecho internacional y el respeto a la Corte internacional de Justicia y a la Corte Penal Internacional, incluso a la apuesta del reconocimiento del Estado de Palestina que dicen guiar la acción de la política exterior española se deben implementar en acciones concretas de prohibir el comercio con los asentamientos y suspender a las federaciones israelíes y a sus jugadores comprometidos con la ocupación y colonización. Lo otro es diletantismo y, de facto, complicidad.
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