Antes del amanecer del viernes por la mañana, Alí Dauabcha, un bebé palestino de 18 meses, murió quemado vivo en un ataque contra dos casas de la aldea de Duma, en el norte de Cisjordania. Esta no ha sido la primera vez que colonos judíos han quemado vivo a un palestino.
Un familiar vela el cuerpo sin vida de un bebé palestino de 18 meses, Alí Dauabcha, que fue asesinado después de que unos supuestos colonos judíos lanzara varios cócteles Molotov contra su casa, en Duma, Cisjordania, el 31 de julio. (Foto: Ahmed Talat / APA Images)
Antes del amanecer del viernes por la mañana, Alí Dauabcha, un bebé palestino de 18 meses, murió quemado vivo en un ataque contra dos casas de la aldea de Duma, en el norte de Cisjordania. Esta no ha sido la primera vez que colonos judíos han quemado vivo a un palestino.
Dada la impunidad que Israel concede a sus colonos, ¿qué posibilidades hay realmente de que los asesinos de Alí sean llevados ante la justicia?
“Vimos a cuatro colonos huyendo a toda prisa”, ha dicho Musalam Dauabcha, uno de los aldeanos que intentó ayudar, a la agencia de noticias palestina Maan. “Tratamos de cogerles, pero huyeron hacia el asentamiento cercano de Maaleh Efraim”.
Una pintada en las paredes de una de las casas atacadas, escrita en hebreo, dice “Venganza”. Otra más, en otra pared, dice “Larga vida al Mesías Rey”. (Foto: Ahmed Talat / APA Images).
Los atacantes también dejaron unas pintadas hechas en las paredes de la casa: junto a una estrella de David, decían “Venganza” y “Larga vida al Mesías Rey”.
La madre de Alí está ahora en estado crítico, con graves quemaduras en el 90 por ciento de su cuerpo. El padre tiene quemaduras en el 80 por ciento y el hermano, de 4 años, en el 60 por ciento de su cuerpo.
Lágrimas de cocodrilo
Tras este horror, las autoridades israelíes, desde el primer ministro Benjamín Netanyahu hacia abajo, han puesto en escena una ostentosa demostración de condena y pena, comprometiéndose a llevar a los asesinos ante la justicia.
Estoy conmocionado por el asesinato de Alí Dauabcha. Es un acto reprobable y horrible de terrorismo en todos los sentidos. pic.twitter.com/m9JXsk7YHg— Benjamín Netanyahu (@netanyahu) 31 julio 2015Es alentador ver a líderes de todo el espectro político y social de Israel –de derechas y de izquierdas, religiosos y laicos– levantarse en contra del asesinato del niño palestino.— Avi Mayer (@AviMayer) 31 julio 2015
Al mismo tiempo, la ocupación ha comenzado su operación de castigo colectivo contra los palestinos, desplazando refuerzos a Cisjordania para reprimir posibles protestas e impedir la entrada de los palestinos a la mezquita de Al Aksa, en Jerusalén Este.
Fotos de la familia Dauabcha se encuentran esparcidas entre los escombros de la casa. (Foto: Ahmed Talat / APA Images)
Resulta difícil imaginar una muestra más hipócrita que las lágrimas de cocodrilo de los mismos líderes que perpetraron la masacre de 2.200 palestinos en Gaza el año pasado, de los cuales más de 500 eran niños, fingiendo ahora indignación por el asesinato de uno más.
Evidentemente, las declaraciones israelíes tienen un objetivo concreto: tratar de presentar el asesinato de Alí Dauabcha como algo excepcional y oscurecer la realidad de que la violencia de los colonos forma parte consustancial de la estructura de la ocupación y el apartheid israelíes.
Para Israel, esto es meramente una crisis de relaciones públicas y las expresiones de indignación y “tristeza” no son más que la hasbará (propaganda) prescrita por los asesores de imagen.
Igualmente hipócritas son las condenas del gobierno de EEUU, que se jacta regularmente de lo mucho que ha hecho para armar y financiar a Israel y protegerle de cualquier rendición de cuentas.
Como ha dicho una satírica cuenta de Twitter,
Mi mensaje a los vigilantes que mataron a Alí Dauabcha es claro: si quieren asesinar a bebés palestinos, pónganse un uniforme. #Duma— Benjamín Netanyahu (@Ask_Netanyahu) 31 julio 2015
‘Era cuestión de tiempo’
“El que quemaran a un niño era solo cuestión de tiempo”, ha declarado esta mañana, después del ataque, el grupo israelí de derechos humanos B’Tselem.
“Esto se debe a la política de las autoridades que consiste en no aplicar la ley a los israelíes que atacan a los palestinos y sus propiedades”, ha añadido el grupo. “Esta política crea impunidad para los crímenes de odio y anima a los agresores a seguir adelante, lo cual tiene consecuencias tan horribles como las de esta mañana”.
“En los últimos años, civiles israelíes han prendido fuego a gran cantidad de casas, mezquitas, empresas, tierras agrícolas y vehículos palestinos en Cisjordania”, ha dicho B’Tselem. “La gran mayoría de estos casos nunca se han resuelto y en muchos de ellos, la policía israelí ni siquiera se ha molestado en investigar”.
La impunidad y la pasividad es la norma, incluso en los casos más brutales y atroces.
Hace poco más de un año, un grupo de jóvenes israelíes secuestró y quemó vivo a Mohamed Abú Judeir en Jerusalén Este.
En ese caso, la policía israelí se tomó todo el tiempo del mundo para encontrar a los sospechosos, a pesar de que tenía una cinta de vídeo que mostraba sus rostros y el coche con el que lo secuestraron (vídeo publicado en primera instancia por The Electronic Intifada).
Posiblemente, fue debido a la ola de indignación internacional que se molestaron en arrestar a los sospechosos.
El caso sigue su lento caminar por los tribunales israelíes y hay pocas razones para confiar en un sistema que trata a los israelíes que atacan o asesinan a los palestinos con extrema indulgencia.
Este mes, dos israelíes que quemaron una escuela mixta, con escolares judíos y árabes, de Jerusalén han recibido una leve condena, a pesar de que no mostraron el menor arrepentimiento. Al salir del juicio, declararon que el crimen “valió la pena” con el fin de disuadir la “convivencia” de judíos y árabes.
Quemados en un taxi
El 16 de agosto de 2012, unos colonos quemaron viva a una familia palestina que viajaba en un taxi.
Yamila Hasán, su marido Aymán y sus hijos Imán, de cuatro años, y Mohamed, de seis, viajaban en un taxi por el sur de Belén, en la Cisjordania ocupada, junto con otro pasajero y el taxista.
El coche fue golpeado por un cóctel Molotov. Aymán y los dos niños resultaron gravemente heridos. Mohamed sufrió quemaduras muy graves en todo su cuerpo.
“Estamos perdidos, nuestras vidas se han vuelto del revés. El padre, el hijo y la hija están en mundos diferentes, nuestra vida es difícil y miserable”, dijo Yamila a la agencia de noticias palestina Maan dos semanas después del ataque.
Mohamed acababa de salir de la agonía de una nueva intervención quirúrgica. “Él grita de dolor”, dijo.
Todo este tiempo, ha habido promesas israelíes de “justicia”, pero, ¿qué ha sucedido?
La policía arrestó a tres menores de un asentamiento judío cercano y dijo al juez que había encontrado huellas dactilares en el lugar de los hechos que vinculaban a los sospechosos con el ataque.
Según Haaretz, el juez Yaron Mintkevich dictó prisión preventiva para los chicos, “con gran dolor de corazón, debido a su edad”. Al parecer, tenían entre 12 y 13 años. Pero en enero de 2013, los fiscales israelíes retiraron el caso por “falta de pruebas”.
Si hubieran sido niños palestinos, acusados de arrojar piedras a los soldados de ocupación, les habrían mantenido en prisión preventiva durante meses, sometiéndoles a todo tipo de abusos y torturas para obligarles a confesar.
Evidentemente, no es así como Israel trata a sus propios colonos, que están sujetos a la ley civil israelí, mientras que los palestinos, incluidos los niños, están sometidos a tribunales militares israelíes ilegítimos.
Desmantelar el ‘apartheid’ israelí
Esta discriminación colonial es un recordatorio de que los colonos no son la causa, sino meramente una fea manifestación de la violencia colonial israelí, que tiene sus raíces en el sionismo y que es alimentada desde las altas esferas.
¿Quién puede creer que un ministerio de “justicia” dirigido por Ayelet Chaked –que en una destacada apología del genocidio el año pasado llamaba a matar a las madres palestinas para que no dieran a luz “pequeñas serpientes”– vaya a hacer justicia?
Tal vez los colonos que asesinaron a Alí tomaron en serio las palabras de Chaked o de cualesquiera otros políticos israelíes que, una y otra vez, incitan a la violencia contra los palestinos.
La conclusión es esta: el asesinato de centenares de niños en Gaza el verano de 2014, el asesinato de Mohamed Abú Judeir, quemado vivo, el ataque que acabó con la vida de Alí Dauabcha… forman parte del precio que los palestinos deben pagar para que Israel siga existiendo y expandiendo sus fronteras como un autodeclarado “estado judío” y racista.
Alí Dauabcha o cualquier otro palestino solo podrán conseguir algo de justicia de un sistema israelí de apartheidcuando este sea completamente desmantelado.
Sobre el autor: Alí Abunimah es cofundador de The Electronic Intifada y autor de The Battle for Justice in Palestiney One Country: A Bold-Proposal to End the Israeli-Palestinian Impasse.
Sobre el traductor: Javier Villate mantiene el blog Disenso, con artículos, análisis y traducciones sobre Palestina, Israel y Medio Oriente. Le puedes seguir en Twitter como @bouleusis
Fuente: Alí Abunimah, The Electronic Intifada / Traducción: Javier Villate en el Blog Disenso
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