La organización terrorista deja al menos 94 muertos y más de 150 heridos en tres atentados suicidas en concurridos distritos de la capital iraquí
Tres ataques reivindicados por el autodenominado Estado Islámico (IS, según sus siglas en inglés) han transfigurado este miércoles Bagdad en una carnicería. Al menos 94 personas han perdido la vida y más de 150 han resultado heridas.
La cadena de atentados, la más salvaje que ha sacudido la capital iraquí en el último año, ha arrancado a primera hora de la mañana. Un coche bomba estalló en un abarrotado mercado de Ciudad Sadr, un populoso distrito emplazado en el este de Bagdad de mayoría chií y de donde proceden destacados cuadros de las milicias chiíes que combaten a los yihadistas junto al ejército iraquí y las tropas kurdas. A última hora de la tarde de este martes, el balance del primer atentado ascendía a 64 muertos y 82 heridos.
"La fuerza de la explosión me desplazó unos metros y perdí el conocimiento durante unos minutos", ha declarado a Associated Press Karim Saleh, uno de los supervivientes. Según un testigo, el artefacto explosivo viajaba a bordo de una furgoneta repleta de fruta y hortalizas. Su conductor ha aparcado el vehículo y se ha esfumado velozmente entre la multitud que desfilaba por el páramo en plena hora punta.
Entre las víctimas, en su mayoría mujeres y niños, figuraban las novias que se acicalaban para su enlace nupcial en un salón de belleza cercano. Entre losvehículos reducidos a amasijos de hierro y los negocios arrasados por el fuego, los presentes protagonizaron una protesta culpando del baño de sangre y los errores de seguridad a las fuerzas del orden y las autoridades.
En un comunicado difundido a través de las redes sociales, el IS ha publicado la identidad y fotografía de los suicidas. En el primer caso, fue un militante llamado Abu Ali Ansari el firmante de una matanza que tuvo como blanco los grupos chiíes que componen 'Hashid Shaabi' [Movilización popular, en árabe].
Horas más tarde, ya entrada la tarde, otras dos embestidas han alcanzado Bagdad. Una explosión se registró junto a una comisaría en Kadhimiya, un barrio de mayoría chií donde se ubica un importante santuario, lugar de peregrinajechií. Al menos 18 personas -entre policías y civiles que esperaban en el puesto de control- han fallecido.
Al unísono, otra arremetida ha golpeado las puertas del distrito de Jamia, habitado en su mayoría por suníes, dejando 12 muertos. Según la agencia de noticias Al Amaq -afín al IS-, ambas acciones han sido obra de dos kamikazes que portaban sendos cinturones de explosivos.
Las escenas de dolor y muerte que han recorrido las calles bagdadíes son laenésima demostración de fuerza de la organización que dirige Abu Bakr al Bagdadi, que -aunque ha perdido el tercio de su territorio en Irak y se prepara para tratar de contener la reconquista de Mosul- mantiene una red de células durmientes en la capital con capacidad para preparar coches bomba y entrenar a una legión de terroristas suicidas.
Como ya hiciera su germen, Al Qaeda en Irak, el IS ha logrado hallar refugio en el llamado "cinturón de Bagdad", formado por locales como Latifiya o Madaen, en el Sur; la conocida Abu Ghraib, en el Oeste; o Mushahada y Taji en el Norte. "El IS está usando el extrarradio de la ciudad como base, cobijando a cientos de combatientes y suicidas y ubicando sus factorías para preparar coches bomba", ha advertido Qais al Jazali, el caudillo de una milicia chií, en una reciente entrevista en la televisión local. Para tratar de proteger los alrededores, el Gobierno ha desempolvado la idea de construir una valla de cemento de tres metros de altura y una zanja de tres metros de ancho a lo largo de la frontera urbana.
"El enemigo pierde cada vez más terreno. Así que recurre a estos ataques desesperados", ha afirmado este miércoles el general de división estadounidense Gary Volesky, comandante de las fuerzas terrestres en la misión contra el IS. La oficina del primer ministro iraquí ha recalcado que "las últimas explosiones no detendrán la lucha contra el 'daesh' (acrónimo en árabe del Estado Islámico)".
Los intentos de desestabilizar el corazón del deshilvanado Irak se producen en mitad de la parálisis política y el caos que se vive en Bagdad. A principios de este mes los partidarios del clérigo chií Muqtada al Sadrpenetraron en la protegida Zona Verde y asaltaron el Parlamento iraquí exigiendo el fin de la corrupción y el inicio de unas reformas que los principales partidos políticos se resisten a aprobar.
A pesar del ultimátum lanzado por Al Sadr y sus adláteres, el Hemiciclo no ha albergado aún la sesión en la que se someterá a votación la polémica remodelación ministerial. Desde que cientos de manifestantes ocuparan brevemente los escaños de sus señorías, las fuerzas de seguridad han estado en alerta ante el temor de que los yihadistas aprovecharan el desorden para atentar en la ciudad.
"Vivir en Bagdad nunca resultó fácil, desde la bombas a la corrupción y todo lo demás. Durante los últimos ocho meses hemos sido testigos, además, de una ola de protestas que han ido escalando hasta llegar a su máximo nivel", señala a EL MUNDO desde la urbe el activista Haidar al Shakeri. "Los políticos deberían pensarse dos veces qué hacen antes de tomar cualquier decisión. Mucha gente es consciente ahora de que pueden salir a las calles y reclamar sus derechos", concluye.
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