De tanto en tanto se compara la actitud de Israel respecto a los palestinos con la actitud de la Alemania nazi respecto a los judíos en los años treinta.
Esta comparación la formulan generalmente políticos de la izquierda israelí y políticos árabes israelíes y en cada ocasión suscita una fuerte condena del sistema establecido.
Naturalmente, las comparaciones no incluyen lo ocurrido en los años cuarenta, cuando se aplicó la llamada Solución Final, es decir el exterminio masivo de sectores que los nazis consideraban particularmente dañinos e indeseables.
La comparación suele hacerse con los años treinta cuando todavía no se había adoptado la Solución Final. Algunos políticos europeos han formulado comentarios en el mismo sentido y automáticamente han sido calificados de antisemitas.
Este último miércoles, coincidiendo con la jornada de recuerdo del Holocausto en Israel, una nueva voz se ha unido al concierto de quienes ven similitudes entre el Israel contemporáneo y la Alemania de los años treinta.
El general Yair Golan, que es el subjefe del estado mayor del ejército, es decir el número dos del jefe del estado mayor, ha vuelto a realizar la comparación, afirmando que existen “tendencias nauseabundas” en el Israel contemporáneo similares a las de la Alemania nazi de los años treinta.
“Si hay algo que me asusta en el día del recuerdo del Holocausto es apreciar las nauseabundas tendencias que tuvieron lugar en Europa en general, y en Alemania en particular, hace setenta, ochenta y noventa años, y ver que (esas tendencias) las tenemos aquí entre nosotros en el año 2016”, ha dicho el general Golan.
Naturalmente, le han llovido críticas por todas partes, de manera que el general Golan se ha visto obligado a rectificar y retirar sus palabras.
No obstante, estos comentarios, que no son insólitos, deberían obligar a Israel a examinar las políticas de apartheid que aplica en los territorios ocupados, y a la comunidad internacional, especialmente a Europa, a no tolerarlas. En la mano de Bruselas está la decisión de acabar con ellas. Sin embargo, los grandes líderes de la democracia europea siguen mirando hacia otro lado para no enfrentarse al monstruo.
Fuente: Eugenio García Gascón, Blog Público - España
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