PLAN
PARA GAZA
El plan de paz elaborado por Trump y acordado con
Netanyahu ha sido acogido por los gazatíes como una tabla de salvación ante una
situación tan desesperada después de dos años terribles de contínuos
bombardeos.
Pero es mas que una
ilusión creer que Israel, un Estado que ha llevado a cabo un genocidio, respete
un alto el fuego duradero o cumpla los términos de un plan de paz, incluso uno
tan sesgado a su favor.
Entre las opiniones que analizan el Plan recojo las de Jonathan
Cook , autor de tres libros sobre el conflicto palestino-israelí. Ha
ganado el Premio Especial de Periodismo Martha Gellhorn.
En
el punto inicial del «plan de paz» de Trump plantea como necesaria la
desradicalización de las dos partes, Israel y los palestinos. Hablar de
desradicalización no es tener en cuenta qué es l «radicalizarse» cuando se vive
en una situación extrema. Y no hay ningún lugar en el planeta más extremo que
Gaza.
Cook
pone de relieve las creencias y actitudes de fondo de la población israeli y
cita varias encuestas realizadas al respecto. Cito algunas de ellas:
El
pasado mes de mayo, el 64% de los israelíes afirmaba creer
que «no hay inocentes» en Gaza, un lugar donde aproximadamente la mitad de los
dos millones de habitantes son niños.
Otra encuesta realizada a principios de este año reveló
que el 82% de los judíos israelíes estaba a favor de la expulsión de los
palestinos de Gaza.
Más de la mitad, el 56%, también apoyaba la
expulsión forzosa de los ciudadanos palestinos de Israel, a pesar de que esa
minoría ha mantenido la cabeza gacha durante todo el genocidio, por miedo a
cosechar una tormenta si alzaba la voz.
Además,
el 47% de los judíos israelíes aprobaba el asesinato de todos los habitantes de
Gaza, incluso de los niños.
Segun
este autor esta actitud agresiva, incluso racista, viene de antes del atentado
de Hamas.
“No
fue el exministro de Defensa Yoav Gallant quien inició la tendencia de llamar «animales humanos» a los
palestinos de Gaza. Los políticos y los líderes religiosos los han descrito, desde la
creación de Israel, como «cucarachas», «perros», «serpientes» y «burros». Es
este largo proceso de deshumanización lo que ha hecho posible el genocidio. “
Es
repudiable que este Israel ha sido apoyado desde sus inicios por los países
europeos, y sostenido, en todo el proceso de la ocupación y genocidio de Gaza,
por los Estados Unidos y la Unión Europea.
Valga
como muestra la recepción por el primer ministro británico Keir Starmer, u
otros líderes occidentales, del presidente de Israel, Isaac Herzog, quien al
comienzo de la matanza en Gaza ofreció la justificación central para el
genocidio, argumentando que nadie allí -ni siquiera su millón de niños-
era inocente.
Concluye
este autor que “ahora se necesita en Occidente una campaña de
desradicalización mucho más profunda que la que se llevó a cabo en la Alemania
nazi, una en la que nunca más se permita que se normalice el asesinato de
decenas de miles de niños, retransmitido en directo a nuestros teléfonos. A las
bajas humanas hay que añadir las de los colegios, las universidades, las
bibliotecas, el patrimonio, los cines.
La cultura ha desaparecido de Palestina. No es
casualidad. Aniquilando la cultura se aniquila la memoria, se aniquila a
quienes alzan la voz, se aniquila a quienes podrían contar la historia de este
pueblo... (Esto me
recuerda a Benjamin, y otros autores que valoran el pasado, la memoria como
algo fundante, sin lo que no hay futuro)
No es el judaismo, sino el sionismo ultra. el que
utiliza el sistema educativo imperante en Israel que les lleva a considerar
como histórico el libro de Josué. que
pedía a los hebreos que para adueñarse de un territorio tenían que acabar con todo germen de vida de la población
anterior
Desradicalizar
a Israel supone un giro radical del sionismo ultranacionalista y de su falso
intento de cobertura bíblica. El judaismo profético tradicional siempre ha sido
internacionalista y sus ejes éticos han sido la justicia y la misericordia, la
acogida del extraño, y la defensa de los pobres.
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